Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


HACIA LA BÚSQUEDA DE UN PENSAMIENTO FILOSÓFICO CUBANO SOBRE LA RELACIÓN HOMBRE-NATURALEZA

Autores e infomación del artículo

Adriana Mercedes Ortiz Blanco *

Universidad de Oriente. Cuba

adrianac@uo.edu.cu

Resumen
La indagación acerca de la relación hombre-naturaleza se convierte en nuestros días en una necesidad no solo de Cuba sino a nivel internacional, se precisa de medidas urgentes y efectivas que conlleven a concientizar la necesidad de una educación,  una ética y cultura, que como premisa, consideren la naturaleza no como algo que podemos dominar sin prever los resultados negativos que esto puede acarrear para el hombre como parte componente y producto más valioso de ella.
La necesidad del estudio de esta problemática con herramientas filosóficas forma parte del resultado investigativo de un grupo de estudiosos de la filosofía en Cuba, los cuales realizan importantes propuestas a lo que se le puede denominar pensamiento filosófico sobre la relación hombre-naturaleza, que intentan romper con el pensamiento que sentó las bases de una visión de la naturaleza como almacén de materias primas al servicio del hombre y un antropocentrismo sin límites.
En el breve espacio de este artículo nos proponemos valorar las principales ideas del pensamiento filosófico cubano sobre la relación hombre-naturaleza a partir de los años 90 del pasado siglo XX.

Palabras claves: hombre – naturaleza- sociedad- filosofía- cognoscitivo

Abstract

The inquiry into the relationship between man and nature becomes in our day a need not only of Cuba but at an international level, it requires urgent and effective measures that raise awareness of the need for education, ethics and culture, which Premise, consider nature not as something we can master without anticipating the negative results that this can bring to man as a component part and most valuable product of it.
The need to study this problem with philosophical tools is part of the research results of a group of scholars of philosophy in Cuba, who make important proposals to what may be called philosophical thinking about the relationship between man and nature, who try to break With the thought that laid the foundation of a vision of nature as a warehouse of raw materials at the service of man and a limitless anthropocentrism.
In the short space of this article we propose to evaluate the main ideas of Cuban philosophical thinking about the relationship between man and nature since the 1990s.

Key words: man - nature - society - philosophy - cognitive

 

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Adriana Mercedes Ortiz Blanco (2017): “Hacia la búsqueda de un Pensamiento Filosófico Cubano sobre la relación hombre-naturaleza”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (agosto 2017). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2017/08/pensamiento-hombre-naturaleza.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1708pensamiento-hombre-naturaleza


  1. INTRODUCCIÓN NECESARIA

La forma en que el hombre se ha vinculado con la naturaleza es expresión de una concepción del mundo, es decir, está motivada por múltiples circunstancias históricas. En los albores del desarrollo de la sociedad los hombres poseían una visión del mundo donde la  intuición, la fantasía, la imagen mítica, la religión y la vida práctica se entrelazan como cosmovisión, como sistema de nociones, representaciones acerca del mundo que nos rodea.
Lo anterior le imprime un carácter histórico a dicho vínculo porque a medida que la sociedad evoluciona, la visión del hombre se modifica, tiene por tanto un alcance teórico y cognoscitivo determinado por la  actitud de este hacia el mundo. La evolución  filosófica del estudio del hombre y la naturaleza desde sus orígenes en la antigüedad la ha caracterizado como una tendencia, explicar los procesos a través de un pensamiento único incluyendo lo diverso como una problemática que involucra lo natural y lo social, los  valores, sentimientos, percepciones e interpretaciones de la vida que determinan los fines, los objetivos y la jerarquía de acciones en el desenvolvimiento del hombre ante la naturaleza.
Uno de los primeros estudios de la temática se encuentra en Gordon Childe (1954) y se caracteriza por ser una indagación acerca del origen de las civilizaciones, el lugar desempeñado por los instrumentos de trabajo, el dominio de los hombres sobre las fuerzas de la naturaleza, 1 se sientan las bases de la producción de la energía que incrementa su impacto sobre la naturaleza en proporciones no previstas. 
En este momento comienza, además, un agotamiento de la fauna con la caza de mamut, siervos, renos, lo que constituye una afectación al medio  y es el germen de la incidencia negativa humana a la naturaleza, sin una predicción futura. Arnold Toynbee (1949) realizó estudios desde lo histórico - geográfico en relación con el hombre y la naturaleza,  la acción agrícola que implica la tala de bosques. En Egipto y Mesopotamia  se desarrollan  civilizaciones en un entorno hidrológico en las márgenes de los ríos Nilo, Éufrates, Tigris,  que son zonas húmedas y, por tanto tierras fértiles, con valles fluviales y llanuras.
Ambos estudios, aunque directamente no se desarrollan desde la perspectiva filosófica, van destacando el lugar del hombre en su relación con la naturaleza, a este aspecto se vinculan los procesos de la maquinización de la producción y la utilización de la técnica, y cómo a partir de la revolución industrial la relación del hombre - naturaleza está caracterizada por  la utilización de tecnologías contaminantes, del carbón fósil y carbón natural en la industria, lo cual implicaba tala de bosques y  emisión de humo  a la atmósfera.  La situación se torna compleja y durante la mayor parte del siglo XIX todo este proceso estuvo en manos de pequeñas empresas que se amplían ya entrado el siglo XX.
A mediados el siglo XX, Hans Kelsen (1945)  realizó un estudio a partir de un enfoque sociológico de la naturaleza y las afectaciones que el hombre le ha ocasionado a la misma desde la comunidad primitiva.  
Primavera silenciosa, de Rachel Carson, en 1964, -sin perseguir una perspectiva filosófica- avizoró la necesidad del estudio de los valores estéticos de la naturaleza, sometió a crítica el uso de pesticidas y sus efectos en el mundo animal y en los humanos, reconoció la contaminación del aire, del agua y de la Tierra como un grave peligro para la humanidad.
En los años comprendidos entre 1970-1980 se produce un alza de libros dedicados a la temática que se estudia, lo cual se debe a la presencia de situaciones concretas de afectación a la naturaleza que, desde el prisma de diferentes ciencias, comienzan a ser analizadas.2
Desde el punto de vista filosófico, la relación del hombre - naturaleza  ha sido referente de estudio desde la propia filosofía antigua; sin embargo,  consideramos que no es hasta el Renacimiento  cuando esta relación ubica al hombre en el centro de la misma y valida las afectaciones a la naturaleza.
La Filosofía ofrece al análisis de la relación hombre-naturaleza una lógica del conocimiento que favorece un enfoque complejo de esta interacción, si tenemos en cuenta que la naturaleza sirve de fundamento material para la producción social como proveedora de materias primas, recursos naturales y fuente de energía. Lo anterior ejerce influencia sobre el poblamiento y la ubicación de las actividades primarias como la agricultura, la minería entre otras. Pero los fenómenos de la naturaleza actúan sobre el hombre de una forma espontánea, diferenciándose de la acción consciente de los mismos.
En general el hombre a través del tiempo ha adaptado y transformado la naturaleza en concordancia con el grado de desarrollo de la sociedad lo cual acentúa la condicionalidad social de la influencia de los hombres sobre la naturaleza y sus cambios en un proceso productivo dado. “Las relaciones del hombre con la naturaleza son resultado de prácticas sociales concretas a partir de determinados tipos de relaciones de producción.” (Leff, 1994:30).

  1. En la historia del pensamiento filosófico, se le ha dado un enfoque diferente a la interacción hombre-naturaleza en dependencia de las condiciones  sociales de los autores en un momento histórico determinado. En nuestros días, hay una complejización de la problemática por su incidencia cada vez mayor en el plano social, pero tanto en esta realidad como en el pensamiento teórico la mencionada interacción adquiere una mayor relevancia como problema en la contemporaneidad; sus raíces hay que buscarlas mucho antes, quizás desde los primeros momentos  del desarrollo del hombre, donde este se hallaba unido a la naturaleza y no había empezado a transformarla, sino que ejercía influencia sobre la misma por el mero hecho de su existencia.
  2. El progreso técnico aumenta y con ello la influencia del hombre sobre la naturaleza. Todo esto engendra una convicción justificada de las posibilidades ilimitadas de la razón y el trabajo como causa de la transformación de la naturaleza y su aprovechamiento en interés del ser humano, el cual empezó  afirmar con orgullo que dominaba la misma y que a medida del desarrollo de la ciencia y la técnica este dominio iría aumentando cada vez más.

La relación del hombre con la naturaleza desde una configuración de pensamiento filosófico implica el estudio de la asimilación de la herencia, o sea, el  momento histórico, la  recepción y asimilación de los resultados de las investigaciones realizadas lo cual no implica copiar, todo lo contrario incorporar aspectos novedosos en un contexto determinado.
Lo anterior no significa obviar el pasado, sino comprenderlo en su circunstancialidad buscando lo racional que encierra y su validez, la cual puede ser cuestionada o no y con ello surgen nuevas elaboraciones teóricas. Esto implica tener en cuenta la ruptura, la relación o cuestionamiento, rompimiento de ideas para ubicar en su justo momento y lugar las investigaciones que acerca de este tema se realicen. (Guadarrama & Rojas, 1995:6).

La relación hombre-naturaleza desde una perspectiva filosófica es asumida en la investigación que presentamos como: una unidad integral, dinámica, compuesta por distintos niveles de organización de la materia donde se explican los fenómenos relativos a las acciones de los hombres, costumbres y hábitos organizados socialmente respecto a un medio natural determinado en el que el conocimiento de los cambios que se produzcan en el entorno deben ser dominados por el hombre. Es una relación que debe ser evaluada como un todo, lo cual significa romper con ciertos esquemas estáticos que atribuyen al hombre una función de dominio respecto a la naturaleza. (Ortiz, 2010:58).

  1. PRINCIPALES ANTECEDENTES PARA EL ESTUDIO DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO SOBRE LA RELACIÓN HOMBRE-NATURALEZA EN CUBA 

Con criterios filosóficos comienza a ser tratada la naturaleza en Cuba por José Agustín Caballero (1762-1835) ubica el papel del hombre en ésta y  lo valora dotado de razón y cuerpo, es el elemento más importante unido a Dios, no se hace referencia al surgimiento del hombre por Dios, sino que la naturaleza le proporciona cosas que puede conocer, entender, pero a su vez posee cosas internas que lo diferencian del animal es precisamente por medio de la filosofía que el hombre puede lograr su perfección natural: “El hombre, para ser perfectamente completo en el orden natural, debe adornar su entendimiento con verdades y su voluntad de buenas costumbres”. (Caballero, 1944:200).
En este momento se aprecia la búsqueda del lugar del hombre en la naturaleza, no se aprecia una interacción entre ambos aspectos, pero se reconoce la posibilidad del hombre de conocer la naturaleza.
Félix Varela Morales (1788-1853) identifica naturaleza con sociedad al valorar la primera como un todo, como conjunto de los cuerpos en movimiento, y en ella se incluyen las ciencias naturales. Asimismo, incluye en el análisis de la naturaleza y el hombre el vínculo con las facultades del mismo para intervenir en ella, y la necesidad del estudio de este nexo.
De gran significación para el estudio que presentamos resultan las investigaciones realizadas por José Antonio Saco (1797-1879), quien desarrolla una arista económica con implicaciones filosóficas  al plantear la dolorosa situación que comienza a presentarse en el país por la producción del azúcar y hasta prevé el desbaste de los bosques. Alertó en cuanto a la protección de los grandes montes de las inmediaciones de las costas, los cuales debían ser protegidos sin cortes innecesarios de madera.3
José Antonio Saco, en Montes y bosques, ofrece una visión amplia de por qué y cómo proteger los bosques; con miras futuras, hace reflexionar sobre qué pudieran encontrar las generaciones venideras a su alrededor. Plantea la posibilidad de utilizar el vapor, muy poco empleado en esos momentos por los hacendados, quienes desconocían sus ventajas en ahorro de tiempo, en aumento de la cantidad de azúcar. Llama la atención el autor sobre la siembra de diferentes especies de árboles con el fin de evitar la afectación de los terrenos y con ello el clima. Contribuyó a reconocer una visión de la incidencia del hombre sobre la naturaleza sin descuidar la situación económica del país. (Ortiz, 2008: 50)
En la prolífera obra de, José Martí (1853-1895) encontramos un estudio de la naturaleza y el hombre a partir de una conceptualización general de la naturaleza y de la necesidad del hombre de cuidarla, protegerla y por tanto conocerla. Al respecto, planteó:
¿Qué es la naturaleza? El pino agreste el viejo roble, el bravo mar los ríos que van al mar, como a la eternidad van los hombres, la naturaleza es el rayo de luz que penetra en las nubes y hace arco iris […] Naturaleza es todo lo que existe en forma de espíritus y cuerpos; corrientes, esclavos en su cauce […] El misterioso mundo íntimo, el maravilloso mundo externo, cuanto es, deforme o luminoso, el oscuro cercano o lejano, vasto o raquítico, licuoso o terroso, regular todo, medido, todo menos el cielo y el alma de los hombres es naturaleza. (Martí, t.19: 364).
Se desprende de  lo que podemos denominar definición de naturaleza en José Martí un mundo natural y se pronuncia por el desarrollo de la pulcritud, el aseo en las ciudades, el mantenimiento de las calles y recalca el estado de los barrios pobres y su convivencia fuera de la pulcritud. Aquí mantiene una postura impregnada de un profundo humanismo.
Hay presencia en Cuba de un estudio de la relación hombre-naturaleza como interacción, en vínculo con aspectos importantes para el conocimiento de los procesos naturales y su influencia en la conducta del hombre y con ello desarrollar una protección adecuada hacia la misma.
Tan solo son estos antecedentes generales de la problemática que analizamos pero sientan las bases para posteriores investigaciones las cuales en contextos diferentes mantienen la preocupación por la incidencia del hombre en la naturaleza.

  1. LA RELACIÓN HOMBRE-NATURALEZA. UNA PROPUESTA A TRAVÉS DE ESTUDIOS FILOSÓFICOS EN CUBA

En los años 90 del pasado siglo XX en Cuba comienzan aparecer diversas propuestas en el estudio de la relación hombre – naturaleza desde una perspectiva filosófica, las cuales transitan  desde un análisis de carácter general, que recurre a una dinámica entre elementos tanto objetivos como subjetivos, hasta planteamientos que refieren sólo aspectos teóricos. La doctora Clara Elisa Miranda Vera,4 realiza uno de los primeros intentos de  un análisis vasto del tema en nuestro país desde los predios filosóficos.
Al profundizar en aspectos históricos, sociales, en la base económica, y otras condiciones que define como objetivas, devela la raíz del problema de la relación hombre-naturaleza en las condiciones materiales de vida de los hombres, la producción de bienes materiales, su relación con la naturaleza y el reflejo de estos elementos en la conciencia de los hombres. Enfoca una dicotomía en el proceso cognoscitivo a partir de la polarización del sujeto y el objeto, y la unión de estos a través de la actividad práctica. En su libro Filosofía y medio ambiente. Una aproximación teórica, expone los antecedentes que dieron origen a la problemática de estudio. Miranda evoca las etapas históricas de la relación hombre- naturaleza y su consecuente reflejo en la superestructura  de la sociedad.
Desde su cosmovisión la autora hace una propuesta integradora para el análisis desde lo filosófico, donde incluye aspectos ontológicos, metodológicos, cognoscitivos y axiológicos, todos intervinculados, donde  lo cognoscitivo está presente en cada uno de los restantes como hilo  conductor al intervenir metodológicamente en el análisis de las necesidades humanas, los  intereses que mueven al hombre dentro del contexto donde habita.
En sus reflexiones Miranda Vera intenta no sólo comprender la realidad natural, sino las posibilidades que tiene el hombre de transformarla para utilizarla, condicionando esta interpretación múltiples aspectos de carácter  valorativo e ideológico.  Por otro lado, lo cosmovisivo  sólo se realiza y manifiesta  mediante lo cognoscitivo, ya que, no se puede tener una visión general, sin que  medie un  reflejo del mundo circundante.
La fundamentación filosófica de la relación hombre-naturaleza -expuesta en el libro de referencia- de la doctora Clara Elisa recoge a través de las tres revoluciones  en el desarrollo de las fuerzas productivas, el planeamiento de períodos históricos reconociendo saltos que tienen también su connotación en la forma de reflejo de la realidad por el hombre, así  relaciona lo objetivo y lo subjetivo. Asimismo, expone la necesidad de que la epistemología parta de evaluar las realidades de los sujetos y el vínculo entre estos y con la naturaleza, es decir, destaca las relaciones sujeto- sujeto y sujeto- objeto. Con esto denota un análisis  donde el hombre como sujeto social a partir de cierto momento histórico toma partido ante el reflejo de diferentes realidades de su relación con la  naturaleza, esto se materializa en los disímiles elementos superestructurales de la sociedad.
En sus planteamientos demuestra que la relación hombre - naturaleza se torna compleja reconociendo dos factores fundamentales. El primero dado en el desarrollo del conocimiento por el hombre de la naturaleza, mediado este por la actividad práctica (relación sujeto - objeto) y el segundo el principio filosófico del historicismo, o sea la estructura social, sus cambios en dependencia de los contextos históricos y culturales diferentes y a la vez coexistentes en que se desarrollan los hombres y por tanto inciden de forma positiva o negativa en la naturaleza. (Miranda, 1997:56).
Esta visión compleja del nexo hombre-naturaleza le permitió a la autora profundizar en escuelas o tendencias como la Ecología humana, la Ecología Cultural, las cuales afirma no constituyen una solución al problema, ya que desembocan en el antropocentrismo. Trasluce aquí el problema de la absolutización o sobrevaloración del sujeto en el proceso del conocimiento del hombre como elemento interactuante con la naturaleza.
Otro elemento fundamental que incluye Miranda Vera en este análisis es el referido a la cultura como elemento mediador de la relación hombre-naturaleza. En su opinión la cultura es en estos marcos un elemento operativo, que incluye el conjunto de valores materiales y espirituales, valores que el hombre conforma respecto a su relación con la naturaleza y con los demás hombres.
En estas concepciones la autora toma la cultura como elemento importante en la mediación de la relación sujeto-objeto y entre sujetos, y la destaca como un arma transformadora dentro de la relación objeto de nuestro estudio. De esta forma brinda una solución  alternativa en la búsqueda de una nueva racionalidad, que retome los valores ético-culturales basados en el respeto a la naturaleza y que parta de la crítica a la vieja racionalidad instrumental.
La sugerencia de una nueva visión del papel de la cultura, los valores, y nuevas alternativas epistemológicas, referencian el acercamiento de la autora a los nuevos paradigmas teórico-cognoscitivos y a la búsqueda de una solución coherente del problema, teniendo en cuenta que la situación  medioambiental se ha vuelto crítica y su repercusión se aprecia en todas las esferas de la vida material y espiritual de las sociedades, con la distinción de los países del tercer mundo, cuyas condiciones económicas y sociopolíticas lejos de ser premisas para una solución, constituyen caldo de cultivo de la precariedad del problema que han provocado originalmente los países del llamado primer mundo.
En 1999 sale a la luz el libro: Tecnología y sociedad  y en su páginas aparece un artículo bajo el título: “El desarrollo científico-técnico y la interrelación sociedad-naturaleza” de la autoría de  José Díaz Caballero 5 el cual parte del método heurístico para el estudio de la interrelación sociedad-naturaleza. En opinión del doctor Díaz Caballero, dicho método incentiva el pensamiento creativo, los principios y procedimientos que estimulan el intelecto productivo y permite analizar la interacción del hombre con la naturaleza como condición básica e indispensable para la existencia y desarrollo de la sociedad en dependencia de cómo sea el nexo, planificado o arbitrario, racional o irracional, consciente o espontáneo, así será también el futuro del medio natural donde habita el hombre.
En tal sentido, se mantiene un estudio de  la relación hombre-naturaleza como condición para el desarrollo de la sociedad con una perspectiva de la armonía ya que el creciente afán que caracteriza al hombre de dominar cada vez en mayor medida a la naturaleza no debe perseguir como objetivo final el dominio en sí de la misma para transformarla en una “sumisa esclava” de los intereses, del bienestar a veces egoísta de la sociedad, sino domeñar la naturaleza, descifrar sus misterios y enigmas para intentar convivir “libremente,” en armonía con ella, tratar de afectarla lo menos posible con las transformaciones que necesita hacer la sociedad para existir y desarrollarse. (Díaz, 1999: 173).
En esta propuesta, la relación hombre-naturaleza es analizada desde lo cognoscitivo. Su gran valía radica en buscar la creatividad en el pensamiento del hombre respecto a la lógica interna del desarrollo de dicha relación.
En este mismo año 1999 sale a la luz un importante libro: Cuba Verde. En busca de un modelo para la sustentabilidad en el siglo XXI  donde el profesor e investigador Carlos Jesús Delgado Díaz, 6 publica su artículo: “La educación ambiental desde la perspectiva política” en el que destaca la necesidad de superar la lógica y la racionalidad capitalista que conlleva a un cambio de mentalidad y con ello una nueva racionalidad hacia la utilización de la naturaleza.
Se detiene Delgado en el caso cubano y llama a la comunidad científica a desempeñar una importante labor educativa a través de: […] “diversas formas de organización de la vida social en que el individuo científico participa en las relaciones sociales e influye en el curso de los acontecimientos.” (Delgado, 1999:86).
En varias de sus obras posteriores  enfoca sus consideraciones sobre  los cambios  que desde el punto de vista epistemológico, científico y filosófico condicionaron a nivel mundial el estado actual de la relación hombre-naturaleza, así como los  análisis al respecto que habían despuntado en el pasado siglo XX, que venían reflejándose en las interpretaciones de algunos filósofos cubanos, y que el autor entre los primeros asume y expone con gran maestría; al respecto aclara: "[…] Sin embargo, si queremos producir una ruptura con los modos de hacer que han conducido al problema ambiental, es importante la reflexión crítica sobre los fundamentos cognitivos en que se basa el modo de hacerse del hombre moderno contemporáneo."(Delgado, 2001: 23).
En sus obras Límites socioculturales de la educación ambiental (2001) y Hacia un nuevo saber ambiental (2002) realiza su interpretación del cuadro clásico afirmando que en él se concretan la separación entre lo cognitivo, lo valorativo y la moral, la exclusión de la subjetividad y los valores por la objetividad científica, el modo instrumental de comprensión de la naturaleza y la relación del hombre con ella y el vínculo de lo objetual y lo axiológico en el saber, aspectos que al influir no sólo en el ámbito científico, sino también en la vida habitual, llevaron a la visión actual que rige la relación hombre-naturaleza.
El doctor Delgado asume en sus criterios una solución que va más allá de una simple valoración, fundamentando por qué la educación ambiental de nuevo tipo constituye una vía de solución del problema, por ello afirma: "La educación ambiental ha de proporcionar al hombre un marco teórico integrador que permita la orientación de los sujetos en el complejo sistema de interacciones cognitivas, económicas, políticas e ideológicas. Ella es una educación en valores que ha de restituir la integralidad valorativa que el hombre de la sociedad occidental ha perdido." (Delgado; 2001:203). Así complementa la educación con el factor ético y valida además la necesidad de la comprensión de los cimientos culturales que propician la relación actual, para su superación, alegando la necesidad de una cultura que siendo autóctona incluya lo mejor de la herencia universal  y genere un cambio no sólo en la visión actual de los sujetos, sino en el comportamiento de éste respecto al mundo natural, para rescatar una relación basada en una igualdad de derechos entre el hombre y la naturaleza.
La doctora Célida Valdés Menocal,7 se pronuncia por la necesidad  de cambiar el esquema de la contraposición hombre-naturaleza a partir del desarrollo de una ética ambiental dado que el hombre no puede desplegar sus decisiones y realizarse a sí mismo fuera de la comunidad biótica, animales plantas, espacio natural, y por otro lado el elemento moral requiere de condiciones para desarrollar la razón y la libertad.
Para el logro de lo anterior propone acudir a la ética como reguladora de estas nuevas relaciones, donde resalta la idea de que la actitud del sujeto está reglamentada por un proceso de autorreflexión y autoeducación, así éste se convierte en agente de regulación moral en una dialéctica entre lo general y lo individual. Valdés presenta nuevas concepciones dialécticas entre la naturaleza como objeto moral y ella misma como sujeto de valores.
En su artículo "La ética ambiental y nosotros" (2004) da un nuevo enfoque al principio ético de la solidaridad, el cual no se constriñe a los marcos de los sujetos, sino que lo hace extensivo a la relación hombre-naturaleza. Con esto reafirma los planteamientos que realizara en: Dimensión ética de la educación ambiental (2001) donde estableció además un vínculo educación – cultura circunscribiendo su estudio al estudiante universitario y de esta forma establecer nuevos patrones de comportamiento del hombre ante la naturaleza.
En su artículo: "La educación ambiental y la ética ambiental. Reflexiones desde Cuba"  expresó:
La educación ambiental debe estar dirigida hacia la formación de relaciones racionales de los sujetos sociales con la naturaleza. Debe estimular la participación activa de los ciudadanos en la toma de decisiones para lograr la calidad de vida, generando una nueva cultura en la que se multipliquen nuevos valores compatibles con un desarrollo humano sostenible. La educación ambiental es parte de la educación integral y permite el entendimiento de las profundas interrelaciones entre todos los componentes del ambiente, permite además el avance de actividades conjuntas para la preservación del equilibrio ecológico. (Valdés, 2004:187).
En esta indagación se mantiene la presencia de elementos éticos en el análisis sobre la naturaleza y el hombre, y se especifican aspectos referidos al deber y la responsabilidad, se expone una propuesta de ética ambiental y su importancia en la formación del estudiante universitario. Se hace un análisis de la mencionada interacción  desde una perspectiva de la ética con un carácter educativo y orientativo al constituir una primera aproximación a la introducción de cambios en el comportamiento de los estudiantes universitarios hacia el lugar del hombre en la naturaleza.
Tomando como base teórico - metodológica el análisis hasta aquí expuesto ya adentrado el siglo XXI en Cuba se exhibe un conjunto de trabajos y tesis doctorales en filosofía que buscan nuevos matices al estudio de la relación hombre-naturaleza, distinguiendo aspectos cognoscitivos y éticos. En tal sentido el doctor Juan Manuel Montero Peña,8 establece un vínculo entre hombre, naturaleza y propone el concepto de desarrollo compensadocomo alternativa a la sustentabilidad en la minería reconociendo la importancia ética y cultural de este análisis. En su opinión la actividad minera es mucho más que un proceso productivo mediante el cual el hombre obtiene valiosos recursos de la naturaleza, es cultura, identidad, arraigo, desarraigo, alienación. Por ello es imprescindible conocer los valores morales compartidos por los pobladores de una comunidad dada.
Montero Peña sostiene el criterio que el desarrollo compensado es una etapa en el movimiento de las comunidades mineras hacia la sustentabilidad donde se busca compensar de forma racional los impactos que la minería ocasiona sobre el medio ambiente, sin menguar la posibilidad del hombre actual de satisfacer sus necesidades”. (Montero, 2006:21).
El vínculo hombre-naturaleza-cultura y desarrollo científico tecnológico, se aprecia en estudios actuales donde  la participación activa de las comunidades para atenuar la situación ambiental actual es importante, conocimiento y comportamiento se complementan. Es este el punto de partida de la doctora Carmen Almaguer (2008).
No menos importancia reviste el enfoque que se introduce al estudio de la relación hombre-naturaleza reconociendo el rol de la mujer tomando como ejes valorativos aspectos cognoscitivos, éticos, estéticos. Estos aspectos fueron valorados por la doctorada Luisa Carrión (2010).
La doctora Noralis Columbié (2012)  la relación hombre-naturaleza es estudiada como núcleo básico en la  formación de una cultura ambiental con un enfoque complejo en un contexto minero  donde se  evalúa la participación de diferentes instancias en la solución de las problemáticas de ese territorio donde conocimiento y comportamiento son importantes
Un concepto importante que se introduce para el estudio de la relación hombre-naturaleza es el de autoconciencia. La misma analizada  no sólo como tendencia en el estudio del problema en Cuba, donde se muestra la propensión al reconocimiento del deterioro del mundo natural, sino también como elemento que orienta la cosmovisión de los sujetos ante el conflicto. La autoconciencia hacia la relación hombre-naturaleza es vista como reflexión del hombre de sí mismo en tanto su contenido implica la existencia de la relación con la naturaleza como forma de comportamiento, de actividad práctica, de conocimiento. Es la expresión del hombre ante su realidad en general y la natural en particular. (Ortiz, 2012: 115).
La consideración de este concepto para el análisis del conflicto hombre-naturaleza es importante, porque no sólo abarca el estudio del sujeto como objeto en sí mismo, como complejo de subjetividades en tanto su carácter es social, sino también como objeto parte de la naturaleza como un todo, es decir, se convierte, se autoanaliza como uno y el principal elemento natural. Lo anterior le confiere una visión compleja a la relación objeto de estudio La autoconciencia hacia la naturaleza vista como sistema conlleva a la auto-organización, a ganar consciencia de la situación ambiental actual dado no sólo el carácter autopoiético (auto-organización) principal del sistema naturaleza, sino también el hecho de que la naturaleza tiene estructuras que intervienen en la vida humana – desastres naturales-. (Ortiz, 2016:50).
Claudina Quintero y  Elena Fonticiella, 9 en su artículo: “Algunas consideraciones filosóficas sobre fundamentos filosóficos de los problemas del medio ambiente (2012) parten de un análisis histórico de la relación hombre-naturaleza y abogan por una conciencia ambiental para la solución de los problemas, que en este sentido, aquejan a la humanidad. Reconocen que esta forma de conciencia social no se reconoce dentro de las formas estructurales de la misma porque en su momento no fueron previstos los complejos problemas de afectación del hombre a la naturaleza que vive hoy la humanidad. La categoría conciencia ambiental expresa la necesidad de transformar la conciencia de la sociedad en función de la creación de un sistema de ideas, de sentimientos de respeto hacia el medio ambiente, del sistema de valores de la sociedad, que conduzcan a una interrelación adecuada hombre-naturaleza-sociedad.
Carlos Sánchez Cutiño (2014) analiza la relación hombre-naturaleza partiendo de la evolución sufrida por las formas de convivencia que se desarrollaron en las comunidades en que las relaciones orgánicas se caracterizaron por la dependencia de fenómenos materiales y espirituales de subordinación a las necesidades individuales y hace referencia  para encontrar una solución a las contradicciones surgida como consecuencia de la aparición de tecnologías y prácticas productivas destructivas de la naturaleza, lo relaciona con los presupuestos metodológicos del holismo ambientalista. De esta forma reconoce la necesidad de estudiar esta relación desde un enfoque complejo tomando conciencia de los problemas de los otros y de su incidencia en su contexto, que  se conozca la identidad compleja que son como individuo y al mismo tiempo de su identidad común a todos los demás humanos.
Investigadores del  Grupo de Estudios sobre Medio Ambiente y Sociedad (GEMAS) del Instituto de Filosofía adscrito al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente han desarrollado importantes investigaciones referidas a la relación del hombre con su entorno destacando el enfoque filosófico y político que necesita el análisis de esta problemática.  La política ambiental es una esfera de las relaciones políticas que surge a consecuencia de la crisis ecológica en el sistema-mundo para vincular países y/o subsistemas de coordinación regional de grupos de países y dentro de estos a partidos, grupos sociales, e individuos con el objetivo de armonizar las relaciones de los sistemas humanos con las condiciones naturales que los sustentan para mitigar y evitar los problemas ambientales locales y regionales y las puntuales catástrofes ecológicas que inciden en la cuestión ambiental a escala global.(Luna, 2014:3).
Otro importante aspecto a que refieren estos investigadores es el relacionado con la cultura y la necesidad de ser examinada como territorialidad donde existe el ser humano actual en las relaciones múltiples que lo construyen y transforman real e imaginariamente. Desde las perspectivas filosóficas contemporáneas de nuestro contexto se propone su comprensión como espacio configurador de símbolos, sentidos y significados que requiere de enraizamiento en una territorialidad contextual. Configuradora de espacios comunes: para grupos, movimientos, agrupaciones humanas, factor primordial de socialización y representación.
No menos importancia reviste la visión de la cultura como portadora de información que contiene los elementos simbólicos (de las prácticas humanas) y la conservación y distribución de contenidos culturales vinculados a prácticas sociales. Un sistema de conocimiento aprendido para juzgar, percibir, creer, evaluar, actuar, el espacio de apropiación de símbolos resignificados, de referentes propio. Un conjunto de normas, mitos e imágenes que son asumidos por el individuo y determinan sus sentimientos e instintos. (Luna, 2014:5).

  1. ARISTAS PRINCIPALES DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO SOBRE LA RELACIÓN HOMBRE-NATURALEZA EN CUBA

Los estudios presentados tan solo muestran una parte del análisis de la compleja relación hombre-naturaleza. Se aprecia que existen aspectos que aglutinan de forma orgánica dicho nexo como son: lo ético,  lo educativo,  la conciencia y cultura  ambiental con alcance práctico. Los planteamientos de estos autores expuestos, a pesar de que realizan sus indagaciones partiendo de elementos distintos, convergen en que la solución se encuentra en una dialéctica integradora de factores educativos, éticos y culturales. El hombre por su situación existencial busca comprender la realidad de su propio ser y de su contexto, desde el momento en que se pregunta por lo natural inicia un camino de reflexión que no se detiene y que le permite descubrir cada vez más los elementos que lo rodean en el contexto donde habitan.
Con relación a los factores éticos, todas estas referencias teóricas parten de poner en primer plano al hombre, no solamente como responsable de la situación de deterioro actual de la naturaleza, sino también en última instancia como la parte más dañada en esta relación dual, lo que indica que el hombre piensa y actúa no por la naturaleza en sí misma, sino, sobre todo, por él mismo como parte de ella.
Al entender al hombre como problema estamos entendiendo en sí mismo a la sociedad, una sociedad crece por las acciones que realiza el hombre para lograr dicho crecimiento. Es el hombre el fin último de cómo estamos y hacia dónde vamos, en él recae toda la responsabilidad de lo que somos y de lo que seremos como sociedad, como familia, como profesionales, comprender la problemática del hombre es encontrar la esencia del cambio en la sociedad.
Esto advierte que con respecto a una  ética entre el sujeto y la naturaleza como objeto, es preciso como premisa partir de un cambio radical en la ética entre sujetos, ya que si el hombre no es capaz de practicar una actitud moral para con sus semejantes, no podrá tenerla ante el medio natural, lo que supone también una transformación precedente en las relaciones económicas que  la sustentan.
Algunos autores cubanos analizados en este artículo han situado también el problema del conocimiento a través de la educación como parte importante en la elección de una alternativa radicalmente nueva. Consideramos ésta como una opción significativa, ya que el factor educativo es director y reformador  de la conducta, de ahí también una de las características que lo relacionan con la ética, y que junto a ésta permite cambiar la mirada y los modos de actuar hacia el entorno natural. Ella debe ser portadora de la parte esencialmente positiva del conocimiento ambiental de cada sociedad.
Por otro lado si buscamos un elemento realmente aglutinador, que posibilite un cambio en los patrones sociales y de convivencia del hombre y la naturaleza, debemos pensar en la cultura, no en la que incluye patrones hermanados  con el pensamiento autosuficiente y egoísta heredado de las sociedades de consumo, sino en la rica herencia cultural de nuestros ancestros, primeros pobladores de nuestras tierras cuya perspectiva de vida estaba basada en una constante veneración hacia la madre naturaleza, en la de nuestros pueblos, forjada en la humildad, aunque distorsionada por la influencia consumista. (Ortiz &Rodríguez; 2014:64).
La cultura, como conjunto de creaciones materiales y espirituales, al igual que la ética,  nació con las primeras comunidades humanas y ha perdurado inseparablemente del hombre hasta nuestros días. Nuestra esencia es cultural porque la cultura es un producto de la relación del hombre con el medio circundante, en el cual  el hombre conoce, asimila, valora, y transforma el mundo, por eso se puede decir que, la cultura desde el punto de vista filosófico es un modo especifico de actividad humana que incluye la relación hombre-naturaleza, así como consigo mismo o sea con su mundo interno (del hombre) en el cual se apropia de conocimientos que adquiere y trasmite en forma de experiencia contribuyendo de esta manera a la formación y desarrollo tanto de él mismo como de la sociedad en que vive. (Ortiz &Rodríguez; 2014:66).
Asimismo y coincidimos con Edgar Morín (1997) cuando reconoce que el análisis de la relación del hombre con la naturaleza es también un problema de método, ya que, el concepto de hombre, incluso allí donde es definido científicamente, conserva un carácter sociocultural irreductible. Pero ahí mismo donde es sociocultural, remite a un carácter biológico irreductible. Es necesario, vincular las dos entradas del concepto de hombre, en el cual uno de los dos términos remite siempre al otro, que permite considerarse a sí mismo como sujeto enraizado en una cultura. Las diferentes concepciones de la naturaleza forman parte, pues, del juego de las luchas sociales: lo que nos muestra bien como la naturaleza no ofrece a la cultura una lección clara y unívoca, sino siempre enseñanzas complejas. (Morín, 1997: 8).
No obstante, el problema va más allá de crear nuevas relaciones de actitud y comportamiento, o de poner en práctica un sistema educativo, o incluso, de rescatar patrones culturales o inculcar nuevos esquemas que lleven implícito un cambio en el actuar hacia la naturaleza.  La realidad ha mostrado que sólo sobre la base de la edificación de nuevas relaciones socioeconómicas basadas en el respeto y la equidad entre los hombres, podrá construirse un modo de vida no depredador de la naturaleza, pero esta premisa desemboca en difíciles caminos que ya la humanidad ha tratado de transitar, siendo intervenidos por las poderosas fuerzas del capital.
Con este antecedente, las medidas de urgencia a tomar deben referirse a vías alternativas, algunas de estas son  planteadas en el análisis que nos ocupa. A pesar de, estas  opciones tampoco pueden llevarse a vías de efecto, teniendo como aliada la ceguera absoluta característica de quienes no desean lidiar con los factores económicos y políticos, fuentes verdaderas del problema de la relación hombre-naturaleza. El hombre debe ser consciente de lo que acontece en la naturaleza.
La presencia de un pensamiento filosófico con un cuerpo teórico- práctico que aglutine las diferentes aristas que hemos tratado: ética, cognoscitiva, educativa y cultural permitirá en el  caso de Cuba ir más allá de las tendencias que existen en el análisis de ese filosofar: Estudio de la relación hombre-naturaleza tomando como base aspectos del conocimiento, replanteo de la conceptualización de la relación hombre- naturaleza  y la caracterización de la situación del deterioro de la naturaleza. (Ortiz, 2014: 71-72) para llegar a redimensionar dicha relación y contribuir a desarrollar una conciencia ambiental que modifique los actuales modos de visión y  relación práctica de la referida relación donde lo cultural debe estar dirigida al desarrollo y perfeccionamiento constante de facultades intelectuales y prácticas del ser humano, que le permitan pensar, actuar, crear, sentir, existir, transformar la realidad natural y social, partiendo de una concepción del mundo integradora, que potencie la relación  hombre-naturaleza como un proceso distintivo, en el que ambas partes deben coexistir en armonía, como un todo y único modo de supervivencia de estas como esferas de la realidad.
 

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* Adriana Mercedes Ortiz Blanco (1962). Licenciada en Filosofía, Máster en Estudios Cubanos y del Caribe, doctora en Ciencias Filosóficas. Profesora Titular. Imparte en los cursos de pregrado las asignaturas de Filosofía y Sociedad, Problemas sociales de la ciencia y la tecnología, Pensamiento filosófico contemporáneo, Pensamiento sociológico cubano y Metodología de la investigación científica. En curso de posgrado es profesora de Pensamiento Caribeño en la Maestría de Estudios cubanos y del Caribe de la Universidad de Oriente. Tiene varias publicaciones de libros y en revistas internacionales.

1 Gordon Childe: Los orígenes de la civilización, pp. 65, 125  destaca la primera revolución, la que transformó la economía humana  y dio al hombre el control sobre el abastecimiento de alimentación doméstica a base de animales; la revolución neolítica en la cual se desarrolla la agricultura, comienza el problema del agotamiento del suelo y el invento del arado, la rueda, fabricación de botes para la navegación, lo cual implicó el despliegue de la población; la revolución urbana en la que se destacó el conocimiento alcanzado por las comunidades que habitaban el mediterráneo, su laboriosidad, los conocimientos acumulados de botánica, química, su destreza práctica aplicada a la agricultura; además se realizan obras públicas, se drenan terrenos, se construyen templos, palacios, en general se incrementa la población; la revolución en el conocimiento humano con la aparición de símbolos, signos, la escritura como expresión de conocimiento. Valoró la significación del fuego y cómo las llamas le propiciaron luz en la noche al hombre y le permitieron explorar los lugares recónditos de las cavernas que le dieron abrigo.

2 Existen otros autores consultados quienes exponen con una visión de diferentes ciencias estudios sobre la naturaleza, por ejemplo: desde la geografía: Salvador Massip: Viajes de Humboldt  (1962) analiza la problemática de la naturaleza, su cuidado por el hombre... Estos títulos no persiguen el objetivo de establecer una conceptualización de la relación entre el hombre y la naturaleza, sino que centran su atención en el papel de la naturaleza, sus investigaciones, cuidado y mantenimiento. De forma implícita contienen consejos útiles al hombre para lograr lo anterior. Hacia los años comprendidos entre 1970-1980 se produce un alza de libros dedicados a la temática fundamentalmente de autores alemanes y de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que se  pueden ilustrar con I. Novik: Sociedad naturaleza (1977); I. Novik, V. Gokorenko y otros: Sociedad y naturaleza (1977); Colectivo de autores: La sociedad y el medio natural (1980), La sociedad y el medio Ambiente (1983), Thure von Euxküll: El hombre y la naturaleza (1978); The Human Environment (1976) de Michael Treshaw, profesor de la Universidad de Utah en los Estados Unidos, trató la problemática del hombre en su medio ambiente destacando que los aspectos sociales y culturales en interacción mutua forman parte del medio ambiente y que éste puede ser alterado por los efectos de la contaminación.

3 En este período se destacan las ideas al respecto de Francisco de Arango y Parreño (1765-1837), que en su programa económico recogido en su conocido Discurso sobre la agricultura en La Habana y medios de fomentarla, aludió a la necesidad de mejorar el entorno natural cubano. Véase: Obras, p. 33-35. Desde una perspectiva de la Medicina se recogen los estudios de Tomás Romay (1764 - 1849), médico cubano,  quien a través de una visión científica de la Medicina estudió la necesidad del cuidado higiénico del entorno en que vive el hombre. Escribió Memoria sobre la fiebre amarilla, Memorias sobre los cementerios fuera del poblado, entre otras, que muestran sus observaciones infatigables sobre enfermedades que afectan al hombre.

4 Profesora de Filosofía de la Universidad de Cienfuegos. Cuba.

5 Profesor de Filosofía de la Universidad Tecnológica José Antonio Echeverría de La Habana.

6 Profesor de Filosofía de la Universidad de La Habana.

7 Profesora de Filosofía de la Universidad de La Habana.

8 Profesor del Instituto Minero metalúrgico de Moa. Holguín. Cuba.

9 Universidad de Ciencias Pedagógicas "Pepito Tey."


Recibido: 07/06/2017 Aceptado: 18/08/2017 Publicado: Agosto de 2017

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