Yailenis Mulet Concepción *
Universidad de Holguín, Cuba
ymccuba@gmail.comResumen
El presente ensayo discute posibles lecciones del modelo nórdico para el proceso de transición y reformas que acontecen hoy en Cuba. El mismo parte de un análisis de las razones que llevan a los países nórdicos a ser referentes internacionales. Sobre esta base y considerando diversas limitaciones del modelo de bienestar cubano, se discuten posibles lecciones para Cuba; sobre todo, relacionadas con: la política fiscal, laboral y económica, así como los mecanismos de participación e inclusión social.
El ensayo se fundamenta en el análisis de importantes estudios, que han quedado reconocidos en la bibliografía. Además de, varias visitas de la autora a Noruega, con el objetivo de entender mejor las políticas y procedimientos, a través de los cuales esta sociedad ha construido y sostiene un exitoso estado de bienestar.
Palabras claves: bienestar, institucionalidad, transición
Clasificación JEL: M00, M10, M20
Summary
This essay discusses possible lessons of the Nordic Model for the transitional process and reforms happening nowadays in Cuba. First, it reviews the reasons for which the Nordic Model is consider an international referent. On this base, it discuss possible lessons for Cuba, also considering various limitations of Cuban Welfare Model; most of all, related with: the fiscal, labor and economic policies, as well as the mechanisms of participation and social inclusion.
The essay is based on the analysis of well-known researches. In addition to, several visits from the authoress to Norway for the sake of better understanding the policies and procedures, through which this society has forged and holds a successful welfare state.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Yailenis Mulet Concepción (2017): “El modelo nórdico: ¿el socialismo soñado por los cubanos?”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (agosto 2017). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2017/08/modelo-nordico-cuba.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1708modelo-nordico-cuba
Introducción
Cuando Raúl Castro asumió la presidencia de Cuba en el 2007 fueron eliminadas diversas prohibiciones irracionales que sufrían los cubanos para comprar viviendas, usar la telefonía celular, utilizar instalaciones turísticas, entre otras. Al mismo tiempo el gobierno cubano llevó a cabo diversas medidas para el saneamiento de las finanzas internas y la renegociación de la deuda externa, vencida en un 27%.
A partir del 2011, el gobierno trató de construir una visión país y aprobó un conjunto de lineamientos de política, que han servido de base para realizar diversos cambios en la política económica y social. Muchas de estas reformas, no ha tenido el resultado esperado, entre otras razones, debido a la poca claridad, sobre cómo aplicar importantes cambios estructurales en la economía, sin afectar las conquistas alcanzadas en bienestar social (Cubadebate, 2016).
Esta situación, ha originado diversas propuestas sobre los referentes para los cambios estructurales que Cuba necesita. Algunos analistas han sugerido que el Modelo Nórdico pudiera ser considerado un referente para Cuba, en cuanto a: estado del bienestar, economía mixta y modelo político de social-democracia (Bye, 2016).
Ciertamente, diversos son las razones que han llevado a muchos a considerar el modelo nórdico como: la máxima expresión del Estado del bienestar. El éxito de este modelo surgió en la década de los años 70 u 80, fundamentalmente, debido a fuertes políticas de protección estatal. Actualmente, este modelo se encuentra amenazado por el influjo neoliberal, que promueven diversas corrientes de pensamiento y movimientos políticos (Williamson, 2015).
No obstante, es posible extraer lecciones del modelo de bienestar nórdico para Cuba. Por tal motivo, este trabajo iniciará exponiendo: las razones que han llevado a los países nórdicos a convertirse en referentes internacionales. En un segundo momento, diversas virtudes del modelo nórdico son valoradas, como un posible referente para Cuba.
La realización de este trabajo, forma parte de varias visitas de la autora a Noruega, con el objetivo de entender mejor las políticas y procedimientos, a través de los cuales esta sociedad ha construido y sostiene un exitoso estado de bienestar. La autora tuvo la posibilidad de entrevistar a diplomáticos, científicos sociales, líderes políticos, historiadores, juristas, economistas y contar con el asesoramiento de algunos de los mejores pensadores y profesionales de estas disciplinas. Además de, observar el funcionamiento de importantes instituciones en este país como: el Instituto ESOP, SUM y la Facultad de Ciencias Sociales, en la Universidad de Oslo, Extracticve Industries Trasparency Iniciative (EITI), el Ministerio de la Agricultura y Alimentación, The FAFO Research Foundation, La Asociación de Cooperativas de Noruega, el Ministerio de Relaciones Exteriores y de Finanzas.
Por esta razón, el ensayo se fundamenta en el estudio de campo, además del análisis de importantes estudios, que han quedado reconocidos en la bibliografía.
Razones de los países nórdicos para ser referentes internacionales
Por lo regular, los países nórdicos – Dinamarca, Finlandia, Islandia, Suecia y Noruega - figuran en los primeros lugares en la mayoría de los estudios y encuestas sobre desarrollo humano, igualdad económica y educación.
Como muestra la Tabla 1, todos los países nórdicos tienen un alto y sostenido índice de desarrollo humano, a pesar de haber atravesado importantes crisis económicas.
En los países nórdicos – similar a otros países europeos o a Canadá y Korea – se ha acabado formando una cultura que favorece la educación de calidad para: lograr elevada productividad, iniciativa empresarial de establecerse en su propio país, seguir creciendo económicamente, manteniendo su sistema y calidad de vida.
La enseñanza primaria, secundaria y terciaria es totalmente gratuita y a menudo existen ayudas para material escolar, movilidad y familias con menos recursos. La apuesta por la educación de calidad, no sólo parte de las instituciones públicas, también de la sociedad y el sector privado.
A su vez, las estadísticas demuestran que los países nórdicos son competitivos en materia de protección social y ocupan los primeros puestos en cuanto al desarrollo económico. De acuerdo con, los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la mayoría de estos países, ocupan lugares importantes en el ranking mundial, en cuanto a su PIB nominal.
El Banco Mundial clasifica dichos países entre las quince economías donde hacer negocios es más fácil: Noruega se sitúa en el 5 lugar, Dinamarca en el 8, Islandia en el 12, Finlandia en el 13 y Suecia en el 14 (World Bank, 2016).
También, los países nórdicos se encuentran dentro de las economías más competitivas del mundo, pese a su fuerte protección social. El crecimiento de estos países está muy por encima de la media europea, y mantienen niveles relativamente bajos de desempleo (Statistics Denmark, Finand, Island, Norway, Sweden, 2016).
En cuanto al Word Economic Forum sobre la competitividad de los países, Finlandia se sitúa en el primer lugar por delante de Estados-Unidos, Suecia y Dinamarca, exhibiendo desarrollo económico compatible con un alto nivel de gasto social. Mientras la medida europea se ubica en el 27%, Suecia dedica el 32,5% de su gasto público al gasto social, Dinamarca le dedica el 30% y Finlandia el 26,4%. De modo que, no existe correlación negativa entre el nivel de gasto social, el crecimiento y el empleo. (Schwab, Klaus, 2016)
Igualmente, estos países destacan por sus servicios públicos de gran calidad, confianza en las instituciones y transparencia. Por quinto año consecutivo, Noruega ha logrado posicionarse como país más democrático del mundo, según el Índice de Democracia 2015 publicado por Economist Intelligence Unit (EIU) relativo a: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionalidad del gobierno, participación política y cultura política. Igualmente, Suecia, Islandia y Dinamarca siguen a Noruega en esta lista. En general, todos los países nórdicos clasifican como democracias plenas.
También, según el Índice de Prosperidad del Instituto Legatum (Legatum Institute, 2011), Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega, están entre los 5 primeros lugares de los mejores países para vivir y de los países más pacíficos y seguros del mundo.
La pregunta clave entonces es: ¿qué les ha permitido a estos países ocupar estas posiciones a nivel internacional?
Estudios relevantes señalan como factores que han motivado el éxito de este modelo (Abrahamson, 2005); Bagge, 2005); Urteaga, 2008; Norwegian Ministry of Foreign Affairs, 2013; Lindsell, 2015; Midttun and Witoszek, 2015; Törnquist and Harriss, 2016):
Hay que subrayar que el éxito de este modelo surgió en la década de los años 70 u 80, fundamentalmente, debido a fuertes políticas de protección estatal y efectivas estrategias de crecimiento a largo plazo, lo cual, les han permitido crecer de forma sostenida.
Para tratar de superar las crisis económicas, muchos de estos países han optado por conseguir una buena estructura educativa, logrando que sus trabajadores estén, entre los más cualificados del mundo. Con ese capital humano, las empresas de los países nórdicos han logrado un alto grado de competitividad.
Otro de los aspectos clave de su modelo económico es el incremento del gasto en I+D. En la mayoría de estos países el gasto promedio en I+D se ha mantenido cercano al 2% del PIB en los últimos treinta años. En el caso de Finlandia y Suecia, supera el 3 % del PIB, entre los más altos del mundo (World Bank, 2016 a).
También, muchos de estos países han llevado a cabo un drástico cambio de su estructura económica. Por ejemplo, la economía finlandesa se basaba en la fabricación de productos industriales maduros, como los forestales (madera, celulosa y papel), y con la caída de la URSS pasó a centrarse en las nuevas tecnologías (comunicaciones y electrónica).
Los países nórdicos acabaron estableciendo una economía mixta, diferenciándose de otras economías, pues mantienen una elevada participación del sector público en la economía, controlando sus áreas estratégicas.
Al mismo tiempo, el socialismo pasó a ser parte del discurso político dominante, que conquistó mejores condiciones laborales, pero no quedó sujeto a una ideología per se, sino a programas de gobierno y planes de desarrollo. Este discurso político generó una profunda conciencia sobre el uso de los recursos propios y la autosustenatbilidad, y el desarrollo agrícola. La fortaleza del sector agrícola e industrial se logró, en parte porque:
Estos países también han logrado consolidar el consenso social entre empresarios, sindicatos y gobierno, lo cual les ha permitido combinar: un rápido crecimiento, pleno empleo y estabilidad de precios.
Actualmente, el modelo nórdico se encuentra amenazado por el influjo neoliberal que promueven más mercado y menos Estado. Algunos gobiernos nórdicos se han propuesto llevar a cabo una serie de reformas pro-mercado, entre las que destaca la venta de las participaciones estatales de muchas de las empresas públicas. Se trata de privatizar todo aquello que no tiene fundamento para permanecer en el ámbito público.
Sin embargo, algunos especialistas señalan que “la cultura política que los nórdicos han generado, continua prevaleciendo en estos países (BBC, Ob. Cit). También, las economías de estos países se mantienen robustas, limitando pérdidas en el modelo del bienestar, aún con la mayor liberalización de los mercados.
Lecciones del modelo nórdico para Cuba
Por supuesto, que las condiciones históricas, que instauraron el socialismo en Cuba, no son similares a las que originaron el modelo nórdico. El triunfo de la Revolución Cubana en 1959 no se debió, específicamente a conquistas sindicales, sino a un imponente liderazgo de fuerzas revolucionarias opositoras que desplazaron a los representantes del viejo orden, destruyeron las estructuras que sostenían su poder e impusieron las suyas.
También, desde el triunfo revolucionario se fueron gestando importantes vínculos con la unión Soviética, que iniciaron como el apoyo requerido ante la agresión norteamericana a Cuba y llevarían a estrechos lazos de cooperación política, económica, militar, entre otros. Todo lo cual, llevaría a Cuba a establecer más que una coincidencia ideológica, una real dependencia económica que impuso diversos patrones en la sociedad cubana y su dirigencia, producto de la transculturación. Además, el pensamiento de Fidel Castro ha estado presente en todo el accionar pluridisciplinario de la Revolución cubana.
No obstante, cuando se describe las características que hacen del modelo nórdico un referente internacional, no es desacertado pensar que muchos cubanos lo identificarían con sus aspiraciones: alto desarrollo humano, nivel de vida, buen salario, consenso político, paz y seguridad ciudadana, amplia cooperación internacional.
Estas aspiraciones fueron alcanzadas, en algún momento, por una parte de la sociedad cubana; sin embargo, la sostenida crisis económica desde los años 90, debilitó la dotación de servicios y subsidios estatales e hizo emerger un proceso de empobrecimiento persistente hasta hoy, sobre todo en las áreas de: la vivienda, la alimentación con calidad, el entorno comunitario y ambiental sano y el acceso a trabajo e ingresos1 .
También la prolongada crisis ha hecho emerger un conjunto de deficiencias del modelo de desarrollo social cubano, que revelan limitaciones del mismo para lograr su sustentabilidad. Por su parte, como se expuso antes, los países que conforman el modelo nórdico han seguido siendo exitosos, a pesar de los obstáculos económicos. En este sentido, conviene señalar algunos aspectos del modelo nórdico, que pueden servir de lecciones para el caso cubano.
Política fiscal orientada a la organización y financiamiento del bienestar social
En el caso de Cuba, la empresa estatal es gravada con altos impuestos (más del 50%) con el fin de garantizar centralizadamente la distribución de las riquezas. Así mismo, los trabajadores dejan de percibir en forma de salario, una parte del valor de su fuerza de trabajo, considerada un “fondo social de consumo”, para sufragar los servicios sociales gratuitos.
La empresa estatal, como promedio, ha mantenido: baja productividad, eficiencia y competitividad (Mulet, 2017). Esto ha generado que el Gobierno haya tenido que recurrir durante años al crédito externo y a relaciones comerciales ventajosas con otros países, para sostener el sistema social instaurado.
Aún en difíciles condiciones económicas, Cuba ha logrado una distribución con un criterio de prioridades que siempre ha protegido a los más desventajados. Sin embargo, esta distribución se ha sustentado en un principio de justicia social estrecho (satisfacción de necesidades básicas), arbitrado y sostenido por el Estado, mediante un sistema de reparto sin reservas (Cuba Posible, 2015). Con las reformas aplicadas desde el 2007, se han incrementado las desigualdades sociales.
En este sentido, el modelo nórdico pudiera servir de referente para Cuba atendiendo a la forma en que sufraga el desarrollo social. En los países nórdicos, el Estado participa en la organización y financiamiento del bienestar social, acompañado por un sistema de impuestos que tiene, tanto una amplia base tributaria, como un sistema de impuestos progresivo.
Por ejemplo, países como EUA o Alemania la empresa tiene una carga impositiva más elevada que los trabajadores, para que estos tengan más dinero disponible, favoreciendo así el consumo. En los países nórdicos sucede lo contrario, las empresas cuentan con mayor cantidad de dinero, así las mismas pueden invertir, generar más empleo y crecimiento.
Por tanto, en estos países, el trabajador-consumidor es el que soporta la mayor carga impositiva. Los trabajadores, como principales receptores de las ayudas sociales son los que sufragan, con sus rentas del trabajo y su consumo sus propias políticas sociales.
La renta disponible de los trabajadores es menor, pero en cambio, estos tienen numerosos aspectos de índole social cubiertos por ayudas, becas, subvenciones, etc. El efecto regresivo de los impuestos indirectos ha sido atenuado, con eficaces políticas redistributivas y existen, excepciones para las rentas más bajas.
La forma en que se financian las políticas sociales en los países nórdicos genera un círculo virtuoso para la incorporación social. Primero, porque individuos de todos los estratos y características personales están obligados a contribuir al financiamiento de las políticas sociales, por su condición ciudadana. Segundo, porque entre mayor es la carga impositiva, mayor es la preocupación social por apoyar y supervisar los servicios de los cuales se beneficia. Tercero, los altos impuestos a los grupos de mayores rentas benefician también a grupos de menores ingresos.
Creación de empleos para generar calidad y estabilidad
Como parte de las reformas que se realizan en Cuba, el gobierno se ha propuesto eliminar las plantillas infladas en todas las esferas de la economía y producir una reestructuración del empleo, permitiendo el incremento del sector no estatal. En consecuencia, el empleo estatal se redujo en un 12% en los últimos 5 años, fueron eliminados cuatro Ministerios y reordenados 13 Organismos Globales (Cubadebate, Ob. Cit.).
Así mismo, el gobierno cubano estudia nuevas estructuras de gobierno subnacional en dos provincias, las cuales se fundamentan en la reducción de gastos administrativos y el establecimiento de una estructura más simplificada (Mulet, 2015: 28-36). Sin embargo, continúan los problemas de efectividad, calidad, dilaciones en la toma de decisiones y se han logrado crear muy pocos empleos que se correspondan con la calificación de la fuerza de trabajo, con una remuneración adecuada (Mulet, 2017).
El estudio del modelo nórdico advierte que las altas proporciones de funcionarios públicos no sólo significan la búsqueda de mayor calidad en los servicios– aunque estas también dependen de la organización y funcionamiento interno de las Administraciones Públicas. Estas altas proporciones buscan además, la estabilización de empleo e ingresos en gran parte de la población, y en consecuencia, la estabilidad del consumo y las bajas tasas de desempleo.
En los países nórdicos la mayoría de las tareas del bienestar social son asumidas por el Estado o autoridades locales, y solo de una manera limitada por individuos, familias, iglesias u organizaciones nacionales de bienestar.
Para garantizar la activa participación del Estado estos países han optado por mantener elevados números de funcionarios en las estructuras públicas. Según datos de la OIT, Dinamarca, Suecia y Finlandia son los países de la UE en los que existe mayor proporción de funcionarios dentro de la población activa.
En Dinamarca, por cada 5,7 ciudadanos, existe un funcionario (17,54% de la población activa); en Suecia, un trabajador público por cada 7,1 suecos activos (14,08%); cada 7,9 fineses, uno trabaja para el estado (12,65%). Según datos de la OCDE, uno de cada cinco noruegos (20%) tenía su puesto de trabajo en el sector público.
Por lo general, existe la tendencia a favorecer el crecimiento de los empleos en las actividades de mayor productividad. En este sentido, los nórdicos consideran que, si la intervención estatal se restringe a los sectores de alta productividad y los vínculos entre estos y el resto son débiles, se podría correr el riesgo de incrementar la informalidad laboral. Por tanto, además de favorecer el empleo en sectores de alta productividad, los Estados nórdicos tratan de favorecer los empleos en los servicios públicos, de importancia vital para el correcto funcionamiento de un país, y el propio funcionamiento del Estado.
Estabilidad y consenso en proyectos y políticas a largo plazo
La Constitución Cubana establece que: la estabilidad económica y política se logra por las ganancias de bienestar que hace posible el Estado. El Estado constituye un concepto básico de territorio, soberanía e identidad, representado mediante la conjugación de Estado-Nación, a partir de lo cual, se definen los criterios del bienestar y las expectativas sociales.
De esta forma, en Cuba, la política social constituye la política que determina el avance hacia el socialismo y los objetivos supremos deben ser trazados por la vanguardia política que encarna el Partido. En consecuencia, la ideología promovida por el Partido-Estado es el agente aglutinador-constructor del consenso social (Constitución, Artículo 5 y 62).
Esta forma de organización política ha permitido en Cuba, sostener políticas universales centralmente definidas para los sectores populares, pero no ha logrado clausurar los mecanismos de reproducción de las diferencias, entre los grupos que configuran la estructura de la sociedad cubana (Cuba Posible, 2015).
Así, los grupos en desventaja (mujeres, negros y mestizos, ancianos, residentes de los territorios de menor grado de desarrollo, entre otros) en determinados períodos de tiempo han logrado mejorar sus circunstancias, pero no logran remontarlas totalmente y son muy vulnerables a cualquier evento que modifique la capacidad del Estado de dotarlos de protección. Estos grupos fueron los perdedores de la crisis de los 90s y hasta hoy continúan atrapados en el perfil de riesgo y vulnerabilidad, por sus pocas opciones (activos) para aprovechar las alternativas de mejoramiento de ingresos y condiciones de vida que el proceso de reformas intenta crear (Ibídem).
Las corrientes políticas desplegadas en los países nórdicos no definen una doctrina e ideología común, sino proclaman una “unidad programática”. Excepto Islandia y Finlandia, los otros países son monarquías parlamentarias – el monarca sólo asume la Jefatura del Estado y su papel es meramente simbólico – sin embargo, los gobiernos democráticos se han sucedido desde inicios del siglo XIX y XX (Pampillón, 2008: 155-165).
Esta tradición democrática ha calado profundamente, tanto en el propio sistema político como en la sociedad, por lo cual, en todos los países alternan partidos protagonizados socialdemócratas y democristianos, con periodos de gobiernos de varias legislaturas seguidas, lo que ha derivado en etapas de gobierno estables y sobre todo, con tiempo suficiente para asentar proyectos y políticas a largo plazo (Ibídem).
Tanto partidos socialdemócratas como democristianos tienen, dentro de la política económica y social, muchas coincidencias. Ambos son ideológicamente partidarios de la intervención del Estado en la economía, redistribuyendo rentas, protegiendo a los trabajadores y fomentando políticas públicas. La única separación puede residir en concepciones distintas a nivel “ético” – aborto, derechos los homosexuales, legalización de drogas, etc. – y asuntos de política exterior, área en la que estos países son extremadamente sensibles dada su histórica neutralidad (Ibídem).
Muchas decisiones social y políticamente polémicas, quedan a menudo derivadas a un referéndum popular, para que el pueblo decida sobre ellos. Por ejemplo, en 1972, el parlamento noruego votó masivamente a favor de entrar en la Unión Europea; para respaldar esta entrada, decidió convocar un referéndum. Los noruegos rechazaron dicha entrada por un escaso margen y por tanto, Noruega no entró en la UE.
En general, los países nórdicos han sustentado su desarrollo social en la garantía de derechos sociales universales pero considerando:
Estos aspectos no han sido incluidos con igual relevancia e intencionalidad en las políticas sociales cubanas, lo cual hace que las mismas pierdan impacto ante los cambios en la sociedad cubana.
Conciencia política plural, constructiva y sobre todo, crítica
En Cuba la participación ciudadana se estableció a partir deun sistema estructurado en las instancias de los poderes populares (nación, provincia, municipio), como forma más desarrollada de democracia, apoyado en la extensa participación política de los ciudadanos. En consecuencia, la participación ha tenido, un carácter principalmente consultivo, no de toma de decisiones, sujeto políticas de control por parte del gobierno y el partido.
Además, la participación es promovida por altos incentivos políticos, a partir de las organizaciones de masa. La clase obrera ejerce el papel de rector del proletariado, al participar en la discusión del Plan y el Presupuesto Anual, los cuales además son discutidos en las asambleas municipales y provinciales, antes de presentarse a la Asamblea nacional.
Esta forma de concepción de la participación ciudadana, se ha basado además en la homogenización de valores sociales. Al surgir un papel más activo de los actores económicos que deciden emprender y tomar iniciativas en la construcción de la sociedad, inevitablemente los conduce a exigir cada vez más espacios de participación en la asignación de recursos y en la distribución de ingresos.
Sin embargo, el sistema institucional no ha sido capaz de facilitar y sostener el equilibrio de la heterogénea realidad social y por tanto, la propia institucionalidad, frustra cualquier diseño que no se avenga a sus códigos procedimentales establecidos.
Por su parte, los países nórdicos han creado una cultura en sus ciudadanos que favorecen tanto la correcta actuación de los actores públicos, como los niveles de exigencia de la sociedad, respecto a las políticas públicas y la marcha del país en su conjunto.
Para los nórdicos, el Estado debe legislar sobre la población, así como la población debe indicar a las instituciones públicas, por donde debe actuar o prestar atención en base a las demandas ciudadanas. Cualquier carencia en ambos sentidos deriva en ineficacia y malas políticas. La importancia de esta retroalimentación constante del sistema, así como, el compromiso por la democracia, es algo muy arraigado en los países nórdicos y un punto central de su identidad.
Los logros cosechados por el sindicato en materia laboral, de derechos, prestaciones y demás son notables. También la afiliación sindical es elevada superando en todos los países nórdicos la medida de la OCDE que es el 17.5% - en Finlandia, la afiliación es del 70%; en Dinamarca del 68,8%; en Suecia del 67,7% y en Noruega del 54,6%. Así, y lejos de los sectarismos partidistas, se crea una conciencia política plural, constructiva y sobre todo, crítica (Pampillón, 2008: 155-165).
Es importante notar que el modelo de bienestar nórdico es un concepto abrazado en consenso tanto por partidos políticos de derecha como de izquierda. En ocasiones el nivel de beneficios es discutido, pero rara vez los beneficios en sí.
Modelo laboral de ‘flexiseguridad’
Cuba posee una cobertura de la fuerza laboral entre las mayores en América Latina; un sistema unificado y con normas uniformes; solidaridad social, equidad de género, y rol del Estado (el mayor en toda la región y excesivo) (Mesa Lagos, 2014).
Sin embargo, las estructuras organizativas en las organizaciones cubanas se han mantenido hasta la fecha mayormente basadas en categorías de empleo, centralmente establecidas. Estas, por lo general son homologadas por sectores y niveles de organización de la producción y los servicios, independientemente de las estructuras óptimas de productividad laboral en cada eslabón de la cadena de valor. Por tanto, el salario no actúa como regulador del mercado de trabajo y la realización de la producción y los servicios considera muy poco la demanda real de fuerza de trabajo (Mulet, 2016).
La exclusiva dependencia del ingreso del empleo formal ha hecho a los cubanos vulnerables frente a imprevistos colectivos (como las crisis económicas) o muy costosos (como la enfermedad, la discapacidad o la vejez). Con las reformas aplicadas desde el 2007, el gobierno cubano ha logrado, la reducción del empleo superfluo pero la informalidad aumentó y la salud y las pensiones debilitaron la estratificada incorporación social existente.
También, desde la crisis de los 90 los salarios nominales de los empleados estatales cubanos perdieron su capacidad adquisitiva, al caer el salario real en un 70%, cifra que sólo se ha podido recuperar en un 23% hasta el 2015 (MEP, 2015). El salario medio actual representa 696 CUP (22.8 USD) y cubre sólo el 54% de una canasta básica mínima (Mulet, 2017).
En este sentido, Cuba pudiera valorar algunos beneficios del modelo de flexiseguridad nórdico. Básicamente, la flexiseguridad es un punto medio entre los dos conceptos tradicionales: 1) el modelo flexible, que establece poca o ninguna protección por parte del Estado al trabajador en caso de despido y bajos impuestos para lograr mayor dinamismo económico y 2) el modelo proteccionista que promueve la defensa del trabajador con altas indemnizaciones por despido y extensas coberturas por desempleo.
La flexiseguridad consigue mantener tanto la protección al trabajador como la capacidad de crecimiento de las empresas mediante tres premisas, como muestra la Figura 1.
Para que este sistema funcione de manera correcta, deben estar perfectamente articulados los tres pilares del mercado de trabajo: flexibilidad, protección y formación, también denominado: triángulo de oro (Moene, 2016):
Los estudios realizados por la OCDE (OCDE, 2006) y la OIT (OIT, 2005; 2006: 33-35; 2007) demuestran que los resultados socioeconómicos de estas políticas se caracterizan por unas tasas de empleo elevadas, mientras que las tasas de desempleo y pobreza relativa son bajas. Sin embargo, el coste de este modelo en términos de presupuesto público es muy alto, una de las principales críticas que recibe.
Para el caso Cubano, pudieran servir de referentes tres aspectos del modelo nórdico:
Otro aspecto que Cuba pudiera valorar del modelo nórdico es la creación de un sistema de pensiones (contributivas y asistenciales). Es decir, un régimen de reparto (pero con una reserva) mediante el ahorro en cuentas individuales y administración mixta. Esto aumentaría la sostenibilidad financiera-actuarial, mejoraría las pensiones futuras y generaría recursos para inversión doméstica (Mesa Lagos, 2014).
Igualdad de género y conciliación familiar
En Cuba, se han aplicado importantes políticas para equilibrar la igualdad de género y la protección y cobertura de la maternidad. Son mujeres el 49 % de los ocupados en el sector estatal civil y el 66,8 % de la fuerza de mayor calificación técnica y profesional del país, están ocupados por mujeres el 38 % de los cargos en El Estado y el Gobierno. Sin embargo, la promoción de la conciliación familiar no ha tenido la misma cobertura desde los programas Estatales o empresariales.
En un intento por equilibrar igualdad de género y promoción de la familia, los estados nórdicos han realizado políticas bastante activas para brindar laboralmente a las mujeres igualdad de género en cuanto a la política salarial y el desarrollo de una vida familiar (El país, 2011). Como puede verse en la Tabla 5. los derechos de maternidad en los países nórdicos son bastante atractivos.
Fuente: Elaboración propia a partir de la legislación laboral de cada país analizado
Sin embargo, lo más relevante para Cuba es quizás, que los nórdicos conciben la política familiar, como un sistema que relaciona mercado laboral, educación, valores socioculturales y por supuesto, el rol del Estado (Teigen, 2012).
La política familiar en estos países, por una parte trata de cubrir algunas necesidades del trabajador mejorando así su calidad de vida y la de su familia. De esta forma, las instituciones y empresas se ve recompensada con una mayor motivación y compromiso del trabajador y por lo tanto, un aumento de productividad y una disminución de la rotación de empleados, consiguiendo así una retención de los mejores talentos.
Existe un amplio catálogo de beneficios sociales, como son: seguros de salud, ayudas para la formación de los hijos: vales que cubren los gastos de guardería y becas de estudio; ayudas para material escolar; servicios odontológicos para la familia; flexibilidad de horarios y trabajo desde casa; planes de mejora de la salud, mejora de la alimentación y realización de actividades deportivas.
Por otra parte, existen diversos Programas Estatales y educacionales que promueven la responsabilidad de los padres con sus hijos, como aspecto medular de la conciliación familiar (El País, 2011). Un ejemplo de ello es que muchos padres están obligados a tomar licencia para cuidar a sus hijos luego de su nacimiento.
Confianza en las instituciones públicas
En Cuba se estableció un sistema político, regido por un Estado, que bajo la posesión y administración de toda la propiedad, asumió la dirección de toda la actividad social. El Estado se promovió como garante y sostén de las necesidades del pueblo cubano. Con las crisis económicas, la calidad de los productos o servicios públicos se ha visto afectada.
Igualmente, la centralización de las decisiones en los Organismos Centrales del Estado generó una amplia cultura de espera, en el sistema institucional. También, las políticas preventivas, contra la injerencia extranjera, desarrollaron una amplia discrecionalidad en el funcionamiento y resultados del sistema Estatal.
Al establecerse que el Estado sería el garante y sostén directo e inmediato de la vida de cada ciudadano, fueron minimizados los mecanismos mediante los cuales las instituciones de la sociedad civil (familia, comunidad, barrio, organizaciones sociales), tienen obligación directa frente a él. Esto hizo que el sistema perdiera toda capacidad para la autocrítica y el auto perfeccionamiento.
Por su parte, los países nórdicos trataron de establecer una relación de confianza y trasparencia entre el gobierno y la ciudadanía, a partir de los logros sindicales. Para lograr la confianza de los ciudadanos, los gobiernos nórdicos lucharon, en primera instancia, por encaminar al país por la vía del verdadero desarrollo, lo cual implica un aumento de la calidad de vida de sus ciudadanos. Luego de conquistada esta confianza, se establecieron diversos mecanismos para velar por la trasparencia, como (Stein Ringen, et.al, 2015):
Es decir, el movimiento sindical nórdico tuvo el poder de influir en las instituciones públicas, para que las mismas dictaran políticas de acuerdo a sus expectativas. Al mismo tiempo, garantizaron la creación de mecanismos para que, mediante el diálogo y la representación se continuara defendiendo sus derechos y el gobierno rindiera cuentas de sus acciones.
Profunda tradición de cercanía entre el poder político y la sociedad
Después del triunfo de la Revolución Cubana, las políticas de igualitarismo y homogenización de valores trataron de suprimir la diversidad social y reducir la cultura social, a la cultura proletaria.
El Estado sería el proveedor o responsable de la satisfacción de las necesidades básicas de la población y al estar coaptados los intereses individuales y de grupo, la sociedad se fue separando de la obligación individual de producir, no sólo para garantizar su subsistencia, sino la de la sociedad.
En consecuencia, el proceso de participación ciudadana quedó mayormente delegado a la consulta popular y la interacción social pasó a ser pasiva.
Por su parte, los países nórdicos han logrado establecer altos niveles de participación e interacción social, estableciendo mecanismo para que los diversos grupos y estratos sociales tomen iniciativas, conjuntamente o independientemente de las autoridades. Esto ha permitido consolidar el consenso social entre empresarios, sindicatos y gobierno, asegurando así, paz social, precios estables y mantener la competitividad internacional, a largo plazo.
El papel de los sindicatos ha sido determinante para alcanzar el actual estado de bienestar. A diferencia de otros movimientos sindicales, el objetivo central de movimiento sindical nórdico ha sido generar la suficiente capacidad de negociación como para establecer una dinámica de diálogo social, entre el empleador y los trabajadores, de forma permanente. Otros movimientos, por lo general se han concentrado en hacer valer sus demandas.
Así mismo, los sindicatos están presentes en el diseño de políticas e importantes decisiones gubernamentales. Más que establecer una ideología común, los nórdicos han luchado por establecer efectivos pactos sociales.
Utilización de la renta y ahorros para desarrollar otros sectores productivos.
El proceso de reformas a la economía cubana ha seguido postulando la Planificación Socialista como la posibilidad de combinar de manera efectiva el plan y el mercado.
Las reformas en principio, no suponen la desaparición de la asignación y distribución centralizada de recursos, sino que, promueven un cambio en calidad de ese proceso, disminuyendo el papel del Estado como administrador. Sobre esta base, todos los principales actores de la economía continúan tributando la mayor cantidad de sus ingresos al Estado, el cual anualmente los redistribuye, mediante políticas progresivas.
Así, los ingresos de sectores como el Turismo, que generan gran cantidad de divisas al país, son homologados junto a otros ingresos, para conformar una cuenta única, la cual se maneja de forma discrecional, de acuerdo con las características de cada período económico.
Los países nórdicos, en especial Noruega, son un eficaz ejemplo de cómo un país puede usar la renta que genera cualquier excedente de riqueza producida por los ingresos de la explotación de un recurso, como el petróleo, para desarrollar otros sectores productivos, como la pesca y la industria hidráulica.
Por su parte, Noruega es un sorprendente caso de cómo se deben aprovechar los enormes ingresos de las exportaciones de gas y petróleo para financiar el Estado de Bienestar. El superávit generado por la explotación del petróleo, es depositado en su Government Pension Fund of Norway, uno de los mayores fondos soberanos del mundo, con más de 800 000 millones de dólares estadounidenses en activos. En total, el gobierno controla el 31,6% de las empresas cotizadas en bolsa, y es habitual su participación, tanto en el resto de empresas cotizadas como en las sociedades no cotizadas (IMDI, 2015).
Algo similar sucede con las grandes y potentes cooperativas que forman parte de las estructuras empresariales nórdicas. Estas cooperativas están obligadas por ley a crear fondos de reservas, tanto para su desarrollo como para impulsar sectores conexos y de apoyo.
Sin embargo, estos fondos tienen especificaciones sobre la forma y el destino de su uso. En primer lugar, estos fondos deben contribuir al desarrollo del propio sector que los genera o a cubrir sus necesidades coyunturales. Su inversión en otros sectores, por lo general, prioriza la creación de cadenas productivas, la potenciación de las cadenas de valor o actividades de impacto social o económico redituables.
Por otra parte, la evidencia empírica señala que los elevados impuestos que financian sectores públicos de gran magnitud suelen afectar negativamente al ahorro y, en consecuencia, a la inversión y al crecimiento. Para los países nórdicos esto no parece ser absoluto. La introducción de planes de pensiones basados en mayor grado, en el régimen de capitalización, han generado un mayor nivel de ahorro en relación con el segmento de población de mayor edad, con un impacto positivo sobre el ahorro agregado.
La lección más importante en este sentido es la importancia de generar fondos de reservas para impulsar el desarrollo económico y social. No se trata sólo de centralizar recursos para utilizarlos en beneficio de un bien nacional, como se ha hecho en Cuba, sino de crear mecanismos para que los recursos que se centralizan tengan un impacto en el desarrollo; ya sea, buscando el rendimiento de estos recursos, mediante inversiones o soportando desbalances, desequilibrios ante un problema coyuntural.
Gran parte del éxito en las políticas económicas de los países nórdicos se deben a efectivas políticas de ahorro que, en general, han facilitado e incentivado la actividad económica y el crecimiento en un país.
Economía protegida sin renunciar a reformas pro-mercado.
De acuerdo con la Constitución en su artículo 14, en Cuba rige el sistema de Economía basado en la propiedad social de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción. Para ello se ha establecido que el Estado es quien posee los medios fundamentales de producción, es quien organiza controla y dirige la actividad económica, en todo el territorio nacional, conforme a un plan que garantice el desarrollo programado del país, refrendado con carácter de ley, que garantiza el cumplimiento de los objetivos supremos. De ello se han desprendido otros principios más específicos que son:
El objetivo prioritario de los agentes económicos es la satisfacción de las necesidades sociales, previstas en el Plan.Este principio promueve potenciar que las empresas respondan por determinado encargo social y la voluntad política de favorecer el valor de la igualdad, determina la regulación directa sobre todos los aspectos de la reproducción, suplantando la necesaria autorregulación mercantil.
Estos fundamentos constituyen en la actualidad un impedimento para lograr mayor efectividad en las reformas a la economía. Por una parte, la expansión del sector no estatal, se trata de controlar mediante la regulación directa, lo cual impide su mayor aporte a la economía. Por otro, la autonomía cedida a las empresas estatales para que generen eficiencia y competitividad no se traduce en una autonomía real, debido a la dependencia del control central de los recursos, coaptando el espíritu emprendedor y la iniciativa empresarial.
Hasta hace algún tiempo tendríamos que situar en dos grupos a las economías, o es una economía protegida o es una economía pro-mercado. En el caso de los países nórdicos, la búsqueda del punto medio no solo ha tenido éxito en el modelo laboral, sino en la economía en general.
Todos los países nórdicos han recurrido al mercado para asignar los recursos, pero el Estado se ha mantenido interviniendo para regular estas asignaciones, ya sea, tener un mercado laboral dinámico, con bajos niveles de desocupación, sin prescindir de una amplia cobertura social, que garantiza altos niveles de productividad, lo que sustenta un sólido y robusto crecimiento económico.
Es decir, en los países nórdicos la meta ha sido crear una economía, que combina la libre iniciativa, con un progreso social asegurando por la capacidad económica.
En otras palabras, estos países han logrado los indicadores propuestos por el socialismo cubano, sin declararse socialistas. Han logrado desarrollar una economía justa sin una Planificación Central de la misma y han logrado una amplia participación ciudadana en la construcción del desarrollo sin ideología comunista como referente.
Conclusiones
El modelo nórdico con un fuerte estado de bienestar ha sobrevivido de forma eficiente durante varias crisis internacionales. La clave parece ser: mantener una economía productiva y competitiva, cubriendo los gobiernos únicamente las necesidades que el sector privado no satisface eficientemente, con una activa participación de los trabajadores en el financiamiento del desarrollo social, lo cual garantiza una mayor y mejor inclusión social.
A pesar de las diferencias culturales, especificidades de las relaciones sociales, diferencias de tamaño o diversidad de las estructuras económicas, algunos aspectos del modelo nórdico, pueden ser útiles para reformar el sistema de bienestar cubano. Tal es el caso de:
Además de lo antes dicho, aprender del sistema institucional nórdico puede ser una apuesta importante para los cubanos, pues al decir de Aguirre, el modelo nórdico y la sociedad nórdica, carece de la melancolía del poder. No existen referencias o por lo menos yo no las encontré, de que los nórdicos quieran imponer sus políticas o modelo en otros países; por lo cual, cualquier lección que se tome de este contexto, proviene mayormente de un “pacto social” y no de un modelo de democracia liberal. Además, porque el modelo nórdico conquistó no sólo el bienestar social soñado por los cubanos, sino que lo ha logrado sustentar.
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* Consultora del sector privado y cooperativo en Cuba
1 Cuba no publica estadísticas sobre la pobreza, 20% de pobreza urbana es el último dato público.
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