Jasely Fernández Garrido*
Universidad de La Habana, Cuba
jaselyfg@gmail.comRESUMEN
La cultura política es una forma de la cultura en general, la misma es transmita de generación en generación, posee un carácter histórico concreto y a medida en que responda a los intereses de los individuos es legitimada por estos. Influye en las formas de participación política. El presente artículo titulado “La Cuba de hoy y la cultura política que la distingue” tiene como objetivo exponer los fundamentos históricos y epistemológicos necesarios para la comprensión adecuada del fenómeno de la cultura política cubana.
Palabras claves: Cuba, cultura, política, cultura política cubana.
ABSTRACT
The political culture is a form of the culture in general, It´s transmitted from generation to generation. It has a particular historical character and as it responds to the interests of individuals is legitimated by them. It influences the forms of political participation. This article entitled "The Cuba of today and political culture that distinguishes" has as purpose exposing the historical and epistemological foundations necessary for the proper understanding of the phenomenon of Cuban political culture.
Key Words:
Cuba- culture- politics- political culture.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Jasely Fernández Garrido (2017): “La Cuba de hoy y la cultura politica que la distingue”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (febrero 2017). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2017/02/cuba.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1702cuba
INTROCCION
En las sociedades contemporáneas, la posición asumida por parte de los sujetos miembros de la sociedad civil en relación con el sistema político determinante, las políticas que se desarrollan en el mismo, así como, el sistema de relaciones políticas que se van generando, están mediadas por las herencias, las tradiciones y la cultura política que se transmite de generación en generación y que es o no aceptada por las nuevas generaciones y caracterizada por la etapa en que se desarrolla.
Por tanto una revisión y actualización de este término, cultura política, se hace necesario, para desde un enfoque sur posibilitar el enriquecimiento del mismo, adecuarlo a los contextos actuales y potenciar a través de él, la comprensión sobre las posiciones asumidas por los sujetos y con ello la participación política de estos.
La cultura política es una manifestación de la cultura en general y forma parte de los comportamientos políticos asumidos por los individuos. Al igual que la política posee un carácter totalizador que deviene en su capacidad integracionista.
No todos los pueblos poseen la misma cultura política porque los contextos, las historias son particulares, a pesar de esto es posible encontrar características homogéneas en dependencia de las regiones, los sistemas políticos o las ideologías.
En el caso particular de Cuba su cultura política se caracteriza por todo un proceso evolutivo que va aparejado con la conformación de la identidad cubana. En su formación y desarrollo influye el pensamiento y accionar de diferentes personalidades de la Isla y del mundo. La cultura política cubana adquiere sus puntos cumbres en las figuras de José Martí y Fidel Castro.
Debido al rol significativo que posee esta para el afianzamiento de las conquistas de un país y en espacial para el caso de Cuba el presente trabajo titulado: “La Cuba de hoy y la cultura política que la distingue”. Tiene como objetivo: Exponer los fundamentos históricos y epistemológicos necesarios para la comprensión adecuada del fenómeno de la cultura política cubana.
Para ellos el trabajo se encuentra dividido en tres apartados: 1.1 Desde la epistemología, un acercamiento a los conceptos de cultura y política, el 1.2 Origen y evolución de la cultura política visto desde la prespectiva de diversos autores y el 1.3 Cuba & Cultura política.
El presente trabajo responde a una investigación descriptiva, guiada por una metodología cualitativa, los métodos empleados fueron el dialéctico- materialista, por tener como característica esencial la consideración de los fenómenos históricos y sociales en continuo movimiento, este método propone estudiar los fenómenos desde su relación con otros, ya que nada existe como un objeto aislado. También se utilizaron los métodos de unidad histórico-lógico, analítico-sintético e inductivo-deductivo porque permiten el análisis de la evolución histórica y las tendencias actuales de la cultura política, en particular, la cultura política cubana.
Para una mejor comprensión del objeto de estudio se consultó un significativo número de bibliografía de autores cubanos y extranjeros contemporáneos y clásicos.
1.1 DESDE LA EPISTEMOLOGIA UN ACERCAMIENTO A LOS CONCEPTO DE CULTURA Y POLITICA.
A lo largo del desarrollo histórico han sido múltiples las definiciones atribuidas al concepto de cultura política, ya sea por su complejidad o por la combinación de sus términos “Cultura” y “Política”. Es por esta razón que no puede definirse la cultura política sin antes comprender que se entiende por ambas categorías que la componen.
La palabra “cultura”, proviene del latín cultus y se refería al cultivo del espíritu humano y las capacidades intelectuales del hombre, este término ha sido asociado a lo largo de la historia a la civilización y el progreso, aunque con el devenir del tiempo es asumido por diversos especialistas sobre el tema como un complejo sistema social que abarca diferentes manifestaciones de las sociedades contemporáneas, entiéndase por esto costumbres, creencias, formas de vestir, valores, comportamientos, formas de participación, ideologías ya sean individuales o colectivas.
Para Clifford Geertz (1990) “la cultura es esa urdimbre, y el análisis de la cultura ha de ser, por lo tanto, una ciencia interpretativa en busca de significaciones. Lo que busco es la explicación, interpretando expresiones sociales.” 1
Por su parte García Canclini (1989) nos expresa que ésta “es el conjunto de procesos donde se elabora la significación de las estructuras sociales, se la reproduce y transforma mediante operaciones simbólicas.”2
En concordancia con García Canclini, se encuentra Parenti (2009), quien dice que “enseñados a pensar en la cultura como un conjunto de antiguas prácticas y tradiciones, podemos cometer el error de pensar que no es algo fácilmente modificable. De hecho cuando las condiciones sociales y los intereses cambian, gran parte – aunque ciertamente no toda- de la cultura se modifica.”3
Para Barbosa Martínez (2013), es “el conjunto de símbolos, normas, creencias, ideales, costumbres, mitos y rituales que se transmite de generación en generación, que otorgan identidad a los miembros de una comunidad y orientan, guían y dan significado a sus distintos quehaceres sociales. La misma, da consistencia a una sociedad en la medida en que en ella se encuentran condensadas herencias, imágenes compartidas y experiencias colectivas que dan a la población su sentido de pertenencia, pues es a través de ella que se reconoce a sí misma en lo que le es propio. O como “sistemas en interacción de signos interpretables”4
Mientras que, por política, desde la utilización del lenguaje popular; así como la implementación del lenguaje científico, no se puede aludir al término sin antes remitirse al origen del vocablo, desde el griego “polítika” cuyo significado es “asuntos estatales y sociales”.
La política es un fenómeno social en el que intervienen la acción de las clases sociales, los mecanismos de gobierno y el Estado. Es resultado de las contradicciones que se gestaban en la base económica de la sociedad, su surgimiento se ubica en la fase histórica de desintegración de la comunidad primitiva y el surgimiento del régimen de producción esclavista y la existencia de las clases, por lo que su funcionamiento está condicionado a controlar y regular los interese de las clases.
Posee un carácter histórico-concreto y en la aplicación de esta los elementos jurídicos son fundamentales.
El marxismo clásico ha analizado la política como “el producto más elevado de la lucha de clases, observando su punto culminante en el momento que se identifica con la conformación del poder estatal.” 5
Durante el desarrollo histórico de la sociedad han sido varias sus interpretaciones, esto puede ser condicionado por, como plantea Fung Riverón (1998) “la propia indeterminación conceptual de la política”6
Para Cabrera Rodríguez (2004), la política, es “el proceso social mediante el cual los sujetos que en él intervienen (individuales o colectivos) producen y distribuyen acciones vinculantes (relacionadas principalmente con el poder, la dominación, la autoridad y los recursos) las cuales tienen fuerza y vigor en un espacio temporal dado, y están determinadas por los objetivos e intereses cardinales de sus sujetos portadores.” 7Este criterio es el asumido en la presente investigación. La unión de ambos, cultura y política, da origen a la categoría de cultura política, concepto más amplio y complejo.
1.2 ORIGEN Y EVOLUCION DE LA CULTURA POLITICA VISTO DESDE LA PERSPECTIVAS DE DIVERSOS AUTORES.
Sus orígenes se encuentran desde la antigüedad cuando comienza a ser analizado de forma escrita y oral el fenómeno de la política por historiadores y profetas.
Al tener como centro el análisis de las tradiciones y los comportamientos de los pueblos, lo que da paso a nuevas reflexiones y pensamientos sobre los cambios políticos en la Grecia y la Roma antiguas, así como, también el examen de las constituciones políticas de aquellos pueblos.
El término de cultura política es avizorado por Aristóteles y Platón cuando comienza a ser analizado el fenómeno de la política como un atributo consustancial a la especie humana, configurándose desde esos momentos la idea de que allí y dónde los individuos se organicen y constituyan como colectividad social, esta tenderá por si misma a constituirse por una u otra vía en una forma de organización de tipo político. Esta concepción ha sido definida por algunos autores como “teoría de la sociabilidad”.8
También es evidenciado por Nicolás Maquiavelo quien ante la inestabilidad de la política durante el período de las poliarquías feudales, desarrollaría la búsqueda en torno a nuevas técnicas de gobierno capaces de lograr una estabilidad, un orden político que conllevara a fomentar la unidad política, permitiendo así la existencia de un Estado sólido capaz de invertir el poder autoritario papal tanto desde las ideas como desde los actores sociales, aunque la participación no fue vista como de vital importancia. Para lograr dicha unidad solo sería posible a partir de su elemento común, la cultura.
Con el desarrollo del pensamiento político, el término fue estudiado y enriquecido por autores clásicos como son Montesquieu, Rousseau y Tocqueville.
Y es en la década del 60 del pasado siglo, cuando toma auge en los países europeos y EEUU, mientras que en América Latina adquiere una mayor connotación a mediados de la década de los 80, con el propósito de comprender qué ocurría con los segmentos poblacionales que se encontraban implicados en los procesos de las dictaduras de América del Sur.
Vale tener en cuenta que el concepto es aplicado en América Latina en el contexto de las denominadas transiciones a la democracia, después de varios años de dictadura en diferentes países del área; aunque no solo fue este el motivo, pues, de igual modo, constituía una necesidad comprender el por qué los países de América Latina copiaban los modelos políticos de los países europeos y al aplicarlos no se obtenían los resultados previstos.
En la actualidad el análisis de la cultura política requiere una nueva visión, esta debe ser integracionista y que se encuentre en relación con la forma en que es vivida la política en la contemporaneidad para, desde una mirada desprejuiciada y desde abajo, desde una Ciencia Política con enfoque Sur y mediante un análisis crítico, brindar novedosas propuestas partiendo de la importancia de este; ya que mediante la cultura política es posible propiciar la activa participación política de los ciudadanos en la conformación del sistema político en cualquier Estado.
Para ello es necesario tener en cuenta que la militancia política, la abstención o la inscripción electoral, aunque forman factores tradicionales de la política, no son los únicos e incluso no son asumidos de la misma manera que en la década de los 60.
Un ejemplo de esto lo constituye la creciente presencia de mujeres presidentas en el continente americano, respaldado este hecho por la legitimización de la sociedad civil, a pesar de ser América Latina un continente cuyas tradiciones se encuentran caracterizadas por la racionalidad masculina.
Y es que las tradiciones son un elemento importante que compone la cultura política, por lo que es ineludible tenerlas en cuenta, y romper con estas en caso de que sea necesario, sobre ellas Marx señaló, “La tradición de todas las generaciones muertas, oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos se disponen precisamente a revolucionarse y a revolucionar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal.” 9
Aunque Carlos Marx y Federico Engels no ofrecieron una definición exacta ni aludieron propiamente al término cultura política, si le concedieron principios básicos generales que les permitió crear los fundamentos de una cultura política en la masa proletaria.
Su obra La Ideología Alemana (1845) constituye por excelencia una verdadera pieza de la cultura política, en ella se caracterizan los dos principales sujetos políticos vistos desde las diferentes etapas de su desarrollo histórico, con sus enfrentamientos clasistas, los cuales conducirían al triunfo de la Revolución Comunista.
La creación de partidos políticos proletarios independientes de la red de intereses de la burguesía, capaces de llevar a vías de hecho sus propósitos emancipatorios constituyó otro ejemplo de formación de la cultura política.
Para Cabrera Rodríguez (2001) “Las revoluciones políticas proletarias fueron altamente valoradas por la ciencia política marxiana no sólo como actos de subversión revolucionaria de las relaciones de propiedad y de los institutos de dominación política, sino también en su elevada dimensión educativa, deviniendo verdaderas escuelas de cultura política para las masas, primero en el plano a través de su participación real en los hechos, y posteriormente, en el necesario análisis y retroalimentación de sus principales enseñanzas, como lo constituyó en su momento la Comuna de París”. 10
Otros autores como V. I. Lenin, también enfatizaron la importancia de la cultura política, este introduce el término desde los primeros momentos del Poder Soviético, cuando plantea que “el fin de la cultura política estriba en educar a verdaderos comunistas capaces de vencer la falsedad y los prejuicios y de ayudar a las masas trabajadoras a vencer el viejo régimen y construir el Estado sin capitalistas, sin explotadores, sin terratenientes”11 y “... por cuanto en ella se menciona el concepto de política, la política es en ella lo más importante.” 12
Lenin consideraba que era necesario desarrollar una cultura económica, del trabajo, del comercio, una cultura de la dirección de los procesos y para esto era imprescindible la existencia de una cultura política, se evidenciaba la importancia que le atribuía no solo a la educación y a la instrucción sino también al desarrollo de la propia cultura política.
Al respecto decía“...y para vencer la resistencia de esas clases sólo hay un medio: encontrar en la misma sociedad que nos rodea, educar y organizar para la lucha a los elementos que puedan – y, por su situación social, deban – formar la fuerza capaz de barrer lo viejo y crear lo nuevo.”13
Resulta importante resaltar la interpretación que este líder le atribuía a la cultura política en la educación y la alfabetización de la política de las clases populares.
Aportándole a la misma tres principios fundamentales entre los que se encuentran: Las tareas, las cuales se centran en para qué criticar y en qué es lo que asume esa crítica. También se encuentra el contenido que se basa en qué criticar, desde e l análisis crítico de los fundamentos sociopolíticos, ideoteóricos y factológicos de uno u otro fenómeno o concepción y en tercer lugar el carácter que consiste en cómo criticar. Condicionado por lo específico de la ideología como expresión de los intereses de una determinada clase, el carácter fue subdividido por Lenin como: carácter irreconciliable, carácter ofensivo y carácter multilateral.14
Todo esto, claro, teniendo en cuenta las características propias de cada etapa en que se desarrollaba cada suceso.
Lo anteriormente expuesto constituyó uno de los más grandes aportes de Lenin a la cultura política por su enorme valor metodológico y es a lo que hoy día pudiera llamársele como cultura de la crítica.
Antonio Gramsci fue otro de los autores que investigó y realizó aportes, que desde la perspectiva marxista enriquecieron la interpretación de cultura política.
Resulta interesante que a pesar de analizar la cultura desde países y contextos diferentes Gramsci y Lenin tenían puntos de coincidencia.
Sobre cultura planteaba Gramsci “Hay que perder la costumbre y dejar de concebir la cultura como saber enciclopédico en el cual el hombre no se contempla más que bajo la forma de un recipiente que hay que rellenar y apuntalar con datos empíricos, con hechos en bruto e inconexos que él tendrá luego que encasillarse en el cerebro como en las columnas de un diccionario para poder contestar, en cada ocasión a los estímulos varios del mundo externo. Esa forma de cultura es verdaderamente dañina, especialmente para el proletariado... La cultura es cosa muy distinta. Es organización, disciplina del yo interior, apoderamiento de la personalidad propia, conquista de superior conciencia para la cual se llega a comprender el valor histórico que uno tiene, su función en la vida, sus derechos y deberes.”15
Y es que, para el autor la cultura política tenía un rol básico para mantener la hegemonía de las clases dirigentes, ya fuera durante el período de lucha por el poder o una vez obtenido el mismo para consolidarlo, mediante la legitimización de la sociedad civil.
Para Gramsci esto sería posible a partir del convenio que esta podría tener, entre el mantenimiento del equilibrio fuerza-consenso, o sea, del firme control del poder a través del consenso entre las clases y grupos que le servirían de apoyo; y en segundo lugar, en, “dotar a esa conciencia cotidiana de organicidad, logicidad, coherencia y sistematicidad.” 16
Un momento importante dentro de la obra de este autor lo constituyó el papel de la formación de una cultura de la crítica, difundir críticamente verdades ya descubiertas, lograr hacer que se conviertan en base de acciones vitales, elemento de coordinación y orden intelectual y moral.
Este exponente de la cultura política del siglo XX brinda, aunque no de forma directa, un tesoro de ideas, de elementos que constituyen cultura política entre los que se encuentran: las tradiciones, las costumbres, los hábitos, el lenguaje, los procesos de construcción del consenso y la hegemonía entre las clases y los grupos sociales, así como la formación del bloque intelectual-moral.
De lo anteriormente expuesto se deduce que el marxismo originario, así como los seguidores de esta corriente, le atribuyen un importante papel a la cultura política en las condiciones para la transición al socialismo como formadora de costumbres, mediada por tradiciones, generadora de comportamientos, actitudes, formas de participación política, se transmite mediante el proceso de socialización y funda una identidad política.
Existen otros autores que desde diversas visiones aportan y definen el término de cultura política, quienes motivados por los elementos conductuales de la misma, realizan sus estudios desde el sistema político y su entorno, y también sobre las políticas resultantes de aquellos.
Entre ellos se encuentran Almond y Verba (1965) quienes definen la cultura política como “una particular distribución de los patrones de orientaciones hacia objetos políticos entre los miembros de una nación”. 17
Y es que al poseer la política un carácter totalizador, unido a la capacidad integracionista del sistema político con respecto a las relaciones que se establecen entre los diversos elementos de la sociedad, hacen que los sujetos políticos elaboren juicios individuales y colectivos desde sus perspectivas de vida y a través de los espacios de socialización política, fabricando así sus propios modelos de participación en la vida política, donde los valores juegan un papel importante en el desarrollo político de cada sociedad.
Por esta razón se asume el siguiente criterio: los valores constituyen condicionantes en la formación política de los sujetos pertenecientes a cualquier sociedad, y se convierten en elementos esenciales de la cultura política.
En la presente investigación se asume como definición de valor la emitida por Rodríguez Ugidos (1985) “el significado social que portan objetos y fenómenos de la realidad en una sociedad dada en el proceso de la actividad práctica, en unas relaciones sociales concretas, asumidos por los sujetos, en correspondencia con sus necesidades”18
Se hace necesario plantear que, en condiciones socioeconómicas, políticas y culturales, nacen los valores, por lo que no son abstractos, sino poseen un carácter histórico- concreto.
En los marcos de la cultura política y desde una visión de la Ciencia Política enfoque Sur se precisa el fortalecimiento de valores capaces de influir en modelos de acción, considerando los mismos como motores impulsores para lograr cohesionar la voluntad política de los sujetos y de este modo generar una identidad política colectiva.
1.3 CUBA & CULTURA POLÍTICA.
En el caso particular de Cuba para hacer un análisis de cómo es asumida la cultura política en la contemporaneidad de la sociedad civil cubana se hace necesario una interpretación del término desde su carácter histórico- concreto, pues el hoy de esta cultura política cubana, es el resultado de un complejo proceso de desarrollo.
El pensamiento político asumido por el cubano actual, su ideología, así como su manera de comportamiento político constituyen herencias transmitidas por medio de un proceso de socialización que data desde el propio surgimiento de la identidad cubana.
Hace más de 5 siglos, cuando la Isla es descubierta por Cristóbal Colón y comienza la colonización por España, los pobladores autóctonos son sometidos sin piedad a una gran explotación y por su naturaleza débil se extinguen, esto, trae como consecuencia la entrada a la Isla de negros africanos.
Estas tres poblaciones: españoles, en su mayoría, africanos e indios que, aunque extintos dejaron su herencia cultural, unidos a otra minoría de chinos e ingleses constituyeron la base étnico-cultural del hombre oriundo de Cuba, que en su momento fue llamado criollo, entiéndase por esto el nombre ofrecido al nacido en Cuba.
Las contradicciones de tipo económico políticas, al ser vistos los nacidos en Cuba de forma peyorativa y no tener derecho a comerciar libremente, ni a ocupar cargos en el gobierno, unido al amor a la tierra y al sentido de pertenencia que comenzaba a gestarse, dieron lugar a las primeras manifestaciones de ideología nacional. Un ejemplo lo evidenció la defensa de Pepe Antonio en la toma de La Habana por los ingleses.
Más no es hasta el siglo XIX que despega con auge la cultura política con el ideario de Félix Varela, caracterizado por su patriotismo, posteriormente continuado por sus discípulos, entre los que se encontraba el joven José Julián Martí Pérez.
El pensamiento político vareliano evoluciona desde posiciones primero reformistas (1812- 1820), y luego autonomistas (1820- 1823), transita con entero conocimiento de causa hacia posiciones independentistas (1823-1826), las cuales refrendaban un profundo ideal democrático popular.19
Varela, reconocía la importancia estratégica de la juventud y por ello dirigía a esta su trabajo, dotó de una cultura política emancipadora al proceso social cubano que había comenzado a gestarse años atrás y planteó que para lograr los objetivos emancipatorios desde la política y lo social solo sería posible a través de una emancipación intelectual.
José de la Luz y Caballero fue otra de las figuras que colaboró en la formación de la cultura política cubana, su obra realza fundamentalmente la dignidad en los hombres, y al igual que Varela, veía en la juventud un factor decisivo para la lucha contra las injusticias del régimen colonial. Gran parte de su trabajo lo dedicó a la enseñanza, sobre esto afirmó “educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para la vida”. 20
Mas esta cultura política dirigida por movimientos ideológicos reformistas y autonomistas, pronto evolucionaría hacia tener la certeza de la necesidad de un enfrentamiento contra los Estados Unidos, donde una de las figuras claves sería José Martí. Para él, al igual que para sus antecesores, Varela y Luz, la dignidad humana jugaba un importante rol, así como, también lo haría la educación y el trabajo con la juventud.
En la figura de Martí se resume la cultura política referida a la necesidad de crear una cultura política autóctona, lograr la emancipación, atribuírsele gran valor a la ideología y a la dignidad del hombre, así como su antimperialismo. Al mismo tiempo, sirve de base para la cultura política desarrollada en el siglo XX, en la cual resaltan figuras como Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena, entre otros, agrupando en su quehacer los elementos más radicales en cuanto a su antiimperialismo, su lucha contra las injusticias y a favor de la dignidad humana.
Una de las acciones relevantes que desempeñó Mella fue, al igual que Martí, la fundación de un partido, el Partido Comunista de Cuba y en su gran accionar jugó un importante papel de propaganda para desenmascarar al imperialismo.
Por su parte, Villena realizó profundas críticas a los gobiernos de turno, ejemplo de esto fue la caricatura realizada al presidente Gerardo Machado, al que llamaría, asno con garras. Al igual que Mella, participó en diversas huelgas y fue un gran activista en las acciones realizadas por el partido.
Ambas figuras, Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena, junto a otros jóvenes, constituyeron la vanguardia revolucionaria de la juventud universitaria de la época, enarbolando las banderas heredadas en cuanto a la ideología y cultura política de sus predecesores, y demostrando, una vez más, la importancia estratégica de la juventud.
Otros jóvenes en diferentes momentos de la historia continuaron con el ideario llevado a cabo en la lucha ininterrumpida por la emancipación y la justicia, entre los que se encuentran Frank País, José Antonio Echevarría y Fidel Castro. Este último, al igual que Martí constituyó, al decir de Cabrera Rodríguez (2001) “un momento de síntesis a un nivel superior en la evolución de todo el pensamiento político cubano independentista y emancipador (…)” “(…) en la figura de Fidel se concretiza una nueva síntesis de todo el legado de cultura política de Martí y todo el pensamiento político cubano, latinoamericano y universal, incluido también el pensamiento marxista clásico.”21
Esto queda plasmado, no solo desde la experiencia práctica de su accionar sino también en múltiples artículos realizados, como fue el realizado en oposición al golpe del 10 de marzo, titulado como “Revolución No, Zarpazo” o su obra cumbre durante este período, el alegato de autodefensa “La Historia me Absolverá”, que constituyó el programa de lucha del Moncada, en él combinan los elementos de la cultura política, el ideario martiano y el legado dialéctico del marxismo- leninismo, puestos estos en práctica durante la etapa de la guerrilla.
Con el triunfo de la Revolución surgió, unida a esta, una contrarrevolución desatada por el gobierno de los Estados Unidos, utilizando campañas de desinformación, un ejemplo lo evidenció la operación “Peter Pan”, cuyo objetivo era ejercer un estado de opinión pública desfavorable sobre la Revolución Cubana y el régimen socialista.
Por esta razón, la cultura política asumida por el gobierno revolucionario giraría sobre dos aspectos fundamentales: la defensa de la conquista alcanzada y la educación al pueblo, era necesario fortalecer la conciencia política y lograr una nueva civilidad. Sobre esto Fidel opinó “La Revolución necesita que constantemente esté defendida, necesita que constantemente le salgan al paso a los que la atacan, a los que la critican sin razón (...) lo único que no se puede hacer en una Revolución, como en una guerra, cada ataque tiene su riposta (...)”22
Durante este período también la juventud jugó un importante rol social y político en su relación con la población, por ejemplo, la Campaña de Alfabetización. De igual modo ha tenido un preponderante papel en etapas posteriores de la Revolución Cubana, una vez caído el campo socialista y sumido el país a una gran crisis económica y un recrudecimiento del bloqueo impuesto por Estados Unidos.
Gómez (1999) comentó “(…) el triunfo de la Revolución con su impronta liberadora marcó a toda la sociedad y trajo consigo una nueva concepción del bienestar basada en la equidad como valor esencial de la cultura política.”23
Armando Hart dijo al respecto que “La combinación del ideario revolucionario de la Nación cubana, que surgió en la defensa de los sectores y clases más desposeídas de nuestro pueblo, con los principios internacionalistas del marxismo-leninismo, es un elemento sustancial de nuestra cultura política." 24
Una vez realizado un análisis de la cultura política en Cuba, así como, su comportamiento y evolución en el marco de la presente investigación, la autora la define como: el conjunto de normas, valores, lenguajes, sentidos de pertenencia, hábitos, costumbres, tradiciones, símbolos, rasgos que identifican a cada sociedad en un momento histórico-concreto, que son transmitidos mediante el proceso de socialización política, y que desde un proceso de construcción y desarrollo del consenso y la hegemonía, generan disciplina, organización, apoderamiento del rol de cada sujeto desde lo individual y como colectividad, conformándose así determinados comportamientos, actitudes, e identidades políticas todas los cuales adquieren su máxima expresión a través de la participación política. La cultura política es estable más no estática y su hegemonía está en dependencia de que responda a los intereses de la sociedad civil y el sistema político.
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA
* Docente e investigadora del Centro de Investigación de Policía Internacional de Cuba (CIPI) Máster en Ciencia Política en el programa de Ciencia Política de enfoque Sur de la Universidad de La Habana. Licenciada en Sociología con la especialidad en Trabajo Social por la Universidad de La Habana. Diplomada en: Periodismo Hipermedia, Periodismo Radiofónico, Especialista en Medios Audiovisuales. Líneas de investigación: participación y cultura política, juventud cubana, medios de comunicación masiva y redes sociales.
1 Geertz, Clifford. (1990): La interpretación de las culturas, Editorial Gedisa. Pág 20.
2 García Canclini, Néstor. Introducción. Políticas culturales y crisis de desarrollo: un balance latinoamericano. En: García Camclini, Néstor (1989) (coord) Políticas culturales en América Latina. México. Editorial Grijalbo. Pág 25.
3 Parenti, Michael (2009). La Batalla de la Cultura. La Habana. Editorial Ciencias Sociales. Pág 13.
4 Barbosa Martínez, Liena (2013) Trabajo de Diploma. Este concepto de cultura fue resultado de la lectura de algunos textos que hacen referencia al mismo, entre ellos se podría citar: García Jurado, Roberto, 2006, “Crítica de la Teoría de la Cultura Política” en Política y Cultura, otoño 2006, número 26. Págs.133-155; Peschard, Jacqueline, “Cuadernos de divulgación de la Cultura Democrática”. Pág.2. (www.ife.org.mx⁄...⁄cuadernosde divulgaciónin…); Alonso, J. (comp.), Cultura política y educación cívica, México, UNAM-Porrúa, 1993; Almond Gabriel and Verba, Sidney (1963): The Civil Culture. Political Attitudes and Democracy in five countries, Princeton, N.York; Pye, Lucien (1973): “Cultura política”, en: Enciclopedia de las Ciencias Sociales (en 12 tomos), Editorial Aguiar, Madrid, T-3, Págs.323-329; Hernández, Rafael, Dilla, Haroldo(1990): “Cultura política y participación popular en Cuba”, en: Cuadernos de Nuestra América, La Habana, No. 15; Hernández, Rafael (1993): “Mirar a Cuba”, en: La Gaceta de Cuba, La Habana, sep/oct.; Cabrera Rodríguez (2001): Cultura política en jóvenes estudiantes de la Universidad de la Habana. Tesis Doctoral (Capít. 1 y 2); Cabrera Rodríguez, Carlos (2000): “Socialización y cultura políticas en el sistema político capitalista”, en: Colectivo de autores. Teoría Sociopolítica. Editorial F. Varela, La Habana. Págs. 115-123; Diccionario Enciclopédico Larousse (2000). “cultura”. Pág. 308; entre otros.
5 Lenin, V. I .: Obras completas, tomo 23. Pág 239
6 Fung Riverón, Thalía. (1998): ¿Ciencia Política en Lenin? Conjeturas y bosquejos, en Marx Ahora, # 4-5/ 1997-98. Págs.53-75.
7 Cabrera Rodríguez, Carlos. “¿Cuál es la perspectiva sociológica de la política?”. En: Colectivo de autores. Libro 100 preguntas y respuestas. La Habana. Editorial Pueblo y Educación. Pág. 54. (en proceso de edición)
8 García Cotarelo, Ramón, Blas Guerrero, Andrés (1986) Teoría del Estado y sistemas políticos. Parte I, Facultad de Ciencias Económicas, UNED, Madrid, p.3. En: Cabrera Rodríguez, Carlos. Tesis doctoral. Pág 12.
9 Marx, C. “El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”, en: OE, en dos tomos, Editorial Progreso Moscú, 1955, TI. Pág. 229, En: Cabrera Rodríguez, Carlos (2001). Cultura política en Jóvenes estudiantes de la Universidad de La Habana. Tesis presentada en opción al grado científico de doctor en Ciencias Políticas. Pág. 23.
10 Cabrera Rodríguez, Carlos (2001). Cultura política en Jóvenes estudiantes de la Universidad de La Habana. Tesis presentada en opción al grado científico de doctor en Ciencias Políticas. Pág 22.
11 Lenin, V. I. Discurso pronunciado ante la conferencia de toda Rusia de los organismos de educación política de las secciones provinciales y distritales de instrucción pública, 3 de noviembre de 1920.: En. Lenin La cultura y la revolución cultural. Editorial Progreso, Moscú, 1980. Pág. 163
12 Lenin, V. I. Ibidem, Pág. 164.
13 Lenin, V. I. OC., Editorial Progreso, Moscú, 1984, T- 23. Pág. 48.
14 Lenin, V. I. Ibídem, p. 156. En Cabrera Rodríguez, Carlos (2001). Cultura política en Jóvenes estudiantes de la Universidad de La Habana. Tesis presentada en opción al grado científico de doctor en Ciencias Políticas. Pág. 27.
15Acanda, Jorge Luis (1991): La contemporaneidad de Antonio Gramsci. Editorial Ciencias Sociales. Pág. 105
16 Ibid. Pág. 20
17 Mateos Araceli: Cultura Política. (1065:15). Pág. 2
18 Rodríguez Ugido, Zaira. Filosofía. Ciencia y Valor. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 1985. Pág 227.
19 Cabrera Rodríguez, Carlos (2001): Cultura Política en jóvenes estudiantes de La Universidad de La Habana. Tesis presentada en opción al grado científico de doctor en Ciencia Política. Pág 36.
20 José de la Luz y Caballero: Aforismos. Editora Universidad de la Habana, 1962, T-7. Pág.359. En. Carlos Cabrera Rodríguez, Carlos (2001): Cultura Política en jóvenes estudiantes de La Universidad de La Habana. Tesis presentada en opción al grado científico de doctor en Ciencia Política.
21 Ídem, Pág 40
22 Castro Ruz, Fidel (1987): Ideología, conciencia y trabajo político.1959 –1986. Editora Política, La Habana, Pág 349. En: Cabrera Rodríguez, Carlos (2001): Cultura Política en jóvenes estudiantes de La Universidad de La Habana. Tesis presentada en opción al grado científico de doctor en Ciencia Política 2001.
23 Gómez, Luis. (1999): La política cubana de juventud en los 90, en: Cuba: Jóvenes en los 90, colectivo de autores, Editora Abril. Pág. 134.
24 Hart Dávalos, Armando (20 Diciembre 1988): Intervención en la inauguración del Centro de Estudios socioculturales de la Universidad de la Habana, 20 de Diciembre de 198, Material impreso. Pág 6.
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