Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


DESARROLLO, DESARROLLO REGIONAL Y DESIGUALDADES SOCIALES

Autores e infomación del artículo

Joaquín Zagoya Martínez

Universidad del Desarrollo del Estado de Puebla

joaquin.zagoya@colpos.mx

Resumen

La inserción de la economía Latinoamericana en el proceso de globalización significó transformación y reestructuración productiva, resultando evidentemente en desigualdades. La situación que prevalece actualmente en México vislumbra un futuro poco prometedor a raíz de la gran descomposición y desigualdad social existente, siendo éstas una limitante para alcanzar un verdadero desarrollo en el país. Con lo que se acentúa la demanda de diferentes actores sociales por un incremento en la participación del Estado en los procesos de desarrollo. En este sentido, las relaciones de poder presentes en toda sociedad a manera de instituciones y políticas publicas, son de los principales factores que influyen en la inadecuada distribución de la riqueza y del mismo poder, haciendo a un lado sustancialmente la justicia y equidad social. Considerando este contexto, los nuevos enfoques de desarrollo con perspectiva regional son una opción viable para disminuir las brechas sociales, regionales y sectoriales, al contar con marcos teóricos, conceptuales y metodológicos que facilitan la implementación de principios del modelo de crecimiento endógeno, de la expansión del capital humano, de la vinculación entre actores locales, públicos y privados así como, la práctica de la planeación participativa. El presente trabajo tiene como objetivo generar algunas reflexiones acerca del desarrollo a través de la perspectiva regional.

Palabras clave: desigualdades, espacio, región, regionalización, territorio, territorialidad.

Abstract

The inclusion of the Latin American economy in the process of globalization resulted in more social inequalities. The situation currently prevailing in Mexico sees a bleak future because of the great decay and social inequality, these being a constraint to achieve real development in the country. In this sense, the power relations present in every society by way of institutions and public policies, are the main factors influencing the inadequate distribution of wealth and the same power, pushing aside substantially justice and social equity. Given this context, the new approaches to development with a regional perspective are a viable option to reduce social, regional and sectoral gaps. This paper aims to generate some thoughts about the development through regional perspective.

Key words: inequalities, region, regionalization, space,  territory, territoriality.



Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:

Joaquín Zagoya Martínez (2015): “Desarrollo, desarrollo regional y desigualdades sociales”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (octubre 2015). En línea: https://www.eumed.net/rev/caribe/2015/10/desigualdades.html


  1. Conceptos de desarrollo

“El desarrollo tiene un solo propósito… generar  las condiciones
para que un ser humano se transforme en persona humana…,”
(Sergio Boisier, 2007)

Concluida la Segunda Guerra Mundial economistas de las escuelas neoclásica y keynesiana influenciaron el pensamiento económico latinoamericano, centrando sus estudios de los problemas de la región exclusivamente en el crecimiento sustentado en la industrialización y la sustitución de importaciones como única vía de desarrollo (Ornelas, 2012). De este modo el desarrollo se entendió como un proceso de cambio social, pero en una dirección concreta: “el llegar a ser como las sociedades occidentales”.

Actualmente, con el proceso de industrialización desmedido que se ha presentado en gran parte de los países en vías de desarrollo, los efectos adversos generados por éste en el medioambiente son evidentes y a la vez muestran la existencia de límites en el crecimiento económico, así como las consecuencias de la política neoliberal reflejadas en crisis económica y social.

Con base a lo anterior, es importante resaltar que el modo de satisfacer las necesidades en cada sociedad es diferente para todas, debido a que esta satisfacción depende de sus características, es decir de factores religiosos, culturales, económicos, políticos y ambientales. El concepto de desarrollo se considera complejo, por lo que es conveniente conocer diferentes posturas teóricas referentes a su estudio. Así como, considerar las siguientes premisas para abordarlo (Becerra y Pino, 2005):

  1. Crecimiento no es igual a desarrollo; puede haber, excepcionalmente, crecimiento en ausencia de desarrollo; pero no puede haber desarrollo con ausencia de crecimiento.
  2. Desarrollo no es un término mesurable en términos absolutos; su análisis estará siempre atrapado en dimensiones espacio-temporales que le otorgan relatividad a su expresión.
  3. Desarrollo es un fenómeno social e histórico, a raíz de sus formas, expresiones y percepciones que se manifiesta en una dimensión espacio-temporal determinada  y que son reflejadas por la conciencia social.
  4. Finalmente, el desarrollo se refiere a niveles en el avance ascendente del individuo social, genéricamente considerado como ente humano, es decir, en sus relaciones sociales.

Al surgir el concepto de desarrollo, se relacionó con sociedades humanas como sinónimo de crecimiento económico. En este sentido, Meadows et al. (1992) mencionan que existe una diferencia entre crecimiento y desarrollo. El primero está dado por la acumulación o asimilación de materiales, es decir es más cuantitativo ya que se puede medir, mientras que el segundo se refiere a expandir o lograr la realización de potenciales lo que implica alcanzar un estado de mejoría total, por lo que es más factible considerarlo en lo cualitativo, en el sentido de una mejora relevante. Asimismo, el desarrollo se considera un proceso de cambio estructural (económico, político, social, cultural y del medio ambiente), tendiente a incrementar la calidad de vida de todos los miembros integrantes de la sociedad; que es una forma de alcanzar un más completo bienestar de las necesidades colectivas básicas (Gago, 1993 citado por Muñoz et al., 2012).

Por otra parte, Sen (1989), considera al desarrollo como el proceso de expansión de capacidades humanas, resaltando que el concepto de capacidad es una noción derivada de la noción de desempeño, en este sentido señala que:

"Un desempeño es un logro de la persona: lo que él o ella es capaz de hacer o ser. Cualquiera de los desempeños refleja una parte del estado en que se encuentra".

Con lo anterior afirma que la capacidad, muestra la libertad de una persona para escoger entre diferentes maneras de vivir, es decir se reduce al dominio que tienen sobre sus propias vidas.

Dentro de la diversidad de enfoques acerca del desarrollo, el Primer Informe del Desarrollo Humano (PNUD, 1990) señala que:

“El desarrollo humano es un proceso mediante el cual se amplían las oportunidades de los individuos, las más importantes de las cuales son una vida prolongada y saludable, el acceso a la educación y el disfrute de un nivel de vida decente. Otras oportunidades incluyen la libertad política, la garantía de los derechos humanos y el respeto a sí mismo…”

En el caso del desarrollo sustentable surge como una necesidad ante los retos ambientales que se evidenciaron al irse acumulando el deterioro del medio ambiente, conjugándose en él los conceptos económico-sociales del desarrollo con la sostenibilidad ecológica. El término desarrollo sustentable fue formalizado por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland (1987), fruto de los trabajos de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada en la Asamblea de ésta en 1983 (Harlem et al.,1988). En donde lo definen como:

“Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades”

Dicho informe fue resultado de dos décadas de trabajo, donde se identificó que no se pueden considerar sostenibles sociedades y economías saludables en un mundo con tanta pobreza y degradación del medio ambiente. Sin embargo, este concepto a pesar de contar con aceptación en sus principios y fundamentos que lo rigen, existen gran diversidad de criterios en cuanto a su interpretación, generando diferentes enfoques que tratan de explicar de manera separada los elementos que lo componen. Estos enfoques son (Bifani, 1999 citado por Zambrano, 2008):

  1. El enfoque ecologista, el cual en un principio hacia énfasis en la sustentabilidad ecológica y las condiciones necesarias que deben estar manifiestas para asegurar la vida humana a las generaciones futuras; sin embargo, amplió su definición con la incorporación de la conservación como mecanismo para promoverlo a partir del manejo de la biosfera por parte de la raza humana.
  2. El enfoque intergeneracional hace referencia a la necesidad de preservar los recursos naturales y ambientales a fin de que las generaciones futuras puedan maximizar sus opciones en el uso de los mismos e incrementar así su bienestar.
  3. El enfoque económico concibe a este crecimiento como una condición necesaria para incrementar la protección y renovación medioambiental, fundado en políticas que sostengan y amplíen la base de los recursos del medio ambiente y que han de resultar en el fortalecimiento de la competitividad.

Con base a lo anterior es notorio que el objetivo principal del desarrollo sustentable es reconciliar los aspectos económico, social y ambiental implicados en las actividades humanas, además de mostrar el compromiso que debe tener la humanidad para generar una relación entre la naturaleza y la sociedad donde se utilicen los recursos renovables y no renovables apropiadamente, se ocasione el menor o hasta ningún daño a los ecosistemas y se distribuyan justa, racional y equitativamente los beneficios de la economía (Brenner, 2010).

Desigualdades y desarrollo regional

La política neoliberal y la globalización se caracterizan por fomentar la competencia en los mercados, lo que significa ajustes del sistema productivo de los países, las regiones y las ciudades, a raíz de que las empresas no compiten aisladamente, sino que lo hacen conjuntamente con el entorno productivo e institucional del que forman parte (Manet, 2014). En este sentido la añeja preocupación de los gobiernos por alcanzar un estadio de desarrollo, resultó en adoptarlo como sinónimo de modernidad. Actualmente esta inquietud se ha matizado, pues la crítica que en la posmodernidad se hizo del concepto de desarrollo, promovió que la preocupación se centrara en encontrar salidas para contender con las desigualdades sociales y territoriales, consecuencia de la expansión capitalista (Ramírez, 2011).

En términos estrictos, las desigualdades son elementos de particular importancia en el nivel de bienestar o desarrollo. En este caso los territorios que componen una unidad administrativa poseen diferencias en sus multidimensionalidades. Sin embargo no todas las diferencias entre regiones son un problema. Las desigualdades pueden considerarse como resultado de las relaciones económicas entre comunidades en un periodo dado; a raíz de esto surgieron diversas teorías que tratan de explicarlas a nivel regional como son (Cuervo y Morales, 2009):

  1. La corriente neoclásica: donde menciona que el libre juego de las fuerzas del mercado conduce a los países y a las regiones, a una progresiva igualación de sus niveles de desarrollo. Esto implica que las disparidades existirán mientras el espacio geográfico o cualquier otro factor, impida la integración completa de los mercados.
  2. Las teorías de la dependencia y de centro-periferia: señalan que las naciones están organizadas de tal manera, que unas constituyen el “centro” del sistema capitalista, mientras que las demás conforman la “periferia”. En el funcionamiento del conjunto, el desarrollo de las economías avanzadas requiere y genera el subdesarrollo de las atrasadas.
  3. La causación circular acumulativa: sostiene que a partir de una aglomeración inicial en una región, la existencia de economías de escala y externalidades tecnológicas, atrae nuevos recursos que refuerzan circularmente la expansión del mercado. Lo contrario ocurre en las regiones rezagadas.
  4. La teoría de los polos de crecimiento: se refiere a los procesos de localización y de acumulación de las industrias, y a las relaciones que se establecían entre ellas y, sobre todo, la importancia de las industrias líderes en esos procesos. Donde éstas generaban efectos sobre las áreas adyacentes y no sobre el conjunto de la economía.
  5. Las teorías de la Nueva Geografía Económica: sostienen que en un mundo donde los retornos crecientes y los costos de transporte son importantes, los eslabonamientos hacia atrás y adelante pueden crear una lógica circular de aglomeración, así como la inmovilidad de algunos recursos actuando como una fuerza centrífuga que se opone a la fuerza centrípeta de la aglomeración.
  6. La hipótesis de la convergencia: se refiere a la relación negativa que existe entre el ingreso inicial y su tasa de crecimiento. De esta manera, si la única diferencia entre las economías fuese el stock de capital por trabajador, se deberían observar tasas de crecimiento más altas en las economías con altos rasgos de pobreza que en las más ricas, con lo cual existe una tendencia entre los países hacia la convergencia en el nivel de desarrollo en el largo plazo.

Con lo anterior es evidente la necesidad y pertinencia de realizar una división del territorio en regiones para abordar desigualdades, ya que de esta manera es factible encontrar medidas de ingreso medio y de distribución más representativas, bajo el tenor de que no es posible separar las diferencias entre la estructura económica prevaleciente en los territorios y el nivel de vida de su población, debido a la existencia de una relación entre ellas.

En este sentido, el desarrollo regional surge como una opción para hacer frente a estas desigualdades; y donde Boiser (1996), lo define como un proceso localizado de cambio social sostenido que tiene como propósito el progreso permanente de la región, de la comunidad regional como un todo y de cada individuo residente en ella; asimismo  distinguen tres dimensiones que lo componen:

• Dimensión espacial: La consolidación del territorio como región.

• Dimensión social: La consolidación de la comunidad.

• Dimensión individual: Progreso de cada individuo como persona y como ente social.

De igual modo, se considera que el desarrollo regional es un concepto inherente a la transformación de las regiones, además de que se encuentra asociado a cuestiones como el incremento de la producción y el progreso técnico, las tareas de gobernabilidad y la disputa por el poder político en las entidades territoriales, la distribución del ingreso, la preservación de los recursos y del medio ambiente en general y la organización territorial de la sociedad que habita en las mismas (Delgadillo et al., 2002).

El desarrollo regional facilita la definición de estrategias y políticas, que los actores de un determinado territorio pueden ejecutar y beneficiarse de ellas. Aclarando que dichas políticas de desarrollo deben de construirse con base a los factores económicos, sociales, ambientales, institucionales, políticos y culturales que se combinan de forma única en cada región.

Experiencias de éxito en desarrollo regional evidencia que el capital social, integrado por el grado de confianza existente entre los actores sociales de una comunidad, las normas de comportamiento cívico practicadas y el grado de asociatividad son determinantes para su logro. Es decir, las desigualdades pueden estar relacionadas directamente con el grado de  compromiso cívico y de propensión de los ciudadanos a asociarse para trabajar en pro de las causas públicas. Finalmente el capital social puede considerarse como una reserva de confianza generada por la cultura tradicional de una sociedad local, sin descartar la posibilidad de que pueda construirse de igual modo mediante acciones público-privadas deliberadas (Moncayo, 2003).

Conclusiones

La evidente falta de un paradigma único de desarrollo, muestra que no es suficiente adoptar modelos generados en otras condiciones económicas, políticas, sociales y culturales. Por lo que es fundamental incentivar y fortificar las competencias de las regiones a través de políticas y estrategias, que permitan maximizar sus potencialidades, fortaleciendo la generación de oportunidades para alcanzar un desarrollo sustentable, humano, participativo e incluyente resultando en la reducción de desigualdades.

Por lo que es de vital importancia promover el desarrollo regional, a partir de una construcción social participativa, donde los actores sociales y económicos se vinculen activamente con organizaciones, instituciones y gobiernos locales. Los diferentes casos de éxito del desarrollo regional, muestran la eficacia de su adopción como estrategia, destacando que las alianzas estratégicas entre actores sociales y productivos son básicas para la reducción de las desigualdades. Sin embargo se debe resaltar que los actores locales pueden considerarse la principal fuente generadora de cambio.

Finalmente es conveniente señalar que toda política pública orientada al desarrollo regional no implica únicamente el aumento del gasto social, sino que requiere de un replanteamiento que resuelva los problemas estructurales y que a la vez permita fomentar el desarrollo autosostenido de la región.

Bibliografía

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Recibido: 14/08/2015 Aceptado: 14/10/2015 Publicado: Octubre de 2015

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