LA RESPONSABILIDAD DE JORGE BALLESTER. CONVERSACIONES CON EL HARTISTA

Cristina Martínez Sancho

Universidad Complutense de Madrid (España)


Resumen

El trabajo que aquí se expone es el resultado de una conversación mantenida con el hartista1 Jorge Ballester en el mes de diciembre de 2012. Jorge Ballester es conocido principalmente por ser uno de los componentes del Equipo Realidad, junto con Joan Cardells, durante los años del franquismo. Pero no sólo se queda ahí, ha tenido la fortuna de crecer en el seno de una familia de artistas, algo que por otra parte le enorgullece y transmite con gran entusiasmo. Después de más de una treintena de retiro voluntario del ambiente artístico público, regresó en el 2011 con una exposición-homenaje que le organizó la Universitat de Valencia, evidenciado que durante ese tiempo siguió pintando sin ningún tipo de atadura pero con el mismo compromiso que antaño.

Palabras clave: Jorge Ballester, Equipo Realidad, entrevista, arte español, Valencia.

Abstract

This text is the result of a conversation with the artist Jorge Ballester celebrated in December 2012. Jorge Ballester is known for being one of the members of Equipo Realidad, along with Joan Cardells, during the franquism years. But not only is there, he also grown up in a family of artists, memories that make him feel proud, and he transmits with great enthusiasm. After that period of voluntary retirement from the public art scene that lasted, he returned in 2011 with an exhibition-tribute organized by Valencia University, proving that he continued painting without any strings attached but with the same commitment than before.

Keywords: Jorge Ballester, Equipo Realidad, interview, spanish art, Valencia.

1. Introducción

            Jorge Ballester Bonilla (Valencia, 1941-2014) fue un pintor, dibujante, diseñador y cartelista que desempeñó un importante papel en la gestación del Equipo Realidad en la década de los sesenta, colaborando así en la difusión de las tendencias plásticas del movimiento Crónica de la Realidad2 .

            Hijo de Antonio Ballester 3, y sobrino de Josep Renau y Manuela Ballester, a los cinco años se exilia en México junto a su familia. Será allí donde entre en contacto con el diseño gráfico, la fotografía y el fotomontaje en el taller Estudio Imagen/Publicidad que su tío Josep Renau había instalado en la capital federal. Tras una corta estancia en los Estados Unidos regresa a Valencia en 1963, con nuevas ideas y propósitos artísticos. Consigue de este modo entrar en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, en donde enseguida se involucra en la actividad contestataria y la lucha política. Allí conoce a Joan Cardells, el que será su compañero de profesión e inquietudes. Al principio, Ballester y Cardells pintan algún cuadro por separado, pero pronto, por “imperativo vital, afinidad ideológica y trabajo en común al calor de todas estas actividades universitarias, empieza a fraguar en ellos la idea de agruparse para formar un equipo de tarea, encontrando un clima favorable en un contexto social, político y artístico del que son partícipes” 4. Deciden entonces sumarse a la tendencia de Crónica de la Realidad como un grupo independiente. Así en 1965, se funda el Equipo Realidad “en un intento de superar la neutralidad, la ausencia de compromiso y la vanidad del arte que venía produciéndose en la España de los sesenta, realizando recios y eficaces testimonios llenos de contenido crítico, carga social y compromiso político” 5. Incorporan imágenes de los mass media con fuerte carga satírica y de denuncia, cuestionando las fronteras entre arte, cotidianeidad y alta y baja cultura.

            En 1976 Joan Cardells abandona el Equipo Realidad 6. Durante los dos años siguientes, Jorge Ballester todavía continuará trabajando bajo la misma filosofía, primero con Enrique Carrazoni y finalmente de manera independiente. Una vez en solitario, Ballester se pasó una más de una treintena fuera del ambiente artístico público que él tanto repelía. Dejó de ser pintor profesional para “dedicarse a pintar más allá de los dictados del mercado, a disfrutar con la propia pintura, con respeto a la obra” 7. Sin embargo durante este tiempo siguió pintando sin dedicarse expresamente a la pintura, trabajando como profesor de la Facultad de Bellas Artes de Valencia, como diseñador gráfico y de arquitectura, interiorismo o escenografías de teatro entre otras. El resultado de todos estos años de retiro se pudo ver en el 2011 con una exposición-homenaje que le organizó la Universitat de València, comisariada por Jaime Brihuega y Joan Dolç. Según palabras de Jaime Brihuega, Jorge Ballester “realiza objetos concebidos desde la ironía, la sorna o la mala baba, a modo de teatrillos baudelerianos”8 .

            La última exposición que se hizo sobre Jorge Ballester fue en el año 2013, en la Galería Punto de Valencia. Aquí se expusieron sus últimas obras dentro de lo que él denominó Retratos a contracorriente y Bodegones mestizos.

2. Entrevista

Como es bien sabido, procedes de una familia con un importante peso artístico ¿Cómo te ha influido esto a la hora de decidirte por la práctica artística?

Pues muchísimo. En este sentido concretamente tres personajes: mi padre en primer lugar [Antonio Ballester], Pepe Renau [Josep Renau] y Manuela [Ballester]. Yo los veía dibujar y decía “¿éstos cómo pueden dibujar tan bien?”. A mí me gustaba dibujar desde niño, siempre he tenido querencia y todo esto, entre otras cosas por influencia de mi padre y de Pepe Renau. Pero Manuela dibujaba de maravilla, Pepe Renau impecable y mi padre extraordinariamente bien. Entonces yo estaba ya hasta el gorro de la carrera de arquitectura, hice tres años en México, marché a Roma, tuve que convalidar estudios, no me los convalidaban todos… entonces empiezo a cansarme de la carrera de arquitectura. Recuerdo que me escapaba de las clases en Roma y me iba al Museo de Arte Moderno, y me pasaba las mañanas allí. Vengo a España finalmente y nos reencontramos mi hermano, mi padre, mi madre y mi hermana. Bueno, a todo esto me toca irme a Madrid a convalidarme los estudios de arquitectura hechos en México y en Roma, y aquí me encuentro con la España del franquismo en la cual no me quieren reconocer, porque no tienen relaciones con México, ni el bachillerato. Yo digo “¿ahora me va a tocar hacer el bachillerato otra vez? Cuando yo ya estaba haciendo tercer curso de arquitectura. Bueno, finalmente tras muchos papeleos e historias me reconocen el bachillerato y me puedo meter en el curso de ingreso de la Escuela de Arquitectura de Madrid. Pero me pongo malo de la garganta, me tienen que operar, vengo a Valencia y aquí ya le digo a mis padres: “mira, yo ya no voy más a la arquitectura, yo quiero ir a donde vosotros aprendisteis a dibujar”. Donde fue Pepe Renau, donde fueron Manuela y mi padre.

A la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos.

Exacto, a la Escuela porque no era todavía facultad. Pero ¿con qué me encuentro yo? Con que ya ellos de jóvenes protestaban por un exceso de influencia del sorollismo y del XIX, porque ellos ya querían y creían en las vanguardias. Y hablo ya de Pepe Renau, Manuela, mi padre, Paco Carreño, Contel, del grupo de amigos. Y yo digo: “si éstos han aprendido aquí yo quiero aprender donde éstos han aprendido”. Pero yo me encuentro todavía una Escuela peor que la que ellos han tenido porque los profesores que ellos tuvieron eran gente que tenía una formación muy sólida. Y yo me encuentro una Escuela en donde estaban de profesores una serie de oportunistas fascistas, falangistas, que tenían las cátedras porque denunciaban a los rojos de entonces: “éste es rojo, tu cátedra para mí”. Conclusión, que yo dije que esto o te lo curras tú sólo o no hay nada que hacer. Y siempre me he preocupado por dibujar bien, por lo menos sino llegar al nivel de ellos que se aproximase lo más posible. Pero me influyeron mucho los tres en la cuestión del dibujo, y Manuela desde luego excepcional. Más artista, más sensible que Pepe Renau. Pero claro, las preocupaciones de Pepe Renau eran otras, que por cierto son las que a mí me atraían. Porque que hablaran de política pues sí, me interesaba, aunque yo era muy niño todavía y prefería irme a jugar. Pero eran unas discusiones tremendas, pero hablaban de política, de religión. Ángel Gaos, un polemista extraordinario, bueno de la gama de los Gaos. Pues se agarraban unas discusiones tremendas. Pero cuando la polémica era de Arte y Política, aquello sí que me apasionaba, el problema de la sociedad, o de la política y el arte. Es decir, el papel del arte en la sociedad, eso sí que me llamaba la atención. Y yo lamento haber sido tan joven y tan niño, no haber sido algo más mayor para haber absorbido aquellas discusiones que eran realmente un privilegio y un lujo. Porque ya te digo participaban Max Aub, o alguno de éstos. Y esto yo intuía, porque saber no sabía, que aquello era importante. Y algo te va quedando, ¿no? Y luego ya cuando eres más mayor dices “ya no puedo volver atrás a recoger todo aquello”, y entonces es cuando te pones a buscar por tu cuenta para entrar en el mundo de esta gente. Luego cuando vino Renau a España sí que tuvimos muchas conversaciones, y llegó incluso a decirme por los años 80: “tu te pareixes més a mí que els meus fills”. Claro, porque yo sí que seguía sus pasos. Y cuando me dijo aquello pensé “mira este hombre que al cabo de los años ha encontrado de alguna manera a alguien que tenga esa preocupación del arte y la política. Pero de alguna manera a mí se me daban otras ventajas, y es que estaba lo artístico, no por encima de lo político, sino al mismo nivel. Es decir, el compromiso del artista con lo social requiere conocer en la medida de los posible y en profundidad lo artístico, pero al mismo tiempo lo social. Renau es una instrumentalización, el cartel el tal, muy bien hecho. Dices bueno, él se inicia haciendo carteles de cine aquí en un taller que había, y luego descubre a Heartfield y ve el fotomontaje, por lo que comienza a trabajar con este medio. Los dadaístas, el surrealismo no tanto, pero también… y claro, yo en ese ambiente, en el estudio donde Manuela y Pepe trabajaban respiraba todo aquello.

¿Por qué crees que ellos (tu padre y sobretodo Manuela) no tuvieron el mismo reconocimiento que Renau?

Tampoco entraron en el mercado del arte. Ellos tuvieron la inocencia de creer que como lo hacían muy bien vendría un personaje que ya no existe, un Kahnweiler o un no sé cuántos, y los descubriría. Pero no es verdad, eso es una ilusión, una inocencia. Trabajaron lo mejor que pudieron, lo más seriamente que pudieron, y no perdieron tampoco el tiempo en promocionarse. Pero este oficio, o profesión, o enfermedad, desde mi punto de vista es una enfermedad, una pasión más bien, requiere esa dualidad, el hacerlo bien y además aparentarlo.

Entonces tú mamaste todo eso, el arte junto con la política, porque ya has dicho en otras ocasiones que no existe el arte no comprometido.

Sí, siempre he creído que el papel del arte es fundamental en la sociedad. Bueno, cuando yo llego a España en los 60, de los primeros contactos que tengo es con la gente de Estampa Popular; se crea el Movimiento Crónica de la realidad, formamos el Equipo Crónica y el Equipo Realidad…  todo esto porque era una ejecución de una serie de objetos crítico-satíricos de tipo de lucha y tal y cual. Bueno, acabamos en el Tribunal de orden público Manolo Valdés, Rafa Solbes, Juan Cardells y yo por haber hecho unos carteles para sacar dinero para el Sindicato Democrático de la Universidad, que estaba en contra del SEU, que era el Sindicato de Franco. Yo ya venía con toda esta carga, y acaba de llegar a Valencia, pero enseguida encuentras lo que te es afín.

¿Y después de un largo silencio, por qué razón has vuelto ahora al panorama público? Porque ya sé que la pintura nunca la has abandonado. ¿Te lo propusieron o lo propusiste tú?

Pues mira, yo he estado viviendo de otro tipo de cosas, con lo que había estudiado de arquitectura y lo que había aprendido en el taller con Pepe Renau de diseño gráfico, he estado viviendo de interiorismo, de escenografías de teatro, y pintando, pero nunca queriendo vender la pintura. Prefería el cuadro que lo que me podían dar por él, o sea no comercializándolo. Pero pintar he seguido pintando. Ha llegado un momento donde no hay trabajo de ningún tipo, sigo teniendo gente que depende de mí. Digo, oye pues mira, voy a ver sí. No me gusta, porque estás en manos de los mercaderes, te crean unos condicionantes tremendos y tal. La cuestión está en poder entrar en ese mercado pero no dejarte condicionar.

¿Y eso se puede?

Es muy duro. Te pondré un caso que yo le tengo mucho aprecio, que admiro mucho y es muy buen amigo, es Eduardo Arroyo. Eduardo Arroyo se pasó toda la vida con esta lucha. Él sí que ha hecho exposiciones pero no se ha dejado de alguna manera marcar por el mercado. En cambio otro ejemplo, que en principio estaba en la misma línea que nosotros, hoy día no es más que un mercader en el mal sentido de la palabra, que es Manolo Valdés. Manolo Valdés está haciendo unos trabajos y unas cosas que parecen cuadros, pero no lo son. Lo parecen porque él sabe lo suficiente como para ponerte todos los ingredientes de algo que funciona muy bien. Técnicamente lo domina, tiene muy buen gusto, mucho oficio y todo eso. Pero le falta una cosa: le falta creer en ello. Él cree en el triunfo, cree en el éxito, cree en el dinero. Pero el que cree en el triunfo el éxito y en el dinero no le preocupa el arte, le preocupan otras cosas. Que es lo que te vende esta sociedad. Cuando estuve de profesor en la Politécnica (entonces ya la misma Escuela de Bellas Artes pasó a la Politécnica y se hizo facultad), recuerdo haber visto a alumnos con este problema metido. Te decían: “Es que he estado buscando mi estilo”. ¿Cómo que tu estilo? El estilo si tiene que salir sale, no hay que buscarlo. Como hacía Picasso. Por otro lado me acuerdo de una frase de James Joyce que dice: “El estilo es el límite del artista”. Hasta aquí llegaste. Claro, ves los casos del gran Picasso, que ha ido variando todo lo que ha querido y más… pero éstos jóvenes estaban buscando en base a los cantos de sirena que les propone esta sociedad del éxito, del triunfo, del dinero, etc. Y el arte, en este caso entre comillas, como vehículo para alcanzar aquello. Luego tu interés profundo, serio y real no está en el arte, está en lo que eso te puede proporcionar. Estás siendo víctima del engaño de este tipo de sociedad. Si triunfas como pintor lo utilizarás para alcanzar esa meta, pero no eres capaz de meterte en la pintura hasta el punto de quedarte pobre y seguir preocupado con la pintura, con lo que tiene de humano, de social, de importante vitalmente. Has visto aquí, el gobierno este de ahora, a la hora de recortar, como piensan que la cultura es un lujo o un adorno lo primero que han cortado es la cultura, la educación, es un adorno. Éstos se piensan que la cultura es aquello que había en el siglo XIX, o las porcelanas de Lladró o las niñas aquellas que les enseñaban a tocar el piano para que tuviesen un don más hermoso.

Se piensan que la cultura, y el arte en este caso, es complementario. Cuando debería de ser una de sus prioridades.

Pues no, es que el arte cuando realmente te has metido es tan esencial que te absorbe la vida. Mira, cuando empiezas es como si fueras por una avenida con mucha más gente, pero en un momento dado se presenta una bifurcación, y tú eliges. Y te vas por una de las bifurcaciones, todavía con mucha gente. Pero se van presentando dificultades, y cada vez te van acompañando menos, porque van coincidiendo con tus intereses y tal. Pero llega un momento en que en la última bifurcación te has quedado sólo, ya vas tú sólo por ahí ¿qué quiero decir con esto? Que mucha gente no llega a ver ni las bifurcaciones, simplemente está en el tema del hacer, del camino, y piensa que no hay más problemas. Y cuando yo pienso en alguien como el pobrecillo San Vicente Van Gogh, se me salen las lágrimas. Y ahora resulta que “a la vejez viruelas”. Mira, afortunadamente no tengo trabajo de otro, entonces estoy pintando mucho más que antes, y haciendo esculturas, etc.; gracias a que no pierdo el tiempo haciendo un interiorismo o una escenografía de teatro o diseño en arquitectura. Entonces antes cuando podías, pintabas casi clandestinamente. Y no he expuesto, como mucho me han pedido algo para alguna colección y he prestado un cuadro con la advertencia que no se vendiera, porque prefiero el cuadro que lo que iba a sacar de dinero. El dinero te lo gastas y al final no tienes ni el dinero ni el cuadro, y yo prefiero el cuadro ya que puedo vivir de otra cosa. Ahora ya no puedo vivir de otra cosa, además de que tengo 72 años y ¿dónde me van a dar trabajo? Estaría dispuesto hasta llevar las maletas en un hotel, pero no se lo van a dar a un tío de 72 años, se lo darán a un mozo de 18. ¿Entonces qué puedo hacer? Pues ponerme a pintar, y ahora ya que tengo una cierta cantidad de obra voy a ver qué hago. Por eso mi primera exposición no fue comercial, la hice en la Universidad, con la intención de enseñar las cosas, ver un poco el resultado. Fue muy bien, tuvo público, gustó muchísimo, la prensa dio buena crítica… pero no vendí nada porque no era una exposición comercial. Y ahora me voy a atrever en el mes de febrero a hacer una exposición en una galería comercial, cosa que se me retuercen las tripas.

¿Aquí en Valencia?

Sí, aquí en Valencia, en la Galería Punto. Pero es que ha sido porque no me han ofrecido ninguna otra oferta.

Ahí ya expusiste en su momento con el Equipo Realidad, ¿no?

Sí, ya los conocía porque cuando el Equipo Realidad trabajamos con ellos, y la verdad es que no me gustan porque son un poco… comerciantes, mercaderes, van a por el dinero. Y ahora a mí me hace falta dinero y he decidido exponer. Nada, que hay que vender cuadros, y sino a ver qué hacemos.

Pero sin que eso llegue a condicionarte.

Sí bueno, a veces haces cosas no con la intención de comercializarlas sino que están más descargadas de sentido crítico, son realizadas más por el placer. Esas cosas a lo mejor son más fáciles de vender. Pero eso no está hecho pensando en que va a hacer juego con el sofá.

Claro, porque yo no veo un estilo claro en tu obra.

Ah sí esa es otra característica, me alegro que lo digas. Entre otras cosas por la influencia de la frase esta de Joyce de que “el estilo es el límite del artista”. Es que a mí me han interesado todos los estilos, todas las maneras de hacer, todos los momentos. Desde Altamira, hasta los templos egipcios… todo me ha motivado con la misma pasión. Algunos con una profunda ternura, como en el caso de Van Gogh, pero claro, este hombre tenía una vena religiosa y mística. Me parece algo tan humano, tan tierno, tan patológico, tan hermoso… que este hombre es que lo pongo como ejemplo del otro extremo. Pero da lo mismo Cézanne que Joan Miró, que Manolo Millares. Y en cambio hay otras cosas que ahora se están promocionando aquí en el IVAM que no hay ni por donde cogerlas, que son realmente “pa´fusilarlos”. Como el tipo este de Castellón, Ripollés éste…

¿Y qué es lo que estás haciendo ahora?

Pues mira, me estoy divirtiendo como un enano. Estaba haciendo una serie de retratos de personajes del periodo de entreguerras: escritores, pintores, novelistas… porque tenía la intención de hacer una exposición, si encontraba alguna institución que me diese esa oportunidad, de lo que yo vengo llamando Retratos a contracorriente, personajes que iban a contracorriente. La contracultura desde la cultura. Y estaba haciendo esto e iba a empezar el retrato de Antonin Artaud. Yo tenía una calavera ahí en el estudio, de estas de los médicos, y como tengo instrumentos de escultura que mi padre me dejó, y me gusta hacer cositas y tal. Al lado de la calavera había un destornillador, entonces vi una extraña relación y se me vino a la cabeza Joan Brossa, y digo: “toma hombre, la poesía del objeto”. Y me he puesto a hacer cosas de este tipo. Cuando tienes objetos cotidianos, un peine por ejemplo del cuarto de baño lo sacas de su contexto, de su entorno, y te lo llevas a otra zona de tu casa, a la cocina por ejemplo, y lo pones encima de una sartén, ¿qué hace un peine dentro de una sartén?  Automáticamente se produce una especie de pequeño conflicto, porque el peine pertenece al ámbito del peine y la sartén al ámbito de la sartén. Entonces pensé en hacer esto que llamo Bodegones mestizos, y es descontextualizar elementos y procurar que salte la chispa. Y estoy apasionado con ello, me resulta divertidísimo. Pero ya no son ni esculturas, ni es pintura, pero sí está vinculado con el dadaísmo, con el objeto surrealista. Es tan absurdo pero que al mismo tiempo es otra forma de realismo. Estamos viviendo un mundo absurdo, una sociedad absurda, incongruente, brutal, salvaje… donde a lo que realmente vale la pena no se le hace caso. Entonces creo que lo absurdo es otra forma de realismo crítico, esto es lo último que estaba pensando, y es a lo último a lo que estoy dando vueltas.

En Valencia, a 23 de diciembre de 2012.

Bibliografía

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­­––– Un arte valenciano en América: exiliados y emigrados, Valencia, Consell Valencià de Cultura, 1992.

DOMÍNGUEZ. M., “Opinions contundents: Jorge Ballester confessa que vol pertànyer a la colla dels artistes honestos”, El País, 27 de octubre 2011. Visto en: http://cultura.elpais.com/cultura/2011/10/27/actualidad/1319666401_850215.html

Equipo Realidad (Cat. exp.), Valencia, IVAM Centre Julio González, 1993.

LACRUZ, J., Equipo Realidad (Jorge Ballester/Juan Cardells), Zaragoza, Mira editores, 2006.

PERIS, M., “La venganza de Jorge Ballester”, El País, 27 de septiembre 2011. Visto en: http://elpais.com/diario/2011/09/27/cvalenciana/1317151096_850215.html

SIMÓN, F., “Entrevista a Jorge Ballester: “El artista ya no muerde”, El País, 26 de septiembre 2011.

Visto en: http://elpais.com/diario/2011/09/26/cvalenciana/1317064689_850215.html

TOMÁS, F. y TOMO, E., La Guerra Civil del Equipo Realidad: Cuadros de Historia (1973-1976), Valencia, Imp. Presval, 1981.

Ucronies, autòpsies, vendette: Jorge Ballester, memòrie i prospective (Cat. exp.), Valencia, Universitat de València, D.L., 2011.

1 Podemos observar la querencia de Jorge por los juegos de palabras, definiéndose él mismo de este modo, como un artista harto de todo lo que conlleva estar dentro del mundo del arte.

2 AGRAMUNT LACRUZ, F., Un arte valenciano en América: exiliados y emigrados, Valencia, Consell Valencià de Cultura, 1992, p. 143.

3 Escultor y dibujante valenciano que asumió su compromiso ideológico ejerciendo como cartelista y comisario político en defensa del gobierno de la República durante la Guerra Civil española.

4 LACRUZ, J., Equipo Realidad (Jorge Ballester/Juan Cardells): 1966-1976, Zaragoza, Mira Editores, 2006, p. 24.

5 AGRAMUNT LACRUZ, F., Diccionario de artistas valencianos del siglo XX, Valencia Albatros, 1999, pp. 156-157.

6 Según palabras del propio Jorge Ballester, Joan Cardells se cansó de la presión y la obligación que conllevaba el Equipo Realidad, queriendo empezar a hacer acciones en solitario. En RAMIREZ, P., “Entrevista con Jorge Ballester”, Ucronies, autòpsies, vendette: Jorge Ballester, memòrie i prospective (Cat. exp.), Valencia, Universitat de València, 2011, p. 274.

7 PERIS, M., “La venganza de Jorge Ballester”, en El País, 27-09-2011. http://elpais.com/diario/2011/09/27/cvalenciana/1317151096_850215.html

8 BRIHUEGA, J., “Ucronías, autopsias, vendette”, en Ucronies… Op.cit., pp. 65-72.

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