MARCO ANTONIO SÁNCHEZ. EL ARTE DE CARICATURIZAR

Macarena Montes Sánchez (CV)
Sonia Pacheco Ayora (CV)

Universidad de Cuenca, Ecuador


Resumen:
               Marco Antonio Sánchez (1924) es un artista e intelectual de la sociedad cuencana, en Ecuador, precursor de la caricatura política. Alumno de la Academia de Bellas Artes Remigio Crespo Toral adscrita a la Universidad de Cuenca desde sus inicios como dibujante en la década de los cuarenta se inclinó por las artes plásticas completando su formación de modo autodidacta. Colaboró con los diarios regionales El Grito,  La Escoba y El Mercurio con gran ironía y creatividad.

Palabras Clave: Arte, caricatura política, Cuenca, historia, Academia.

Abstract:
               Marco Antonio Sánchez (1924) is an intellectual and an artist from the Cuenca society in Ecuador, precursor of political cartooning. Student of the Academy of Fine Arts Remigio Crespo Toral attached to Universidad de Cuenca. In his beginnings as a cartoonist in the decade of the forties he inclined for visual arts where he completed his studies in a self-taught way. He collaborated with the local newspapers such as El Grito, La Escoba and El Mercurio with great irony and creativity.

Keywords: Art, political cartoonist, Cuenca, history, academy.

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Buenas tardes señor Sánchez. Se encuentra usted dibujando ¿Desde cuándo le surge esta afición? ¿Se formó en alguna institución de Cuenca?

Toda la vida, desde la escuela, fui aficionado al arte, pero no fue hasta la secundaria cuando mi pasión se dirigió hacia la caricatura por un gran profesor que tenía, se llamaba Rigoberto Andrade e hizo que me gustara ese género. Él me apoyaba para que yo desarrollara mi estilo y me incentivó, mientras que al resto de mis compañeros se les exigía trabajar en las actividades regulares del programa. Posteriormente ingresé en la Academia de Bellas Artes Remigio Crespo Toral adscrita a la Universidad de Cuenca, donde estudié por dos años, pero no terminé mis estudios y me formé como autodidacta.

Como alumno ¿Qué recuerda de la enseñanza en la Academia y de la vida artística de la ciudad durante esos años?

Por el año de 1929 se funda la Escuela de Pintura de la Universidad de Cuenca por el rector, un político, poeta y diplomático, doctor Remigio Crespo Toral, que también era aficionado a la pintura. A Daniel Córdoba, un diputado en Quito, se le pide ayuda para contratar a un profesor y hablan con el reconocido pintor simbolista Víctor Mideros  y éste, ante su negativa, propone a Luis Toro Moreno al que se le nombra director de la Escuela. Recuerdo que en los años posteriores, cuando ingresé como alumno y la escuela pasó a llamarse Academia de Bellas Artes Remigio Crespo Toral, no existían modelos al natural para las clases de anatomía, solo un joven con pantalón y el torso desnudo. En Quito las cosas eran diferentes, yo tuve que viajar, aprovechaba para conocer otros estilos, me gustaba el surrealismo, y conocí el taller de Oswaldo Guayasamín; pude presenciar como retrataba a una mujer, cuando ya finalizaba el lienzo, llamó a su esposa para la aprobación y está acabó retocando y finalizando la pintura.

La Casa de la Cultura ecuatoriana nace en  1944 y dos años más tarde se instaura una sede en la Provincia del Azuay ¿Cómo participa usted de este proceso histórico?

Comencé a trabajar como portero en la Casa de la Cultura ecuatoriana núcleo del Azuay, hasta que el doctor Carlos Cueva Tamariz me asciende a bibliotecario. Desde niño fui aficionado a la lectura. Recuerdo que tenía un libro de Emilio Salgari, me comenzaron a apasionar las novelas de aventuras. Ser bibliotecario me permitió tener acceso a todos los libros. Sobre todo me interesaban los de arte, los nuevos estilos que llegaban de Europa y las nuevas vanguardias de México, Brasil, Venezuela. Leer los periódicos diariamente en la biblioteca supuso una visión crítica y un amplio conocimiento teórico que estimuló mi creatividad a la hora de caricaturizar. En 1947 se realiza la exposición Motivos Cervantinos impulsada por la Casa de la Cultura a razón del cuatrocientos aniversario del nacimiento de Miguel de Cervantes Saavedra. La muestra constaba de tres premios uno al carboncillo, otro de acuarela, que ganó Carlos Beltrán, y el de óleo, dónde Luis Pablo Alvarado se alzó con el galardón. Yo participe con la obra Don Quijote en la cueva de Montesinos en carboncillo y logré el primer puesto en esta modalidad.

A finales de la década de los cuarenta se desarrolla en Cuenca un periodismo humorístico, muy irónico, por parte de un grupo de jóvenes intelectuales. Bajo el lema “No más tontos el grito de la razón” reaparece  La Escoba, periódico fundado por Fray Vicente Solano a mediados del siglo XIX e impreso en su número 39 ¿Formó usted parte de este grupo?

Trabajaba para la Orquesta Sinfónica de Cuenca realizando los programas y afiches, porque por aquél entonces las personas creían que el arte se regalaba. Yo formaba parte del grupo de La Escoba junto con  Efraín Jara Idrovo, Paco Estrella Carrión, Gabriel Cevallos García, Manuel Orellana Ayora. Realizaba caricaturas, dibujaba a personajes de la ciudad de Cuenca y también ex presidentes y diplomáticos como Galo Plaza Lasso o Carlos Julio Arosemena Ibarra.

Durante los años 1960 a 1974 usted trabaja para el diario El Mercurio en la sección editorial como caricaturista político. Realiza fuertes críticas al presidente Arosemena, lo que provocó la enemistad de sus partidarios políticos ¿Qué es lo más importante cuando produce una caricatura?

Me dediqué a la política nacional porque en la ciudad casi no había debate político. Yo mismo me ofrecí al director del periódico, necesitaba trabajar diariamente y me aceptó. Para hacer caricatura importa el dibujo y las fuentes, estar actualizado en la política y saber retratar e imaginar.

Hace tres años usted donó una gran cantidad de libros a la Biblioteca Municipal y al Museo de Arte Moderno ¿Por qué motivo?

Tengo dos hermanos que viven en el extranjero hace más de cincuenta años y no tengo más familiares acá. Como usted ve, vivo en el asilo de ancianos y no tengo espacio para una biblioteca. La mayoría de esos libros son colecciones de arte, otros, son libros ilustrados por mí, como Montaña Azul de Gonzalo Cordero Dávila y otros. Además yo ya me los leí y ahora solo me dedico a dibujar diferentes temas, algunos son eróticos, caricaturas con humor. También retrato a personajes de la ciudad como al salesiano Padre Crespi, destacado salesiano de la ciudad que siempre estaba rodeado de niños.

Muchísimas gracias por su colaboración y ojalá podamos venir a visitarle en otra ocasión.

En Cuenca a 1 de octubre de 2013

* Esta investigación forma parte del proyecto de investigación Continuidad y refundación de la nueva Academia de Bellas Artes de Cuenca que se está desarrollandopara la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca, Ecuador.
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