ESQUINAS RESIGNIFICANTES. LA BÚSQUEDA DE “HUELLAS”
Universidad de la República (Uruguay)
Resumen:
El proyecto artístico “Esquinas resignificantes” busca indagar la relación entre los procesos de significación del lugar urbano en la configuración de identidad(es) desde la mirada de diferentes grupos de personas y contextos comunitarios del Cerro de Montevideo, Uruguay.
Hablamos de “indagar” y no de investigar en el sentido de la búsqueda de “huellas” o “pistas” que nos permitan comprender de qué forma el “lugar urbano” de identificación y la construcción simbólica de objetos, crean sentimiento y sentido de pertenencia.
Palabras clave: Identidad, arte comunitario, memoria colectiva, lugar urbano.
Abstract:
The artistic project "Resignificants corners" seeks to inquiring the relationship between the processes of significance of the urban place in the configuration of identities from the perspective of different groups of people and community contexts of the Cerro of Montevideo, Uruguay.
We speak of "inquiring" and not of researching in the sense of searching for "traces" or "clues" that allow us to understand how the "urban place" of identification and the symbolic construction of objects, create feeling and sense of belonging.
Keywords: Identity, community arts, collective memory, urban place.
* * * * *
1. Introducción
“La memoria de una ciudad no existe tanto en los monumentos que previó el urbanista, sino en “las marcas que hacemos y hacen ciudad”. De este modo, la memoria urbana es “una marcación colectiva” y “así concebida, la ciudad tiene otra manera de ser vivida”
El proyecto artístico “Esquinas resignificantes” busca indagar la relación entre los procesos de significación del lugar urbano en la configuración de identidad(es) desde la mirada de diferentes grupos de personas y contextos comunitarios del Cerro de Montevideo, Uruguay.
Hablamos de “indagar” y no de investigar en el sentido de la búsqueda de “huellas” o “pistas” que nos permitan comprender de qué forma el “lugar urbano” de identificación y la construcción simbólica de objetos, crean sentimiento y sentido de pertenencia.
Ante una realidad, en la que la “identidad colectiva” se ve o se percibe fracturada o fragmentada, o al menos en permanente dinamismo y donde las percepciones de los patrimonios inmateriales y materiales vinculados a la construcción de identidad se ven teñidos por nuevas significaciones: ¿Cómo influyen los significados culturales propios de las “nuevas generaciones”, nuevos vecinos o recientes inmigrantes, sus valores y creencias en la construcción de identidades a partir de los bagajes culturales emergentes? ¿Cómo son percibidos los lugares urbanos para los diferentes colectivos? ¿Podemos considerar a “lo emergente” como productor de nuevos significados en relación a la construcción de identidades?
El Proyecto se desarrolla en el marco del Programa APEX (Aprendizaje y Extensión) de la Universidad de la República, de Uruguay. El Programa universitario tiene como finalidad contribuir a la mejora de la calidad de vida de la población del Cerro de Montevideo, desde una metodología basada en las nociones de participación social, multisectorialidad (Universidad, Escuelas primarias y secundarias, Primera Infancia, Promotores-as Comunitarios-as, etcétera) e interdisciplinariedad (vinculando las áreas del conocimiento: social, salud, artes, tecnología, etc.). Desde una perspectiva integral de las funciones universitarias: enseñanza, investigación y extensión, el Programa APEX es un proyecto interdisciplinario con énfasis en salud, y lo es desde una concepción integral y positiva. El área Artística es un sostén para el desarrollo de intensos procesos de construcción colectiva de ciudadanía para los diferentes equipos de trabajo interdisciplinarios.
El Cerro de Montevideo comenzó a poblarse a comienzos siglo XIX con la llegada de diferentes colectivos de inmigrantes (españoles, italianos, yugoslavos, armenios, polacos, lituanos, entre otros) que eligieron el Cerro como lugar de residencia dando al barrio el nombre de “Villa Cosmópolis”, haciendo referencia a la heterogeneidad y la interculturalidad. Desde su fundación en 1834, el auge de la industria de la carne con frigoríficos y saladeros hizo que este territorio se constituyera como un barrio autosuficiente, el trabajo dio lugar a una seguridad económica que permitió una red social fuertemente vinculada a las luchas sindicales, los derechos de los trabajadores y la interculturalidad. Trabajadores de la Industria de la carne e inmigrantes que han contribuido en los procesos de construcción de identidad de un barrio y un país que fue considerado referente de bienestar, desarrollo y diversidad cultural.
2. Marco teórico
Partimos de la idea del “espacio urbano” como el lugar público, el lugar de convivencia, de experiencias y saberes. Un lugar de cercanía. Lugar, de intercambio y de afección. Lugar que se diversifica, que contribuye al enriquecimiento en los procesos de socialización y en el reconocimiento de la(s) singularidad(es). El lugar de la “huella colectiva”.
El antropólogo Marc Augé, distingue los lugares y los no lugares: “si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un no lugar” 1. Los no lugares son los espacios de la no experiencia, donde la subjetividad no se pone en juego, donde no nos modificamos ya que el encuentro con el otro, lo otro, es limitado o nulo. El no lugar tiende a homogeneizar, se dirige a todos por igual, sin diálogo, sin identidad, son espacios donde no nos afectamos por el otro, por la otra, por lo otro.
Augé afirma que los no lugares imponen a las conciencias individuales experiencias y pruebas de soledad radicalmente nuevas. La soledad de un espacio transitable temporalmente, un espacio que se practica pero que no se vive, un espacio en el que todo se vuelve puro recorrido hacia una prefijada en el tiempo2 .
Hay una memoria como puerto de partida, como catapulta. En la comunidad del Cerro de Montevideo hay una memoria viva, una presencia que va más allá de una visita turística a la zona más alta de la ciudad o la fotografía de una esquina popular, es el resultado de vivencias, procesos dinámicos, luchas y experiencias, una construcción colectiva de identidad que se ve interpelada por “lo nuevo”, las generaciones más jóvenes, los nuevos vecinos e inmigrantes. Lo emergente que dinamiza, problematiza y nos invita a la reflexión en relación a nuevas percepciones que configuran ¿una pluralidad de identidades?
Si concebimos toda identidad como el resultado de un proceso, de una invención que se renueva permanentemente en el contexto dinámico del acontecer histórico, las formas de vivir, de sentir y crear de una sociedad no pueden permanecer congeladas en patrimonios de bienes y valores inmutables. Las identidades culturales no radican en una colección de objetos, en un sistema de ideas o un repertorio fijo de prácticas, consisten más bien en la incesante actualización de las tradiciones a partir de las nuevas demandas emanadas de nuevos contextos3 .
Nos interesa detenernos brevemente en relación al marco teórico, en tres aspectos conceptuales vinculados al proyecto.
2.1 Identidad/territorio, comunidad e intergeneracionalidad
Cuando hablamos de identidad(es) nos referimos al “proceso de construcción de sentido, atendiendo a un atributo cultural, o a un conjunto relacionado de atributos culturales al que se da prioridad sobre el resto de las fuentes de sentido” 4. Desde esta perspectiva, todas las identidades son construcciones en las que intervienen la historia, la biología, la geografía, las instituciones productivas, la memoria colectiva, la subjetividad, los sentires y saberes.
Para Bauman, a partir de la idea de la vida en un “mundo líquido”, donde todo es cambiante y poco duradero, el debate sobre identidad no se da de forma pacífica: “La identidad, digámoslo claramente, es un ‘concepto calurosamente contestado’. Donde quiera que usted oiga dicha palabra. Puede estar seguro de que hay una batalla en marcha. El hogar natural de la identidad es un campo de batalla”5 . La relación identidad-territorialidad-comunidad es un fenómeno complejo en permanente movimiento, “la ‘pertenencia’ o la ‘identidad’ no están talladas en la roca, de que no están protegidas con garantía de por vida, de que son eminentemente negociables y revocables”6 . Bauman plantea la fragilidad como una de las características en nuestras “vidas líquidas”, “[…] las “identidades: flotan en el aire, algunas elegidas por uno, pero otras infladas y lanzada por quienes nos rodean. Es preciso estar en constante alerta para defender a las primeras de las segundas” 7.
Las personas socializan en sus entornos, construyen e interactúan en diferentes redes sociales. “Pocos de nosotros (en el caso de que haya alguien) estamos expuestos a una sola ‘comunidad de ideas y principios’ […]”8 . La ciudad es la confluencia entre el lugar privado y el lugar público, este último posibilita los vínculos de identidad con la ciudad. Dentro de la ciudad se encuentra el lugar que simboliza la relación de su comunidad consigo misma, con los otros, con “lo otro” y con su historia.
Maritza Montero, psicóloga venezolana especialista en Psicología Comunitaria, define comunidad como:
[…] un grupo de individuos en constante transformación y evolución, que en su interrelación generan pertenencia, identidad social y conciencia de sí como comunidad; lo cual los fortalece como unidad y potencialidad social. Este grupo social y dinámico comparte problemas, intereses en un tiempo y espacio determinado, haciendo realidad y vida cotidiana9 .
En relación al intercambio intergeneracional que propone el proyecto, entendemos que:
Tratar de generaciones es siempre tratar de diferencias sobre el telón de fondo de la igualdad entre los seres humanos. […] La noción de relaciones entre generaciones designa los procesos recíprocos de orientación, influencia, intercambio y aprendizaje entre los miembros de dos o más generaciones (relaciones intergeneracionales), o en el seno de una misma generación (relaciones intrageneracionales). La forma y la dinámica de las relaciones entre las generaciones resulta de la experiencia subjetiva de las similitudes y diferencias, así como de la realización de roles y funciones prescritos institucionalmente 10.
Lo único permanente, es el cambio...
3. Descripción
3.1 Contexto Comunitario
“La experiencia es lo que me pasa y lo que, al pasarme, me forma o me transforma, me constituye, me hace como soy, marca mi manera de ser, configura mi persona y mi personalidad”.
LARROSA, Jorge, Entre lenguas, Barcelona, Laertes, 2003
3.1.1 Subprograma Animación Sociocultural y Recreación del Programa APEX
El Subprograma Animación Sociocultural y Recreación del Programa APEX de la Universidad de la República, de Uruguay, desarrolla actividades lúdico-expresivas, artísticas y culturales como forma de lograr procesos de enseñanza – aprendizajes significativos, considerando éstas actividades como componentes fundamentales desde un enfoque integral en ciudadanía, educación, cultura y salud. El énfasis en la Extensión universitaria nos habilita a la educación en la que confluyen aspectos vinculados a la educación formal-no formal e informal, a la salida de los muros universitarios para construir espacios de aprendizaje en y con la comunidad.
Las actividades socioculturales en su desarrollo se han vinculado y relacionado con diferentes áreas: psicológicas, educativas, expresivas, artísticas, antropológicas, deportivas, comunicativas, etc. convirtiéndose en una herramienta inter y multidisciplinaria que cada día se va intensificando y enriqueciendo.
Las diferentes propuestas lúdico-expresivas, artísticas y culturales apuntan al rescate de la singularidad de cada niño, niña y adolescente ya que se trabaja desde la infinidad de posibilidades que este tipo de actividades permiten. Es así que contemplamos diferentes áreas: actividades lúdicas, expresivas, artísticas (teatro, fotografía, música, artes visuales, etc.), de acceso a los bienes culturales, actividades de integración, actividades de promoción de derechos y obligaciones, de promoción y prevención en salud. Mediante ellas, niños, niñas y adolescentes tienen la posibilidad de descubrir sus fortalezas, sus gustos y habilidades a través de diferentes posibilidades de hacer, de crear tanto a nivel individual como grupal, apropiarse de herramientas y estrategias artísticas. Es un proceso que comienza en cada uno o una, pero que siempre termina siendo colectivizado, como forma de compartir y “pensar con”.
La movilidad dentro de las posibilidades lúdico-expresivas-artísticas permite el descubrimiento de quizá nuevos roles, el pasaje a una nueva forma de estar, donde cada integrante tiene la libertad de buscar en qué lugar se quiere ubicar dentro de cada propuesta. Quien no tenga una destreza en alguna de ellas sí la tendrá en otra.
La heterogeneidad es una de las características fundamentales de la población con la que se trabaja desde el Subprograma Animación Sociocultural y Recreación. Diferentes en estilos de vida, intereses, capacidades, contextos sociales, composición e inserción en la familia y en otras instituciones, el lugar en donde viven (extremadamente diverso en el barrio Cerro de la Ciudad de Montevideo), la micro cultura grupal, la situación económica, etc. La mayoría de los niños, las niñas y adolescentes a los que está destinado el Programa viven en contextos socioeducativos y socioculturales muy desfavorables, familias mayoritariamente monoparentales y contextos de pobreza. Mientras el promedio de pobreza del país arroja cifras menores al 13 %, esa cifra aumenta a 26% en niños y niñas menores de 6 años. Si se incorpora la dimensión territorial las desigualdades aumentan sustantivamente: la pobreza infantil en la periferia montevideana y particularmente en la zona de influencia del Programa APEX llega al 57%.
La propuesta crece desde el lugar que se les da a las voces de los y las protagonistas en este espacio. ¿Qué lugar se le está dando desde la educación a estas voces? ¿Desde qué educación? ¿Cómo se articulan los relatos?, ¿Se articulan? ¿Cuáles? ¿Cómo otorgar a las Artes un valor en sí mismo para que no se constituya en algo accesorio o decorativo? ¿Qué otros espacios dentro de la Educación formal pueden verse afectados por las Artes sin que esta lo haga en función de “lo formal” sino como un valor en sí mismo?
3.1.2 Cerro de Montevideo
Me acuerdo de una de esas tardes en que, arriba del Cerro, nos sentamos a descansar abajo de unos eucaliptus. Y hablando profusamente, como pocas veces lo hacía, a la vez nos mostraba los corrales del frigorífico Swift, me contó que antes ahí metían a la gente que diariamente iba a buscar trabajo en la madrugada; y un “yoni”, parado arriba de un cajón, decidía, a su antojo y por la cara del aspirante, si ese día su familia iba a tener salario o no. Y me quedó sonando para siempre la frase con que terminó la historia y pasó al silencio: “Ahora ya no pasa eso, porque tenemos sindicato” 11.
El Cerro de Montevideo comenzó a poblarse a comienzos siglo XIX, por los años treinta, con la llegada de diferentes colectivos de inmigrantes provenientes de distintos países de Europa que eligieron el Cerro como lugar de residencia entre las primeras décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX dando al barrio el nombre de “Villa Cosmópolis”, haciendo referencia a la heterogeneidad y la multiculturalidad.
En 1836, el Poder Ejecutivo dispuso mediante decreto que los establecimientos de salazón de carne tendrían que estar lejos de las zonas centrales de la ciudad, ubicándose en el Cerro de Montevideo. A comienzos del siglo XX a partir de la llegada de nuevas tecnologías los saladeros pasan a ser frigoríficos, instalándose en la zona del Cerro.
Los inmigrantes junto a quienes trabajaron y vivieron directa o indirectamente el auge y la decadencia de la Industria de la carne en Uruguay de los años 40 a los años 70 del siglo pasado en el Cerro de Montevideo, son sentidos como los integrantes fundamentales en los procesos de construcción de identidad cultural en esta zona de la ciudad.
Trabajadores de la Industria de la carne e inmigrantes que han contribuido en los procesos de construcción de identidad de un barrio y un país que fue considerado como símbolo de bienestar, calidad de vida, desarrollo y diversidad cultural. Esta “imagen” que Uruguay construye en aquellos años, tanto al interior como al exterior del país, ha construido una forma de ser arraigada en la cultura uruguaya.
Los inmigrantes se establecieron y siguieron recreando costumbres originarias a través de la formación de instituciones, muchas de las cuales aún persisten y constituyen centros de cultura. Con la crisis económica de la década de los 50-60 muchas de las industrias de la carne de la zona cierran y se genera un alto índice de desempleo y con esto una salida obligada de los pobladores que hasta el momento habían generado una fuerte red social vinculada a las luchas sindicales y la solidaridad. A pesar de esta crisis el barrio sigue siendo un territorio referente que alberga muchas organizaciones e instituciones que tienen su origen en la vida obrera y sindical, con actividades y locales mantenidos por ex trabajadores de esta industria.
La crisis de la industria provocó el paulatino y traumático cierre y el fin de la llegada de inmigrantes a la zona y con ello lentamente fue convirtiéndose en un barrio dormitorio. Actualmente la presencia casi fantasmal de los edificios de la industria se impone con mucha fuerza simbólica en el barrio y la memoria colectiva convirtiéndose en parte del patrimonio cultural de la zona. Convirtiéndose no sólo en puntos de referencia de la geografía barrial, sino en íconos de referencia de cultura obrera, lucha, organización, encuentro de culturas, etc.
A partir de la década del 70, durante la dictadura militar uruguaya, el Cerro comienza a ser un receptor de expulsados de las áreas centrales de Montevideo, el barrio crece de forma cada vez más crítica y desordenada (desocupación, subempleo, marginación, hacinamiento, deterioro) traumatizando referencias locales que en el pasado estuvieron muy arraigadas.
Los habitantes de los nuevos barrios no fueron siempre bien recibidos por los viejos vecinos, en gran medida fueron y siguen siendo marginados dentro del barrio. Algunos vecinos lo sienten como una agresión o fragmentación de la identidad barrial, negando toda posibilidad de renovación, redefinición o actualización en la identidad cultural barrial que impide cualquier tipo de influencia de lo nuevo o emergente.
4. “Esquinas resignificantes”
4.1 Objetivos
Desarrollar un Proyecto Artístico con un fuerte componente participativo que permita dar lugar a las “voces”, sentires y percepciones de diferentes colectivos (adolescentes, personas adultas mayores y trabajadores).
Indagar la relación entre los procesos de significación del lugar urbano y la construcción simbólica de los objetos en la configuración de identidad(es) desde la mirada de la población participante.
Habilitar espacios de intercambio, encuentro y convivencia entre los diferentes colectivos participantes.
4.2 Características del proyecto
“Esquinas resignificantes” es un proyecto artístico interdisciplinario, participativo y multimodal con el que nos hemos propuesto desarrollar procesos de intercambio intergeneracional. Cada colectivo (adolescentes, personas adultas mayores y trabajadores) recorre en la acción una trayectoria propia y a la vez integrada al resto de los participantes, para habilitar espacios en los que nos dejemos “teñir” por las otras miradas, miradas que parten de contextos, historias y vivencias diferentes. Espacios que no sólo nos han permitido la construcción de relatos y lecturas nuevas de la(s) realidad(es) e identidad(es) barrial(es), sino que han contribuido a descubrir “huellas” de identidad(es) que no queden “congeladas” en el pasado. Un movimiento permanente que posibilita la influencia de lo emergente. Las artes proponen una variedad de lenguajes a través de los cuales las personas pueden expresar su experiencia y comunicarse con otros, con otras, con “lo otro”. Cada lenguaje significa una forma de representación y al mismo tiempo habilita el acceso a formas particulares de entender, interpretar y valorar el mundo.
Se han propuesto instalaciones o acciones performativas multimodales, de tres espacios urbanos sentidos como significativos en el entorno barrial desde la perspectiva de identidades “móviles".
Dar lugar a las voces, vivencias, subjetividades, historias y percepciones de las personas participantes en el proyecto, ha potenciado sus posibilidades narrativas. Una participación que reconoce la posibilidad y capacidad de percibir, interpretar, analizar, cuestionar, proponer, oponer, decidir, hacer, actuar y crear. Una mirada que no concibe a los participantes en un rol pasivo, invisible o decorativo, sino con un rol activo, visible y creativo que contribuya al desarrollo del pensamiento crítico, experiencia artística, sentido de pertenencia y convivencia. Podríamos decir que, desde este punto de partida, el proyecto artístico deja de ser una propuesta de la comunidad educativa, para ser un proyecto con y en la comunidad.
La interdisciplinariedad no solamente está dada por las diferentes disciplinas artísticas, sino por la inclusión de diferentes profesionales y estudiantes universitarios que realizan la práctica curricular en el Programa APEX. Es así, como estudiantes de Diseño Industrial, Psicología, Artes, Medicina y Trabajo Social, se encuentran acompañando el proceso creativo.
El rol de los docentes referentes es el de habilitador o generador de espacios de encuentro y creación en el que cada participante pueda realizar su búsqueda libremente. Es entonces, el rol de provocar espacios dialógicos, interjuego de saberes, sin roles estereotipados, con un fuerte compromiso con las necesidades de la comunidad, desde una mirada interdisciplinaria, integrada e inclusiva.
4.3 Principales actividades
El proyecto ha propuesto diferentes etapas que contribuyeran a la construcción colectiva de instalaciones en diferentes lugares urbanos. Se ha realizado la convocatoria a diferentes grupos: adolescentes, personas adultas mayores, grupo de trabajadores con los que habitualmente trabajamos y con quienes hemos establecido y desarrollado diferentes proyectos.
4.4 “Esquinas resignificantes: No es una vaca”
Una vez en alta mar, la nave sigue las corrientes del océano, que también ayudan a fijar el rumbo. […] la obra misma desarrolla su propia voz y contribuye a establecer la dirección. El creador es guiado por las formas que surgen y, a veces, hasta sucumbe a sus exigencias.12 .
“No es una vaca” es la primera instalación en uno de los lugares percibidos como significativos por los tres colectivos participantes del proyecto. La instalación en el espacio estuvo a cargo del grupo de adolescentes “ApexAndo”.
La búsqueda de “huellas” o “pistas” surge de preguntarse sobre la identidad personal, grupal y comunitaria. ¿Quién(es) soy-somos? ¿Cuáles son las “pistas” que nos llevaran a nuestras propias “huellas”? ¿De qué forma estas “huellas” tiñen y se dejan teñir en el contexto comunitario? ¿Estas “huellas”, interpelan la percepción comunitaria de lo identitario?
El encuentro intergeneracional para indagar en las ideas del grupo de adolescentes, estuvo teñido por las historias y vivencias de las personas adultas mayores, en el que se plantearon diferentes miradas a la identidad comunitaria, todas estas miradas son atravesadas por lo generacional. La identidad de unos está profundamente marcada por la presencia de la industria de la carne, mientras que las nuevas generaciones, viven “teñidas” por su eco. Un eco que llega a distancia, con el que gran parte de los objetos y representaciones simbólicas han perdido su función cotidiana y en el reflejo de los cambios generacionales han diluido su función identificatoria. Las personas adultas mayores reconocen el apogeo de la industria de la carne, las luchas y conquistas de los derechos de los trabajadores y la conformación de un barrio obrero con una presencia muy importante de inmigrantes, como elementos fundamentales en la configuración de la identidad barrial, mientras que los adolescentes que no han vivido aquella época, sino los “ecos” de su crisis, rechazan y se diferencian de esta identificación.
“No, nuestra identidad, no es una vaca”, “es juego”, “artes, artesanías”, “música, diversidad”, “grupo de amigos”, “es también nuestra etapa en la vida”, “pero, no soy una vaca”, plantean los adolescentes tratando de dar respuesta desde la diferenciación, desde lo que no se es.
Es entonces que “No es una vaca”, comienza a tomar forma. Se utiliza la imagen de la “vaca” como ícono, una representación gráfica esquemática. A partir de estas definiciones: la utilización del ícono “vaca”, lo que “no se es” y la idea de dejarse “teñir”, se comienza a “jugar” con la imagen desde su repetición, teñido con tintas, la imagen en transparencia y su fragmentación.
A la idea del teñido, la transparencia y el ver “a través”, como conceptos de dejarse afectar, dejarse teñir, se fue sumando la elección de los objetos-concepto que simbolizan la relación e identificación de adolescentes con su comunidad y el lugar urbano.
Se trabaja en este sentido con diferentes obras contemporáneas y otros artistas que usan la repetición y el objeto cotidiano como concepto, es así que se explora en la obra de Andy Warhol, Peter Halley, Miguel Ángel Campano, Luis Camnitzer y Ana Tiscornia, el cómic de Roy Lichtenstein, los videoclips musicales, el diseño gráfico, los grabados, la música, etc.
El primer encuentro con el lugar urbano, en este caso el “Parque Vaz Ferreira”, ha sido fundante, nos ha modificado para poder ver “a través”, lo que no podíamos ver. “Esquinas resignificantes: no es una vaca”, comenzaba a interpelarnos, presencias a las que no habíamos prestado la suficiente atención teñían nuestra propia instalación artística.
La presencia del edificio abandonado de una industria de la carne “Frigorífico Swift”, el “Memorial de los Desaparecidos”, el sonido de los pájaros, las rocas y el viento, comenzó a resignificar y proponer una nueva forma de ver y habitar nuestra propuesta, una nueva mirada que no podíamos ignorar, sino aceptarla y dejarnos resignificar, afectar. ¿Esquinas resignificantes?
5. Algunas consideraciones finales
[…] desde la trama vincular el sujeto se construye determinado por su entorno y sus vínculos, pero también puede transformar estas determinaciones; puede crear nuevas condiciones, materialidades y sentidos; puede habitar. Habitar es construir, construir espacios vitales, construir sentidos desde los afectos, desde el cuidado y al abrigo 13.
Bauman (2005) plantea que, en el mundo líquido, somos nosotros quienes debemos usar nuestros propios medios e inteligencia para elegir nuestra identidad y por otra parte nos dice que hay quienes no tienen opción y que nuestras sociedades nos la pueden imponer. “Aquí las “identidades: flotan en el aire, algunas elegidas por uno, pero otras infladas y lanzada por quienes nos rodean. Es preciso estar en constante alerta para defender a las primeras de las segundas”14 .
La identidad es una cualidad que hace que algo sea único, distinto y distinguible. Es subjetiva, una cualidad que hace que a las personas se nos reconozcan como particulares y desde esa perspectiva se pueda aportar algo distinto, nuevo, y así, enriquecer al conjunto de la comunidad. La propuesta ha tomado como elemento clave, las narrativas de los participantes para la reflexión sobre la percepción del lugar urbano, para la (re)construcción de la génesis o resignificación de las identidades comunitarias en relación al entorno. Esta percepción es atravesada por diferentes aspectos: territoriales, sociales y temporales, entre otros. Territoriales, en tanto los límites geográficos definidos por las personas resultan fundamentales en la identificación o diferenciación entre los grupos que ocupan el espacio territorial tan diverso como el Cerro de Montevideo, así mismo juega un papel importante en las relaciones grupales y comunitarias. Sociales, en relación a la calidad de las redes, entretejidos, y relaciones sociales percibidas por sus habitantes o en función del prestigio o estatus asignado a los habitantes, en este sentido algunas zonas del barrio despiertan sentimientos de amenaza y peligro en la modificación de los principales elementos de identidad que han caracterizado al barrio. O, temporales, ya que la identificación social con el territorio depende en gran medida de las vivencias históricas comunes vinculadas a los primeros inmigrantes o al apogeo de la industria de la carne en la zona, o diferenciarse de otros grupos que no han compartido estas vivencias, sino, otras más recientes, y no por ello, menos significativas en la configuración de identidad(es).
El Proyecto surge de interrogantes para volver a preguntarnos desde otra perspectiva.
¿Es posible (re)conocer al otro de forma que no implique su subordinación o transformación? ¿Es posible dejar de creer cómo, qué y quién debe ser, percibir y sentir el otro? La búsqueda de huellas de identidad(es) y relaciones positivas entre personas de diferentes edades, contextos, intereses, singularidades, e incluso desde lo que nos inquieta del otro, supone el encuentro de nosotros, con los otros, donde cada colectivo defienda sus posturas, miradas y percepciones, desde el respeto y el reconocimiento de las diferencias a partir de procesos de diálogo reflexivos y creativos. Este diálogo intergeneracional e intercultural requiere establecer espacios de escucha, confianza y comprensión en el quehacer comunitario. Un diálogo, que según Paulo Freire
“gana significado precisamente porque los sujetos dialógicos no sólo conservan su identidad, sino que la defienden y así crecen uno con el otro. Por lo mismo, el diálogo no nivela, no reduce el uno al otro. Ni es favor que uno haga al otro. Ni es táctica mañera, envolvente, que el uno usa para confundir al otro. Implica, por el contrario, un respeto fundamental de los sujetos involucrados […]” 15.
Un diálogo que no intenta evitar la polaridad, la tensión y la conflictividad intergeneracional o intercultural, sino considerando el conflicto como base para la creación de un nuevo conocimiento a partir del (re)conocimiento del otro, de uno mismo y de la relación entre diferentes, donde se negocien nuevos entendimientos. Un elemento de interés en los procesos de creación de instalaciones en los lugares urbanos de convivencia percibidos como relevantes en la configuración de identidad(es).
El proyecto, desde el diálogo intergeneracional e intercultural, nos ha ofrecido la posibilidad para que el entramado simbólico de significación del lugar urbano que se entreteje en las relaciones comunitarias, pudiera ser reconocido, compartido, reinventado y resignificado. Ha sido necesario, identificar símbolos, historias, lugares, creencias, apegos, ideas, dimensiones estéticas, formas de ser, estar, vivir y habitar, que nos vinculan o nos diferencian.
A partir de las narrativas construidas por cada colectivo y la instalación artística, el lugar urbano, al habitarlo, ha jugado resignificando la propia propuesta, tomando otra dimensión, nos propone abandonar la forma habitual de percibirlo. El lugar expone mediante alusiones y referencias su propia memoria, se nos revelan historias escondidas en la vida actual del barrio, se reconocen sutilezas, complejidades, relaciones y entretejidos. Lo habitamos desde lo vincular, atentos a sus sonidos, viento, presencias, historias, para poder ver y vivirlo más de cerca, dejándonos teñir desde la experiencia artística. “No sólo representamos aquello que pretendemos representar, sino también lo que descubrimos en el curso de la acción expresiva” 16. El lugar urbano nos interpela, nos resignifica, ¿nos interviene?17
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Referencias artísticas
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2 García Molina, José, Dar (la) palabra. Deseo, don y ética en educación social, Gedisa, Barcelona, 2003, p. 112.
3 Alfaro, Milita, Carnaval 1873-1904, Uruguay, Trilce, 1904, p.8.
4 Castells, Manuel, La era de la información: economía, sociedad y cultura, Madrid, Alianza 1998. p. 29.
5Bauman, Zygmunt, Identidad, Madrid, Losada, 2005, p. 163.
6 Bauman, Zygmunt, Identidad, Madrid, Losada, 2005, p. 32.
7 Bauman, Zygmunt, Identidad, Madrid, Losada, 2005, p. 35.
8 Bauman, Zygmunt, Identidad, Madrid, Losada, 2005, p. 34.
9 MONTERO, Maritza, "La comunidad como objetivo y sujeto de acción social", en A. M. GOZÁLEZ (ed.), Psicología comunitaria. Fundamentos y aplicaciones, Madrid, Síntesis, 1998. pp. 210-222.
10 Höpflinger, François, “Introduction: concepts, définitions et théories”,en Perrig-Chiello, P., et al. Générations en Suisse, Zurich et Genève, Seismo, 2009, pp. 18-41.
11 YAÑEZ, Rubén, Hoy es siempre todavía. Medio siglo en el teatro, la enseñanza y otros trabajos, Montevideo, Cal y Canto, 1996.
12 EISNER, Eliot, El arte y la creación de la mente, el papel de las artes visuales en la transformación de la conciencia, Barcelona, Paidós, 2004, p. 24.
13 ÁLVAREZ, Eduardo et al., “Componer, habitar, subjetivar. Aportes para la etnografía del habitar”, Bifurcaciones, Revista de estudios culturales urbanos, nro. 15, Chile, Universidad Católica del Maule, 2013, p. 3.
14 Bauman, Zygmunt, Identidad, Madrid, Losada, 2005, p. 35.
15 FREIRE, Paulo, Pedagogía de la esperanza, México, Siglo XXI, 2005, p. 145.
16 EISNER, Eliot, El arte y la creación de la mente, el papel de las artes visuales en la transformación de la conciencia, Barcelona, Paidós, 2004, p. 42.
17 Del latín “intervenire”, procede del verbo intervenio, intervenís, intervenire, interveni, interventum cuyo significado es sobrevenir, entrometerse, interrumpir, impedir. Formado por el prefijo inter: entre y por el verbo venio, venis, venire, veni, ventum: venir. Puede considerarse, por lo tanto, como el concepto etimológico: la acción y el efecto de venir entre, de intervenir, ¿de entrometerse?