A LA DERRIBA: UNA PROPUESTA DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE A TRAVÉS DEL ARTE CONTEMPORÁNEO
Facultad de Educación, Psicología y Trabajo Social. Universitat de Lleida (España)
Resumen:
Este artículo muestra cómo enseñamos, aprendemos y nos comunicamos a través del arte contemporáneo con el objetivo de deconstruir y reconstruir los modelos docentes de los futuros maestros, que rompen las paredes de las aulas para salir fuera de estas en busca de nuevos contextos de aprendizaje. Aprender de su entorno cotidiano les plantea la necesidad ir más allá de las aulas para generar aprendizaje. Es a través de los tránsitos dentro-fuera que los estudiantes dejan de ver las paredes como muros para entenderlas como intersticios, planteándose de este modo qué colgamos en las paredes del aula y del centro educativo. Este hecho no solo les permite analizar su realidad de forma distinta, sino que también les empodera a concretar procesos de enseñanza y aprendizaje en los entornos escolares distintos a los que ellos habían vivido.
Palabras clave: Arte, dentro, fuera, maestros, reconstruir.
Abstract:
This paper shows how we teach, learn and communicate through contemporary art in order to deconstruct and reconstruct the teaching models of future teachers. Future teachers break the walls of the classroom to go out looking for new learning contexts. Learning from their everyday environment presents them the need to go beyond the classroom to generate learning. It is through the transits inside-outside that students don’t see the walls as enclosing. They understand walls as learning gaps between what is inside and outside, considering what we hang on the walls. This not only allows them to analyze their reality differently but also empowers them to set new teaching and learning process in their environments.
Keywords: Art, inside, outside, teachers, rebuild.
1. Introducción
Según Sharpe & Green (1975), los modelos que se concretan en la docencia están más influenciados por los modelos que hemos tenido como alumnos y personas que por lo que podemos aprender durante nuestra formación académica, a no ser que durante esta se expliciten, se deconstruyan, se reconstruyan y se establezcan procesos que permitan concretar formas distintas de enseñanza y aprendizaje. Desde este punto de vista, en la formación inicial de maestros podemos preguntarnos: ¿por qué en el mundo de la educación están tan arraigados algunos modelos docentes? ¿Por qué si todos compartimos la necesidad de modificarlos cuesta tanto hacerlo? (Betrián y Jové, 2012).
El trabajo que presentamos en este artículo es una experiencia de trabajo con estudiantes del grado de maestros de educación primaria y se inicia en la materia de Procesos y Contextos Educativos II. El objetivo de esta materia es formar maestros capaces de dar respuestas educativas a las necesidades del siglo XXI. Jové (2011) muestra que a menudo los textos y contextos de índole psicopedagógico no son suficientes para deconstruir y reconstruir algunos modelos docentes tradicionales, por lo que necesitamos buscar formas distintas de enseñanza y aprendizaje.
En 2005 se produjo un encuentro por parte del equipo docente de la materia de Procesos y Contextos educativos II con el Centro de Arte contemporáneo La Panera, hecho que generó posteriormente el Proyecto “Educ-arte - Educa (r) t: espacio híbrido. Este proyecto se establece mediante un trabajo en red entre la Facultad de Ciencias de la Educación (FCE), el Centro de Arte y otros recursos comunitarios (Jové, Ayuso, Sanjuan, Cano, Zapater, 2009; Jove, Ayuso, Betrian, 2012; Jove, Betrian, 2012). Educ-arte - Educa (r) t: espacio híbrido se desarrolla desde la concepción del espacio híbrido en el que el conocimiento académico, el práctico y el existente convergen en nuevas formas más horizontales de aprendizaje (Zeichner, 2010). Por tanto, pretende generar situaciones en las que todos podamos aprender a través del arte, especialmente del arte contemporáneo, considerando el arte como estrategia y como experiencia (Dewey, 1934, 2008).
En 2009, y en el marco del Proyecto “Educ-arte - Educa (r) t: espacio híbrido, se crea el espacio expositivo Zona Baixa situado en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Lleida. Zona Baixa acoge diversas intervenciones artísticas de arte contemporáneo en relación con las exposiciones que se realizan en el Centro de Arte La Panera. Zona Baixa, además, funciona como un espacio expositivo de encuentro entre Facultad y Centro de Arte, ya que desde ambas instituciones entendemos el arte como mediador de aprendizaje en la formación de maestros y, concretamente el arte contemporáneo, como instrumento de formación y construcción del conocimiento. El proyecto Zona Baja está orientado fundamentalmente a facilitar y potenciar la educación artística y humana de los estudiantes y de la comunidad universitaria, y está abierto a toda la comunidad.
En cada curso académico Zona Baixa concreta dos intervenciones (Jové y Ayuso, 2013). Una vez finalizado el curso, el equipo docente se reúne con los profesionales del Centro de Arte para conocer en profundidad las exposiciones que se realizarán en este centro de arte en el siguiente curso académico y decidir qué obras son las que se expondrán en Zona Baixa. Cada proyecto en Zona Baixa se concreta con un seminario con el artista y / o comisario que participa en la exposición.
2. ¿Cómo trabajamos?
Nuestro objetivo es que los futuros maestros sean capaces de concretar formas distintas de enseñanza y aprendizaje. Para ello es necesario que estos estén dispuestos a analizar y transformar sus formas de vida. De esta manera generamos art encounters con las distintas obras de arte contemporáneo que se exponen durante el curso académico en diversos espacios comunitarios de la ciudad de Lleida. Los art encounters son situaciones que desafían nuestras nociones preconcebidas de cómo funciona el mundo. Así facilitan una rotura o grieta en los modos habituales de ser y en cada una de las subjetividades. Solo a través de esta ruptura, un nuevo mundo se afirma, animándonos a pensar de forma diferente (O'Sullivan, 2006). Desde este punto de vista consideramos el arte como un potenciador de posibilidades y de mundos posibles, hecho que permite a los futuros maestros atreverse a construir otras narraciones para repensar sus modelos educativos y, en consecuencia, los contextos escolares.
El primer día de clase de cada curso académico citamos a nuestros alumnos en el Centro de Arte La Panera. Este hecho ya les alerta que algo distinto va a ocurrir. ¿Qué esperan los estudiantes del primer día de una materia? El profesor se presenta y habla de los contenidos, de las dinámicas, de los trabajos y, sobre todo, de la evaluación. Nosotros les citamos, en primer día, en el museo y/o centro de arte y se les propone que observen y reflexionen sobre lo que ven en la sala y escriban sobre ello. Nuestro objetivo es que los estudiantes construyan sus propias narrativas entorno a los procesos pedagógicos a través de la interacción con el arte contemporáneo. Una vez realizada esta introspección compartimos las distintas narrativas que hemos construido con el objetivo de generar aprendizaje de forma conjunta.
Después de dos semanas inmersos en el Museo y/o Centro de Arte, regresamos a las aulas para continuar con nuestro aprendizaje. De esta forma, al volver al aula, elaboramos un mapa conceptual colectivo donde sintetizamos los contenidos que han emergido a lo largo de las visitas. El mapa conceptual del aula es un ser orgánico que se expande y transforma en relación a nuestras experiencias, vivencias y conocimientos. Se trata de una obra interactiva que nos permite ser conscientes de nuestro proceso de aprendizaje, tanto a nivel individual como colectivo.
En relación a la exposición del centro de arte se concreta una intervención en Zona Baixa y se desarrolla el seminario con el artista de la obra y/o comisario de la exposición. Se trata de una presentación abierta a toda la comunidad. En esta sesión el artista o comisario nos habla sobre sus procesos creativos y su forma de trabajar. Tal y como sostiene Jové (2011), enseñar, aprender y comunicarnos a través del arte contemporáneo nos permite trabajar a través de los préstamos de conciencia y las formas de vida de otros. Las interacciones que se generan en torno a las prácticas artísticas contemporáneas sirven a los futuros maestros como préstamos de consciencia para entender, descubrir y construir nuevas formas de enseñanza y aprendizaje. Entendemos como préstamos de consciencia todas aquellas diásporas intertextuales e intervisuales posibilitadoras de múltiples asociaciones visuales o intelectuales (Guasch, 2004).
Durante el curso los estudiantes elaboran sus experiencias, vivencias y conocimientos con el objetivo de construir un relato sobre sus procesos de enseñanza y aprendizaje a lo largo de su etapa escolar y universitaria. La historia de vida y/o relato autobiográfico es una estrategia narrativa que, según Hernández y Rifá (2011), “nos ayudan a ver, explicar y comprender la experiencia de los cambios por parte de los individuos y la forma de posicionarse en ellos”. Como equipo docente damos mucha importancia a la interrelación entre todas las experiencias, vivencias y conocimientos de los estudiantes a fin de que puedan interrelacionar procesos, crear puentes, crear relaciones y que lo integren en su ser. Por esta razón, pedimos a los estudiantes que se remonten a aquello vivido a través de la narración.
Apostamos por utilizar la historia de vida y/o relato autobiográfico como herramienta de investigación porque en ella podemos observar cómo nuestros estudiantes se remontan a lo que vivieron, haciendo progresiones y regresiones con el origen y el desarrollo de sus procesos de enseñanza y aprendizaje. En nuestra investigación categorizamos las historias de vida de los futuros maestros en busca de sus encounters con el arte contemporáneo. Nuestro objetivo es analizar cómo estos encounters desafían sus nociones preconcebidas de cómo funciona el mundo y la educación, así como analizar qué nuevas subjetividades docentes se afirman en estos procesos.
En las líneas que siguen, vamos a concretar esta metodología a través de la experiencia con las obras del artista Juan López. En la experiencia que presentamos a continuación, el punto de partida es la obra A la Derriba. A través de esta obra los futuros maestros rompen las paredes de las aulas para salir fuera de estas en busca de nuevos contextos de aprendizaje. Aprender de su entorno cotidiano les plantea la necesidad de ir más allá de las aulas para generar aprendizaje. Los tránsitos dentro-fuera y la interacción con otra obra del mismo artista, Superados de Confianza, permite a los estudiantes dejar de ver las paredes como muros para concebirlas como intersticios entre lo que hay dentro y fuera, planteándose de este modo qué colgamos en las paredes del aula. Este hecho no solo les lleva a analizar su realidad de forma distinta, sino que también les empodera a concretar procesos de enseñanza y aprendizaje en sus entornos, distintos a los que ellos habían vivido.
3. Encuentros en el Centro de Arte La Panera: más allá de A la Derriba
3.1 Dentro del centro de arte…
Iniciamos el curso en el Centro de Arte La Panera con la exposición del artista J. López A la Derriba. J. López es un artista cántabro que se dedica principalmente a la realización de instalaciones y vídeos donde se mezclan el lenguaje urbano con el artístico. La intención de las obras de J. López es la de intervenir el espacio para modificar la percepción mediante juegos de perspectiva, así como la transformación del espacio mediante el uso de distintos materiales como el dibujo con cinta aislante y los vinilos de imágenes fotográficas.
El Centro de Arte La Panera se sitúa en el casco antiguo de la ciudad de Lleida, un barrio en el centro de la ciudad habitado por inmigrantes y que nuestros estudiantes consideran poco seguro desde el punto de vista sociológico. En la exposición A la Derriba, J. López pretende modificar el espacio arquitectónico de La Panera a través del dibujo y del vídeo. El artista plantea una intervención a partir de la cual las paredes del espacio expositivo se agrietan para dar paso al espacio urbano que rodea el centro. De este modo los agujeros en las paredes dejarán ver grabaciones reales proyectadas desde el otro lado de cada pared del edificio. El centro de arte se rompe y este, como contenedor de arte, se relaciona directamente con lo cotidiano. En este caso, el artista trata de reconocer el centro de arte a través del espacio urbano que lo rodea. Así, integrando todo aquello que configura y define los alrededores de La Panera, J. López ha ideado un tránsito donde se pueden repensar los lugares que habitamos y con los que interactuamos cada día. Los agujeros de A la Derriba enfocan escenas de este barrio.
Durante la visita inicial nos centramos en el proceso creativo de J. López, quien decide vivir en el barrio durante dos semanas para poder conocer el entorno, aprender de la gente de este y de esta manera decidir qué deja entrar y salir de la ciudad a través de las paredes del centro de arte. Oigamos la voz del propio artista:
El proceso de trabajo para las intervenciones es conocer previamente el lugar a intervenir. Fotos, planos y medidas son siempre bien recibidos. Después, hay un trabajo de bocetos digitales y en papel interviniendo las fotos del lugar. Una vez elegida la temática, selecciono imágenes para hacer los dibujos. Voy almacenando fotos en un archivo personal de cosas que me parecen interesantes, y si no hay lo que necesito, salgo a la calle a buscar esos elementos y documentarlos fotográficamente. Cuando llego a los montajes voy con una base del dibujo ya preparada, pero luego muchas cosas surgen o cambian en cuanto empiezas a instalar la obra. Es en este punto en el que la sala se transforma en mi taller, ya que el proceso continúa allí.
J. López
3.2 Más allá del centro de arte...
Es a partir de esta reflexión del artista y de los agujeros de las paredes del centro de arte que nos atrevemos a iniciar un tránsito fuera de los muros para descubrir la ciudad. Para ello proponemos a nuestros estudiantes ir a la deriva por el casco antiguo de Lleida. El objetivo es generar distintas experiencias en el territorio para deconstruir los prejuicios que rodean el barrio, así como desterritorializar los procesos de enseñanza y aprendizaje fuera de las paredes del aula. Ir a la deriva supone realizar una práctica situacionista en que transitamos por la ciudad sin rumbo fijo. La consigna de esta actividad era observar los detalles del barrio y todo aquello que nos llamara la atención durante nuestra deriva. Uno de nuestros estudiantes nos dice al respeto:
Todos teníamos la misma consigna "ir a la deriva" por el casco antiguo, pero cada uno de los grupos pasó por lugares diferentes y caminos distintos, aunque nos encontrarnos en diferentes puntos. En esta actividad, teníamos que marcar los lugares que nos llamaran más la atención para nosotros o que fueran significativos dentro de nuestra vida cotidiana. Marcamos el itinerario. A continuación, al día siguiente de clase, realizamos una puesta en común de todos aquellos itinerarios recorridos por cada grupo y pudimos ver la gran variedad de estos. Esto nos permitió ver los intereses e inquietudes de cada uno de los grupos y cómo habíamos llegado a interiorizar la experiencia apropiándonos de distintos espacios del barrio.
M. C.
Como relata esta estudiante, esta deriva por el casco antiguo fue una manera de inspeccionar y reconocer el barrio al que J. López había abierto las puertas. Ir a la deriva suponía la construcción de un nuevo mapa mental de la ciudad de Lleida. Conocer el barrio nos permite poner bajo tela de juicio aquellos estereotipos que rodean a sus habitantes.
J. López, con su proyecto artístico de trabajo, nos invita a salir de las paredes del museo, a tomar decisiones en nuestros itinerarios para reconocer un barrio. A la Derriba desterritorializa el proceso de aprendizaje. En palabras de Acaso (2013), impide que el aprendizaje ocurra en un solo lugar, hecho que fuerza a los estudiantes a abandonar la zona de confort para construir conocimiento desde la incomodidad. De esta manera conceptos como diferencia, heterogeneidad, alteridad, etiquetas, creencias, expectativas, estrategias metodológicas y organizativas son términos, conceptos, son vivencias, son experiencias que forman parte de la vida en nuestro contexto de formación. Podemos decir que, en este caso, J. López nos invita y nos permite desarrollar puentes y líneas que conecten lo que ocurre dentro con lo que ocurre fuera, de manera que las diferencias y estancamientos entre ambos procesos se diluyan paulatinamente hasta que desaparezcan (Acaso,2013).
El encounter con la obra de J. López permiten buscar la complexidad del binomio dentro-fuera en relación a los procesos de enseñanza y aprendizaje. Este hecho lleva a Noemí, otra de nuestras estudiantes, a reflexionar sobre sus prácticas y a preguntarse cuántas veces han salido los alumnos de la escuela durante sus prácticas y para qué han salido.
No obstante, también el alumno debe desarrollar una actitud activa (no se puede quedar sentado esperando a que el aprendizaje llegue solo). Por lo tanto, si queremos encontrar verdaderos estímulos, habrá que salir de las aulas. Pues bien, a lo largo de mis prácticas, a las que he asistido cada viernes, durante 6 meses, no he podido observar ninguna salida al entorno. En este momento me pregunto: ¿cómo me posiciono ante este hecho? ¿Me hubiera dado cuenta de la importancia del entorno si no lo hubiera experimentado yo misma? ¿Cómo ha sido esta relación con el entorno? No me habría dado cuenta de la importancia del entorno si no lo hubiera experimentado yo misma en esta asignatura aprendiendo fuera de clase y gracias a los préstamos de conciencia de J. López.”
N.P.
Esta estudiante, así como el resto de sus compañeros, empezaron el curso fuera de las aulas, hecho que nos ha llevado a entender también la ciudad como un espacio de aprendizaje. Aprender más allá de las aulas lleva a cada estudiante a cerciorarse de las pocas veces que los alumnos de la escuela salen a aprender de su entorno y a preguntarse qué hacen cuando salen de las aulas.
4. Encuentros en Zona Baixa: más allá de Superados de confianza
4.1 Dentro de Zona Baixa...
Durante el mes de febrero de 2012, y en relación a la exposición A la Derriba de J. López del Centro de Arte La Panera, el artista interviene en Zona Baixa con su obra Superados de Confianza que significa el punto de conexión entre La Panera y esta zona educativa. De la misma manera que en la exposición A la Derriba, J. López propone una modificación a través de una instalación donde se superponen vinilos y vídeoproyecciones para configurar la imagen de un eslogan comercial. La propia tipografía de unos conocidos supermercados es utilizada para modificar el significado y subvertir el mensaje publicitario de una multinacional. La obra deviene una crítica directa a la forma de entender el consumo abriendo una pequeña brecha al cambio de paradigma ante la crisis económica actual. Como es habitual en la inauguración de la exposición, el artista invitado, J. López, nos visita y nos permite trabajar a partir de su obra.
J. López, en su visita a Zona Baixa, nos cuenta que esta obra surge de la observación de la realidad. Como este mismo autor afirma, la ciudad es el decorado de su obra. El artista nos explica que un día paseando por delante de un supermercado de la multinacional antes mencionada, se fijó en cómo las letras MERC del eslogan luminoso, que preside la entrada al supermercado, se habían fundido. El eslogan pasó de ser “Supermercados de confianza” a “Superados de confianza”. Fue a través de la observación del entorno que J. López captura esta imagen para transformarla en una obra que nos permite remover consciencias. De esta forma, Superados de confianza nos traslada a un juego entre la palabra y el mensaje, situándonos nuevamente fuera de las paredes.
4.2 Más allá de Zona Baixa...
Tomando como préstamo de consciencia el objetivo de la obra Superados de Confianza de buscar y construir nuevos significados a través de las palabras que nos rodean, proponemos a nuestros estudiantes salir nuevamente de las aulas universitarias para observar los mensajes de nuestro entorno más cotidiano de forma detallada. Los futuros maestros recogen estos mensajes del entorno a través de fotografías que, en muchos casos, son intervenidas para jugar con los significados. Como explica un estudiante, salimos a la calle siguiendo la misma línea ideológica de J. López.
J. López presentó su obra Superados de Confianza en la Zona Baixa de la Facultad de Ciencias de la Educación. El artista parte de un eslogan de un supermercado de origen valenciano y extendido por toda España y modifica el significado de este eslogan para realizar una crítica al modelo del consumismo y la situación que ha generado la actual crisis española. De esta manera, para crear mi obra, me he basado en la transformación de los significados que aparecen por la calle en los que, cambiando letras, añadiendo palabras o eliminando letras, podemos tergiversar el mensaje, otorgándole el poder de la polisemia y crear un mensaje que haga pensar, reformular modelos o cambiar miradas al espectador. Un día encontré esta imagen y la intervine digitalmente basándome en el proceso de Juan. Corresponde al Banco Santander, uno de los más importantes de España. En él, si sacamos ciertas letras, nos queda el mensaje "Banco Satán" y, por tanto, hace referencia al demonio o infierno. Lo curioso de todo esto es el hecho de que el fondo es rojo y el símbolo es como una llama que surge. Pero si vamos más allá, el Banco Santander es uno de los bancos con más accionistas en todo el territorio nacional. De hecho, no hay que ir muy lejos para encontrar una sucursal de este banco en la Universidad de Lleida. Este juego de palabras muestra la estrecha relación entre Bancos y Crisis.
D.G.
Muchos estudiantes no solo se limitaron a observar, sino que se atrevieron a intervenir en el entorno transformando la realidad de los espacios. Veamos más ejemplos.
En el mundo de la educación es necesaria una coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos y dejamos hacer a nuestros alumnos. Cuando afirmamos actuaciones o cosas que luego no nos aplicamos a nosotros mismos, siempre puede haber alguien que nos recuerde que nuestro discurso carece de coherencia. Es lo que sucede con este cartel, situado cerca de mi casa, al lado de las vías del tren. Indica que para ir a cualquier dirección hay que ir en una sola dirección. He modificado el cartel añadiendo otras flechas. Si decimos que podemos ir en todas direcciones las flechas van en todas direcciones. ¿Qué ocurre cuando en un aula decimos que escuchamos la voz de nuestros alumnos cuando en realidad somos nosotros los que decidimos qué les interesa, qué deben hacer, cómo y cuándo? ¿Los dejamos ir en todas direcciones? ¿O les decimos que pueden elegir por dónde ir, pero nosotros ya tenemos marcada la flecha que indica el camino? Es cierto que debemos guiar el camino, ayudarles en el proceso, pero también podemos dejar que sean los estudiantes los que elijan por dónde quieren ir y guiarlos en lo que han decidido.
S. S.
En su intervención, esta estudiante nos invita a analizar nuestro discurso y nuestras acciones para acercarnos cada vez más a formas de vida coherentes con nuestros discursos más disruptivos. Esta estudiante, frente a la incoherencia de señalizar todas las direcciones bajo una flecha claramente direccional, decide intervenir en su entorno abriendo nuevas posibilidades y nuevas direcciones.
Otro de nuestros estudiantes, J.A, también encuentra incoherencias en su entorno. Esta vez observa en el espacio público un oxímoron, animándonos a buscar el significado metafórico de los mensajes que nos rodean.
Los humanos nos hemos adaptado a todos estos estímulos y solo dejamos entrar aquellos que son de nuestro interés, ya sea porque nos gusta, porque nos provoca asco o simplemente porque nos llama la atención. De no ser así, si cada estímulo nos provocara algo, nos volveríamos locos y no podríamos vivir dentro de esta sociedad. En cuanto a este discurso, debo decir que llevo unos días en los que no paseo, conduzco, ando o corro de la misma manera, sino que, en diferentes momentos, cuando voy por la calle, estoy alerta a los estímulos que el entorno me muestra y hacen que estos sean algo dentro de mi cabeza capaz de despertar algún sentimiento, bueno o malo, y de hacer una crítica, buena o mala también.
J.A.
O.O, por su parte, a partir de esta propuesta, descubre que el aprendizaje de la lectoescritura de su hijo no deja de ser un juego de palabras y mensajes.
El hotel ha acabado siendo también víctima o juego, quizás, de las travesuras del lenguaje. De Cal Maties ha pasado a llamarse “Cal Tu Tries”, y el nombre Hotel ha terminado reduciendo a Hot en un juego insólito y carnavalesco, irónico, del lenguaje, con la intención de convertirlo en lugar, " local de alterne " que es lo que es ahora. Pero la historia con esta pieza de J. López y Cal Maties / Cal tú eliges, Hotel / Hot no se acaba aquí. Recuerdo que una noche, yendo por la carretera, ya la altura de la Palanca de Noves, es decir, allí donde ahora está el prostíbulo, mi hijo ve el rótulo de " HOT " y exclama: " ¡Mira, dice OT!” (Mi hijo se llama así). Y ahora, fijaros en las coincidencias: de Hotel a Hot y de Hot a Ot. Y todo relacionado con el momento en el que se encuentra mi hijo en relación al aprendizaje de la lectoescritura. ¡Todo liga! Y eso nos lleva a pensar que, como dicen ya algunas metodologías, hemos de aprender a leer a partir de nombres del entorno, fotografiarlos, imprimirlos y trabajar a partir de todos aquellos textos que el niño ve cada día, que están en su trayecto diario, en sus espacios. Y propongo: ¿podría ser que la obra de J. López Superados de confianza fuera la base, el origen, sobre el que una maestra podría empezar su método de lectoescritura? ¡Qué cosa tan fantástica sería!
O.O.
Olga nos plantea una situación en que se aprende a leer y a escribir a través de los tránsitos dentro-fuera como nos planteaba J. López en su obra A la Derriba. Claramente, J. López nos aleja de la dicotomía dentro- fuera (A la Derriba) a través de aquellos elementos que colgamos en las paredes (Superados de confianza). Deleuze y Guattari (1995) nos ayudan en esta deconstrucción a través del concepto de pliegue. Para estos autores un pliegue siempre tiene dentro y fuera, a pesar de que ambos se acaban relacionando, es decir, que lo que está fuera pasa dentro y viceversa. Basándonos en esta idea, apostamos por transformar las paredes de las aulas en pliegues a través de aquello que colgamos en ellas. De este modo generaremos continuos tránsitos fuera-dentro. Entendemos, desde esta perspectiva, la pared no como una barrera ni un muro, sino como un intersticio, una grieta, un agujero donde nos situamos como individuos, donde vamos creciendo y construyendo del afuera hacia el adentro y del adentro hacia el exterior (Jové y Olivera, 2011).
Como ya nos mostró en su exposición A la Derriba, a través de los agujeros en las paredes, y con la lectura de mensajes en el entorno de Superados de Confianza, observar qué pasa fuera de las paredes nos lleva a percibir detalles que nos permiten apreciar las transformaciones para aprender del entorno y en el entorno. J. López cuelga en las paredes, tanto del Centro de Arte como de Zona Baixa, elementos, agujeros y carteles publicitarios que permiten establecer tránsitos constantes de aprendizaje entre lo que hay dentro y lo que hay fuera. Las obras de J. López nos ayudaron a tomar consciencia del potencial educativo de aquello que situamos en un principio fuera de las paredes de las aulas. Darnos cuenta de este hecho nos empoderó, tanto a los estudiantes como al equipo docente, a analizar nuestro entorno más próximo, nuestras aulas universitarias, las de prácticas y los lugares de trabajo, entre otros espacios. A la Derriba y Superados de Confianza nos abrieron una nueva a mirada hacia la realidad, hecho que nos permitió reinterpretar nuestros entornos más cercanos y preguntarnos qué hay en nuestras paredes, qué colgamos en las paredes de la Facultad y de las escuelas, quién y cómo interviene en las paredes y qué tránsitos establecemos a través de lo que colgamos en las paredes. Para profundizar sobre ello pedimos a los estudiantes que fotografíen las paredes de sus centros de prácticas y que lo compartan en el aula.
5. De la toma de conciencia a las apropiaciones para el aprendizaje.
Enseñar, aprender y comunicarnos a través del arte contemporáneo nos permite reconfigurar las experiencias creando nuevas formas de visibilizar, decir y hacer (Rancière, 2010). Concebimos el arte contemporáneo como intersticio social, entendiendo por intersticio un espacio de relaciones que nos permite concretar otras posibilidades de intercambio distintas a las hegemónicas. Este hecho genera lo que llamamos multiplicidad de efectos, es decir, el arte como experiencia (Dewey, 1934) genera conexiones que cada estudiante se apropia de forma auténtica y que tienen el potencial de hacer emerger nuevas posibilidades a través de la acción y de un nuevo devenir. A continuación, mostramos la multiplicidad de efectos en la apropiación de las obras de J. López.
5.1 Nuevas formas de visibilizar: en su escuela y en la Universidad
Elisabet, otra estudiante, nos muestra las paredes de la escuela donde ella estudió de pequeña:
Después, en la misma clase, nosotros hicimos nuestras relaciones y fuimos quienes decidimos cómo hacer las conexiones entre todas nuestras experiencias. Y eso lo relaciono con el hecho de que nosotros teníamos que ser los mediadores en el aula y saber qué colgar en las paredes y qué no. Así aprovechamos un espacio para construir conocimiento. Todas las experiencias que he tenido desde pequeña son que en las paredes se colgaban los dibujos, mapas, tablas, los cargos, las normas... Y además si alguna vez colgaban algo nuestro, solo se escogían los mejores porque los que estaban mal no quedaban bien.
E. M.
Como relata esta estudiante, frecuentemente las paredes de muchas escuelas están cubiertas y decoradas por los mejores dibujos y por las mejores producciones seleccionadas por el maestro. Augustowsky (2003) sostiene que los alumnos distinguen claramente qué cosas son para las paredes de la escuela y qué cosas son para un espacio privado, hecho que nos lleva a preguntarnos si la escuela atenúa diferencias y gustos particulares en el espacio de trabajo común, si existen representaciones escolares que educan y representaciones no educativas y si la posibilidad de favorecer el desarrollo de marcas personales no constituiría una forma de apropiación, un modo de habitar el espacio.
La mayoría de vivencias y experiencias que muestran nuestros estudiantes coinciden con lo que nos explica Elisabet. Pero ahora, en la universidad, ¿qué sucede? ¿Qué hemos colgado en nuestras aulas? ¿Quién lo ha colgado?
En la universidad las paredes del aula se convierten en un lugar donde colgamos y mostramos nuestros procesos de aprendizaje. Es el lugar donde hacemos públicos los contenidos que hemos trabajado y las distintas experiencias, construyendo así un relato colectivo sobre nuestros aprendizajes en un mapa conceptual. En las paredes de nuestra aula hay un mapa conceptual del grupo donde todos tenemos cabida y donde construimos y mostramos nuestro aprendizaje, dando mucha importancia a los cauces, a través de los cuales hemos relacionado los aprendizajes que suceden en las clases con los que suceden fuera de estas (Acaso, 2013). De esta manera, las paredes se convierten en pliegues, en seres orgánicos y dinámicos que nos ayudan a tomar conciencia de lo que aprendemos. ¿Por qué en las escuelas se cuelgan los mejores dibujos en las paredes y no se cuelgan los procesos de aprendizaje? Teniendo presente los planteamientos teóricos de Augustowsky (2003), es lícito preguntarse si existe una forma de organización de los espacios escolares en la que solo algunas formas de representación estarían legitimadas por la cultura escolar.
5.2 Nuevas formas de hacer.
Este trabajo empodera a los estudiantes para pasar a la acción y transformar su entorno yendo más allá de la comprensión de la realidad.
En sus escuelas de prácticas...
Carla, una estudiante de prácticas académicas, después de tomar consciencia de que en las paredes de su centro de prácticas solo hay espacio para las producciones individuales, propone una intervención.
El día de Sant Jordi, en mi escuela de prácticas, propusieron a los niños dibujar una rosa para colgarlas en la clase. Reflexionar sobre aquello que colgamos en las paredes gracias a J. López me ha ayudado a observar que las paredes de mi escuela están llenas de producciones individuales. No hay una idea colectiva, las producciones de los niños parecen estar colgadas para ser comparadas. En los patios, fuera, creamos murales, compartimos procesos, pero: ¿por qué no hacemos lo mismo dentro? ¿Por qué no colgamos procesos colectivos de aprendizaje? Me decidí a construir un mensaje colectivo en la clase elaborando una rosa de rosas.
C. B.
En sus lugares de trabajo...
Laura nos cuenta cómo a través de la reflexión que surge de la exposición A la Derriba y la obra Superados de Confianza pudo intervenir en su lugar de trabajo. Laura trabaja en un supermercado donde se había realizado un concurso de dibujo. Sus superiores le pidieron que seleccionara los mejores y los colgara en la entrada, pero ella propuso a sus jefes colgar todos los dibujos, ganadores y no ganadores.
Como cada setiembre en el supermercado donde trabajo celebramos un concurso de dibujos donde todos los niños pueden participar. Los dibujos quedarían expuestos en la entrada del supermercado hasta el día de la entrega de premios. Los cuatros plafones que preparamos se llenaron enseguida, pero aún quedaban muchos dibujos. Ante esta situación nuestra encargada nos dijo que escogiéramos los mejores y que tan solo colgáramos esos. Nosotras le dijimos que no, pero ella insistía en que no había sitio suficiente para todos. Continuamos insistiendo en que todos los dibujos eran importantes para los niños que los habían hecho y que teníamos que encontrar la forma de colgarlos todos. Después de mucho insistir dijo que le propusiéramos una forma. Decidimos convertir las taquillas en nuevos espacios para colgar todos los dibujos. Día a día, en mi lugar de trabajo... intento ser coherente en mis formas de vida. Pero me pregunto, ¿hubiera planteado este hecho sin el encounter con la obra de J. López?
L. M.
Adrià, otro estudiante de prácticas académicas, nos narra también su experiencia:
Como cada año para la fiesta mayor de la ciudad, el ayuntamiento organiza un concurso fotográfico abierto a todo el mundo. Las fotografías deben mostrar rincones de la ciudad, instantáneas de este lugar, etc. La entrega de premios da paso a una exposición fotográfica de las tres mejores fotografías, más las 20 finalistas. Como siempre en la pared solo cabe lo mejor. Mi propuesta fue exponer en una medida más pequeña el resto de fotografías que habían participado en el concurso. De esta manera todos los participantes podían verse reflejados en la exposición.
En los tres ejemplos podemos ver cómo los procesos que generamos a través del arte contemporáneo contaminan las formas de vida de los futuros maestros, capacitándolos a pensar y a actuar de formas distintas. A continuación, mostramos un mapa relacional que resume lo dicho hasta el momento:
En el mapa anterior, podemos observar los tránsitos dentro-fuera de las aulas a través del proceso de descubierta de la tipografía en su entorno y como este hecho condiciona su mirada en el entorno escolar. A la izquierda vemos las obras de J. López, A la Derrida (encounter 1) y Superados de Confianza (encounter 2). Los agujeros de A la Derriba permiten a los futuros maestros salir del aula universitaria (encounter 3) en busca de tipografías del entorno, tal y como J. López nos muestra con Superados de Confianza. Las tipografías vivas de su entorno cotidiano (encounter 4) permiten a los futuros maestros reconocer los mensajes y plantearse la necesidad de destruir los muros de las aulas para aprender de fuera hacia adentro y de adentro hacia fuera. Esta idea conduce a los futuros docentes a analizar qué se cuelga en las paredes de los centros escolares donde realizan prácticas y reinterpretar los mensajes que encuentran en ellas a partir de las nuevas miradas del exterior. Así pues, en la derecha, podemos observar la imagen de una pared escolar entendida como dispositivo expositivo (encounter 5). Debajo, la pared de la escuela (encounter 6) donde las paredes sirven como soporte para la construcción de los procesos de aprendizaje de los alumnos.
6. Conclusiones
En este artículo hemos mostrado una experiencia docente en que enseñar, aprender y comunicarnos a través del arte contemporáneo permite a los futuros maestros abrir miradas a través de una nueva relación con el territorio. A la Derriba y Superados de Confianza nos llevan a reflexionar sobre aquello que dejamos entrar y salir en nuestras aulas escolares y cómo las paredes pueden dejar de ser obstáculos para convertirse en elementos de tránsito. Apropiarnos de estas ideas conduce a nuestros estudiantes y al equipo docente a repensar nuestros entornos cercanos, así como nuestras formas de vida.
Como hemos explicado en este trabajo, aprender dentro y fuera de las paredes del aula, analizar qué colgamos en las paredes, tanto en las de la escuela como en las de la universidad e incluso en nuestros lugares de trabajo, nos lleva a posicionarnos en nuestro espacio. Las obras de J. López con las que nos hemos relacionado nos han permitido transformar el espacio en un territorio. La obra de este artista despierta la necesidad a los futuros maestros de transformar las estructuras del espacio y de la escuela para construir lo que Acaso (2013) llama un territorio contemporáneo. Entendemos por territorio contemporáneo el pliegue que nos proponen Deleuze y Guattari (1995) en que fuera y dentro existen a la vez, uno en relación al otro. Situar la educación en el territorio contemporáneo implica destruir la eterna dicotomía entre las aulas y la sociedad exterior. Un ejemplo de ello lo vemos en las experiencias de Laura y Adrià, quienes sitúan los procesos educativos más allá de las aulas de cualquier tipología. La educación transita fuera de las paredes de las escuelas y facultades para situar sus procesos creativos transformadores en lugares determinados. Apostamos, pues, por escuelas abiertas a su entorno que sean capaces de concretar aprendizajes en los espacios vitales de sus alumnos y maestros, pero también por territorios abiertos a las necesidades educativas de los escolares. De esta manera, enseñar, aprender y comunicarnos a través de la obra de J. López nos ha llevado a conquistar nuestro entorno, a participar y a tomar decisiones sobre qué dejamos entrar y salir de los muros y cómo trabajamos en este tránsito constante a través de las paredes de las aulas.
Es de vital importancia destacar que el hecho de trabajar a través del arte contemporáneo permite que cada uno de los futuros maestros utilice su experiencia para reflexionar en sus respectivos contextos desde una perspectiva auténtica. Como hemos podido ver a través de las voces de los estudiantes, cada uno de ellos nos muestra una experiencia distinta que nos permite enriquecer los procesos de enseñanza y aprendizaje en el aula. Apostamos por enseñar, aprender y comunicarnos a través del arte contemporáneo, dadas las posibilidades de apropiación que nos plantea. Cada estudiante se apropia de la obra, de los préstamos de consciencia que nos proporciona, desde la propia subjetividad y en su propio contexto. Creemos en un modelo educativo basado en procesos de empoderamiento de los futuros maestros, hecho que requiere una intensa toma de conciencia en sus procesos de aprendizaje. Nuestro objetivo como formadores de maestros es empoderar a los estudiantes en la reapropiación del espacio-tiempo de aprendizaje para que puedan desarrollar formas de vida diferentes. La interacción con el arte contemporáneo es catalizadora de nuevas apropiaciones, ya que posibilita que emerja la heterogeneidad a la hora de reinterpretar sus entornos, así como concretar intervenciones transformadoras
Resulta del todo imprescindible que esta metodología de trabajo no solo condicione los procesos de aprendizaje por parte de los futuros maestros, sino también los procesos docentes. Enseñar, aprender y comunicarnos a través del arte contemporáneo deja rastros en la docencia universitaria. Los distintos procesos creativos de los artistas, los conceptos de sus obras, las acciones y reacciones que genera, nos permiten repensar, transformar y expandir nuestra práctica. Trabajar con la obra de J. López nos ha permitido ser más conscientes de aquellas situaciones y conflictos que emergen de las producciones escolares de los niños y niñas, así como incorporar en la docencia el análisis de aquello que colgamos en las paredes de las aulas. El arte contemporáneo nos permite concretar formas distintas de analizar e intervenir en el aula universitaria enriqueciendo constantemente lo que somos capaces de generar para formar maestros del siglo XXI.
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