Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


LAS MAMÁS-ESTUDIANTES DE LA UNIDAD ACADÉMICA DE ECONOMÍA-UAZ

Autores e infomación del artículo

Humberto de Luna López *

Marisol Cruz Cruz **

Cinthya Verónica Luján Martínez ***

Universidad Autónoma de Zacatecas , México

humberto_deluna@yahoo.com.mx

Resumen
Se expone los trabajos de las mujeres en su etapa de formación en la Educación Superior. Se enfoca a las estudiantes de la Unidad Académica de Economía de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) de una provincia en México, entre el 2008 y el 2014. Primero se comentan las condiciones históricas de acceso a la educación superior de las mujeres, en el cual se destacan los esfuerzos de las mujeres pero se refleja la ausencia de las características de sus actividades mientras se forman como mano de obra calificada. En segundo lugar, se muestran los elementos teóricos que contemplan las actividades asalariadas y no asalariadas e incluso se encuentra en situación marginal la educación superior. En tercer lugar, se describe la evolución de acceso a la educación por género en la Universidad Autónoma de Zacatecas, basándonos en el inicio de tres ciclos escolares de la base de datos de la Secretaría de Educación del Estado de Zacatecas (SEDUZAC). Si bien los datos disponibles, permiten observar la evolución positiva del acceso a la educación superior de las mujeres, nos impide ver la relación hombre-mujer titulados y por supuesto están insivisibles las características situacionales de tipo económicos y sociales que enfrentan durante su formación profesional. Por eso, en cuarto lugar, se evidencían algunos rasgos de las mujeres, estudiantes, madres, trabajadoras del hogar y en varios casos asalariadas; el cual fue realizado sin financiamiento.

Palabras clave: madres, estudiantes, UAE-UAZ

Abstract
This journal explain the jobs women students in the university and other activities. They are students of Unit Academicy of Economy, of University Autonomy of Zacatecas, Mexico the 2008-2014. First, explain the conditions of acces university educations for women that work force. Second, the teory as the paid asalary, not asalary and marginal education. Thirt, describe the evolution the acces education by gender in the University of Zacatecas, based on the three school cycles of dates the SEDUZAC. It is noted the education university the women but the economics and social situacions characteristics that women face in their profesional training are invisible. In the fourth, it is noted women, students, mothers, domestic workers and in several cases salaried, carried out without financing.

Keywords: mothers, students, UAE-UAZ

 


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Humberto de Luna López, Marisol Cruz Cruz y Cinthya Verónica Luján Martínez (2017): “Las mamás-estudiantes de la Unidad Académica de Economía-UAZ”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (noviembre 2017). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2017/11/mamas-estudiantes-economiauaz.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1711mamas-estudiantes-economiauaz


Introducción
La vida de las mujeres en la universidad de las sociedades subdesarrolladas puede llegar a estar al mismo tiempo en las categorías madre, trabajadoras del hogar, estudiantes y asalariadas. Desempeñar estos roles, representa todo un reto, así que la programación de las actividades y el trabajo de los padres de las universitarias para cuidar a los hijos es necesaria y elemental, aunque ello implique reconocer que es un trabajo no retribuido.
Este trabajo, expone los trabajos de las mujeres que conjugan su rol de estudiante con la de madre, trabajadora del hogar y en varios casos asalariada. Para ello se aterriza a la experiencia y vida de las estudiantes de la Unidad Académica de Economía que cursan la licenciatura del 2008 al 2014, que se convirtieron o ya eran madres durante su trayectoria en la educación superior, que asumen funciones atribuidas por la sociedad en el hogar y son trabajadoras asalariadas.
Se decidió incluir a las estudiantes por la simple razón de que una de las coautoras es una estudiante, madre, trabajadora del hogar, trabajadora por un salario, con hijos, cumple funciones o roles que la sociedad le ha atribuido por su condición de mujer, además las estudiantes o del segmento de población en estudio tienen trabajos asalariados variados, al igual que los cuidadores de los hijos (regularmente pequeños).
La triple o cuádruple función las lleva a abandonar o a la deserción definitiva de los estudios profesionales, que pudiera representarles un mejor nivel de ingreso y la realización personal, que se traduce en el costo de oportunidad para insertarse en el mercado laboral.
Con apoyo de la expresión trabajo, asalariado y no asalariado, costo de oportunidad, se diseñó y levantó información de un cuestionario aplicado a estudiantes y madres de la Unidad Académica de Economía. El tipo de investigación es descriptivo, porque se buscan las propiedades, las características y los perfiles importantes de las mujeres estudiadas. De igual forma se describen situaciones o hechos, recolectando los datos de manera que se puedan efectuar mediciones sobre ellas, buscando las características y rasgos importantes del fenómeno.
Primero se comentan las condiciones históricas de acceso a la educación superior de las mujeres, en el cual se destacan los esfuerzos de las mujeres pero se refleja la ausencia de las características de sus actividades mientras se forman como mano de obra calificada. En segundo lugar, se muestran los elementos teóricos que contemplan las actividades asalariadas y no asalariadas e incluso se encuentra en situación marginal la educación superior. En tercer lugar, se describe la evolución de acceso a la educación por género en la Universidad Autónoma de Zacatecas, basándonos en el inicio de tres ciclos escolares de la base de datos de la Secretaría de Educación del Estado de Zacatecas (SEDUZAC). Si bien los datos disponibles, permiten observar la evolución positiva del acceso a la educación superior de las mujeres, nos impide ver la relación hombre-mujer titulados y por supuesto están insivisibles las características situacionales de tipo económicos y sociales que enfrentan durante su formación profesional. Por eso, en cuarto lugar, se evidencían algunos rasgos de las mujeres, estudiantes, madres, trabajadoras del hogar y en varios casos asalariadas; el cual fue realizado sin financiamiento.

1. Los trabajos de las estudiantes que son madres
El abordaje de las actividades del hogar, del trabajo asalariado, de ser madres y estudiantes del nivel superior de manera simultánea, es complejo de encontrar. Por lo regular, la relación es entre el trabajo asalariado y el trabajo del hogar. Las actividades realizadas por las mujeres dentro y fuera del hogar han sido abordadas en numerosos estudios (Rodríguez, 2006) (Mazzei, 2006) pero no ha sido incorporado la variable educación.
El trabajo constituye un elemento determinante de la producción, junto con la tierra y el capital. De este modo entendemos por trabajo, todas las acciones o actividades que realiza una persona para producir bienes y servicios por el cual recibe una remuneración económica a cambio (Larrañaga, Begoña y Arpal, 2004) o puede ser sin retribución (Rodríguez, 2006).
El trabajo doméstico o del hogar hace referencia a las actividades de producción de bienes y servicio para satisfacer las necesidades de la familia. Esta se desarrolla en los límites del hogar, otorgándole el carácter privado e incluye la administración de recursos, el cuidado de los miembros de la familia, la provisión de afecto, de la asistencia y representación de la familia (Rodríguez, 2006) (De Luna, 2015).
La definición como la valoración del trabajo del hogar se realiza de forma interdependiente y subordinada al trabajo productivo asalariado; la diferencia entre una y otra es el valor de uso y el valor de cambio suscrito por la teoría económica, según la cual el trabajo que es  destinado a cubrir las necesidades se le conoce como valor de uso, mientras que a los productos destinados al intercambio en el mercado se les reconoce un valor de cambio (Larrañaga, Begoña y Arpal, 2004).
En las últimas décadas, los cambios que se han presentado en el entorno social, económico y cultural han permitido la construcción de una nueva estructura social, modificando de manera paulatina el modelo familiar que se tenía hasta los últimos años de los 80 del siglo pasado.
Esta nueva estructura social demanda cambios significativos en el trabajo y la familia. Las principales manifestaciones se observan en un mercado laboral donde las mujeres se inscriben de manera significativa en función del proceso productivo demandado y liderado por un incremento en el desarrollo tecnológico. Esta manifestación acerca la competencia por los puestos de trabajo entre hombres y mujeres, que de manera paulatina, empiezan a inclinar la balanza hacia las primeras.
Según Riquer y Tepichin (2001), esto daría a las mujeres la autonomía necesaria para enfrentar y modificar valores, normas y prácticas que impiden su entrada a las actividades centrales de la era moderna, principalmente en la ciencia, la política y la economía.
En este sentido, la ocupación se constituye como una forma de trabajo que se consolidó en el siglo XX. En el mismo sentido y por influencia de nuevas actividades, la estructura familiar se transforma a medida que las mujeres asumen papeles que van más allá de ser madres, buscando una ascendencia profesional y laboral con la finalidad de obtener mejores condiciones de calidad de vida.
Los orígenes de la idea de la valoración del trabajo del hogar están en la base de los conceptos de trabajo, producción, economía y sistema económico. La subestimación del trabajo no remunerado en las estadísticas, se refleja tanto en los datos sobre trabajo como en los de valor agregado, producto e ingreso nacional. Las converciones sobre estas últimas tienen que ver con la necesidad de contabilizar la actividad económica y proyectar su desempeño futuro. Si se entiende como actividad económica la relacionada con valores monetarios (y precios), se incluirá en este grupo aquellas actividades que se intercambian, consumen, venden y compran en el mercado (Vásconez, 2008).
El trabajo no asalariado, pero si productivo, ejecutado por las mujeres se clasifica por organismos oficiales como Población Económicamente Inactiva (PEI). Esta calificación de inactivas y trabajo no productivo ha sido sostenido por diferentes enfoques teóricos, sobre todo, porque las familias y las mujeres se enfrentan a otras realidades fuera y dentro del hogar y quedan al margen de la atención de estos calificativos. Es por ello que se hace necesario identificar nuevas categorías de análisis que permitan diferenciar, de manera particular, el trabajo doméstico y el trabajo asalariado.
La cuestión común que se plantea en los estudios sobre trabajo doméstico consiste en si se considera o no como un trabajo productivo. Respecto a esta cuestión cabe reseñar dos enfoques encontrados. Por un lado, el enfoque neoclásico que considera que el trabajo doméstico produce valor de uso para consumo inmediato y no para el intercambio. Por otro lado, el enfoque marxista señala que el trabajo doméstico produce la mercancía “fuerza de trabajo”, que se intercambia dentro de la familia.
Según Wainerman (1981), existe evidencia empírica que demuestra que si la capacidad de ingreso de las mujeres no varía, un incremento en el ingreso familiar tiende a reducir su participación en el trabajo. En cambio, si el ingreso del resto de los miembros de la familia permanece constante, un aumento del salario de la mujer, se traduce en mayor oferta de tiempo al mercado laboral. El mercado laboral refleja como en un espejo estas relaciones y reproduce las desigualdades y desventajas de las mujeres, generando en definitiva valores que no retornan a ellas y si alimentan nuevamente el sistema, agotando también las posibilidades futuras de reproducción de trabajo. Más aún cuando el mercado remunera en forma desigual por igual trabajo, favorecido por un régimen de acumulación que requiere bajos costos laborales.

2. Las mujeres y su selección de profesiones en la UAZ
La mujer en la educación superior ha sido vista desde el proceso complejo que le representó hacerse de un lugar, de lo que se llegó a considerar “profesiones masculinas”. En México, la lucha por acceder a la formación profesional se remonta al siglo XIX por un grupo reducido de mujeres, que se enfrentaron al sistema educativo patriarcal, porque desde la mirada del entonces encargado del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, José Díaz Covarrubias, “…la educación femenina no debía orientarse hacia las carreras profesionales, pues consideraba que aún no existían las condiciones necesarias para compartir con ese sexo ‘la alta dirección de la inteligencia y de la actividad” (Alvarado y Becerril, s.f.) (Alvarado, 2004).
Estos esfuerzos realizados desde el porfiriato, una época en que eran vistas solo con capacidad de realizar trabajos en el hogar, se vieron reflejados en 1907 en La Escuela Nacional Preparatoria, cuando hay un registro de una mujer y aparece la Escuela de Instrucción Secundaria para mujeres. En la Escuela Nacional Preparatoria, la mujer comenzó a proceder de lo abstracto a lo concreto en las matemáticas, las ciencias naturales, la lógica, la ideología, la moral y el español; mientras en la Escuela de Instrucción Secundaria para mujeres, la educación era muy acotada a su condición, se accedió al español, los ejercicios de escritura, gramática castellana, álgebra, geometría, Historia de México, entre otros; las específicas para mujeres son: higiene y economía doméstica, deberes de la mujer en la sociedad, deberes de la madre con relación a la familia y al Estado, dibujo, idiomas, música, labores manuales, artes y oficios ejercidos por mujeres, horticultura y jardinería, y al terminar sus etudios obtenían el título de profesoras de primera clase (Velázquez, 1990: 224 en Osnaya, 2005).
Las mujeres que realizaron estudios profesionales fueron mal vistas, pero su desafío permitió que en 1940 y 1950 fuesen consideradas para ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por su representatividad y es en 1970 cuando la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior (ANUIES), presenta información de las instituciones de educación superior (Osnaya, 2005).
La formación de las mujeres en el nivel superior indudablemente está vinculado al mercado laboral, pero las universidades como espacios de desarrollo y realización de las mujeres les ha sido desfavorables, sobre todo en cuanto a los nombramientos, promociones, evaluaciones, otorgamientos de reconocimientos, acoso, hostigamiento y violencia de género (Ordorika, 2015: 7). El acceso a la educación superior por la mujer evoluciona, quizá no a la velocidad deseada pero ocurre, incluso se han abordado los rasgos del lento acceso al posgrado y a los cargos en las universidades. Se ha documentado (Lapovsky, 2014 en Ordorika 2015: 10) que en los primeros meses del 2014, “…sólo 26% de las presidencias eran ocupadas por mujeres, en contraste con el 57% de mujeres estudiantes”.
Precisamente son las últimas quienes nos ocupan en este trabajo, porque si bien estas contribuciones son valiosas, es necesario conocer los rasgos de las mujeres durante su vida estudiantil. Estupiñán y Vela (2012: 536-549) desde el caso colombiano de las madres adolescentes estudiantes universitarias, revisan la calidad de vida de este segmento de población. Sus hallazgos, indican que la universidad no es una red de apoyo, que las jóvenes sienten rechazo y desconsideración, llegan a presentar deterioro de la salud física, estrés y depresión, dificultades para dormir, pero la maternidad las encamina al desarrollo profesional y desempeño laboral; el apoyo de las familias resulta fundamental para su formación.
Aunque no está contabilizado, en el caso de la provincia de Zacatecas en México, una buena parte de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) “Francisco García Salinas” son de origen rural, tanto por los que llegan a las unidades académicas ubicadas en la zona urbana como por su cobertura.
La UAZ brinda servicios estudiantiles desde hace 185 años. El modelo de universidad privilegia la formación considerando los conocimientos, las trayectorias y los ritmos de trabajo, en el que el profesor es el facilitador del aprendizaje, pero tanto el docente como el alumno son participantes, en base a la normatividad, los planes y los programas académicos, con “equilibrio de los conocimientos, habilidades, competencias, actitudes y valores en el proceso formativo” ( Jiménez y Luna, 2005 :26).
La UAZ considera la formación del estudiante el eje central, una institución que incorpora paradigmas emergentes, para consolidar la formación del estudiante. La cobertura de educación superior en Zacatecas se encuentra por debajo de la media nacional (30% a nivel estatal y 32% nacional). La evolucón de los programas educativos de Licenciatura de la UAZ mejoró al pasar de 35.71% en el 2004 a 82.35% en el 2016; en el 2012 tuvo un valor de 90.32% y en el 2016 con el 82.35%. La evolución de la matrícula atendida en los programas educativos de este nivel de 26.53% en el 2004 pasó al 91.50% en el 2016 (PDI, 2017).
La matrícula para el ciclo escolar 2015-2016 fue de 35, 785 alumnos y para el ciclo 2016-2017 de 37, 395 alumnos, de los cuales 23, 594 son de nivel de licenciatura, 11, 463 de bachillerato, una ínfima parte (equivalente a 1, 111 son de nivel de maestria, 155 de doctorado, 434 de especialidad y 638 de nivel secundaria). La UAZ tiene presencia en 16 de los 58 municipios del Estado de Zacatecas (Guzmán, 2017).
En la zona urbana la UAZ se divide en tres campus: I y II albergan las Ciencias Sociales, Económico y Administrativas como Ciencias de la Tierra, Contaduría y Administración, Derecho, Música, Artes, Sociales, Ciencia Política, Humanidades, Educación, Matemáticas y Economía; y el Siglo XXI que congrega a todos los progrmas de Ciencias Básicas como Medicina, Ciencias Químicas, Nutrición, Cultura (Idiomas), Ingenierías, entre otras.
De acuerdo a los datos de la SEDUZAC, al inicio del ciclo de la educación en modalidad escolarizada en el nivel superior, la mayor cobertura en servicios educativos lo proporciona la UAZ. Se observa que de los matriculados por sexo/género para el ciclo escolar de 1998-1999, 2008-2009 y 2015-2016 las mujeres representan el 49.2%, 54.9% y 54.5%, respectivamente del total, aunque en otras instituciones descentralizadas también hay una importante presencia femenina, particularmente en la Escuela de Trabajo Social y la Escuela Normal que forma profesores para la educación básica (ver cuadro 1).

Las mujeres que ingresaron a la UAZ en el ciclo escolar 1998-1999 optaron por las Ciencias Sociales como Psicología donde representaron el 75.5% respecto al total de nuevos estudiantes en esta Unidad Académica; también Enfermería con 90.1%, Derecho con 51.5% y que en términos absolutos es el mayor número de mujeres comparado con otras licenciaturas. En menor medida están Ingeniería, física, Veterinaria y Ciencias de la Tierra (Ver Cuadro 2a).

 

Para el siguiente ciclo escolar seleccionado, 2008-2009 las Ciencias Básicas como Medicina Humana y Ciencias de la Salud con 59.9% que en téminos absolutos equivalió a 1, 119 mujeres, más 959 en Enfermería de las 8, 567 que iniciaron sus estudios; también destaca derecho con 1, 496 féminas. En este ciclo se incorpora el campus Jalpa donde 43.2% de los nuevos ingresos son mujeres (Ver Cuadro 2b).

 

También está el ciclo escolar más reciente, 2015-2016 en el que la selección de profesiones se consolida por las Ciencias Sociales, particularmente Derecho con 2, 209 mujeres, Piscología con 1, 906, Contaduría y Administración 1, 362; y en Ciencias Básicas con 1, 864 en Enfermería y 912 en Medicina (Ver Cuadro 2c).

 

La relación hombre-mujer por cada Unidad Académica del nivel de Licenciatura en modalidad escolarizada, muestra una mejora al avanzar los ciclos escolares, no obstante se mantiene el predominio en carreras de ciencias sociales y en menor medida optan por las vinculadas a la tierra y las tecnologías.
Los datos disponibles para la UAZ no permiten ver las condiciones de permanencia de las mujeres, estudiantes, madres y trabajadoras. Aunque la UAZ provee de una estancia infantil para los pequeños de estas, es ínfima la cantidad atendida respecto a las estudiantes madres, que tampoco están contabilizadas a nivel de la universidad.
“La estancia infantil atiende a alrededor de 45 infantes cuyas edades oscilan entre los tres meses y los tres años de edad, en un horario de 7 de la mañana a 2 de la tarde. Esto le ha permitido a las alumnas dedicarse a sus estudios, de tal suerte que una de ellas obtuvo el premio por su excelencia académica y otra fue becada para desarrollar un dispositivo para detectar el papiloma humano” (Maldonado, 28 de septiembre del 2015).

 

3. El espacio de las estudiantes de la UAE
La Licenciatura en Economía inició sus actividades académicas en 1964, posterior a su aprobación por el Honorable Consejo Universitario, máxima autoridad de la UAZ, según consta en el oficio con fecha del 28 de noviembre del año 2014 expedido por Cuauhtémoc Rodríguez Aguirre, Secretario General de la UAZ. El programa de Licenciatura en Economía cuenta con registro ante la Dirección General de Profesiones con el No. F-180-1-5, fechado el 22 de junio de 1977. Hasta la fecha el programa no ha sufrido modificaciones en cuanto a su nombre, sin embargo se realizó el registro ante la Secretaría de Educación Pública (SEP) de la reestructuración del Plan de Estudios vigente.
Este programa educativo se oferta en el campus II de la UAZ, en la Cuidad de Zacateas, Zacatecas en la modalidad escolarizada.
La tendencia de moda para formar "técnicos en economía" (avanzados en contabilidad, expertos en microanálisis de estados financieros, maestros en demostraciones matemáticas), ha sido considerada como insuficiente. En ese sentido se decide formar licenciados para estudiar la totalidad de la ciencia económica.
En concordancia con la sugerencia de la Asociación Nacional de Instituciones de Docencia e Investigación Económica (ANIDIE), el plan de estudios cubre por lo menos la totalidad del universo del discurso científico en el campo de la economía. Específicamente los paradigmas fundamentales que se sustentan en la teoría económica y la crítica de la economía política.
Aunado a lo anterior, se considera que los estudiosos de la ciencia económica deben conocer la historia del pensamiento económico en dos vertientes: en la teoría económica a partir de los clásicos, los neoclásicos, los keynesianos, poskeynesianos, monetaristas y en la crítica de la economía política, sobre todo de los discursos que parten de la obra de Carlos Marx. En tal sentido es que la propuesta se considera plural.
Si bien la formación debe considerar las exigencias del mercado de trabajo del economista, no se puede limitar solo a las mismas, por lo que se procura proporcionar una información científica que considere al ser humano en una perspectiva histórica no sólo como oferente o consumidor; sino en función de las necesidades sociales de nuestro país, de tal manera que sea capaz de señalar la posibilidad de integrar un aparato productivo dirigido a satisfacer las necesidades de toda la población sin ataduras del exterior y sin subordinación estructural.
Las circunstancias actuales demandan que el egresado debe estar apto y capacitado para competir en los mercados de trabajo regional, nacional e internacional, en un momento determinado, certificado para el desempeño de sus tareas y asimismo estar capacitado para realizar estudios de posgrado.
Según la base de datos de educación universitaria por estrato de edad y sexo de la Secretaría de Educación de Zacatecas (Seduzac), para el 2014, en la Unidad Académica de Economía había 395 alumnos, de los cuales 214 eran hombres y 181 eran mujeres. De este total de mujeres inscritas en la Unidad 39 eran madres, trabajadoras del hogar, asalariadas y estudiantes de manera simultánea.
Desde sus orígenes, Economía de la UAZ se ha caracterízado por absorver una pequeña parte de la población con deseos y en edad de permanecer, en la formación profesional de la educación superior. De acuerdo a los datos disponibles, la primera generación de egreso ocurrido en el ciclo escolar 1969-1970 de 4 estudiantes, tres eran varones y una mujer; la tendencia se mantuvo hasta mediados de la década de los 80 del siglo pasado. La generación que egresó en el ciclo escolar 1985-1986 registró 13 alumnos, de los cuales 8 fueron mujeres (IIES, 2014).
No obstante, respecto a otras profesiones sociales como Derecho, Piscología y Contabilidad, la de Economía, mantiene el registro de una matrícula reducida. En el ciclo escolar 1998-1999 se registraron 374 ciudadanos a algún semestre, de éstos 253 son hombres y 139 mujeres (37.2%); en el ciclo 2008-2009, el total fue de 360 (182 hombres), el 49.4% (178 en términos aboslutos) son mujeres; la opción por este programa académico mejoró en el ciclo escolar 2015-2016 con 414 alumnos, 220 varones y 194 féminas, equivalente a 46.9% del total (SEDUZAC, 2017).

4. Las estudiantes, madres y trabajadoras asalariadas de la Unidad Académica de Economía
Las mujeres seleccionadas de la UAE, universitarias de educación en modalidad escolarizada, la única que se oferta en este programa, se les mira en sus diversas facetas, que no se refleja en los datos del INEGI y de la SEDUZAC, fueron estudiadas en el espacio escolar y desde aquí se accedió a la información sobre el trabajo realizado en el hogar, el trabajo de cuidado de los hijos por parte de los abuelos sin remuneración, sus actividades asalariadas y de estudio.
El procedimiento para realizar la indagación fue preguntar en cada salón quienes eran las mujeres con las características de ser madre, dedicarse al trabajo del hogar y ser asalariadas. Si en el momento se encontraban disponibles se les realizaban preguntas, en las áreas de la unidad académica como la cafetería, áreas verdes o la plaza principal o se agendaba para otra ocasión. También se realizaron por correo electrónico, porque una generación de mujeres contempladas egresó y fue la opción más eficaz para localizar a las voluntarias.
Después, se procedió a codificar y a construir una matriz donde fueron vaciados los datos y se procedió a realizar inferencias cuyos resultados se describen a continuación.
Se identificaron 39 mujeres que son madres, estudiantes y trabajadoras (algunas solo del hogar y otras junto con esta, asalariadas). Algunas de ellas reciben una remuneración y otras solo producen bienes y servicios sin retribución. Al final se trabajó con 19 voluntarias que estuvieron dispuestas a compartir la información requerida.
La carrera de Licenciatura en la Unidad Académica de Economía tiene una duración de 5 años, y en este trabajo se tomaron como referencia 6 años, por tal motivo se tuvieron dificultades para encuestar a la totalidad de dichas mujeres
Los resultados indican que el 84.2% de las mujeres tiene un rango de edad de 19 a 25 años. El 10.5% tiene entre 26 y 31 años y el porcentaje menor (5.3%) tiene 32 y más años. Los datos indican que las mujeres se convierten en madres a edades muy tempranas. Dichas féminas se encuentran en la fase final de la carrera, ya que el 57.9% cursa entre el séptimo y el décimo semestre; mientras el 26.3% se encuentra entre el cuarto y el sexto semestre y un porcentaje inferior (15.8%) está entre el primer y tercer semestre.
Las mujeres, madres jóvenes estudiadas son hijas de la crisis de 1994. Han vivido en un entorno económico complejo y, eso ha influido para continuar con su preparación sin dejar de atender sus funciones de madre.
Su preparación no ha sido sencilla. Los datos muestran que el 63.2% de las mujeres tienen entre 4 y 6 años de permanencia en la UAE, esto significa que la mayoría de estas féminas interrumpen su formación académica pero se esfuerzan por concluir con sus estudios e ingresar al mercado laboral con la mejor preparación.
Las féminas, estudiantes convertidas en madres se enfrentan al dilema de trabajar para acceder a un ingreso destinado al sustento familiar, cuidar al nuevo integrante de la familia que por su condición no es independiente y dedicarse a las labores del hogar o continuar con sus estudios.
Es decir, se enfrentan a un dilema, a un costo de oportunidad que en el largo plazo les permitiría incrementar sus ingresos y obtener beneficios diversos por estudiar a dedicarse a las labores del hogar y al cuidado de los pequeños hijos.
La mayoría de las mujeres estudiantes y trabajadoras (36.8%) están casadas, el 31.6% son madres solteras, el 15.8% son divorciadas y el otro 15.8% se encuentra en unión libre. Aunque una parte importante están casadas, no significa que realicen menos trabajo asalariado o doméstico respecto a las solteras o divorciadas, porque no siempre el trabajo se reparte de manera equitativa entre hombres y las mujeres. Esta distinción tampoco se compara con el número de hijos que tiene cada estudiante.
Según el INEGI (2007:51), la fecundidad en México ha disminuido, entre 1987 y 2006 se pasó de 3.8 a 2.2 hijos por mujer, esto puede ser la causa de que la mayoría de las madres combinan el trabajo doméstico con otras actividades que pueden ser remuneradas o no. La fecundidad se ha mantenido en 2.2 hijos en promedio nacional por mujer (INEGI, 2015: 23).
En la Unidad Académica de Economía se puede apreciar que la mayoría (68.4%) de las estudiantes tienen un hijo y el resto (31.6%) tienen dos. Este promedio de hijos alcanzados por cada estrato, es porque no se encontró casos de más hijos en este nivel educativo, pero no implica descartas casos.
Uno de los aspectos de mayor relevancia que traen consigo los auges y depresiones del modo de producción vigente, descansan en la manifestación observada del reparto del tiempo de hombres y mujeres. Lo que interesa en este apartado son las segundas.
En las parejas conyugales donde el hombre y la mujer participan en el mercado laboral, los hombres dedican a esta actividad 51 horas con 42 minutos semanalmente y las mujeres 37 horas con 18 minutos; mientras que al trabajo doméstico las mujeres destinan 54 horas y 24 minutos y los hombres 15 horas y 18 minutos, es decir, ellas trabajan casi 37 horas más que los hombres. En consecuencia, para la realización semanal de los trabajos domésticos y para el mercado las mujeres ocupan casi 92 horas, mientras los hombres destinan 67 horas (INEGI, 2002 en Ibarra, Méndez y García, 2010: ). Para el 2014 las mujeres le dedicaban 50.1 horas al trabajo no remunerado de los hogares, mientras los hombres le dedicaban 17.6 horas a la semana. (INEGI, 2015:136)
El 73.7% de las mujeres estudiantes de la UAE no trabajan a cambio de un salario, prefieren finalizar sus estudios y estar mejor preparadas para ingresar al mercado laboral, buscando así un mayor costo de oportunidad a largo plazo, mientras el 26.3% de las estudiantes si cuenta con un trabajo y percibe un salario.
En el caso de las madres estudiantes sin trabajo asalariado, quien sufraga los gastos son los esposos o los padres con el 42.1% y el 31.6%, respectivamente; después aparecen las que cubren sus propios gastos con el 15.8%, esencialmente se trata de las mujeres con trabajo asalariado. También está el 10.5% en el cual, los costos son cubiertos de manera combinada, entre la estudiante y el esposo de esta.
Visto el dato a detalle, de las que cursan entre el primer y el tercer semestre, el 12.50% cubre los gastos con los ingresos del esposo, y el 33.33% es sostenida económicamente por sus padres. De las mujeres de entre cuarto y sexto semestre, el 33.33% se hace cargo de sus gastos, 12.50% depende del esposo, mientras que el 50% de los casos sufraga los gastos con su propio ingreso y del esposo, y el 33.33% restante dependen de sus padres. De las de entre séptimo y decimo semestre, se observa que el 66.67% se hace cargo de sus gastos, el 75% depende del esposo, el 50% es compartido, y con el 33.33% los padres se hacen cargo de sufragar sus gastos.
Los horarios de las mujeres con actividades asalariadas presentan variaciones. El 78.9% no tiene trabajo asalariado y por ende no le dedican ningún día a la semana, el 15.8% de las mujeres le dedican de uno a cinco días y el 5.3% le dedican entre seis y siete días a la semana.
Distribuida en horas dedicadas al trabajo asalariado, se infiere que el 5.3% le dedican de una a cuatro horas, es decir, tienen trabajo de medio tiempo y el 15.8% le dedican más de cinco horas, es decir, tienen trabajo de tiempo completo. Por semestre, de las que cursan entre el primer y décimo semestre, no todas están incorporadas al mercado laboral. El 27.27% de séptimo y décimo semestre dedican entre uno a cinco días al trabajo asalariado; el 20% de entre cuarto y sexto semestre le dedican de seis a siete días al trabajo asalariado.
Respecto al salario percibido por las estudiantes madres, el 73.7% no reciben salario (se enfoca en las actividades del hogar), el 15.8% cuentan con un salario menor a 3,000 pesos quincenales (168.5 dólares), y el 10.5% reciben un salario mayor a 3,000 pesos quincenales. Entonces hay que preguntarnos si las condiciones actuales son las mejores u óptimas para que una mujer estudiante, con hijos, se desempeñe de forma correcta durante su jornada de trabajo, o si estas condiciones afectan su desarrollo en el mercado laboral y sea una condición para la cual no esté preparada aun y cuando termine sus estudios profesionales.
Respecto al salario de los varones, no  se puede argumentar una desigualdad, ya que en los últimos años su trabajo y salario se ha precarizado (Cruz, 2011: 45). Esta relación nos permite conocer a las mujeres por semestre cursado que se dedican al trabajo asalariado. Ninguna que se encuentre entre primer y tercer semestre tiene trabajo asalariado, el 6.67% de entre cuarto y sexto semestre es asalariada, el 12.12% de entre séptimo y décimo semestre se encuentran en la misma condición. El 33.33% de las de entre el primer y tercer semestre, el 26.67% de las de cuarto y sexto semestre y el 21.21% de las estudiantes entre séptimo y décimo carecen de un trabajo asalariado. Entonces, alguien tiene que sufragar los gastos durante el periodo que cursa la Licenciatura y aquí entra el papel del esposo y los padres de las mujeres, manteniendose la ausencia de los suegros.
A nivel nacional, para el segundo trimistre del 2015 la tasa de participación económica de las mujeres “…que tienen de 1 a 2 hijos está por arriba (50.3%) de la tasa para todas las mujeres (43.1%). Cuando el número de hijos se ubica entre 3 y 5, la tasa disminuye a niveles inferiores al promedio (41.9%) y si tienen 6 o más hijos, la tasa se contrae hasta 23.0%”; de las mujeres casadas el 38.9% trabajaban a cambio de un salario. Aunque los datos no aclaran cuántas son casadas y con hijos, del total de mujeres ocupadas, el 36.3% tenia educación medio superior y superior; el 34.3% secundaria completa, el 17.9% Primaria completa y el 11.4% primaria incompleta; respecto a los ingresos, la mayoria de las mujeres (28.5%), similar a los varones (23.6%) reciben más de 1 y hasta 2 salarios mínimos, el 17.7% y 23.5% de mujeres recibe más de 2 hasta 3 salarios mínimos. Las mujeres se ocupan en actividades de servicio a los otros, destacando en el comercio con 25.4% y los servicio personales con 23.3%, los hombres tienen una baja presencia con 13.3% y 8.8% respectivamente; e menor medida son instrustriales, artesanos y ayudantes con 17.5%, oficinistas, 12% es oficinista frente a 5.8% de los varones dedicaos a esta actividad, técnicos y trabajadores del arte con 10.2% frente a 9.4% de los varones en este ofocio (INEGI, 2015:122-127).
Volviendo al tema que nos ocupa, el trabajo reproductivo de una mujer comienza a edad muy temprana si se toman en cuenta aquellas actividades que conlleva el trabajo reproductivo, es decir desde cuidar a los hermanos más pequeños, colaborar en las condiciones para la preparación de los alimentos, el aseo de la casa, la adquisición de los bienes y servicios para los miembros de la familia.
Todas las mujeres estudiantes realizan trabajo doméstico, sin importar si tienen trabajo asalariado o no, este se tiene que realizar porque es una actividad atribuida naturalmente a la mujer. El 31.6% de las estudiantes le dedican de uno a dos días a la semana al trabajo doméstico, el 5.3% le dedican de tres a cuatro días a la semana y el 63.2% le dedican más de cinco días a la semana al trabajo doméstico.
La encuesta realizada también muestra cuantas horas al día le dedican a este trabajo; el 26.3% de las estudiantes le dedican de una a tres horas al día al trabajo doméstico, el 63.2% le dedican de cuatro a seis horas al día y el 10.5% le dedican más de siete horas al día al trabajo doméstico. Por actividades desempeñadas durante una semana, se observa un reajuste en el tiempo destinado.
El 89.5% de las estudiantes dedican tiempo al mantenimiento y limpieza de la ropa de los miembros de la familia, mientras el 10.5% de las madres estudiantes deja esta actividad a cargo de sus madres. El 78.9% de las estudiantes le dedican tiempo a planchar la ropa de los integrantes de la familia, mientras el 21.1% no le dedican tiempo, en este caso quien realiza esta actividad es la madre de la estudiante.
Además del mantenimiento de la vestimenta familiar, el 52.6% de las estudiantes destina tiempo a la preparación de alimentos, el 47.4% le deja la actividad a la madre. Además, el 89.5% de las estudiantes limpian los muebles del hogar, mientras el 10.5% le dejan esto a la madre.
El 26.3% de las estudiantes realizan las compras necesarias para el hogar, el 31% lo hace con el esposo, y el 42.1% le deja la responsabilidad a los padres, este es el caso de las mujeres, madres solteras. También en el 26.3% de los casos quien se hace cargo del cuidado de los hijos mientras la mujer se encuentra en la UAE es el esposo, el 15.8% en una guardería y el 57.9% los dejan con algún familiar, colocándose los abuelos en los primeros lugares.
La manera en que las estudiantes reparten el tiempo, indica que la mañana se la dedican a la escuela, después al trabajo, familia o las amistades. Otras cuentan con trabajo asalariado por las mañanas, por ello las tardes las dedican a la escuela, y otras actividades. Esto da cuenta de las diversas actividades de las encuestadas, siempre en busca de un mayor beneficio para su familia, ya sea en el corto o largo plazo.
Las estudiantes de la UAE con hijos varia en función de la edad. El 92.31% de entre 19 y 25 años tienen un hijo, mientras el 66.67% del mismo rango de edad tienen dos hijos. El 7.69% de entre 26 y 31 años tienen un hijo, y el 16.67% que se encuentran en la misma edad tienen dos hijos; el 16.67% con más de 32 años tienen dos hijos. En la UAE no se obtuvo resultado de alguna estudiante con más de tres hijos, durante los años que se tomaron en cuenta para realizar esta investigación.
La encuesta aplicada permitió obtener la relación entre el número de hijos de las estudiantes y el semestre cursado. El 15.3% que van entre primer y tercer semestre tienen un hijo, mientras el 16.67% ubicadas en los mismos semestres tienen dos hijos. El 30.77% de entre cuarto y sexto semestre tienen un hijo, y el 16.67% colocadas en los mismos semestres tienen dos hijos. El 53.85% de entre séptimo y décimo tienen un infante, mientras el 66.67% de los mismos semestres tienen dos hijos.
Se puede observar que de las estudiantes con hijos solo el 20% están integradas al mercado laboral, lo cual se le puede atribuir al tiempo disponible, porque son múltiples las actividades que se deben realizar y no siempre es posible cumplir todas. Otra de las razones puede ser que no sea aceptada en el mercado laboral por las mismas razones.
De este 20%, que se encuentran en el mercado de trabajo asalariado, en promedio laboran cinco días, y aunque se puede creer que una mujer con estas características solo puede fungir en el mercado laboral con un trabajo de medio tiempo, no siempre es así, ya que se demostró, según la encuesta aplicada, que la mitad de este porcentaje trabaja en tiempo completo.
Los trabajos que realizan las madres estudiantes de la UAE son diversos, los cuales tienen que saber compatibilizar para llevarlos a cabo sin afectar el resto de sus actividades. Se pudo comprobar que las mujeres, madres y estudiantes integradas en el mercado laboral realizan trabajos precarios, mal remunerados y algunos con jornadas laborales completas que concuerdan con el salario recibido y en muchos de los casos, generan una influencia negativa para desempeñar sus estudios sin interrumpirlos mínimo por un año, en el mejor de los casos. Incluso las mujeres con hijos, trabajo del hogar y/o trabajo asalariado llegar a estar 6 o 7 siete años cursando la Licenciatura cuya duración es de cinco años.
Aunque no todas las estudiantes cuentan con un trabajo asalariado, incluso es una ínfima proporción, sí se dedican de manera cotidiana al hogar y al cuidado de la familia; esta actividad la realizan todas las encuestadas, sin distinción alguna. Estos tipos de trabajos, aunque son diversos y extenuantes, lo hacen por el costo de oportunidad, de beneficio en su vida personal en el corto o largo plazo. Si continúan con sus estudios profesionales, preven un mejor empleo, con niveles de remuneración que superen los mínimos, lo que le permitirá satisfacer sus necesidades y las de su familia, porque las mujeres siempre piensan, y anteponen el bienestar de los otros (hijos, esposo, padres), quedándo al servicio de los otro.

A manera de conclusión
La visibilización de la mujer en los diversos espacios de actuación se amplian. En este trabajo se observó que al ingresar al ámbito educativo sus actividades se multiplican, sobre todo cuando es mujer, madre, ocupada del hogar y se suma el trabajo asalariado.
Si bien el artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Meixicanos precisa el acceso a la educación laíca y gratuita de la población, cuando se trata de educación superior, aun existe una brecha enorme para participar en el campo científico y tecnológico (UNESCO, 1998).
El ingreso de la mujer a espacios diferentes al hogar, implica un cambio del modelo familiar atribuido a la participación de la mujer en el mercado laboral, la cual la ha llevado a dedicarse no solo al trabajo doméstico, sino a llegar a compatibilizar varias actividades en su vida, con la finalidad de obtener el costo de oportunidad que le proporcione mayor beneficio tanto en su vida laboral como familiar, como es el caso de la formación o educación superior.
Sin embargo, las condiciones en las que se desempeñan las mujeres estudiantes no son las mejores. En la Unidad Académica de Economía, aún hay un largo camino por recorrer si empezamos por definir las precariedades que existen en torno a este tema.
Las madres estudiantes de la Unidad Académica de Economía están a mitad de la carrera, el sexto semestre y la mayoría tiene 22 años. Es decir, tienen un año de edad más que sus compañeros del mismo semestre, reflejando que perdieron o dejaron un año la escuela, suspendieron su preparación y formación debido a las condiciones precarias que están presentes y que les impiden continuar sus estudios de una manera igualitaria a sus demás compañeros, que no se encuentran en las mismas condiciones.
La escuela como espacio de relaciones sociales, se vive de manera diferenciada por este segmento de mujeres. La heterogeneidad muestra redes de apoyo de las madres y trabajadoras (asalariadas y no asalariadas) con las solteras para la realización de las tareas escolares y el cuiado de los hijos, durante la estancia en clases como en la presentación de exámenes parciales y en el hogar o espacios públicos.
Si bien no es generalizado, encuentran flexibilidad en la mayoría de los profesores después del parto o en los casos necesarios. Los padres y suegros de las estudiantes estudiadas también desempeñan un papel fundamental en el cuidado, provición de alimentos, afecto, atención de la salud de los nietos. Jiménez (2012: 19- 31) muestra con un estudio de caso en la localidad de Sierra Alta en el Estado de Hidalgo, en México, que los abuelos cuidan de los nietos cuando su descendencia femenina trabaja a cambio de un salario. Las abuelas cuidadoras que han cumplido con su etapa de crianza de hijos se convierten en cuidadoras y llegan a sufrir violencia por los nietos. Su trabajo no remunerado, permite a las jóvenes madres de la UAE, lograr concluir con su formación profesional.
Una de las condiciones que podría ayudar a las mujeres estudiantes de esta Unidad, seria el contar con una guardería cercanas como el que tienen otras Unidades (alejadas de la UAE) de la misma universidad, proporcionándoles mayor facilidad de continuar con sus estudios profesionales, ya que gran parte de ellas no cuentan con los recursos económicos para ingresar a sus hijos en guarderías y menos asumir todos los gastos que esto conlleva.
Otro aspecto fundamental seria el tener el servicio semiescolarizado en la Unidad Académica de Economía, el cual es muy necesario, ya que es muy difícil repartir el tiempo entre las diversas actividades que dichas mujeres tienen que realizar divididas entre el hogar, la escuela y el trabajo, de manera que les sea más fácil el continuar con sus estudios o no interrumpirlos de manera definitiva.
En todos los casos, lo que estas madres estudiantes de la Unidad Académica de Economía buscan es un costo de oportunidad que más les beneficie en un periodo definido según sea su caso. Algunas pueden elegir el continuar con sus estudios, esperando obtener un mayor ingreso a largo plazo en el mercado laboral al finalizar sus estudios.
Otras se insertan en el mercado laboral dejando sus estudios profesionales parcial o definitivamente, en busca de un ingreso para su familia, aun cuando este ingreso sea inferior al que puede alcanzar una vez finalizados sus estudios.
Las mujeres esperan percibir mejores ingresos con la formación a nivel profesional a no hacerlo, pero los costos por ellos son elevadas porque deben demostrar que son igualmente de competitivas respecto a los varones, conservando la realización de las actividades del hogar.
No obstante, una mejor preparación profesional no implica adquiriri conciencia de que: 1) las mujeres no ayudan, no apoyan, ellas trabajan y también son el sustento de la familia; 2) por el hecho de tener un año más de estudio, se obtendrá automaticamente un salario elevado, en el mercado laboral, deberá enfrentar situaciones adversas de discriminación y desigualdad; 3) una mejor formación profesional, insertarse al mercado labora y lograr un ingreso no implica empoderamiento, en el sentido de Arias (2009), que todos sus acciones y actividades impacten en ella, porque en realidad las mujeres suelen estar el servicio de los otros, el producto de su trabajo, históricamente en producción de bienes y servicios sin remuneración han sido para los otros, incluso numerosas experiencias muestran que el producto de su trabajo asalariado es para los hijos, los padres, el esposo, para la vivienda y al final, si queda o sobra es para ellas (Cruz, 2011) (De Luna, 2015) (Luján, 2016).
La debilidad de este trabajo, radica en que la muestra es pequeña, pero el desarrollo de las actividades de este segmento de población, que cumplen hasta cuatro roles de manera simultánea dificultan el acceso a ellas y vale mencionar que se careció de financiamiento para su elaboración. No obstante, es necesario visibilizar las características de las mujeres durante y/o en el trayecto de su formación en la educación superior.
En la UAE e incluso la UAZ aún tienen muchos retos, si bien ya se maneja un discurso de inclusión y de igualdad de hombres y mujeres, con la eliminación del lenguaje sexista, la protección de los derechos de las universitarias, la incapacidad por maternidad en las estudiantes en todos los niveles, aun no se dispone de información pública sobre la matrícula por sexo y profesiones seleccionadas, no se conoce ni se dispone de una base de datos de mujeres, estudiantes por estado civil, actividades asalariadas y origen generada y hecha pública por la misma institución, que permita dar una idea del comportamiento del mercado laboral. Incluso se desconoce el número de estudiantes que son madres y trabajadoras asalariadas, pero siempre se les ha brindado servicios de educación tanto en el sistema escolarizado como semiescolarizado. Existe una guardería que apoya a las madres estudiantes, pero existe desconocimiento al respecto y son pocas quienes aprovechan el servicio.

 

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*Licenciado y Maestro en Ciencias Económicas, por la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), Doctor en Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), Coordinador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIES) en la Unidad Académica de Economía donde es Docente-Investigador y Líder del Cuerpo Académico de Políticas Públicas Consolidado UAZ-118. http://iies.uaz.edu.mx/humberto1

** Licenciada en Economía, Maestra en Ciencias Políticas ambas por la UAZ, Doctora en Ciencias Sociales y Humanidades, UAA. http://iies.uaz.edu.mx/marisol-cruz

*** Licenciada en Economía, Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), madre, trabajadora del hogar sin remuneración y asalariada del gobierno estatal.


Recibido: 23/09/2017 Aceptado: 03/11/2017 Publicado: Noviembre de 2017

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