Gilda Misty Cabañas Marrufo
Fernando Manuel Jesús Moreno Campos
Alejandro Pérez Flores
ENSY
misty-marrufo@hotmail.comRESUMEN
Se considera a la educación griega base fundamental de la educación actual. Desde varios siglos A.C., indicaba rasgos que aun en estos tiempos se siguen repitiendo, por ello podemos observar y guiarnos sobre estos parámetros para poder analizar la influencia de la educación sobre la sociedad, su impacto así como su evolución, su importancia, a quienes se dirigía, quienes la impartían y la importancia de las diferentes áreas de estudio. En Grecia en un principio se encontraba la educación separada según las clases sociales, para la clase dominante (formación para el poder “pensar o decir y el hacer“), y para la clase dominada (imitación de oficios familiares).
PALABRAS CLAVE: Educación, Sociedad, Filósofo, Grecia, Conocimiento.
ABSTRACT
The Greek education is considered as the elemental base of education in the present day, for several centuries B.C , indicated traits that even in these times keep repeating , so we can observe and guide us on these parameters to analyze the influence of education in the society , its impact and its evolution , the importance , to whom he addressed , and those who were taught and the importance of different areas of study. At Greece the education was initially separated according to social classes , the ruling class (training for power "thinking or saying and doing " ) , and the dominated class (imitation of family offices) .
KEY WORDS: Education – Society – Philosopher – Greek - Knowledge
Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:
Gilda Misty Cabañas Marrufo, Fernando Manuel Jesús Moreno Campos y Alejandro Pérez Flores (2015): “La educación griega y sus principales representantes”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (noviembre 2015). En línea: http://www.eumed.net/rev/atlante/11/educacion-griega.html
Antes de la civilización griega no se conocen más que antecedentes aislados de la educación en las grandes civilizaciones de Egipto y Mesopotamia. Y es en el Siglo V a C, (González, 2010) más concretamente en su segunda mitad, donde se encuentra la primera figura que podría ser calificada como profesionales de la educación: los sofistas. Al tildarlos de profesionales y teniendo en cuenta las diferencias sociales de la época, no es raro ver que su función no comprendía la formación de los ciudadanos de la polis, sino la formación de los que gobernarían a todos ellos, aristócratas de alta cuna a los cuales el simple hecho de su existencia merecía las mejores enseñanzas. Quizá sería algo parecido a los profesores de enseñanza superior actuales, mitad filósofos mitad retóricos, representantes de la cultura en general. Cobraban por sus enseñanzas y se vendían de ciudad en ciudad con su oratoria como tarjeta de presentación y sus actuales alumnos como aval.
Se considera, como uno de los más famosos sofistas a Protágoras, quién pensaba que el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, en tanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son, y defendía la inexistencia de una verdad absoluta y universal sino que son verdades como cada uno de nosotros percibe que son. Si se relaciona esta premisa con la actualidad, se debe admitir que esa realidad subjetiva, hace que cada uno de nuestros alumnos desarrolle un acercamiento hacia el aprendizaje tan válido como el de cualquiera de sus compañeros y que los profesores, por tanto, puedan hacerlo igualmente en relación con la enseñanza aunque es cierto que, en este caso, el contexto queda relegado a un segundo plano cuando en realidad el papel que juega tiene mucho que decir.
En el siglo V a.C., y sobre todo en su segunda mitad, ha quedado asentada una realidad: el habitante de Grecia (y específicamente de Atenas) es un ciudadano, un hombre de la polis o ciudad Estado, que participa de su gobierno —a través de sus diversas instituciones—, y se interesa por las cosas públicas, la república, la vida política o de la polis.
Ello supone una educación cívica que, en la mayoría de los casos, se limitará a proporcionar el conocimiento de las disposiciones del Estado y formará en la obediencia a éstas, aunque queda como posible su cuestionamiento (e incluso su modificación, anulación y la hechura de otras nuevas) a través de los organismos correspondientes.
Por otra parte, ya no se está ante la preocupación por el desarrollo del cuerpo, o ante el cultivo de una conducta adecuada, sino ante el interés por la vida del espíritu como razón especulativa y el discurso como su expresión propia.
Los griegos se interesaban poco por la formación de los niños. Fue la iniciativa privada la que hizo que apareciesen las primeras escuelas, algunas de ellas de renombre universal.
1. Los Sofistas
En ese contexto se dará la formación del político, del hombre público, del futuro gobernante, educación que estará a cargo de los sofistas, quienes despliegan su actividad en la segunda parte del siglo V.
Campillo y Vegas (1976) mencionan a la filosofía de los sofistas como uno de los momentos más interesantes y dramáticos de la historia de la filosofía griega. A esto contribuye el descubrimiento de sus valores intrínsecos frente al menosprecio con que han sido tratados en general, especialmente por las críticas hechas por Platón y Aristóteles.
Los sofistas eran maestros de enseñanza superior, la cual surge precisamente con ellos como los iniciadores de un giro decisivo en la historia del pensamiento humano. Sus clases versaban sobre los temas más diversos, podríamos decir que no había especialización, sino más bien una cultura general, pero orientada hacia un objetivo específico: la formación del orador, pues el hombre político es el que tiene un juicio prudente, bien fundamentado y comunicado con oportunidad y de manera convincente.
2. Protágoras
Una de las figuras más importantes entre los sofistas fue Protágoras, quien tuvo un altísimo concepto de su profesión, a la que denominó tekné para distinguirla de la ciencia, pero dando las precisiones para que no fuese confundida con la técnica, tal cual la entendemos hoy. Se trata de la verdadera educación del hombre para la vida pública, es la transmisión de la cultura (hecha de conocimientos, de reflexión, de interrogantes y también de experiencia) como fundamento del humanismo, la formación del hombre en un momento histórico signado por la relativización, minimización e incluso prescindencia de las normas tradicionales, religiosas o culturales.
Solana (2013) concluye que Protágoras fue el iniciador de la filosofía política. Esta temática incluía debates en escenarios públicos acerca de la mejor forma de gobernarse. Protágoras fue el primero en sistematizarlos ofreciendo una visión articulada y argumentada sobre la vida política.
Es importante mencionar, que el relativismo de Protágoras dio origen al discurso persuasivo, donde animaba a sus alumnos a defender las dos caras de un mismo argumento pues, en ausencia de una verdad objetiva, todos tienen igual valor y lo que es bueno para unos puede ser malo para otros.
Razonar de esta manera fue duramente criticado por Platón y Aristóteles, pero sin intención de dar la razón a unos o a otros, cabe admitir que la táctica por muchos conocida como abogado del diablo, es ampliamente utilizada para mejorar la empatía de muchos alumnos.
3. Pitágoras
Conocido como el padre de la matemática Griega nació en Samos hacia el siglo V a. C. Fue el fundador de la escuela que lleva su nombre. Para Pitágoras el principio de los seres no está en la materia sino en la forma. El número es lo que da forma, lo que hace de lo indeterminado algo determinado. Las cosas son distintas unas de otras por su diferencia cuantitativa y numérica. El número como esencia última del mundo, es la hipótesis del orden mensurable de los fenómenos. La medida matemática es primordial para comprender el orden y la unidad del mundo. Pitágoras no representaba los números con el simbolismo habitual de las letras, sino mediante puntos que formaban figuras geométricas. Dio multitud de conferencias sobre figuras y números y llegó a casarse con una discípula suya, Teno.
En la Magna Grecia nace la escuela de Pitágoras (siglo VI a C.). Ésta se basaba en los principios de que ante los bienes no transmisibles como fuerza, salud, belleza y valentía, o los transmisibles con el riesgo de perderse, como la propiedad y los cargos, existía un bien que se transmitía sin riesgo de perderlo, y es precisamente la educación.
Pitágoras seleccionaba sus discípulos con base en la fisiognómica (La fisiognomia es la ciencia que a partir de las características somáticas de un individuo, especialmente la cara, intenta deducir sus peculiaridades psíquicas). En su escuela se distinguían cuatro grados:
a) Los acústicos, que tenían acceso a la primera educación de las musas, con mitos, cultos y cantos religiosos, memorización de poesías, instrumentos musicales, danza y gimnasia.
b) Los matemáticos, que estudiaban aritmética, geometría, astrología y música.
c) Los físicos, que eran iniciados en los estudios filosóficos.
d) Los sebásticos, iniciados en la ciencia sagrada o esotérica.
Por otra parte, se puede observar en este período en Atenas, a principios del siglo VI a.C., la aparición de una legislación sobre la escuela; en estas leyes se establecían los deberes de los padres, entre otras cosas, enseñar a leer y a nadar, también lo que deberían aprender las personas según su clase social, por ejemplo, los pobres sólo podrían aprender un oficio; en el caso de los ricos, música y equitación, además de "practicar la gimnasia, la caza y la filosofía". Asimismo, en esta legislación se hace énfasis en las disposiciones que debían tenerse en cuenta en la escuela, es decir, se especificaban los criterios para la iniciación y fin de las lecciones, el número de alumnos por clase, la edad de los alumnos por ciclos y el perfil de los profesores que debían dedicarse a la instrucción.
Teniendo en cuenta los aspectos históricos en las familias, se podía encontrar al "pedagogo": quien era el acompañante de los niños a las escuelas, y en parte también maestro. Este acompañante era un esclavo, y a menudo extranjero; rara y temporalmente se trataba de un griego forastero.
4. Sócrates
En su tiempo Sócrates fue un docente innovador, crítico y humilde, que impulso a sus discípulos que eran quienes estuvieran dispuestos a conversar con él en jardines, calles o plazas, a pensar, y esto le valió una condena a muerte, la que esperó con gran serenidad, acusado de corromper a los jóvenes. Su pensamiento lo conocemos a través de la obra de su discípulo Platón, ya que Sócrates no dejo ningún texto escrito.
Fue contemporáneo de los sofistas, pero estos cobraban por sus lecciones, mientras Sócrates enseñaba gratuitamente, pues consideraba que enseñar era una misión sagrada.
Sócrates no decía como los sofistas poseer la sabiduría sino que se hallaba en su constante búsqueda. Lo primero para él era el conocimiento personal, de uno mismo, luego vendría el conocimiento del universo exterior.
El control de los impulsos, la serenidad de espíritu, el alejamiento del lujo y las pasiones eran la enseñanza que daba Sócrates, sobre todo con su ejemplo, pudiendo ser considerado el fundador de la ética. Yarza (1996) considera a Sócrates como el primer ético ya que se ocupaba de cuestiones éticas de la vida. Así mismo menciona que Sócrates se distancia de sus predecesores y especialmente de los sofistas, esto es algo que tiene en común con Platón: el no querer ser tachado de sofista. Ambos, Sócrates y los sofistas se encargan de las mismas cosas pero de un modo distinto ya que mientras los sofistas utilizan la retórica, Sócrates utiliza el diálogo.
Su enseñanza se efectuaba mediante el dialogo, con el que intentaba extraer verdades de su interlocutor y sacarlo de la ignorancia En una primera instancia, el maestro se dedica a criticar el discurso que escuchaba de quien con el conversa, haciéndole ver sus falacias e incluso llegando a ponerlo en ridículo indicándole sus contradicciones. Esta parte se denomina ironía. Luego viene la mayéutica, extrae la verdad que subyace en el intelecto humano que puede exteriorizarse ayudado por preguntas del maestro, que cumple un oficio similar al de la partera (profesión de la madre de Sócrates) que ayuda a que la vida salga al exterior. En este caso 1o que nace es la verdad, llegando a la raíz del objeto de conocimiento.
Aparece ya en Sócrates el rol del maestro como guía que orienta a quien necesita descubrir por sí mismo y no como dueño del saber a transmitir ante un estudiante pasivo.
Le cabe a Sócrates, haber sido el más influyente filósofo griego y contemporáneo de los sofistas y que en ocasiones fue considerado como uno más de ellos, pero lejos de serlo y aun considerándose maestro de nadie, siempre fue un verdadero educador. Él nunca se dedicó a la política, no escribió nada, nunca cobró y simplemente se dedicó a la filosofía y enseñar; creía en la comunicación, en la búsqueda conjunta del conocimiento por medio de la conversación y la duda.
Al igual que sus discípulos, también rechazó el relativismo de los sofistas creyendo posible llegar a la verdad absoluta, y aunque nunca demostró alcanzarla, nunca dejó de intentarlo. Su método, basado en la ironía y la mayéutica, requería la aceptación de nuestra ignorancia, de ahí su máxima “sólo sé que no sé nada” y nuestras ansias de la búsqueda de la verdad por medio de preguntas que iban de lo conocido a lo desconocido.
5. Platón
Aristóteles señala (Yañez, 1996) el diálogo de Sócrates queda incompleto al dar respuesta a la pregunta ¿Qué es el bien? Platón como discípulo de Sócrates transitó por el camino abierto por su maestro, Platón lleva a cabo la pretensión socrática en la cual el diálogo, la dialéctica, es la única puerta de acceso al bien.
Según Platón, para educar "no existe educación mejor que la antigua", la cual es fundada en la música y en la gimnasia: música significa las tradiciones patrias, o sea, literatura musicada; gimnasia significa modo de vida del guerrero, que haga superfluos médicos y abogados.
Platón distinguió entre instrucción privada y pública, o sea, entre las que se hacían en familia y la que estaba bajo el cuidado de la Polis.
Platón, que fue un idealista discípulo y amigo de Sócrates, opinó que el verdadero arte es gobernar y que la educación es la función principal de los gobernantes, por tanto, la educación puede ser considerada como el arte de las artes.
Platón consideraba que no cesarán las calamidades humanas mientras no gobiernen los verdaderos filósofos o se hagan filósofos los gobernantes por lo que, la distinción entre filósofos, educadores y gobernantes sería muy sutil.
Este educador y filósofo distingue dos tipos de niveles educativos, aquel que forma los hábitos y virtudes morales, basados en las facultades irracionales del hombre, y un segundo nivel donde encontramos las virtudes superiores que no son otras que justicia y sabiduría, asentadas en la facultad racional, siendo éste el más elevado nivel de educación.
En el conocido mito de la caverna, Platón distingue entre el mundo físico y el mundo de las ideas, siendo el primero una mera copia del segundo, donde encontramos la perfección. Según este mito, los hombres nos hallamos en una cueva, de espaldas a la entrada mirando unas sombras reflejadas en la pared. Las sombras son la copia que vemos en nuestro mundo y provienen de fuera de la caverna, el mundo de las ideas. La tarea del filósofo consiste en hacernos ver que existe el mundo de las ideas e incluso arrastrarnos, si hiciera falta, hasta la salida para contemplar y reconocer, progresivamente, la contemplación de los seres puros en ese mundo de las ideas.
Es decir, para Platón conocer consiste en evocar el recuerdo de algo. La educación consistiría entonces en volver a pensar en las verdades ya conocidas, pues todos tenemos un conocimiento genuino innato del mundo de las ideas. Por tanto, la tarea del educador-filósofo-gobernante sería ayudar al alumno a recordar cómo es la verdad de las cosas, proceso que algunos han llamado la gran conversión.
De acuerdo con González (2010), en este punto, sería oportuno relacionar este tipo de educación con los objetivos que pretende la actual educación superior, quien lejos de formar sólo profesionales capaces de aplicar de forma técnica sus conocimientos, pretende alcanzar la formación de ciudadanos íntegros no sólo capaces de reflexionar sobre su práctica profesional y mejorarla día a día, sino también capaces de ser críticos en todos los aspectos de su vida como persona antes que profesional.
Platón considera las pasiones y los humores como enemigos y obstáculos que nos alejan del mundo de las ideas, lo cual también puede ser relacionado con la inteligencia emocional, tan de moda a finales del siglo pasado, aunque para él, la mejor disciplina que nos puede llevar al mundo de las ideas es la matemática a través de la aritmética y la geometría. Tal era la importancia que daba a estas materias que en el frontispicio de la Academia, se podía leer: nadie entre aquí que no sepa geometría.
La fundación de la Academia, por Platón dio lugar a una de las más importantes instituciones europeas de la época, donde no sólo se enseñaba matemáticas sino todo tipo de disciplinas filosófico científicas como música, astronomía y física. Al igual que Sócrates su maestro, Platón utilizaba el diálogo como método didáctico.
De acuerdo con González (2010), los métodos utilizados por Sócrates y Platón, un diálogo bien estructurado puede ayudarnos en determinados momentos a aclarar conceptos, transmitir información, crear expectación, interés y motivación, y a un sinfín de objetivos que sólo un docente en particular en una situación concreta puede llegar a vislumbrar.
Para Platón era necesario el aprendizaje de la Aritmética, las medidas y la Astronomía. Para que los niños aprendiesen matemáticas era necesario adaptarlas, presentándoselas mediante juegos que les proporcionasen placer, y no aburrimiento o penalidad. No obstante el pensador reconocía la imposibilidad de que este aprendizaje fuese conseguido por una mayoría: " bastará con unos pocos".
"Empero no es preciso que la mayoría se afane por todas estas cosas, posesas de esa actitud; bastará con unos pocos, […]; para la mayoría en cambio, basta con lo que les sea imprescindible […] Hay pues, que decir que deben aprender los libres, cada uno, todas aquellas cosas que, entre los egipcios, aprenden junto con las letras casi todos los niños. Y primero aprender las matemáticas calculatorias, encontradas precisamente para los niños; y aprenderlas sin técnicas, por placer, con juegos infantiles"(Platón, Las leyes).
6. Aristóteles
Aristóteles pertenece a la tradición socrática. Frente a quienes consideran que las cosas moralmente bellas y justas sobre las que trata la ética, «existen sólo por convención y no por naturaleza», se pone del lado de Sócrates y Platón, para quienes el bien humano es una realidad objetiva que hace posible la constitución de un saber sobre él. Como Sócrates y Platón, considera que la realidad es consistente, provista en su multiplicidad de una lógica, de una inteligibilidad intrínseca desde la que es posible hablar y entenderse, es decir dialogar (Yarza 1996).
Aristóteles, después de haber hablado de las tareas del Estado, de la educación, de las artes y del adiestramiento del esclavo, distinguió lo que se hace por utilidad y lo que se hace por el conocimiento: distingue entre razón práctica y teórica, actividad y ocio. Analizó la educación de su época, en donde determinó las cuatro disciplinas de la escuela: gramática, gimnasia, música y dibujo. En donde el arte de la palabra, es decir, la instrucción oratoria, se convertiría en el contenido y el fin de la instrucción griega.
Aristóteles, informó que desde finales del siglo IV a.C., en la mayoría de ciudades la instrucción era todavía privada, pero poco a poco se fue observando el favorecimiento de la escuela pública. Las escuelas se iban haciendo públicas, y más aún cuando el benefactor era un soberano. Este proceso significó indudablemente una mejoría de las condiciones y de prestigio social para los enseñantes.
Este gran pensador fue uno de los mejores alumnos que Platón tuvo en la academia, que permaneció en la misma hasta la muerte del primero. El vínculo que los unía iba más allá que la pura relación entre maestro y discípulo, y aunque fueron amigos y compartieron ideales por algún tiempo, Aristóteles acabó por tomar su propio camino y distanciarse cada vez más de los que terminó llamando: “los queridos filósofos”, demostrando su todavía aprecio a sus mentores.
Sin embargo, aunque en un principio pudiera parecer un candidato excelente para la dirección de la Academia, ésta pasó a manos de Speusipo y posteriormente a Jenócrates y, tras algunos años, Aristóteles funda su propia escuela filosófica bajo el nombre del Liceo. En ella siguió la tradición de la Academia en la cual el maestro, en este caso Aristóteles, se reunía con sus alumnos para comer bajo un clima de amistad y familiaridad que, irónicamente, estaba regulado por escrito desde el principio. En el Liceo, una institución primordialmente científica, se trataban temas de filosofía, política y retórica, ésta última consagrada en virtud de la exactitud y la sencillez pues Aristóteles, a diferencia de Platón y Sócrates, renegaba cada vez más del diálogo y la poesía a favor de la claridad.
De acuerdo con este párrafo pudiera entenderse en nuestros días, como un intento de mejorar la transmisión de conocimientos para hacer más eficiente el tiempo dispuesto para la enseñanza, es decir, un acotamiento de la lección expositiva hasta convertirse en una lección magistral en su sentido más restrictivo.
Para Aristóteles, la educación es un camino hacia la comprensión de la realidad. Y será el aprendizaje, mostrándonos los contenidos adquiridos, los que nos indiquen los grados de conocimiento conseguidos:
Todos estos comentarios tienen su importancia si se intentan adaptar al contexto educativo actual. En primer lugar, podemos observar una similitud entre la manera que Aristóteles tiene de dividir los grados de conocimiento y la terminología que solemos utilizar actualmente en torno al concepto de competencias, pues no es otro que demostrar que somos capaces de realizar con éxito una tarea que se espera de nosotros bajo unas condiciones determinadas.
Asimismo seguimos usando la distinción que hace entre recuerdo (reconocimiento) y evocación (recuerdo), pues seguimos utilizándola constantemente cuando evaluamos a nuestros alumnos con un examen tipo test, una técnica cada vez más evaluada por su carácter supuestamente objetivo, y otras características que, en la mayoría de ocasiones, facilita la tarea docente y no el aprendizaje en sí.
Por último, podemos observar una defensa del aprendizaje entre iguales, pues no existe mejor manera de demostrar lo aprendido que enseñándolo al que no sabe y, como vemos, para ellos es la máxima expresión de la sabiduría adquirida.
Aristóteles defendió la imitación como un principio básico del aprendizaje. Y al igual que Platón, considera al mundo entero como una imitación de la verdadera esencia intelectual. De igual forma que promovía la capacidad de admiración como un primer paso hacia el conocimiento.
De acuerdo con la doctrina aristotélica, la formación del ser humano ha de pasar por tres factores de forma consecutiva. En primer lugar la naturaleza, luego el hábito, y por último la razón. Pues, según su pensamiento, es de necesidad ocuparse del cuerpo antes de pensar en el alma; y después del cuerpo es preciso pensar en el instinto, bien que, en definitiva, no se forma el instinto sino para servir a la inteligencia, ni se forma el cuerpo sino para servir al alma.
CONCLUSIONES
De acuerdo con todo lo comentado hasta ahora, cabe reconocer que tenemos muchas cosas que agradecer a los griegos y a su forma de enseñar.
El ideal de ciudadano griego responde, salvando las diferencias y atendiendo a las clases más elevadas, a las premisas de una educación integral en todos los sentidos y a todos los niveles, arte, gimnasia, poesía, ética, oratoria, música, lógica, etc.
En la historia educativa, los antiguos griegos contribuyeron con dos marcas características; Lo inherente a la civilización y la sociedad, y la concepción del niño como educando. También encontramos la separación de los procesos educativos según las clases sociales, pero menos rígida y con una evidente tendencia hacia formas de democracia educativa: Para los grupos gobernantes, una escuela, o sea un proceso de instrucción separado, para educarse en las tareas del poder, que son “pensar” o el “decir, (o sea la política), y “hacer” inherente a ella (o sea las armas). A los grupos más excluidos y oprimidos, el proceso de instrucción se enfocaba a las actividades manuales y labriegas.
La pedagogía en la edad griega por ser una de las primeras, es donde se formaron muchas de las filosofías usadas en la actualidad. Debido al estilo de enseñanza, donde el alumno pasaba la mayor parte de su tiempo con su tutor, el alumno podría retomar con mayor facilidad doctrina del maestro, logrando pulir esta misma o crear otra con base a la de su maestro. De esta forma muchos de los métodos de enseñanza actuales son los más usados por el tiempo de perfección que han llevado.
RECOMENDACIONES
En la actualidad, es necesario, pensar en nuestros tiempos evocando los momentos ancestrales de la educación griega, en pos de contrastarlos con los fines de la educación en la actualidad, obviamente entendiendo los cambios en lo que en todos los ámbitos se han dado en el mundo posmoderno, para a manera de hipótesis plantear si unas nuevas lecturas acordes a nuestro tiempo del desarrollo de la cultura griega y sus elementos filosóficos fundacionales; brindaría posibilidades para gestar un proceso educacional de mayor eficiencia y efectividad para estos tiempos de inclusión educativa.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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González Geraldo, José Luis (2010) La influencia de la educación antigua en la educación actual: el ideal de Paideia. Revista Digital Sociedad de la Información http://www.sociedadelainformacion.com www.sociedadelainformacion.com Nº 23 –Noviembre 1/13. Edita Cefalea. Universidad de Castilla-La Mancha. Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades
Jaramillo Leonor (2015) Historia de la educación mundial y en Colombia. Grecia. Instituto De Estudios Superiores En Educación. Unidad de Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Educación.
Solana, José (2013). Más allá de la ciudad: el pensamiento político de Sócrates. Institución Fernando el católico. Zaragoza, España.
Yarza, Ignacio (1996). Ética y dialéctica. Sócrates, Platón y Aristóteles. Acta Philosophica, 5, 293-315.
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