Una clase nueva de economía de libre mercado nace alrededor del globo y sus consecuencias económicas y sociales podrían estar generando una serie de resultados negativos. Se advierte que el libre mercado ha ido creciendo hasta convertirse en un tobogán. Estamos viendo y veremos los aumentos masivos posibles en la pobreza, en el crimen, y en el desempleo, especialmente en el Tercer Mundo, que carece de los sistemas políticos y legales con que cuentan los Estados avanzados. A esta economía descontrolada y con consecuencias extremadamente negativas para los países que no pueden oponérsele se le llama “capitalismo salvaje”.
A diferencia de la economía de libre mercado detenidamente controlada y considerada benigna que gobernó de la década desde los 40's hasta la de los 80's, este nuevo capitalismo está creando eventualmente un trastorno social tremendo, ya que permite el ensanchamiento de la brecha de la desigualdad de los ingresos de las clases sociales.
Mientras el interés es más global, se ofrecen algunos ejemplos de los efectos dañinos del capitalismo. Ahí está la Boeing, General Motors, Crysler, Toyota, American Airlines, etc. que sufrieron de desempleo involuntario masivo en la década anterior, sabiendo el tamaño y magnitud de las empresas. Es ridícula la noción de que con tecnología avanzada se logrará el rescate de miles de trabajos nuevos para el personal tanto obrero, como el de cuello blanco, estas esperanzas se han llamado "El espejismo de Microsoft'. El capitalismo salvaje despierta preguntas importantes para líderes de empresas y negocios.
Este pensamiento es una crítica rigurosa de un sistema que nace y evoluciona, pero que a la vez puede contener desplomes de la misma magnitud en la medida de sus excesos. Sabemos de sobra de las apelaciones fundamentales del mercado, la innovación, el entusiasmo, el cambio constante. El dios del mercado que celebra las glorias del capitalismo salvaje es Adám Smith, quien llenó su trabajo con excepciones, exclusiones y reservaciones a la regla que del libre mercado que lleva hasta el máximo el bienestar común. En cuanto al mercado específico del comercio libre entre países- una religión verdadera por la flor y nata de la decisión americana y británicas.
Hay un resultado del capitalismo salvaje que no se puede censurar en cualquier otra cosa; la gran inestabilidad de empresas y trabajo es mucho más que la economía del fluido, igual que en otros tiempos de gran prosperidad, tal inestabilidad causó por el acelerado cambio estructural esa desregulación, dejando por otro lado cambios tecnológicos y la promoción de la reglamentación. Cada día de la semana, corporaciones grandes y pequeñas se unen a economías de balanza y eliminan duplicación de empleados de la oficina principal.
El capitalismo salvaje ha estado barriendo el mundo desde la década de los 70's, y que ha resultado de ganancias espectaculares en la productividad por la revolución que ha causado el uso de la computadora, y ha hecho a muchas personas muy ricas. ¿Pero ha sido una cosa buena para la sociedad en total?, esta es la pregunta debatida y que compromete a este capitalismo.
En esta exposición incisiva y polémica de los efectos escondidos del mercado libre actual, la empresa privada es liberada de la regulación del gobierno, de los sindicatos efectivos, que concierne para empleados o comunidades, y de las restricciones de impuestos o inversión. Los ganadores en esta libertad se convierten en más ricos, mientras los perdedores llegan a ser más pobres.
Dirigido por los Estados Unidos, seguido de cerca por Japón, Alemania y Gran Bretaña, el capitalismo salvaje se esparce rápidamente a través de Europa, Asia, y el resto del mundo. Es un sistema legal poderoso y las órdenes rigurosas de un calvinismo americano y las causas que generan injusticias, el descontento y la ansiedad que pueden resultar como consecuencia de ello.
Los tratados de libre comercio no son el destino. No son mejores por el tipo de alianzas o de los trabajos que el mundo industrial creará. Pero es claro que los cambios ocurren rápidamente y será difícil para directores y empleados prepararse para su adaptación. Hay la evidencia de cómo los directores son enseñados a manejar mundos de trabajo mucho más complejos. No existe un aumento rápido en la instrucción a trabajadores de conocimiento; el cambio lleva generaciones. Si se permite el capitalismo salvaje a sociedades anticipadas a los cambios existirá una pequeña elite de ganadores, una masa de perdedores variará de la opulencia a la pobreza. Dejar que se desintegren sociedades en una la flor y nata de pequeños ganadores y una gran masa de perdedores en la pobreza, es algo a lo que debemos rebelarnos.
La globalización produce nuevas agrupaciones regionales y sus respectivas instituciones para promover las políticas al interior de los países. Amin y Thrift describen los beneficios de los clusters y la forma como estos procesos se mueven para materializar los sistemas complejos de integración económica regional. La literatura sobre este tema crece día a día: los autores representativos son entre otros, Barnet (1995), Hirst (1999) y Thompson (1999).
Pero resistirse al cambio pensando en sus eficiencias destructivas en una economía competitiva de primer mundo puede resultar sólo en un improvisado progreso para la nación en total, donde tristemente se menguan las perspectivas para jóvenes quienes son el dilema magnífico de nuestros tiempos. No están encontrando empleo y les será difícil encontrarlo en el futuro.
En el capitalismo salvaje, se advierte que el libre mercado ha ido mejorando pero se evita la intervención coherente, unida, armoniosa y lista por parte de los gobiernos. A lo más, hay un enlace entre los bancos centrales, pero ellos sólo controlan la norma monetaria, así que tenemos una contradicción aquí: tenemos un sistema financiero y una economía sin mecanismos de control, por lo tanto, un choque de trenes es algo que se dará tarde o temprano…al tiempo.
Sin embargo, también en todo el mundo se levanta la voz contra esta tendencia y los defensores del Estado de bienestar luchan en una guerra perdida contra el neoliberalismo, aun cuando muchos de los argumentos de los neoliberales son falsos. El resultado último es el recorte de los gastos del Estado en desarrollo social, descenso de los salarios y prestaciones sociales: el programa neoliberal es esencialmente el mismo desde España hasta Italia y en toda América Latina.
En un movimiento global de pinza, el capitalismo salvaje desquicia Estados enteros y su actual ordenamiento social. La amenaza de buscar mejores lugares le abre las apuestas a los subsidios a las empresas, esos subsidios que se le han negado a los trabajadores va al eslabón más fuerte de la cadena en lugar de apoyar al eslabón mas débil.
Las palabras de los portaestandartes del nuevo globalismo hacen creer que todo esto es un proceso natural, resultado de un incesante progreso técnico y económico. Además de ilógico, es absurdo, dado que es un proceso diseñado y aplicado por el hombre, los políticos han aprobado las leyes de la desregulación y han creado ese estado de cosas que ya no pueden controlar.
Hemos pasado del sueño de la dictadura del proletariado al de la dictadura del libre mercado mundial. En el proceso de instauración del nuevo dios se destruyen los fundamentos del libre mercado: un Estado capaz de funcionar y una estabilidad democrática. Esta orientación ha divido a los países en unos pocos ganadores y una mayoría de perdedores.
Como dicen Martin y Schuman, “Sólo ingenuos teóricos o políticos cortos de vista creerán que se puede, como está ocurriendo actualmente…., privar año tras año a millones de personas de trabajo y seguridad social sin pagar en algún momento el precio político por ello. Es algo que no puede funcionar… Los ciudadanos tienen un voto, y lo utilizarán” (Martin y Schuman, 2000:17)
Vendrá una oleada de gobiernos de izquierda con cualquier apelativo político: socialdemócrata, popular, populista, cristiano popular, centroizquierda, etc. entonces, no será la pobreza la que ponga en riesgo la democracia, será el miedo al desclasamiento. Ese proceso que elimina las clases sociales para sólo dejar dos bandos: ganadores y perdedores del proceso global.