ÉTICA, PSICOLOGÍA Y CRISTIANISMO
José María Amenós Vidal y otros
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A. El siguiente artículo ha sido extraído de los "Juicios de crímenes de guerra". Enciclopedia del Holocausto. Derechos reservados - United States Holocaust Memorial Museum, Washington, D.C.
Empezando en el invierno de 1942, los gobiernos de las potencias Aliadas anunciaron su determinación de castigar los criminales de guerra nazis. El 17 de diciembre de 1942, los lideres de Estados Unidos, Gran Bretaña, y la Unión Soviética hicieron publica la primera declaración colectiva que reconoció el exterminio masivo de los judíos europeos y resolvió procesar los responsables por la violencia contra civiles.
La Declaración de Moscú de octubre de 1943, firmada por el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, el primer ministro inglés Winston Churchill, y el líder soviético Josef Stalin, afirmó que en la ocasión de un armisticio las personas consideradas responsables de crímenes de guerra serían mandadas al país en el cual los crímenes habían sido cometidos y ahí juzgados según las leyes de la nación interesada. Los grandes criminales de guerra, cuyos crímenes no podrían ser asignados a ningún lugar geográfico, serían castigados por decisiones tomadas en conjunto por los gobiernos Aliados. Los juicios de los oficiales alemanes principales ante el Tribunal Militar Internacional (TMI), los juicios más conocidos de la posguerra, ocurrieron en Nuremberg, ante jueces representando las potencias Aliadas.
Los oficiales nazis de alto rango fueron procesados en el juicio del Tribunal Militar Internacional en Nuremberg, entre el 18 de octubre de 1945 y el 1 de octubre de 1946. El TMI procesó a los veintidós principales criminales de guerra por conspiración, crímenes en contra de la paz, crímenes de guerra, y crímenes contra la humanidad. El TMI definió los crímenes contra la humanidad como “el asesinato, el exterminio, la esclavitud, la deportación o las persecuciones sobre bases políticas, raciales, o religiosas.” Doce de los acusados fueron condenados a muerte, entre ellos Hans Frank, Hermann Goering, Alfred Rosenberg, y Julius Streicher. El TMI condenó tres a cadena perpetua, y cuatro a condenas de diez a veinte años. Tres fueron absueltos.
Bajo la égida del TMI, los tribunales militares americanos condujeron otros doce juicios en Nuremberg de oficiales alemanes de alto rango. Estos juicios son a menudo referidos como los Procesos Posteriores de Nuremberg.
Los acusados en el juicio de juristas, la mayoría de los cuales eran oficiales del Ministerio de Justicia alemán: Schlegelberger, Klemm, Rothenberger, Launtz, Mettgenberg, von Ammon, Joel, Rothaug, Barnickel, Petersen, Neblung; Cuhorst, Oeschey, Altstoetter.
El Brigadier General Telford Taylor de los EE.UU., abogado jefe, para los crímenes de guerra, abrió el juicio de los ministerios leyendo la acusación inicial que pesaba sobre los ministros de Hitler de "crímenes contra la humanidad".
Miembros de la Gestapo (la policía secreta estatal) y de las SS, junto con industriales alemanes, fueron procesados por sus papeles en la aplicación de las leyes de Nuremberg, la arianización, los fusilamientos masivos de judíos en los campos de concentración, los fusilamientos por los Einsatzgruppen (equipos móviles de matanza), las deportaciones, los trabajos forzados, la venta de Zyklon B, y los experimentos médicos.
La gran mayoría de los juicios por crímenes de guerra fue de funcionarios y oficiales de segundo y tercer rango. Ellos incluyeron los guardias y los comandantes de los campos de concentración, los oficiales de la policía, los miembros de los Einsatzgruppen, y los doctores que participaron en experimentos médicos. Estos criminales de guerra fueron procesados por tribunales militares en las zonas inglesas, americanas, francesas, y soviéticas de la Alemania y la Austria ocupada, y también en Italia.
Otros criminales de guerra fueron procesados por los tribunales de los países donde habían cometido los crímenes. En 1947, un tribunal en Polonia condenó a muerte a Rudolf Hoess, comandante de Auschwitz. En los tribunales de la Alemania occidental, muchos de los ex-nazis no recibieron sentencias severas, basado en que cumplir órdenes de los superiores fue a menudo decretado una circunstancia atenuante. Por consiguiente, varios criminales nazis volvieron a vidas normales en la sociedad alemana, especialmente en el mundo de negocios.
La busca de criminales de guerra nazis continuó gracias a los esfuerzos de Simón Wiesenthal y Beate Klarsfeld, que llevaron a la captura, extradición, y juicio de aquellos criminales de guerra que escaparon de Alemania tras la caída del IIIer. Reich, como es el caso de Adolf Eichmann. Sin embargo, también hubo muchos que nunca pudieron ser procesados ni castigados.
B. Extraído del documento "Los Médicos Contra La Humanidad" por Rainer Huhle. Centro de Derechos Humanos de Nuremberg. Seminario Internacional: "Impunidad y sus Efectos en los Procesos Democráticos" (Santiago de Chile, 14 de diciembre de 1996), artículo originalmente publicado en la Revista Memoria, de Dokumentations und Informationszentrum Menschenrechte in Lateinamerika El proceso del "Tribunal Militar Internacional" en Nuremberg comenzó el 18 de octubre de 1945 y terminó con la sentencia, dictada el 1 de octubre de 1946, contra los representantes más altos del régimen nazi, que fueron considerados como los "criminales principales".
En la misma ciudad de Nuremberg, y en la misma sala, tuvieron lugar, después del Tribunal Militar Internacional una serie de 12 procesos más, contra un total de 177 personas acusadas de las mismas clases de crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Los acusados fueron agrupados según su pertenencia a distintos cuerpos del partido nazi, de la administración pública o a grupos de profesionales. A diferencia del Tribunal Militar Internacional, estos 12 procesos ya no eran de carácter internacional sino conducidos por cortes de la entonces administración legal del territorio alemán en que se encontraba Nuremberg.
En la historia del derecho, estos juicios son conocidos como los "Procesos posteriores de Nuremberg". El primero de estos 12 procesos comenzó a las pocas semanas de la sentencia del Tribunal Internacional, el 9 de diciembre de 1946. Este primer proceso se dirigió contra 23 médicos. El Brigadier General Telford Taylor, fue el abogado jefe, durante el juicio de doctores en Nuremberg, del 9 de diciembre de 1946 al 20 de agosto de 1947.
A los 50 años del Juicio a los médicos, la sección alemana de la IPPNW (Médicos Internacionales por la Prevención de la Guerra Atómica) organizó en la misma ciudad de Nuremberg un congreso internacional en que participaron más de 1500 profesionales y estudiantes del sector médico. Bajo el lema "Medicina y Conciencia", se presentaron testigos del juicio histórico y nuevas investigaciones relacionadas con la medicina durante el nazismo. La mayoría de las ponencias y talleres se orientaron a temas de actualidad que grafican, en otros contextos y con otras problemáticas específicas, el permanente peligro de la perversión de la profesión médica a favor de fines que nada tienen que ver con la única tarea que le asigna la ética al profesional: la de curar.
El problema de la eutanasia fue discutido en su amplio contexto histórico en el ámbito de las tesis de Raul Hilberg y los funcionalistas, y si bien durante el nazismo la idea de una funcionalización de la medicina para "proteger" la sociedad de "elementos nocivos", es decir de personas consideradas indeseables por el poder, tuvo un auge terrible, llegando al exterminio de miles y miles de personas en los asilos, estas tendencias tienen una historia de antes del nazismo y tampoco han desaparecido con él ... en comparación con la disyuntiva simple de matar o no matar a un individuo, tal como se dió durante el imperio de Hitler ... convirtiéndose el médico de cómplice finalmente en victimario directo, las mismas funciones, con sus métodos respectivos, también las desempeñarían el psiquiatra, el psicoanalista o el psicólogo.
Pero aquí no termina la participación del médico. Como médico legista tiene un rol destacado en el encubrimiento de las causas de las lesiones sufridas o de la muerte de la víctima, expidiendo certificados falsos ... La integración de la profesión médica y de los demás trabajadores del sector salud al sistema de tortura llega a su culminación lógica cuando el hospital se convierte en el propio centro de tortura, tal como era el caso, entre otros, ... En la Alemania de los nazis se mató a miles de personas indefensas antes y fuera de los campos de exterminio. Solo en la cámara de gas de la clínica de Hadamar fueron asesinados más de 10.000 personas consideradas "indeseables" (el cadáver núm. 10.000 fue festejado por el personal con música y borrachera). Este personal era personal médico. Sin la asesoría, la ayuda administrativa y técnica, y la participación directa de médicos y enfermeros, estos crímenes no hubieran sido posibles.
La "anestesia moral" frente a los sufrimientos de las víctimas de la eutanasia que Víctor von Weizsäcker diagnosticó en 1947 para los médicos que colaboraban con los nazis, se perpetuó después de la guerra a través de la complicidad con los culpables, inclusive con algunos criminales de primer rango. Baste un solo ejemplo: El profesor Werner Heyde, psiquiatra y funcionario de la SS, era uno de los organizadores de la matanza de personas "indignas de vivir". Personalmente dispuso el asesinato de varios miles de pacientes de distintas clínicas y de internos de campos de concentración. Detenido después de la guerra, escapó en un traslado de prisioneros, para instalarse nuevamente, a partir de 1950, como psiquiatra, con el apellido de "Dr. Sawade". En los próximos nueve años trabajó como perito psiquiátrico, elaborando unos 6.000 peritajes para el instituto (público) de seguridad social. Como es natural, y se ha establecido ahora, la identidad de "Dr Sawade" era conocida por sus superiores y colegas directos, y por un gran número de médicos de la región. Ninguno decidió denunciarlo ante las autoridades judiciales o gremiales, hasta que fue descubierto a raíz de un conflicto privado con un colega (Horst-Eberhard Richter: Medizin und Gewissen, discurso de apertura en el congreso "Medizin und Gewissen", Nuremberg, 25 de octubre, 1996, p. 7/8 del manuscrito).
Si la historia de la profesión médica alemana muestra tristemente hasta que grado sus miembros compartían culpas en los crímenes de lesa humanidad de los nazis, lo mismo vale para muchas otras profesiones. Basta estudiar las investigaciones pioneras de Ernst Klee respecto al comportamiento de los profesores, juristas y, hay que decirlo, teólogos (Ernst Klee: Was sie taten - Was sie wurden, Frankfurt 1986).
La impunidad de crímenes de lesa humanidad ante la justicia penal, con frecuencia viene precedida, o acompañada, de una falta de conciencia ética en los sectores de la sociedad de donde provienen los perpetradores, a este propósito el ensayo de Raul Hilberg (1992) : "Perpetrators, victims, bystanders" (Verdugos, víctimas y espectadores) que refuerza cada vez más su teoría de que la voluntad asesina no parte de un marco definido, sino que adquiere su fuerza, amplitud y dimensión mientras se van incorporando elementos de la sociedad en absoluto predeterminados.