BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

EL FRACASO DEL NEOLIBERALISMO EN EL ECUADOR Y ALTERNATIVAS FRENTE A LA CRISIS

Carlos Alfredo Uquillas

 

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3.2.- ELEMENTOS DEL PODER

Los elementos determinantes del poder en una sociedad según el mismo autor121 considera que son: El número de miembros, La disponibilidad de recursos, El poder de la sociedad sobre sus miembros; y, El poder de esa sociedad sobre los no miembros.

Elementos que contrariamente a lo viable o beneficioso hemos sido desventajados, porque siendo un país pequeño en extensión y con una exigua población frente a los otros estados del orbe no tenemos el suficiente poder decisorio y de atracción ante la comunidad internacional o para atraer las grandes inversiones y al contrario hemos sido relegados, aislados y poco a poco hemos ido perdiendo nuestra soberanía.

Los diferentes conflictos limítrofes que ha tenido que enfrentarse el país tanto con Colombia y Perú han ido inmisericordemente cercenando nuestro territorio a vista y paciencia de la comunidad internacional, fenómeno que ha causado que nos empuje mas y más hacia atrás, al lugar donde se encuentran los desheredados de poder y que junto a la ausencia de verdaderos líderes que se preocupen por el desarrollo del país, han provocado que el Ecuador se halle en el más completo atraso.

De ahí que la única manifestación de poder ha sido en el ámbito interno pero sin perspectiva externa de ubicarle al Estado en un contexto Internacional de prestigio y presencia, y que éste a través de la ejecución plena del poder pueda conseguir los fines, necesidades y objetivos más importantes que una sociedad persigue; Pero lo que ha ocurrido en el país es al contrario, este uso del poder solo ha servido para satisfacer los privilegios de unos cuantos sinvergüenzas.

Sea como denominación o como influencia el poder de la élite económica reunida en los grupos oligárquicos y burgueses del País, ha permanecido vigente en las estructuras de la sociedad y el Estado.

Es una regla universal que los individuos que logran acumular poder económico no se conformen con aquel y más bien tratan por todos los medios lícitos o no, de alcanzar el poder total a través de la conquista del poder político. El poder económico sumado a la posibilidad del ejercicio de la autoridad pública confiere al individuo el estatus más alto al que puede llegar y a muchos esto representa alcanzar la realización personal, por ello decimos que alcanzar el poder político es alcanzar el “Poder Dorado”.

Pero no es tan solo el hecho de tener mando sobre los demás lo que impulsa al individuo luchar por el poder político sino que éste poder que entrega el manejo de todo el aparato estatal con todo su poder compulsivo, quienes asumen el mismo lo utilizan para apoyar el poder económico y acrecentar sus fortunas personales y las de todo grupo. Además del normal disfrute de los privilegios habituales y otras prerrogativas que brinda a sus beneficiarios el poder total.

Siendo ésta pues, la constante natural que ha imperado en la humanidad, no es extraño, en consecuencia que este poder adquiera expresión formal en los grupos denominados burgueses y oligárquicos quienes al parecer están convencidos de que son los únicos con real derecho a ejercer dominación sobre el resto de la sociedad carente de solvencia económica y como tal de poder alguno. En ésta línea tales grupos han ejercido absoluta supremacía política en nuestra República, lo cual no significa que estemos felices ni mucho menos con la aplicación indefinida de dicha absurda regla, que ha contribuido a llevar al poder en su mayoría a individuos ineptos y sin ninguna orientación democrática, pero con gran poder económico que han ahogado en el fango a casi toda la población arrebatándo además hasta la mínima esperanza de supervivencia a estos desventurados .

Como se ha visto durante el repaso de la historia nacional, han sido los grupos acomodados desde inicios de la sociedad colonial, los únicos que han pugnado con las autoridades políticas de la época por el poder político, así se demuestra por ejemplo con la famosa Rebelión de las Alcavalas luego los otros movimientos menores hasta finalmente terminar con la campaña emancipadora.

Vasta observar las tremendas contradicciones y las diversas pugnas de naturaleza política entre nobles, criollos y nobles de España, lucha que se intensifica durante el siglo XVIII estimulada por los sucesos de la Revolución Liberal Democrática, lucha que también entregó junto con la independencia de España a la aristocracia al final de dicho proceso el tan codiciado poder político. Se permitió claro, que por una especie de reconocimiento al sacrificio de la milicia extranjera a ésta gobernar durante los primeros años de la República para acto seguido oligarquías y burguesías demandaron ferozmente la entrega del poder, el cual es tomado violentamente por uno y otro bando luego de sangrientas y sucesivas luchas.

Los dos grupos económicos predominantes en el transcurso del siglo XIX se enfrentan por el poder político a través de las armas y con apoyo del Clero las oligarquías y con el patrocinio del elemento militar los grupos burgueses. En el presente siglo, fue eliminada la lucha armada aunque la violencia siguió latente y presente en todo el discurrir político.

Las oligarquías son separadas de los fusiles eclesiales y la burguesía de los fusiles militares, con lo que aunque en pequeña medida se reduce la ferocidad del enfrentamiento político característico del siglo anterior. En éste siglo los grupos económicos se han turnado en el poder, bajo el membrete de los Partidos Políticos Conservador y Liberal en un inicio y luego en una serie extensa de células políticas mal llamadas Partidos, abortados de los dos tradicionales. Pero el poder de los sectores económicos no tendría posibilidad de alcanzar el “éxito” abrumador en la dominación social como lo han conseguido sin la irrestricta colaboración del “Poder Verde” emanado del ejercito; en efecto, es impresionante ver que ha diferencia de lo que sucede con las administraciones del populismo, cuando el poder es ejercido por los grupos burgo-oligárquicos del País estos obtienen el total respaldo de la fuerza pública con la que cogobiernan la Nación.

En 170 años de imperio del poder económico avalado por el militar ha logrado construir una de las sociedades mas injustas de éste continente, donde se han instituido diferentes regímenes de privilegios en favor de quienes han ejercido ejemónicamente el poder, mientras que la mayoría de la población debe pagar tales regímenes de privilegios en una suerte de liquidación colectiva de las masas, puesto que la pobreza que las agobia no es tan solo cuestión de ensayos políticos sino una espeluznante realidad que agobia a casi el ochenta por siento de ecuatorianos que aún no se consientizan de que de una vez por todas hay que volver a fundar la República cambiando en 180 grados la distribución del poder político y a través de él también el rumbo de la sociedad.

Retornando una vez más al papel que se asigna a la Fuerza pública en las democracias diremos que dicho papel en los Estados modernos ha sido concebido en realidad como un elemento indispensable para garantizar la independencia del territorio del Estado tutelando la soberanía y organizando la defensa ante cualquier agresión externa, debiendo siempre estar sujeta para ello a la autoridad política, y también se la asignado últimamente un rol de árbitro de la democracia, con lo cual el cuerpo armado adquiere un carácter decisivo en la permanencia de los gobiernos, los cuales ineludiblemente deberán ser acordes a las tendencias naturales del ejército para tener la oportunidad cierta de asumir o permanecer en el poder.

Este segundo rol a nuestro juicio es el mas pernicioso para la democracia en realidad, por cuanto la práctica nos demuestra que al contrario de asumir su papel de árbitro los ejércitos lo que hacen es imponer a la Nación su voluntad aunque esta contraríe la Constitución o la Ley, aquello no admitirá discusión y se efectivisará al pie de la letra.

Tal condición asignada a la Fuerza pública desnaturaliza la misión esencial de la misma y le confiere mas bien una condición de fuerza política suprema. Pues bajo la amenaza del fusil han desconocido e impuesto gobiernos a su gusto y sabor.

La fuerza irresistible e incontrariable de este sector emana desde luego de las cúpulas que constituyen una especie de élite que en sí representa el poder de miles de fusiles, decenas de tanques y de aviones bombarderos dispuestos ha actuar ante cualquier evento contrariante de su voluntad. Las élites económicas en cambio muy a pesar de las mayorías pobres ejercen un poder siempre latente, siempre vigente cuya influencia no puede ser anulada en ninguno de los órdenes del Estado, así han conquistado todo lo que se han propuesto en su exclusivo beneficio, instituyendo una sociedad de privilegios, muy difícil de desentramar.

La asfixiante dominación política ejercida sobre el Estado, entre el poder militar y el poder económico tiene el carácter de excluyente de los demás sectores sociales. La alternabilidad en el ejercicio del poder político, en efecto solo corresponde a los elementos del poder armado, y a los del poder económico, quedando “descartado equivalente a conculcado” el derecho legítimo que en un régimen democrático corresponde a la totalidad de ciudadanos, que también integran las capas inferiores de la sociedad, esto es el derecho a ejercer en un momento determinado la dirección política del Estado, entre las fuerzas menores en las que se incluye los estratos medios, los estratos bajos, y peor aun los sectores desclasados que han sido marginados de cualquier posibilidad política, quienes si por un evento extraordinario llegan al poder, al decir de la ciencia política atentan a la democracia122 y son derribados por la confabulación militar-económica quienes absurdamente están convencidos que la Nación, el Estado y sus Instituciones son de su propiedad privada, y que solo ellos tienen derecho y están capacitados para decidir cuales son sus leyes, cual es su gobierno y quienes deben detentar el poder total.

Por regla general el poder es innato del hombre siendo esta su motivación principal123 y por no existir límites para su ejercicio el hombre abusa de este poder, tal como lo hemos observado y verificado en la vida republicana democrática del Ecuador; De ahí que se hace necesario el control del poder, control que se lo ha querido equilibrar a través de la separación de los poderes del Estado manifestada en las diferentes Constituciones Ecuatorianas; con la intervención directa de Organismos Internacionales, pero sin ningún resultado, porque a pesar de estos esfuerzos no ha sido posible el balanceo del poder.

Poco a poco la sociedad ecuatoriana ha ido tomando conciencia de que va siendo hora de que los ciudadanos comunes también tenemos derecho de gobernar y ejercer el poder, ante lo cual hoy por hoy existe organizaciones campesinas, de trabajadores, religiosas, de profesionales y otras que están ejerciendo presión y reclamando su legitimo de derecho de participar en el quehacer político y en el reparto del poder; Los gobernantes de hoy están entendiendo que deben administrar el estado en forma conjunta, es decir con los diferentes grupos de presión; la sociedad ecuatoriana esta asistiendo a la consolidación de una democracia gobernada por las grandes masas.


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