HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN MÉXICO
(Siglos XVIII, XIX y XX)
ANTOLOGÍA BIBLIOGRÁFICA COMENTADA
Jorge Isauro Rionda Ramírez
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28. HALE, Charles A. (1972)
El liberalismo y el desarrollo económico. En El liberalismo mexicano
en la época de Mora, 1821 1853. Siglo XXI editores, S. A. Capítulo
VIII. México, Pp. 255 297.
En los primeros tiempos independientes se tiene viva la polémica entre
los que consideran que el laissez faire el mejor camino al desarrollo, y
quienes creen que el proteccionismo y una mayor participación del Estado
es lo conveniente (Hale, 1972). El librecambismo y el bilateralismo son
las dos corrientes en que se fundamentan los proyectos del desarrollo
económico.
En materia liberal, existen dos vertientes importantes, la doctrinaria
de José María Luis Mora y la pragmática de Lucas Alamán y Estevan de
Antuñano. Parten de tesis liberales con fuerte fundamento fisiocrático
puesto que consideran que la economía nacional es básicamente primaria.
Álvaro Flórez Estrada es un pensador español liberal que inspira a los
liberales latinoamericanos y sus ideas abundan en el proyecto económico
liberal en el México independiente. Sobre este autor el Diccionario
crítico de Juristas
españoles, portugueses y latinoamericanos [de L. A. Séneca a 2005]
Editado por Manuel J. Peláez Albendea nos presenta la siguiente
biografía13
Álvaro Flórez Estrada (1765-1853): Economista español, divulgador en el
mundo hispano de las ideas de los economistas clásicos ingleses,
especialmente de David Ricardo y James Mill. Es el autor que contribuyó
definitivamente a la difusión en España y Latinoamérica del pensamiento
de Adam Smith y del concepto de economía como ciencia que estudia la
riqueza y las leyes de su producción y distribución. Su Curso de
Economía Política (1828), en el que sigue la metodología de J.B. Say,
sirvió de texto en las Universidades españolas y latinoamericanas
durante muchos años.
Álvaro Flórez-Estrada nació en Pola de Somiedo (Asturias). Graduado en
Leyes por la Universidad de Oviedo, se estableció en Madrid. Su
asistencia a una de las tertulias de la época, en la que se debatían las
ideas revolucionarias francesas, le supuso el destierro a Asturias,
ordenado por Godoy, en 1795. Ese mismo año, la Universidad ovetense le
nombró doctor honorario. De regreso en Madrid, ocupó el empleo de
tesorero principal de Rentas de la Corte (1796-1803). Regresó en 1803 a
Asturias, manteniéndose retirado en Grado hasta 1808, en que, elegido
procurador general de la Junta del Principado de Asturias, colaboró con
la causa de la independencia redactando una proclama al pueblo de
resistencia frente a Napoleón. Partidario de la convocatoria de Cortes
Generales y de una amplia libertad de imprenta, viajó a Inglaterra en
1810. Allí publicó sus tres primeros escritos políticos: Constitución
para la Nación española, Introducción para la Historia de la Revolución
de España y Examen imparcial de las disensiones de la América con la
España, donde abordaba favorablemente la cuestión de la emancipación de
la colonias de la América española. Ya en Cádiz en el verano de 1811,
fundó un periódico, El Tribuno del Pueblo Español. En 1813 fue designado
intendente de Sevilla. Con la restauración del absolutismo, tuvo que
emigrar a Inglaterra, residiendo en Londres durante seis años. Allí
escribió su Representación a S. M. Fernando VII en defensa de las Cortes
(1818) y su Impugnación del Decreto dado en Valencia el 4 de mayo de
1814 dirigida a Fernando VII (1819). Durante el Trienio Liberal fue
intendente del ejército de las provincias de Valencia (1820) y, otra
vez, de Sevilla (1821) y diputado a Cortes por Asturias. En 1823 volvió
a exiliarse en Londres, y se dedicó al estudio sistemático de los
economistas políticos ingleses (Smith, Ricardo, Malthus, Say, Mill).
Fruto de él fueron los dos tomos de su Curso de Economía Política
(1828-1829), una obra de extraordinario éxito, de la que se hicieron
siete ediciones en vida de su autor, y la traducción al francés en 1833.
Siendo una de las principales aportaciones españolas al pensamiento
económico durante el siglo XIX, es, no obstante, más un resumen de las
ideas de la época que una obra original. Al contenido tradicional de la
economía política en los tratadistas (producción, distribución,
consumo), añadió un cuarto elemento: el cambio. Enemigo de los impuestos
sobre el consumo, prefería, en su lugar, un tributo territorial. Opuesto
a la desamortización eclesiástica mediante el sistema de subasta
pública, abogaba porque las tierras desamortizadas fuesen entregadas
mediante arrendamientos enfitéuticos, de forma que el trabajo libre no
quedase absorbido por la renta de la tierra. A la muerte de Fernando VII,
regresó de su tercera estancia en Inglaterra. Elegido representante por
Asturias en el Estamento de Procuradores en Cortes (1834-1836) y
diputado en las Cortes Constituyentes (1836-1840), en 1845 fue honrado
con el cargo de Senador vitalicio del reino. En 1849 retornó
definitivamente a Asturias. Falleció en 1853, en el palacio de
Miraflores de Noreña (Texto de José María Vallejo García-Hevia).
El liberalismo en sí tiene mayor éxito en las ex colonias españolas que
en la propia España, puesto que las sociedades coloniales ante el yugo
del colonialismo enarbolaron las ideas libertarias de la época, por otra
parte, las logias masónicas, especialmente las infiltradas desde
Inglaterra y Norte América, fueron las principales promotoras del
pensamiento liberal, como sustento doctrinario del capitalismo
industrial al que se aspiraba, imitando las economías de Inglaterra y de
los Estados Unidos de América.
Las reformas borbónicas de 1774 y 1778 abren la posibilidad del libre
comercio con otras potencias extranjeras como lo son Inglaterra, Francia
y los Estados Unidos, lo que en 1821 con la consumación de la
Independencia abre los puertos nacionales al libre comercio.
En 1833 el liberalismo abiertamente se expresa contra toda fórmula de
monopolización, identificando como principal monopolio a la propia
Iglesia Católica. Se le conoce como liberalismo doctrinario puesto que
solo inspira las ideas liberales, como fundamento dogmático y de
convicción política pero no se llega a la implementación del liberalismo
en la economía. Mismo que se vuelve pragmático ante las propuestas
reales y efectivas de Lucas Alamán y Estevan de Antuñano.
Lucas Alamán desde inicios del periodo independiente de la década de los
20 propone políticas liberales en materia de rescatar el sector minero
de la economía, como fundamento del sistema financiero nacional que
debía establecerse bajo una moneda que gozara con la liquidez que la
plata y el oro le concedieran al ser acuñadas de dichos minerales. El
Colegio de Minería finalmente deseaba crear el profesional con capacidad
técnica de volver a levantar este sector e incentivar la minería como
fundamental para una economía monetaria cuyo fundamento son los metales
preciosos.
Para ello se invitaron a las compañías inglesas como la United Mexican
Mining Association para explotar las minas del país, lo que se logró con
relativo éxito.
La industrialización del país propuesta por Lucas Alamán se basaba en la
creación de un armamento arancelario que protegiera la producción
manufacturera del país, en el tiempo que fuera necesario para que esta
llegara a ser más barata que la extranjera y para entonces abrirse al
comercio internacional. Los doctrinarios no comprendieron esta política
y la tacharon de bilateralista y conservadora. Pero el fundamento de
Lucas Alamán eran la tesis de John Stuart Mill, liberal inglés del siglo
XVIII quien sostenía que una economía con atraso económico, de inicio
debe mantener una política proteccionista de su industria con la
finalidad de generar monopolios, quienes con su alto nivel de
capitalización podrían financiar la invención e innovación necesaria
para adquirir ventajas en la producción de mercancías comparativamente a
otras naciones. Logrado esto entonces lo propio era abrirse al comercio
internacional.
Estevan de Antuñano es considerado el padre de la empresa nacional, más
que un visionario de políticas económicas, era un promotor del fomento
industrial, pugnó por el proteccionismo y sostuvo que las empresas
mexicanas deben procurar crecer de manera competitiva ante el temor de
que nuestra nación terminara por ser un apéndice colonial de las
potencias extranjeras.
La invasión norteamericana de 1846 fortalece de gran manera el
liberalismo en México, con la apertura comercial de los puertos
nacionales, y quitó el armamento arancelaria de la política
proteccionista que si de inicio procuró la industrialización del país,
para inicio de los 40 se parecía cada vez más a las políticas borbónicas
de un mercantilismo moderado.
Estevan de Antuñano a su vez procuró la modernización de la industria
mexicana al adoptar recetas para la mejor de la productividad obtenidas
de ingleses y norteamericanos propios de la revolución de la
administración científica que para mediados de la centuria ya arribaban
con sus recetas para mejorar la organización de la producción.
La idea de que el capitalismo era un orden natural de inspiración divina
se sostenía como parte del cuerpo del pensamiento liberal y es el
fundamento de concebir al ciudadano como un individuo libre y con ello,
el tema de la justicia se dejaba a la condición del libre albedrío de
las personas en decidir (libremente) su destino.