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INTEGRACIÓN EN EL PROCESO DOCENTE-EDUCATIVO
Una propuesta metodológica para el desarrollo de la tarea integradoraMario González Arencibia
“Resolver el problema después de conocer sus elementos, es más fácil que resolver el problema sin conocerlos. Conocer es resolver”
José Martí Pérez
De lo que trata este ensayo es de ofrecer una valoración crítica acerca de la forma en que se efectúa como tendencia la tarea integradora, de manera que ello permita repensar el contenido que ha servido de base hasta ahora para su desarrollo. La idea es observarla e implementarla con una visión que viabilice su planificación, control, evaluación y proyección, aspecto que amplía las posibilidades de un trabajo metodológico desarrollador.
Son múltiples los motivos que han impulsado al desarrollo de ideas que ayuden a repensar el desempeño de la tarea integradora, los cuales tienen como fuente, la experiencia propia del autor de esta investigación, entrevistas, conversaciones e intercambio de criterios con profesores de distintos centros universitarios del país y la revisión de materiales sobre el tema.
El motivo más profundo para la elaboración de esta investigación, es el de la autosuperación vinculado a un carácter académico y práctico. Ello está determinado por varios hechos, el fundamental, es la deformación con que se concibe la tarea integradora en el proceso docente-educativo en la actualidad.
En este ámbito, es común que el propio término de tarea integradora no se comprende por aquellos que lo van a implementar, trayendo como consecuencia una desfiguración de su objetivo, lo cual en la generalidad de los casos tiene profundas implicaciones éticas en el marco de los sujetos que participan en el proceso. Se observan como tendencias:
1) El peso predominante en la tarea integradora, lo han tenido los contenidos.
2) No se interioriza que la tarea integradora está compuesta por múltiples componentes agrupados en sujetos y objetos del proceso.
3) Ocurre comúnmente que se interpreta como una camisa de fuerza por múltiples motivos:
a) Inadecuada orientación, no siempre las tareas resultan motivadoras. El efecto es que no se genera un sentido de pertenencia con la tarea.
b) No se interioriza, lo que limita su comprensión, frenándose las posibilidades de generar una mayor motivación entre los sujetos de su aplicación.
c) Ocurre frecuentemente que el profesor considera que su asignatura es el centro, lo que redunda en un carácter egoísta de la tarea, que se expresa en incertidumbre en uno de sus centros principales: el estudiante e incluso entre los propios profesores, sobre todo los de menos experiencia.
d) Se tiende a ver sólo, como un componente de la clase y ligado a un trabajo referativo al final del curso. Por lo que se entiende como un hecho aislado.
e) Se presentan como tareas cerradas, que no repercuten en los sistemas de clases de varias asignaturas.
f) Pocas veces exigen de un trabajo grupal, que propicie que los estudiantes se comuniquen, se planteen interrogantes y confronten sus opiniones.
g) Carácter predominante de los métodos administrativos.
h) Falta de integralidad en los sujetos que orientan la acción.
i) Intento de aunar materias sin efectuar cambios de organización apropiados.
j) Carencia de un carácter realista de la tarea, fuera del modo de actuación y campo de acción del profesional.
k) Se presentan como temas aislados, alejándose de lo que debe ser una tarea integradora, en lo referido a una situación problémica que genere la necesidad de resolver un problema.
4) Desde el punto de vista de la formación del profesor existen otros obstáculos al desempeño de la tarea integradora:
a) La concepción curricular de los planes de formación de profesores adolece de un pensamiento integrador.
b) Carencia de los docentes de conocimientos de otras ciencias y disciplinas que les permita proyectar y participar en proyectos integradores.
c) Predisposición de los docentes al cambio.
d) La no observancia del proceso docente bajo una naturaleza, activa, dinámica, grupal, social y contextualizado.
e) Carencia de un trabajo metodológico en relación a como implementar la tarea.
A partir de la situación problémica antes esbozada, el problema central que ocupa este trabajo consiste en cómo potenciar vías que permitan organizar el trabajo metodológico en función de esclarecer y hacer efectivo el proceso de implementación de la tarea integradora.
Con ánimos de esclarecer las premisas sobre las que se fundamenta esta presentación, es provechoso dejar planteado aquí algunos supuestos:
· Resulta importante interiorizar la tarea integradora como un proceso, en lo que es trascendente la definición adecuada de los objetos y sujetos. Esto permitiría esclarecer y establecer el rol de quienes participan en la tarea integradora, definiendo su compromiso y sentido de pertenencia, con las expectativas a las que se desea llegar, a partir de su dinámica de trabajo.
· La organización metodológica por niveles, es relevante en el esclarecimiento del proceso, tanto desde el ángulo del estudiante como del profesor.
· La única vía de desarrollar la tarea integradora no es por contenidos, deberían repensarse los componentes de esta. De manera que esto comience por la integración profunda profesor-profesor, basada en un profundo trabajo metodológico, que considere otros dispositivos de la tarea integradora tales como: las habilidades, los métodos, los valores, los objetivos del año y de la carrera entre otros. Evitando que la integración se convierta en una camisa de fuerza para este.
· No necesariamente todos los componentes de la tarea integradora deben estar planteados en un curso. Para que estos sean medibles y alcanzables de manera paulatina, deberían situarse como factor esencial a experimentar uno u otro componente.
· No partir del supuesto de que hay que integrar todas las asignaturas, ni todos los objetos y sujetos de la tarea integradora, sino solo aquellos aspectos que puedan aportar de forma significativa al problema escogido como objeto de estudio.
· Definir si dicho proceso de integración va a ser voluntario o de carácter obligatorio, trabajando al mismo tiempo en el factor de motivación de los sujetos de la tarea integradora, involucrándolos de manera consciente al proceso, como sujetos de su propia integración.
La actualidad de estudiar los elementos que viabilicen el desarrollo de la tarea integradora, radica en el hecho de que las tendencias pedagógicas contemporáneas, sitúan en el centro del aprendizaje al estudiante, y en esta dirección la tarea integradora contribuye a consolidar este trascendente proceso.
Por otra parte, la importancia de darle seguimiento a un tema como este se fundamenta, en que la tarea de formar al hombre sobre la base de la integralidad, está en la médula de las demandas del proyecto socialista cubano. Ello es destacado de manera frecuente en los discursos del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando se refiere al rol de la cultura general integral como parte intrínseca a consolidar en el modelo de formación cubano.
Del propio contenido de la formación integral[1] planteada en el modelo de formación cubano,[2] se destaca la importancia del estudio de acciones dirigidas a su logro. Este está referido a dotar al estudiante de cualidades de alto significado humano, capaces de emplear su conocimiento en función de la sociedad. Otro elemento que es notable en las demandas del modelo de formación cubano, es la necesidad de trabajar en la formación de un personal competente,[3] preparado para asumir su auto-educación durante toda la vida, es decir que sea capaz de mantenerse actualizado, que trabaje en equipos participando en la construcción social del conocimiento.
Lo planteado permite señalar que el enfoque integral que se demanda en el modelo educativo cubano, rebasa lo instructivo y lo cognitivo, centrando su atención en el hombre, en el desarrollo pleno de su personalidad.
Por otra parte se podría plantear, que la divulgación de los aspectos relacionados con la organización de la tarea integradora es de particular significado, para la preparación metodológica que debe enfrentar un claustro universitario como parte de las demandas de la pedagogía actual. Por lo que la reflexión sobre el tema, no deviene, sólo como un ejercicio de importancia académica, sino como, una cuestión vital para la práctica de un modelo educativo enmarcado en el enfoque cultural integral. En la concepción filosófica y pedagógica de José Martí, esto significa formar al hombre en una cultura que le permita “flotar en su época”, “prepararlo para la vida”.[4]
Finalmente se quiere dejar planteado que el sentido de estas notas, es sintetizar la complejidad del proceso en el momento de seleccionar, implementar y evaluar las capacidades para el desarrollo de la tarea integradora. Aclaramos al lector interesado, que las sugerencias que aquí se presentan sólo pretenden remitirse como un conjunto de ideas que se sintetizan y sistematizan en un orden dado a partir de las fuentes consultadas, lo que requiere indudablemente continuar repensando en la propuesta planteada de manera permanente.
[1] Se entiende como aquella que atiende no sólo a la formación profesional sino además a la formación de la persona como ser físico, social, espiritual, afectivo y demás dimensiones de la persona humana en sociedad.
[2] Horruitiner Silva, Pedro. La universidad cubana: el modelo de formación, Editorial Félix Varela, La Habana 2006 p. 4.
[3] El concepto de competencia al que se hace alusión aquí otorga un significado de unidad e implica que los elementos del conocimiento tienen sentido sólo en función de conjunto y la capacidad que tiene el ser humano de integrar y movilizar sistemas de conocimientos, habilidades, hábitos, actitudes, sentimientos, convicciones y valores para la solución exitosa de aquellas actividades vinculadas a la satisfacción de sus necesidades cognitivas y profesionales en función de la sociedad.
[4] “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podría salir a flote; es preparar al hombre para la vida”.
Martí Pérez, José. OC T 8, Editora Nacional La Habana, 1963, pág. 281.
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