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Modelo caro (y qué?)
La Unión Europea enfrenta desafíos, como la población estancada y envejecida, el alto desempleo crónico y presiones competitivas de los ocho nuevos miembros de Europa oriental y de mercados asiáticos de alto crecimiento como China e India. La UE ya no podrá cumplir muchas de las metas que se propuso en su apuesta a convertirse en la economía más competitiva del mundo para 2010, formulada en su reunión de Lisboa hace cuatro años.
Pero a pesar de todo, a la economía europea no le está yendo tan mal. El PIB combinado de los 15 países que eran miembros de la UE el 30 de abril estuvo por detrás del PBI estadounidense en alrededor de un punto a lo largo de la última década, en gran medida debido a que la población de la región creció a menos de la mitad del ritmo de la de EEUU. El ingreso promedio por persona creció un 1,8% a ambos lados del Atlántico, dice Kevin Daly, economista de Goldman Sachs.
A diferencia de lo que se suele decir, el aumento de productividad de Europa occidental superó al de EEUU en los últimos 30 años; hoy la diferencia entre el PBI por hora de la UE y el de EEUU es inferior al 10%. En 1970 la brecha era cercana al 35%, según la base de datos Ameco de la UE. En algunos países, como Francia, la productividad supera hoy a la de EEUU.
Pero si los europeos siguen siendo más pobres es porque menos gente en Europa tiene trabajo, y los que lo tienen fueron reduciendo el tiempo que pasaban trabajando. Los estadounidenses se muestran menos convencidos de trabajar menos horas, y mantuvieron sin cambios el total de horas en los últimos 10 años, pese al crecimiento.
Hay que preguntarse quién es el que está desubicado, dice Daly. El ocio es un bien natural, y la teoría dice que a medida que nos volvemos más ricos consumimos más de ese ocio.
Las encuestas revelan que los europeos, en general, están dispuestos a pagar más impuestos a cambio de servicios sociales, y la evidencia anecdótica sugiere que el concepto de bienestar europeo está menos ligado a la riqueza material que en EEUU.
Los estadounidenses se mudan de casas de 2.000 metros cuadrados a casas de 2.500 y luego a casa de 4.000. Es una mentalidad diferente, explica Kenneth Rogoff, economista de Harvard y ex economista jefe del FMI.
Guiseppe Roma, director de estudios de Censis, en Roma, dice que los consumidores europeos cada vez rechazan más las compras superfluas y compran productos relacionados con la calidad de vida. Agrega que la nueva actitud es me importa la calidad de vida. No compraré Prada, pero sí aceite de oliva orgánico.
Sin embargo, algunos economistas sostienen que a Europa le está costando caro su modelo social. En una sociedad que se enorgullece de sus valores igualitarios, demasiada gente está desempleada o fuera del mercado laboral, lo que significa un doble gasto para las arcas públicas: no pagan impuestos y por lo general reciben beneficios. El índice de desocupación en los 15 miembros antiguos de la UE subió a 7,8% el año pasado, comparado con el 6,1% de EEUU, según informes de la OCDE.
Con un número creciente de jubilados, la desocupación está complicando los sistemas de salud y de pensiones estatales: esa carga doble, según estimaciones de la Comisión Europea, trepará a un 8% del PBI en la mayoría de los países de la UE.
Un estado de bienestar generoso no sólo tiene costos. Europa tiene menos niñez pobre, menor incidencia de analfabetismo y una población penitenciaria menor que la de EEUU, según las estadísticas de la OCDE.