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El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos
Josep Antequera
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CAPÍTULO 7
ELEMENTOS CLAVE PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA CIUDAD SOSTENIBLE
7. 9. Igualdad y justicia social
Objetivo general:
Nos hemos comprometido a asegurar comunidades integradoras y solidarias.
Objetivos específicos:
1. Desarrollar e implementar medidas para prevenir y paliar la pobreza.
2. Asegurar un acceso equitativo a los servicios públicos, educación, empleo, formación e información, así como a las actividades culturales.
3. Promover la inclusión social y la igualdad entre hombres y mujeres.
4. Mejorar la seguridad ciudadana.
5. Asegurar condiciones de vida y alojamiento de buena calidad y socialmente integradas.
Condicionantes:
a) La Dicotomía bienestar-impacto.
Es cierto que en la evolución de la sociedad y por ende de la tecnología, la capacidad del ser humano de adquirir recursos naturales se ha hecho potentísima. Este hecho asociado al ritmo de producción que obliga la economía de mercado, basada en la disponibilidad desenfrenada pero selectiva de la oferta, más que en la satisfacción ordenada y global de la demanda, nos está conduciendo al colapso de los sistemas naturales y al agotamiento de los recursos.
Este factor junto al incremento de la población, a la concentración de cada vez más riqueza en menos manos, al incremento del número de asentamientos urbanos y su crecimiento desproporcionado y a la generación de residuos de todo tipo, está poniendo en peligro la estabilidad global planetaria, que los esfuerzos de la vida durante tantos miles de años han contribuido a mantener. Y todo ello sin llegar a satisfacer las necesidades de apenas una quinta parte de la población global, y dejando en la más horripilante y perniciosa miseria a millones de seres humanos, y destruyendo las posibilidades de existencia de otros tantos millones de seres vivos.
El esquema siguiente, adaptado del modelo de la economía termodinámica de M. Jacobs , nos permite entender el conjunto de interacciones, y como el circuito producción/consumo/bienestar/impacto influye, mediante la generación de residuos y el agotamiento de los recursos, en la calidad de los bienes y servicios que nos proporciona la naturaleza.
Fig. 7.4. Esquema de la relación entre bienestar y consumo y el sucesivo impacto ambiental que genera éste (Extraído de Jacobs M.).
Esto nos lleva a plantear que la transformación sostenible de los asentamientos humanos y urbanos consiste en la disminución del denominador de esta ecuación, a la vez que incrementamos el numerador:
Sostenibilidad = Bienestar / Impacto
Teniendo en cuenta el Bienestar, entendemos que éste estaría formado por dos componentes:
Uno individual y objetivable, que consistiría en el número de personas cuyas necesidades se hallan satisfechas de manera notable.
Y otro más social, que sería la sostenibilidad del modelo cultural por el que las personas organizan la forma y el modo de satisfacer esas necesidades (modelos de consumo), el cual seria función a su vez del modelo de desarrollo que genera y los estilos de vida de las personas (ver Apartd. 4.3.).
Bienestar = Satisfacción de necesidades individuales + Sostenibilidad Modelo Cultural
Este modelo cultural determinaría también los elementos satisfactores y su efectividad, con los que atendemos nuestras necesidades personales y sociales.
Por otra parte el Impacto podría entenderse sobre la sociedad y la naturaleza.
Impacto = Social + Natural
Sobre la sociedad el impacto vendría generado por las condiciones socioambientales que ponen en peligro la salud y la vida de las personas y por el número de personas que quedan excluidas del sistema de satisfacción de necesidades básicas.
Impacto social = Contaminación urbana + Exclusión social + Pérdida de patrimonio cultural
Y sobre la naturaleza, debería entenderse en el marco del agotamiento de los recursos, y en la desorganización de los ecosistemas que genera la producción de residuos.
Impacto natural = Agotamiento de recursos + Contaminación ecosistemas (Biodiversidad)
El impacto sobre el agotamiento de los recursos, dependería del modelo de políticas de mercado y la ecoeficiencia de los modos de consumo y producción.
Agotamiento recursos = f ( Política de mercado + Ecoeficiencia)
Y en el impacto sobre la desorganización de los ecosistemas, vendría generado por la cantidad de residuos que el sistema sea capaz de reciclar y volver a introducir de nuevo en el ciclo productivo.
Contaminación ecosistemas = f ( Ecoeficiencia + Reciclaje)
La ecoeficiencia puede reflejarse en el circuito de satisfacción de necesidades siguiente:
RECURSO (1) -> SATISFACTOR (2) -> INPUT DE BIENESTAR (3) + IMPACTO (4)
El recurso natural es transformado en un elemento satisfactor (según el modelo cultural y tecnológico) el cual al ser consumido o usado, genera un estado de bienestar asociado a su impacto correspondiente.
Jacobs nos muestra el ejemplo de la energia para la generación de calor.
(1)Petroleo -> (2)Energia -> (3) Calor + (4) Emisiones de CO2
Aquí podemos observar como un circuito social de satisfacción de necesidades puede ser conducido hacia la sostenibilidad, actuando en cualquiera de sus elementos.
1: Cambiando el recurso no renovable por otro que lo sea.
2: Tecnología de transformación más eficiente.
3: Incremento del sistema de aislamiento (pérdidas) y la pasividad de la captación.
4: Reduciendo las emisiones, o reutilizando el residuo.
Podremos medir la ecoeficiencia del circuito en función de:
EE = Valor añadido * Satisfacción de la necesidad /
Costes Financieros * Impacto Social y Ambiental.
Al analizar una comunidad o asentamiento humano, deberíamos analizar el porcentaje de responsabilidad en la producción de impactos, cuantificando el % correspondiente al modo de producción y el % correspondiente al estilo de vida y organización social imperante:
Impacto Total = I (Estilos de vida + Organización social) + I ( Sistemas productivos)
En este caso podríamos analizar en función de la región las prioridades de actuación en la contención del impacto social y ambiental.
Esta ecuación tomaría formas diversas si fuese analizada en un país en desarrollo, o en uno desarrollado.
La globalización actual uniformiza estos estilos de impacto en dos grandes sectores mundiales, generando en una parte mayor del planeta un impacto debido a la pobreza y a la superpoblación, y en otro lado el del consumo desenfrenado y la contaminación masiva. Valores sobre la apropiación de los recursos y la generación de residuos del 85% del total por el 20% de la población, así como el indicador desesperante del impacto de la muerte de un niño cada 3 segundos, serian indicadores de generación de impactos de los dos modelos imperantes.
En el momento que en la sociedad actual el poder adquisitivo va casi estrechamente relacionado con la capacidad de satisfacción de necesidades, - salvo en colectivos excepcionales en los que se practiquen modelos de satisfacción de simplicidad voluntaria, el impacto social del modelo de bienestar va ligado a los flujos de distribución de la riqueza y de la propiedad, el cual a su vez, es intrínsecamente dependiente de la moral del sistema.
Podemos deducir por la experiencia, que la moral de licitud y recompensa de la acumulación desequilibrada de riqueza (neoliberalismo), genera impactos sociales y ambientales cercanos y lejanos, duros. En la cual el factor consumo máximo/impacto máximo es el principio contradictorio en el cual se basa la permanencia del sistema, a la vez que se convierte en su principal tendencia autodestructiva.
La transacción económica en el modelo neoliberal más duro, persigue el máximo beneficio reduciendo al máximo los costes de producción (ambientales y humanos) y por ello incrementando el impacto social y el humano.
Transacción económica = Maximización del beneficio + Impacto máximo
Todo ello genera un impacto socioambiental maximizado y una baja eficiencia en la satisfacción de necesidades globales (menor a 1/5 parte de la población del planeta), además de los elementos sociales tóxicos como el estrés y la neurosis en los individuos con las necesidades básicas hipersatisfechas y un marco de precariedad, inseguridad y explotación laboral creciente.
La maximización del beneficio se genera a partir de conseguir un consumo máximo del producto o servicio al menor coste de producción. Esta dinámica se amplifica en el marco competencial del sistema capitalista, ya que las empresas que produzan más y vendan más, con el menos coste de producción son los organismos supervivientes en el marco de la selección comercial(natural) del mercado. O sea que en este marco socio-económico imperan los organismos de tipo 1 que hablaba Margalef (ver apartd. 1.9.), cuya dinámica es el incremento de su capacidad reproductiva con un consumo energético elevado. En cambio en un marco en el que se restrinja el factor Impacto (tanto social como económico) mediante un entorno impositivo fuerte, a través de gravar el consumo de recursos, la generación de contaminación y la precariedad laboral, podamos pasar a un estado nuevo del ecosistema social, en el que los organismos supervivientes sean los de tipo 2, o sea los que sobrevivan en nichos especializados, con un nivel mínimo de consumo energético y un máximo de eficiencia y equidad laboral. La organización global del sistema nueva (las reglas de la selección comercial), favorecerán la generación de una mayor eficiencia energética, una mayor equidad social y una mayor generación de información, en este caso de satisfacción de necesidades y bienestar. En este nuevo marco comercial-ecológico los organismos que sobrevivirán serán los más eficientes y cooperativos y que maximicen la generación de bienestar social tanto externo como interno.
Por eso la transformación moral de los individuos y de la sociedad se convierten en un elemento clave para implementar la sostenibilidad en el propio sistema y ese nuevo marco competencial que genere las nuevas formas de producción y los nuevos estilos de vida má sostenibles.
Un informe de la Fundación Heinrich Böll para la Cumbre de Johannesburgo, enfatiza que no se puede separar la disminución de la pobreza de la distribución de la riqueza. Sostiene que el espacio ambiental del planeta está dividido de una forma no equitativa y que aumentar los derechos de acceso a los recursos para los subconsumidores implica reducir las demandas de las clases consumistas del Norte y del Sur. Plantea que la sostenibilidad requiere que las élites acomodadas adopten estilos de bienestar que consuman menos recursos, lo cual no es por razones sólo ecológicas sinó por razones de justicia social. En resumen no habrá equidad sin ecología, ni tampoco existirá ecología sin equidad, ya que no se lograrán negociar acuerdos a menos que éstos sean equitativos.
b) Relaciones entre pobreza local y globalización
La organización territorial de las regiones y de los estados responde a razones históricas y a pactos que se han alcanzado en épocas determinadas de la evolución de las sociedades y los pueblos , entremezclando aspectos múltiples, en los que la razón, el diálogo, la fuerza, el poder, y los sentimientos, entre muchas más variables, han forjado estabilidades territoriales mas o menos consolidadas, por lo menos en las regiones que conforman, el mal llamado, primer mundo. La vida cotidiana, las actividades, el desarrollo territorial y tecnológico, son factores que han ido conformando las capas sobre las que reposa el desarrollo social actual.
Por otro lado los fenómenos globalizadores movidos por la expansión económica de las multinacionales y los flujos de recursos, capitales y personas (ver figura), trasponen esas fronteras territoriales y imponen un panorama cultural unificador bajo la base de la persecución individual (familiar) del beneficio, y promoviendo un bienestar más estético que real, basado en el tener, y no tanto en el ser, en el consumo más que en la evolución como persona.
Fig. 7. 5. Flujos de recursos, capitales y personas, generados entre los países pobres y los países ricos, mediatizados por las empresas transnacionales y los paraísos fiscales. (Dibujado por el autor a partir del esquema de Naredo J.M .).
Ante estos flujos globales de carácter comercial movidos por la búsqueda del beneficio y del rendimiento de los capitales, donde se entremezclan el dinero blanco y el dinero negro, se contraponen otros movidos por el hambre, la pobreza y por la falsa imagen creada por los media de la abundancia asequible para todos del mundo industrializado.
Estos masivos flujos de personas, por un lado reducen el capital social y humano de las regiones de origen (ya que los que emigran puede que sean los más capaces) y por otro lado, crean nuevas clases sociales en los países desarrollados de personas con dificultades de adaptación a un modelo social que no era el que esperaban encontrar, con la incapacidad de desarrollar sus propias costumbres, una fuerza de trabajo extraña a los derechos conseguidos por las luchas sociales sindicales, y muchos de ellos, pasto de procesos de degradación humana racistas, sectarios, marginales i/o ilegales. Los que consiguen integrarse en el sistema productivo rellenan los espacios laborales que debido al envejecimiento y al reducido índice de natalidad de la población autóctona, no han sido ocupados por ella, y la mayoría de las veces estos puestos de trabajo se sitúan en la franja menos valorada y retribuida de la escala laboral.
Todo ello hace que el marco social local se complejice, creándose en muchos lugares mosaicos multiétnicos que generan poco capital social emergente, producto de las interacciones culturales. Estos mosaicos generan grupos más o menos cerrados en los que la interacción social y cultural se dificulta y aparecen conflictos sociales interétnicos, generados a partir de la desconfianza entre colectivos, agravados con la globalización de los fenómenos terroristas provenientes de grupos radicales islámicos, que incrementa el panorama de desconfianza local entre culturas.
Por ello lo planteado en el apartado 7.1. se hace cada vez más necesario como elemento básico de integración y satisfacción de necesidades de dichos colectivos y el incremento del bienestar social generalizado.
c) Sobre necesidades y satisfactores.
En este apartado hemos hablado de necesidades, pero todos sabemos que el elemento cultural es el que nos dictamina que satisfactores utilizamos para resolverlas.
Por ello cuando hablamos de sostenibilidad y satisfacción de necesidades, muchas veces lo más importante que es el modelo de satisfactor que utilizamos es lo que determina que la satisfacción de la necesidad entre en el marco de la sostenibilidad o esté fuera de él. Manfred Max Neef ha desarrollado este concepto con claridad. Sostiene que no son los satisfactores los que definen la modalidad dominante que una cultura o una sociedad imprimen a sus necesidades. Los satisfactores no son los bienes económicos disponibles sino que están referidos a todo aquello que, por representar formas de ser, tener, hacer y estar contribuye a la realización de necesidades humanas.
Por ello es importante hacer la distinción entre bienes y satisfactores, el autor propone que mientras un satisfactor es en sentido último el modo por el cual se expresa una necesidad, los bienes son en sentido estricto el medio por el cual el sujeto potencia los satisfactores para vivir sus necesidades.
En este sentido el desarrollo local sostenible debe fijar sus objetivos en si la manera con que satisfacemos nuestras necesidades es sostenible o no, lo que implica potenciar el uso de satisfactores sostenibles en el entorno.
El autor plantea el conjunto de necesidades humanas siguientes:
Subsistencia
Protección
Afecto
Entendimiento
Participación
Ocio
Creación
Identidad
Libertad
Las cuales exigen satisfactores sostenibles para su resolución.
d) Sobre la creación de capacidades.
Amartya Sen trata el bienestar como una construcción libre y autónoma de los diseños de vida de las aspiraciones vitales de las personas, a partir de las capacidades desarrolladas mediante el uso de los bienes, servicios y derechos de que disponen y sus capacidades para usarlos .
El desarrollo según Sen implica la ampliación de las potencialidades humanas; los individuos son el objetivo del desarrollo, más que unos meros medios. Esta noción de desarrollo va dirigida hacia la expansión de las oportunidades y de las elecciones individuales, de las libertades reales que gozan para vivir la vida de la manera en que desean. En una palabra de la expansión de sus capacidades .
Dichos autores destacan la clasificación de los elementos necesarios en el entorno social para satisfacer la generación de capacidades individuales:
Libertad política con posibilidades de participar en la toma de decisiones.
Facilidades económicas que generen las oportunidades necesarias para posibilitar el consumo, la producción y el intercambio.
Oportunidades sociales que generen posibilidades para la educación, la calidad ambiental y todo aquello que sirva para mejorar la calidad de vida.
Transparencia garantizada para mejorar las libertades y la confianza social.
Seguridad para proteger a las personas de la pobreza y de los riesgos
Todo ello tiene que ver con la capacidad de la sociedad de dotar a los individuos de capacidades para satisfacer sus necesidades y de disponer de los satisfactores necesarios para su desarrollo, a la vez que disponen de una conciencia global sobre el grado de impacto ambiental de dichos satisfactores. Todo ello nos lleva a que el desarrollo humano debe basarse en otro modelo cultural.
e) La cultura de la suficiencia
Ernest García al analizar la transformación social necesaria para que surjan sociedades sostenibles identifica tres factores clave:
La estabilización o reducción de la población
Sustituir la tecnología actual por otras más eficiente
Limitar el consumo por lo que es bastante, no por la expansión ilimitada.
A éste punto último, lo denomina cultura de la suficiencia y desarrolla una serie de aspectos que dicha cultura debería incorporar:
¿Por qué tener más de un hijo? Entendiendo que el hecho de que la gente viva más años es un aspecto positivo del desarrollo social, pero a la vez intentar que éste no entre en conflicto con la capacidad de carga del planeta, por ello el control de la natalidad.
Se debe apelar al principio de la precaución respecto a la evolución tecnológica, entendiendo que antes de implantar una tecnología, el impacto ambiental debe ser objetivo prioritario de estudio.
Se debe huir de la concepción que el tener hace la felicidad. Y que muchos de los elementos que enriquecen nuestras vidas se hallan más allá del estado y del mercado, y surgen de los intercambios no mercantiles entre seres humanos.
El actual modelo de progreso debe ponerse en cuestionamiento, ya que genera impactos sociales y ambientales elevados, por ello debemos optar por un modelo de desarrollo que entre en los paradigmas y principios de la sostenibilidad.
El rechazo al autoritarismo como base de la organización, potenciando la participación y la solidaridad como principio cohesionador de la organización social, las empresas, los grupos y las instituciones. Propone el concepto de democracia sostenible.
Defender la descentralización y la diversidad cultural como elementos de la nueva sociedad. En la que la pluralidad de líneas de evolución social es la única garantía ante el fracaso de algunas de ellas.
Considerar el exceso y la desmesura como algo negativo y recordando a Gandhi sostiene que hay bastante en el mundo para satisfacer las necesidades de todos, pero no para saciar la codicia de unos pocos.
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