|
|
El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos
Josep Antequera
Pulse aquí para acceder al índice general del libro.
Esta página carece de formato, notas a pie, tablas, gráficos o imágenes. Para leer el libro pulse aquí y tendrá el texto completo en formato DOC comprimido ZIP (356 páginas, 5.573 Kb)
●
CCAPÍTULO 4
CEREBRO, HÁBITOS, ALGORITMOS COMPRIMIDOS Y ACCION SOCIAL
4.2. Topologías neurofisiológicas en el ser humano
Laborit basándose en esta organización de la base neurológica y cerebral divide a los individuos en tres tipos estandares, admitiendo siempre, como en la mayoría de las clasificaciones psicológicas de los individuos, que los tipos puros no existen, sino que la mayoría surge de una interrelación de los tres modelos básicos.
a) El hombre de acción o dominante
Se caracteriza por la adquisición de una programación memorizada social, que lleva a la satisfacción de las pulsiones, por la pura acción retroactiva sobre el medio ambiente. Cabe adivinar la importancia que, en tal género de individuo, reviste el cerebro reptiliano. Su actividad queda dentro del marco de los automatismos sociales, y, en dicho marco, el bienestar, la satisfacción de necesidades se reducen a una acción eficaz sobre el medio ambiente.
Y es en esta clase de seres en los que Laborit ubica el poder. El poder es solo el ejecutante de las elevadas operaciones del cerebro reptiliano de la clase dominante, cuyo único objetivo es elaborar mercancías para venderlas, lo cual permite lograr un beneficio, que a su vez es reinvertido para fabricar más productos. Único medio que dicha clase dominante ha imaginado para dominar.
En este sentido (el cerebro asociativo), al imaginar nuevas estructuras que objetiva en el mundo a su alrededor, aporta un conocimiento. Pero, desde la revolución neolítica, este conocimiento ha sido siempre acaparado por los mercaderes, que de cada innovación técnica hicieron una mercancía. En tal sentido, el cerebro asociativo no ha hecho sino permitir a quienes generalmente no lo utilizan, asentar su dominación sobre otros grupos sociales, mientras ellos mismos son explotados por su propio mito .
b) El hombre sometido al modelo impuesto de sociedad a la que pertenece
Éste segundo tipo está dominado por el cerebro de los automatismos; acepta los prejuicios, los juicios de valor y las jerarquías del modelo de sociedad a la que pertenece. Es el hombre honrado, aunque a veces se las compone para satisfacer sus pulsiones ocultamente, puesto que la moral de la época no puede padecer por ello: la idea que de él se hace queda, de todas maneras, conforme con la uniformización general.
Sin criticar, sin discutir o atacar jamás el orden existente o los valores dominantes, constituye un ciudadano excelente, y a veces alcanza, si sus orígenes se lo permiten, un lugar elevado dentro de la jerarquía de nuestra sociedad tecnificada. Es tanto el buen obrero, el buen campesino, o el alto funcionario o el técnico conformista: una columna vertebral de las democracias occidentales. Carece de nombre y de historia; desaparece antes de que el mundo tenga noticias de su aparición.
Por las contradicciones que se oponen entre su cerebro reptiliano y el de los automatismos sociales, constituye un terreno fértil para las afecciones psicosomáticas, úlceras de estómago, hipertensión arterial, obesidad, infarto de miocardio, impotencia sexual.
Es la gente que puebla las fábricas, las academias, los bares y tabernas, las iglesias; que constituye la base de todos los partidos políticos, incluso de la oposición. Cuando logra un lugar preponderante es sin duda porque pertenece al primer tipo, aunque deba para ello, modificar los automatismos adquiridos.
c) El tipo imaginario
Basado en sus pulsiones instintivas, no puede contentarse con automatismos adquiridos, como tampoco está satisfecho por su acción sobre el medio ambiente. Descubre su cerebro imaginante y se proporciona, gracias a él, un mundo que le conviene. Si se desvincula de lo real, evoluciona rápidamente hacia la psicosis. Si juega al juego social, sin creer en él, su ascensión jerárquica resulta evidentemente comprometida. Pero si dispone de tiempo suficiente para construir lógicamente un mundo imaginario donde poder vivir, acaba convirtiéndose en artista o creador científico.
Si se dedica a esto desde temprano, llega incluso a ser reconocido como artista o creador científico en el declinar de su vida, al evidenciarse que su construcción imaginaria es mas explicativa de lo real que las precedentes, sobre todo si su actividad permite recoger algún progreso, a la producción de mercancías.
El auténtico innovador trata de escapar a la sociedad que le es impuesta, porque resulta incapaz de someterse a ella, y no se siente satisfecho por su acción, desde el momento en que ésta no le vale para transformar el marco relacional donde está sumergido .
Estas tres bases neurofisiológicas podrían constituir el sustrato que la sociedad modela para generar los distintos tipos de personalidad, teniendo en cuenta claro está que no son elementos deterministas, sino que constituyen bases fisiológicas, con un cierto componente hereditario, que se hallan distribuidas, no de forma pura, sino con todas las posibles variaciones que dichas características pueden generar.
Volver al índice de El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos
Volver a "Libros Gratis de Economía"
Volver a la "Enciclopedia y Biblioteca de Economía EMVI"