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El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos

Josep Antequera

 

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CAPÍTULO 3

LA EVOLUCIÓN URBANA



3.1. Los primeros asentamientos humanos y la dependencia ecosistémica.


b) La relación con el entorno

La forma de vida que ha llevado nuestra especie durante al menos el noventa por ciento de su existencia ha sido la de cazadores o cazadores-recolectores según Galiana . El autor sostiene que esta forma de supervivencia requiere muchos más conocimientos que otras consideradas más avanzadas, ya que debe conocerse la biología de muchísimas especies, saber donde pueden encontrarse, como capturarlas o recogerlas, en que momento del año encontrarlas, como prepararlas,...

Como puede suponerse, el medio era determinante para estas comunidades, ya que dependían de los productos originales. El ser humano estaba condicionado por las restricciones ecosistémicas. La caza y la recolección de alimentos sustentan menos de cuatro personas por kilómetro cuadrado , dice Mumford, esto hacia que la permanencia de estos asentamientos no fuera demasiado larga, aunque algunas poblaciones como las de Europa Occidental en el magdaleniense, consiguieron un nivel elevado de sedentarismo en la última glaciación, mediante una explotación variada y eficiente de caza, pesca fluvial y recolección .


Fig. 3.1. Esquema de la relación entre los seres humanos primitivos y el entorno (extraído de The Macroscope, Joël de Rosnay ).

Los desplazamientos se centraban en la búsqueda de presas y al seguimiento de las dinámicas estacionales de las manadas, conjuntamente con la recolección de frutos, bulbos, y otros productos de la tierra. En la Europa del período glacial sus pobladores perseguían a las manadas de renos desde sus hábitats de invierno en la llanura húngara y la orillas del mar Negro a sus zonas de pasto de verano en el Jura, la región montañosa del sur de Alemania y los Cárpatos, los lugares del hábitat humano se han encontrado a lo largo de las rutas naturales de migración y en los bordes de las zonas de pasto de los renos .

Las manadas no eran cazadas indiscriminadamente, sino que se seleccionaban para eliminar a los enfermos y a los viejos. Se apartaba del grupo principal un número suficiente de animales para conseguir carne para la estación, se los conducía a áreas como depresiones naturales y eran sacrificados según hacían falta. Una manda de 1500 renos sería quizá suficiente para sólo tres familias o unos quince individuos .

Pero el trabajo para la supervivencia no les suponía demasiado esfuerzo a estos grupos. Analizando la vida de tribus existentes que practican este modo de vida se han extraído conclusiones interesantes. En general, los recolectores y los cazadores no viven bajo la amenaza constante del hambre. Antes bien, tienen una dieta nutritiva adecuada seleccionada entre la amplia variedad de recursos alimentarios disponibles. Esta amplia variedad alimentaría normalmente es sólo una pequeña proporción de la cantidad total de comida disponible en el medio ambiente. La obtención de comida y otros trabajos solo ocupaban una pequeña parte del día, dejando mucho tiempo libre para el ocio y las actividades ceremoniales .

En este período el ecosistema humano se incluye en el marco del ecosistema natural. Por ello el entorno vivo se comparte con el resto de seres vivos que conforman el ecosistema y el ser humano es un elemento más en el conjunto de estas interacciones. Las conexiones entre humanos estaban limitadas a su entorno cercano, produciéndose encuentros entre clanes que podían generar competencias por el uso de algún recurso o reuniones para actividades ceremoniales. El robo de las hembras suponía un motivo de conexión de unos clanes con otros, a la vez que un proceso de combinación de información genética diversa.

La expansión de los humanos durante la última glaciación permiten que poblaciones humanas se establezcan por todo el globo. Hace unos 10.000 años, con el avance de la frontera humana por las Américas, prácticamente todas las partes del globo habían sido colonizadas. En todas las zonas más importantes del mundo (excepto la Antártida) había ya asentamientos humanos. Los grupos dedicados a la recolección y a la pesca se habían adaptado, a lo largo de cientos de miles de años, a todo tipo de medio ambiente del mundo desde las áreas semitropicales de África hasta la Europa del período glacial, desde el Ártico a los desiertos del suroeste de África .


Fig. 3.2. Esquema de los desplazamientos de los primeros humanos en su distribución por todo el mundo a partir de los primeros asentamientos hallados en el Norte de África ( Extraído del libro Historia Verde del Mundo, Pointing C. 1966).

 


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