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El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos
Josep Antequera
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CAPÍTULO 1
LOS SISTEMAS AUTO-ORGANIZADOS
1.5. Los sistemas complejos como estructuras disipativas
Estas estructuras alejadas del equilibrio, que fundamentan la explicación de los procesos de la vida, Prigogine, las denomina estructures disipativas, y comenta sobre ellas que en condiciones de equilibrio, cada molécula ve sólo lo próximo que la rodea. Pero cuando nos encontramos ante una estructura de no-equilibrio, como las grandes corrientes hidrodinámicas o los relojes químicos, tiene que haber señales que recorran todo el sistema (información ), tiene que suceder que los elementos de la materia empiecen a ver más allá, y que la materia se vuelva sensible .
En dichas estructuras disipativas se relacionan tres elementos fundamentales :
Función: es decir, la actividad elemental (información para la autoorganización, ecuaciones químicas, ecuaciones de dinámica de poblaciones,...).
La función en los sistemas se relaciona claramente con la estructura y la información. La diferenciación de los cuerpos vivos se extiende al manejo de información. Los componentes han asumido funciones distinguidas, con el desarrollo de lo que se podría llamar códigos o gramáticas y su integración en sistemas de copias. El ojo está hecho para la luz y la luz para el ojo , sostiene Margalef.
Estructura: la organización de esta función en el espacio y en el tiempo (formación de una onda química, ...).
Fluctuación: o conjunto de sucesos elementales que suponen una separación estadística de la media y susceptibles de engendrar una nueva estructura.
También los sistemas complejos están sometidos a perturbaciones del medio que alteran sus condiciones y pueden generar una crisis en la estabilidad del sistema. Las perturbaciones ponen en juego fuerzas que agravan las fluctuaciones en lugar de corregirlas .
Los feed back positivos acentúan y amplían (la desviación)
Las desviaciones se transforman en tendencias.
Aparecen fenómenos desmesurados de crecimiento o de decrecimiento de algún elemento o factor.
Propagación de procesos rápidos que pueden generar una desintegración en cadena.
La crisis es potencialmente evolutiva. Toda evolución nace siempre de acontecimientos, que desvían una tendencia más que introduce antagonismo en el seno del sistema y que comporta desorganizaciones/organizaciones más o menos dramáticas o profundas. La crisis se manifiesta entre ciertos umbrales temporales.
Con referencia a un determinado sistema, nos señala Margalef, cualquier perturbación que venga de fuera, o no sea predecible desde dentro del sistema de referencia, representa una entrada de energía y vuelve a poner en marcha un proceso que sigue ciertas vías y acaba, a su vez, al perder energía disponible, atascado en el dominio de complicación creciente .
La degradación de la energía en sistemas naturales acompaña a un enriquecimiento de estructuras diferentes, pero que puede considerarse que encierran mucha información. El problema es si un nuevo pulso de energía puede borrar esta información. Margalef señala que una crisis puede borrar la información adquirida sólo parcialmente y que siempre se proyecta alguna información, un vestigio de lo ocurrido, a través del sistema de perturbaciones y hacia el futuro. En otras palabras, observa que no se puede borrar totalmente la historia...El choque (hace decenas de millones de años) de planetoides contra la tierra destruyó gran cantidad de información durante la transición del mesozoico al terciario, que duda cabe, pero ello contribuyó probablemente a limpiar el terreno para facilitar la evolución de los mamíferos .
El carácter de la crisis no está solamente en la explosión, en la aparición del desorden, en la incertidumbre; está también en la perturbación o el bloqueo sufrido por la organización, está en la desregulación que provoca en el sistema. Y cuanto más profunda es la crisis, más hay que buscar el nudo de la crisis en algún lugar profundo y oculto en el corazón del dispositivo de regulación.
Según Guillermo Agudelo y José Guillermo Alcalá, en su análisis sobre la complejidad, nos indican que los sistemas complejos presentan dos tipos básicos de fluctuaciones:
Períodos de equilibrio con fluctuaciones no trascendentales que inducen cambios que no alteran las relaciones fundamentales que caracterizan la estructura del sistema.
Etapas críticas con fluctuaciones que exceden umbrales, definidos para cada situación particular y que producen disrupciones de las estructuras. En este caso, la disrupción de la estructura depende no sólo de la magnitud de la fluctuación sino también de sus propiedades intrínsecas, las cuales se designan como condiciones de estabilidad del sistema. Estabilidad e inestabilidad son por consiguiente propiedades estructurales del sistema, con base en las cuales se definen otras propiedades también estructurales, tales como la vulnerabilidad, propiedad de una estructura que la torna inestable bajo la acción de la perturbación, o resiliencia, capacidad para retornar a una condición general de equilibrio después de una perturbación
Y sometidos a estas crisis perturbadoras, en un mismo tipo de sistemas pueden ocurrir diversas reacciones: modificaciones significativas con un porcentaje de incremento de la complejidad en relación a la situación anterior (menos probables), estabilidades que asumen la perturbación sin modificaciones significativas o destrucción del sistema en sí mismo.
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