Un recorrido por los marcos conceptuales de la Economía.
PARTE TERCERA: LOS MARCOS CONCEPTUALES DE LA ECONOMÍA.
CAPÍTULO 9.- LA IMPORTANCIA DE LA DEMANDA Y DEL CORTO PLAZO ECONÓMICO: JOHN MAYNARD KEYNES.
El papel del estado en el sistema keynesiano
El sistema keynesiano conlleva un ataque a los principios sobre los que se sostenía la confianza en los habituales instrumentos y objetivos de la política económica. La instrumentación ortodoxa -vía controles monetarios- aparecía bajo la perspectiva keynesiana como insuficiente para llegar a ser efectiva. La capacidad gubernativa para influir en el tipo de interés e incidir en el comportamiento de la inversión -vía monetaria- era insuficiente. Cuando aparecía la trampa de la liquidez, no podría reducirse el tipo de interés. Aunque las autoridades monetarias pudieran aumentar la masa monetaria, eran incapaces de controlar y actuar sobre la demanda. Además, si las expectativas empresariales eran altamente volátiles, podría darse la circunstancia -bastante probable en el esquema keynesiano- de que las reducciones de los tipos de interés no tuviesen efecto alguno sobre la inversión y no llegaran a alterar el pesimismo de los empresarios.
En este contexto, las políticas fiscales, fundamentalmente en su vertiente de gasto público, podían favorecer la estabilidad económica y el pleno empleo. El Estado debía hacer un uso deliberado del déficit presupuestario para aumentar la demanda efectiva. El gasto público financiado mediante endeudamiento tendría efecto favorable sobre la demanda total sólo en la medida en que produjera un aumento neto en el gasto total. Si los proyectos propulsados por los gobiernos desplazaban simplemente a los del sector privado, no se daría crecimiento económico alguno. De ahí la importancia de una situación alejada del pleno empleo.
Además, Keynes fue capaz de reconocer la existencia de cambios institucionales significativos que alteraban no sólo la naturaleza y lógica de funcionamiento de una economía capitalista, sino también el que debería ser el modo de actuar del gobierno. Así, por ejemplo, los sindicatos, en su opinión, deberían considerarse agentes de negociación legítimos y reconocer su papel en la determinación de los salarios como un hecho institucional establecido. Sostuvo que la reducción de salarios no ofrecía ninguna posibilidad de remediar el desempleo. Tal estrategia agravaría posiblemente más el problema al reducir la demanda efectiva.