LOS LENGUAJES DE LA ECONOMÍA

Un recorrido por los marcos conceptuales de la Economía.

PARTE TERCERA: LOS MARCOS CONCEPTUALES DE LA ECONOMÍA.

CAPÍTULO 7.- LA ESTATICA Y EL EQUILIBRIO: LA ECONOMÍA MARGINALISTA.

Alfred Marshall

Economías internas y externas, empresa y elasticidad

Otros conceptos introducidos por Marshall son los de economía interna y economía externa. Los cuales serán sumamente fructíferos en campos como la Economía del bienestar, la Economía regional y urbana y la Economía industrial.

“Podemos dividir las economías que proceden de un aumento en la escala de la producción de cualquier clase de bienes en dos clases, a saber: primera, aquellas que dependen del desarrollo general de la industria, y, segunda, las que dependen de los recursos de las empresas a ella dedicadas, de la organización de éstas y de la eficiencia de su dirección. Podemos llamar a las primeras economías externas; y a las segundas, economías internas. ... aquellas economías externas ... pueden a menudo lograrse mediante la concentración de muchos pequeños negocios de carácter semejante en localidades particulares, o sea, como generalmente se dice, por la localización de la industria.” (Marshall, 1920).

Estos conceptos, particularmente las economías internas (de escala), tienen consecuencias no sólo sobre la estructura industrial de la economía, sino también sobre la estructura del razonamiento económico marginalista. La presencia de economías internas de escala hace incompatible que las empresas operen en régimen de competencia perfecta. Esta conclusión de que las industrias con costes decrecientes no pueden existir en condiciones de competencia perfecta se basa en la suposición de que las curvas de oferta de las empresas individuales son independientes entre sí.

En este extremo entran en juego las economías externas. Marshall observó antes que nadie que el equilibrio competitivo puede ser compatible con las curvas de oferta descendentes si las economías externas conducen a la interdependencia entre las curvas de la oferta. Las economías externas están presentes dondequiera que un aumento del producto de toda una industria hará aumentar la cantidad que cada empresa individual está dispuesta a ofrecer a cada precio, esto es, si aquél desplaza hacia la derecha la curva de oferta a corto plazo de la empresa (Blaug, 1968).

Otro aspecto novedoso introducido por Marshall, estrechamente conectado con el anterior, se refiere a la empresa. En particular, es posible observar en sus escritos tres sentidos de la firma: uno estrechamente ligado a la figura del empresario, otro referido a la gran empresa, y finalmente, un tercero referido a la noción de empresa representativa (Maricic, 1991).

Asimismo, la teoría de la empresa marshalliana tiene dos interpretaciones posibles. Una primera en términos de equilibrio microeconómico y, una segunda que hace del productor marshalliano un actor situado geográfica, histórica y culturalmente. Parte de esta segunda interpretación, junto con otras referidas a distintas partes de los Principios, se han reincorporado en la literatura reciente de la Economía industrial y de la Economía regional y se engloban en el concepto de distrito industrial marshalliano (Becattini, 1979 y 1989; Brusco, 1990).

Finalmente, en la provisión de términos al pensamiento económico por parte de Marshall, es de destacar la explícita introducción de la noción de elasticidad de la demanda. Para Keynes (1972), se trata de un concepto sin cuya ayuda la teoría del valor y de la distribución no podrían avanzar.

“Hemos visto que la única ley universal relacionada con el deseo de una mercancía por parte de una persona es aquella que establece que éste disminuye, en igualdad de circunstancias, con cada aumento de su provisión de dicha mercancía; pero esta disminución puede ser lenta o rápida. Si es lenta, el precio que la persona dará por la mercancía no bajará mucho como consecuencia de un aumento considerable en la provisión del mismo, y una pequeña baja de precio originará un aumento comparativamente grande en sus compras; pero, si es rápida, una pequeña baja de precio sólo causará un aumento muy pequeño en sus compras. En el primer caso, su disposición a comprar la cosa se expansiona bajo la acción de un pequeño aliciente: la elasticidad de sus necesidades, podemos decirlo así, es grande. En el segundo, el aliciente adicional que le proporciona la baja en el precio apenas es causa para que su deseo de comprar aumente: la elasticidad de su demanda es pequeña. Si una caída del precio, por ejemplo, de 16 a 15 peniques por libra de té aumentase mucho sus compras, un alza en el precio de 15 a 16 peniques las diminuiría también mucho. Es decir, que cuando la demanda es elástica ante una baja de precio, también es elástica ante un alza.

Y lo mismo que ocurre con la demanda de un persona tiene lugar con la de un mercado. Podemos, pues, decir de un modo general: la elasticidad (o correspondencia) de la demanda en un mercado es grande o pequeña según que la cantidad demandada aumente mucho o poco frente a una reducción de precios dada, o disminuya poco o mucho frente a un alza de precios dada.” (Marshall, 1920).

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