Un recorrido por los marcos conceptuales de la Economía.
PARTE TERCERA: LOS MARCOS CONCEPTUALES DE LA ECONOMÍA.
CAPÍTULO 7.- LA ESTATICA Y EL EQUILIBRIO: LA ECONOMÍA MARGINALISTA.
Alfred Marshall
Marginalidad y sustitución
Frente a esta pérdida de conceptos, surgieron o se consolidaron otros. La idea general que subyace de que el valor se determina en el punto de equilibrio entre demanda y oferta se va extendiendo hasta descubrir todo un sistema copernicano, gracias al cual todos los elementos del universo económico se mantienen en su lugar mediante contrapesos e interacciones mutuas. La teoría del equilibrio económico se consolidó y se convirtió en un instrumento de pensamiento eficaz gracias a dos poderosos conceptos subsidiarios: la de la marginalidad y la de la sustitución.
El concepto de marginalidad se extendió más allá del original campo de la utilidad para describir el punto de equilibrio en condiciones dadas de todo factor económico que pueda ser susceptible de pequeñas variaciones respecto a un valor dado, o en su relación funcional a un valor dado. La noción de sustitución se introdujo para describir el proceso mediante el cual se restablece o alcanza el equilibrio. La idea de sustitución marginal no era aplicable únicamente a las alternativas de consumo, también existían dichas alternativas entre los factores de producción. Este modo de proceder obtuvo resultados extraordinariamente fecundos.
Pero algo más puede añadirse:
...podemos recordar la doble relación que los diversos agentes de producción guardan entre sí. Por una, son a menudo rivales: cualquiera que sea más eficiente que otro, en proporción a su coste, tiende a sustituirle, y de ese modo, limita el precio de demanda del mismo. Y, por otra parte, cada uno de ellos constituye el campo de empleo para los demás; no existe campo de empleo para uno de ellos que no sea proporcionado por los demás; el dividendo nacional, que es el producto conjunto de todos y que aumenta con la oferta de cada uno de ellos, es también la única fuente de demanda para cada uno de los mismos.
Y,
[la] dependencia de los salarios de cada grupo de trabajadores, del número y de la eficiencia de los demás, constituye un caso especial de la regla general que establece que el medio ambiente (o coyuntura) desempeña un papel coordinado, al menos, con la energía y capacidad del hombre en la regulación del producto neto, al cual sus salarios se aproximan bajo la influencia de la competencia.
El producto neto al cual se aproximan los salarios normales de cualquier grupo de trabajadores debe calcularse suponiendo que la producción se ha llevado hasta el límite, en que lo producido puede venderse precisamente con un beneficio normal, pero no más, y debe calcularse con relación a un trabajador de eficiencia normal, cuya producción adicional proporcione a un patrono de capacidad, fortuna y recursos normales, un beneficio normal, pero no más. (Marshall, 1920).