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Alfonso Klauer
Chincha: el pueblo y la élite hegemónica
Pues bien, muy extraña y sospechosamente, la cerámica ica durante el período de hegemonía chincha no refleja que ese pueblo fuera uno de los grandes adalides del comercio internacional.
¿Por qué ese sesgo? ¿Qué lectura podemos hacer de esa omisión? ¿Es de verdad relevante la pregunta? Sí: parece develar intimidades y debilidades que no muestran explícita ni directamente la forma, ni el color, ni la técnica de producción de la cerámica, en cuya auscultación tanto énfasis ha puesto la historiografía tradicional, y a pesar de lo cual ha llegado a conclusiones tan insustanciales y erróneas.
Veamos entonces nuestra hipótesis, ateniéndonos a dos hechos concluyentes e incontrovertibles: a) Chincha fue durante siglos la mayor sociedad marítimocomercial de la costa surandina aún más renombrada y prestigiada internacionalmente que la norteña Chimú, y; b) sus textos es decir, su cerámica, textilería y otras artesanías, paradójicamente no reflejan aquello.
¿Por qué decimos paradójicamente? Pues porque apriorísticamente hay derecho a suponer que el pueblo ica durante la Cultura Chincha debió expresar y exteriorizar, de todas las formas a su alcance, un legítimo orgullo por el enorme desarrollo comercial internacional, marítimo y terrestre. ¿Por qué no lo hicieron?, cabe entonces preguntarse.
En respuesta, nuestra hipótesis es que la sociedad ica durante la hegemonía chincha sí habría tenido una profunda división y especialización del trabajo, pero muy sui géneris.
Así, sólo dos grandes grupos sociales y económico productivos asomaban dentro de ella.
Uno era el de los altamente especializados y grandes comerciantes internacionales, que además de dominar el mar y sus corrientes, sus flotas, tripulaciones y puertos; y el amplio territorio andino y sus vericuetos geográficos, y sus grandes tropas de auquénidos; dominaban grandes mercados; así como productos y precios mil, y prestigiosos e importantes contactos comerciales internacionales e idiomas.
Pero también como refiere Del Busto, dominaban la balanza y un completo sistema de pesas y medidas.
Y el otro sector, por cierto, era pues el de los multifacéticos agricultoresceramistaspescadores textiles.
Uno era pues el grupo de la élite y el otro entonces el de la gran masa de trabajadores de la sociedad ica. Casi podría hablarse hasta de castas. Porque difícilmente los integrantes de la masa tenían cómo acceder socialmente a las posiciones de la élite.
Con un lenguaje y enfoque distinto, Del Busto llega a este respecto sin embargo a idéntica e importantísima conclusión. Dice en efecto que la élite chincha, creó un poderoso sistema monárquico burocrático teológico [...que...], impedía el ascenso social a la masa.