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La Administración y el paradigma empresarial en gestación
La disciplina administrativa, concebida según Kliksberg (1996) como la encargada de estudiar y explicar el comportamiento de las organizaciones así como de generar las herramientas técnicas que faciliten la conducción y gerencia eficiente de las mismas, parece llamada a adaptarse a los cambios en la noción de organización, en forma general, y en la de empresa, en sentido estricto.
La frontera cada vez más difusa en la realidad, que se va desvaneciendo entre lo público y lo privado como espacios de actuación administrativa, se enfrenta a la necesidad teórica de identificar dichas diferencias, de crear una conciencia en el plano del conocimiento administrativo, sobre el efecto que ejerce la naturaleza y el tipo particular de organización, sobre los criterios que deben seguirse para su conducción.
En el plano de las teorías administrativas, ya la denominada Teoría Situacional o de la Contingencia, écadas atrás, planteaba el peso de la incertidumbre y de lo particular de una situación o conjunto específico de elementos, al momento de tomar una decisión, adoptar un modelo estructural determinado o asumir cierto estilo gerencial, relativizando mucho más el ya limitado carácter predictivo de los modelos teóricos en administración.
A decir de Chiavenato (1999), la teoría situacional nació a partir de una serie de investigaciones llevadas a cabo para verificar cuales son los modelos de estructuras organizacionales más eficaces en determinados tipos de empresas. Los resultados, condujeron a una nueva concepción de organización: la estructura de una organización y su funcionamiento dependen de la interfaz con el ambiente externo; es decir, no existe una manera única y mejor ("the best way") de organizar.
En tal sentido, la tendencia posmoderna en el terreno gerencial, que hace énfasis en la relatividad de cualquier visión o postura conceptual, y además resalta el papel de la subjetividad y de la variable cultural en cualquier análisis de lo organizativo-gerencial, avanza paralelamente a la emergencia de una amplia gama de esquemas organizativos, agrupados en diversas denominaciones cuya diversidad denota su complejidad y novedad (sociedad civil; sector no lucrativo; capital social; economía informal; economía social o popular; tercer sector, entre otras).
Con relación a la diferenciación entre lo público y lo privado en términos administrativos, Harmon y Mayer (1999) plantean, al analizarlos antecedentes del debate sobre la administración pública y privada, que "...la explicación de Appleby acerca de la naturaleza de las organizaciones gubernamentales anticipaba lo que ahora sor lugares comunes sobre el carácter distintivo de lo público y lo privado, incluyendo el acento en el servicio y no en las ganancias, las exigencias más severas de la responsabilidad legal, la mayor dificultad para medir a consecuencia de las metas, la naturaleza plural y más pública de la toma de decisiones y el hecho de que atienden las necesidades públicas principalmente a través de fuerzas ajenas al mercado."
Ahora bien, la administración pública es una cosa, y la administración de lo público podrá asumirse como también distinta a aquella. Planteado en estos términos, la administración pública sería aquella ejercida por el Estado a través de sus mecanismos de prestación de servicios e infraestructura burocrática, y la administración de lo público, implicaría eventualmente, la prestación de servicios o realización de funciones o actividades, que si bien atienden a un bienestar común o colectivo, podrían ser desempeñadas o ejecutadas por agentes u organizaciones no pertenecientes ni subordinadas a la autoridad gubernamental.1
Partiendo de una concepción sistémica y holísticamente integradora, las organizaciones empresariales, las ONG y las Organizaciones de Participación Comunitaria, (OPC) actúan y están inmersas en un entorno o suprasistema social cuyas variables las afectan por igual; ahora bien, la distinta naturaleza estructural, económica y filosófica del modelo organizativo adoptado, así como sus valores y finalidades, podrían influir en una manera distinta de desarrollar el proceso administrativo y de tomar decisiones, en función de ese esquema organizativo. El paradigma empresarial en construcción y conformación actualmente, plantea entonces variaciones en la fisonomía estructural y en los valores y concepciones que guiaron, décadas atrás, el funcionamiento de la organización empresarial. El futuro avizora ya, según los indicios y tendencias percibidas en el presente, además del replanteamiento de la idea de empresa, la consolidación de organizaciones que, asumiendo los contornos de la nueva organización, se diferenciará de los valores y objetivos de la clásica empresa lucrativa, para alcanzar finalidades en el ámbito del desarrollo social, y en un mercado que tiende a volverse más competitivo, pero cuyo éxito y equilibrio depende de una visión más humana del trabajo organizado, del desarrollo y de la creación y distribución de riqueza. Nuevas organizaciones exigirían, un reacomodo de la administración, adaptada a las particularidades y especificidades que la transición descrita demanda. La documentación y reseña de experiencias organizativas exitosas, en el ámbito del sector independiente y de ONG y OPC en el plano nacional, regional y mundial, como lo son Fe y Alegría, Ascardio, Cecosesola y las Ferias de Consumo Familiar en Venezuela, el Consultorio Conchalía de la Sociedad Interdisciplinaria para el Desarrollo (SOINDE), la Fundación Cristiana de Acción Social y Educacional (FUNCASE), el Taller de Vivienda Social (TVS) y Finanzas Nacionales e Internacionales para la Mujer (FINAM) en Chile, la Unión de Pequeños Agricultores del Atlántico (UPAGRA), la Asociación para la Conservación y Desarrollo de los Cerros de Escazú (COSEDE) y la Fundación Promotora de la Vivienda (FUPROVI) en Costa Rica; la experiencia de Villa el Salvador en Perú, así como Grameen Bank en Bangladesh, refuerzan la tesis de que la transición paradigmática empresarial, ha asumido como valores y criterios organizativos y gerenciales la solidaridad, la cooperación, la democracia, el consenso en la toma de decisiones, la responsabilidad social, la participación, la confianza y la importancia del aspecto humano en los procesos de desarrollo económico y empresarial.2
Siguiendo la misma línea temática y metodológica, vale destacar la actuación de organizaciones como "Venezuela Competitiva", que se han abocado en nuestro país, al estudio, documentación y reflexión de numerosos ejemplos de organizaciones venezolanas consideradas exitosas, en el plano gerencial y competitivo, sin estar inmersas necesariamente en el terreno de la empresa privada, y de sus objetivos, valores y finalidades.
La obra "Gerencia Exitosa con sello latinoamericano" (Gómez et. al, 1998) elaborada conjuntamente por el Instituto de Estudios Superiores en Administración (IESA) y Venezuela Competitiva, ofrece una aguda visión de una selección de ocho experiencias organizativas exitosas, cuyo análisis aporta novedosos insumos en relación a la variable cultural-institucional y humana en la gerencia de organizaciones venezolanas, frente a la adopción ciega de modelos gerenciales extranjeros.
En esta dirección, Leal y Vivas (1998) resumen en cierta forma uno de los mensajes del texto:
En la cultura latina -es un reproche- el logro ocupa un último lugar mientras campean las motivaciones de afiliación y poder. Y resulta que las organizaciones exitosas en América Latina no lo consiguen porque siguen claves culturales asimiladas o copiadas; ajenas en fin. No. De hecho, (...) todas las organizaciones a su manera, logran movilizar con gran fuerza la afiliación, sin esterilizar el logro, haciendo también que la motivación de poder cumpla su papel ductor. Y eso se logra porque cumplen sus funciones sin negar sus orígenes culturales; por el contrario, operan apoyándose, precisamente, en aspectos específicos de la forma de vida venezolana de los que muchas veces se reniega: fuerte afiliación, informalidad, participación como herramienta movilizadora, improvisación que conduce a la innovación cuando se sistematiza. (p. 32)
En el caso particular de las Ferias de Consumo Familiar y de la vasta experiencia cooperativa de CECOSESOLA, organización emblemática en materia de organización comunitaria en el estado Lara, destacan varios estudios e investigaciones que abordan las características y rasgos administrativos del esquema de organización desarrollado. En este sentido, Gómez Calcaño (1998) establece que
(...) el rasgo central de esta organización es la flexibilidad y la fluidez, por lo cual todas las estructuras e instancias tienen un carácter temporal, y tienden a ser sustituidas por otras cuando se considera que han dejado de ser útiles (...) Los controles administrativos y económicos son dictados por la necesidad de garantizar la viabilidad económica de la experiencia, pero son también ejercicios de participación, en la medida en que son ejercidos en forma colectiva y rotativa, y están sujetos a examen y discusión por todo el grupo.(p25)
El conocimiento administrativo, debe entonces adaptar y enriquecer su acervo científico, epistemológico y práctico-instrumental, con la consideración de dichas variables, al momento de abarcar el estudio, la explicación o la conducción de un tipo determinado de organización.
En el plano de la transformación de la organización empresarial hacia una concepción menos rígida y más flexible y vinculada con su entrono comunitario, con un mayor sentido de responsabilidad social, en Venezuela pueden citarse experiencias de programas e iniciativas como el "Dividendo Voluntario para la Comunidad", "Cada empresa una Escuela", "Misión futuro", programas de asistencia social y dotación de infraestructuras escolares y comunitarias con recursos privados y coordinadas entre el sector empresarial, el Estado y la Iglesia. Más recientemente, se creó la "Alianza Social", promovida por la Cámara de empresas venezolano-americana (VENACHAM) a fin de canalizar directamente la inversión privada en el área social, ante lo que, según su presidente, Brent Wills, es "la gravedad de la situación social en Venezuela, de tal dimensión que amerita la conjunción de esfuerzos entre el sector privado, organismos no gubernamentales y el Estado, a objeto de que la inversión social privada sea más efectiva y eficiente. (...) El foco de la Alianza Social es el ser humano".3
La humanización de la empresa, y la valoración de la cultura como elementos constitutivos del nuevo paradigma organizativo que exige la búsqueda del desarrollo sostenible, permiten la alusión a la "empresa ciudadana" de Sériex (1994), para quien "solo la apertura garantiza: la apertura al mercado, a las asociaciones, a la sociedad. Así se podría definir la empresa ciudadana, la empresa que sabe que sus intereses a largo plazo le impone dar a sus clientes o a su entorno más de lo que dicta su interés a corto plazo. La búsqueda sistemática de una maximización de retornos sobre inversiones a corto plazo ha conducido al terrible agotamiento de la economía de Estados Unidos. Es con una mirada más amplia, enfática y generosa que sepuede ver más lejos y vivir más tiempo."
Asimismo, la discusión en torno a la Tercera Vía, como modelo de desarrollo económico que combine equilibradamente los valores del sistema capitalista con los de una visión social de la economía de mercado, así como el efecto que seguirán teniendo la Globalización, y la Pasmodernidad en el marco de actuación de cualquier organización, definen los contornos de los retos que enfrenta la acción administrativa y la gestión organizativa, sea desarrollada ésta desde el Estado, desde la empresa privada, o en el ámbito cada vez más extendido de las microempresas, organizaciones comunitarias y todas aquellas ubicadas en el denominado Tercer Sector, Sector Independiente o más genéricamente, en la sociedad civil, en lo que constituye la nueva arquitectura organizativa que apenas hoy exhibe sus primeros contornos.
Frente a esta cambiante realidad, la teoría administrativa afronta la impostergable exigencia de reducir la distancia entre teoría y realidad, a fin de que el desarrollo organizativo y el paradigma administrativo que se aboque a estudiarlo, contribuyan a alcanzar el desarrollo social y humano, como última y principal finalidad del conocimiento.
1 Concepción que distingue la Administración Pública de Administración de lo Público tomada de Mauricio Iranzo. "El perfil del Gerente Público", ponencia presentada en "Jornadas de Reflexión sobre la Gerencia Pública en Venezuela", DAC-UCLA. Marzo 2001
volver2 Para analizar en profundidad cada una de estas experiencias, véase: Navarro (1994) y Kliksberg y Tomassini (2000).
volver3 "Venacham: Inversión Social debe tener efectividad y eficiencia". Diario El Nacional. 11-11-2000. p. F-2.
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