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Organizaciones No Gubernamentales y de Participación Comunitaria.
Frente a la construcción de un nuevo paradigma epistémico y empresarial, así como a la agudización de las desigualdades económicas, sociales y educativas entre estratos sociales y entre países, han aparecido en el escenario formas organizativas que pretenden disminuir esa brecha de desarrollo, y llenar el vacío que la acción estatal ha dejado, sobre todo en el llamado Tercer Mundo, en la prestación de los servicios más esenciales y en el logro de mejores condiciones de vida.
La multiplicidad de experiencias y organizaciones, que nacional y mundialmente se ubican en ese espacio difuso que no pertenece ni a la estructura estatal o sector gubernamental, y tampoco encaja en el sector empresarial privado, plantea entonces problemas a la hora de definir una clasificación o taxonomía organizativa por lo demás tan abundante como poco uniforme.
Sector no lucrativo o sin fines de lucro, organizaciones voluntarias, organizaciones de beneficios mutuos, cooperativas, asociaciones de vecinos, consumidores, asociaciones comunitarias, organizaciones no gubernamentales, son algunas de las denominaciones que contribuyen a la referida heterogeneidad conceptual, que no por ello impide percibir una tendencia: un aumento en el número, capacidad de convocatoria y de influencia de esquemas organizacionales que emergen de las entrañas de la sociedad, distintas al Estado y a la empresa privada tradicional. La denominación de "Tercer Sector" está asociada a este tipo de organizaciones y al contexto en el cual surgen.
A este respecto señala Moreno Contreras (2002) lo siguiente:
(Entre los) resultados del mundo que ha edificado la globalización, ya sea por medio de ajustes estructurales o la modificación de la política social... la iniquidad, los cambios ambientales, la falta de democracia y transparencia, el manejo de las instituciones económicas internacionales en beneficio de intereses corporativos y financieros, los cambios estructurales, la menor participación del Estado en políticos de redistribución, y la carencia de controles y contrapesos democráticos que garanticen una mejor distribución de los frutos del progreso entre la sociedad, son temas retomados y discutidos por asociaciones e individuos agrupados en el Tercer Sector, el cual adopta formas de organización y participación más allá del Estado y del mercado.
Este sector, en tanto ámbito amplio, diverso y variopinto que aglutino una extensa gama de agrupaciones, asociaciones y organizaciones con intereses que van desde la solución de los más elementales problemas vecinales o comunitarios, cooperativas, voluntariado, hasta las acciones desarrolladas por grupos ecológicos u organizaciones de derechos humanos, basándose en una intención eminentemente gregaria y humana de asociatividad y unidad de esfuerzos, se trazan objetivos y finalidades que trascienden los ámbitos exclusivos del Estado o la gestión gubernamental, y también los de la clásica empresa privada.
Peter Drucker, citado por Llano (1994), abunda en la descripción del fenómeno e ilustra este nuevo panorama organizativo:
El relevante papel de la cultura (...) dentro de las organizaciones mercantiles o (...) el reconocimiento de su relevancia, no sólo generó transformaciones radicales dentro de ellas, sino que destapó la posibilidad de otras organizaciones con finalidades y naturalezas diferentes. (...) La sociedad se hace pluralista de un modo nuevo, porque el protagonismo social se traslada a organizaciones basadas en una función dentro de la sociedad, y no, como hasta ahora, en la participación del poder político o la participación en el mercado (...) Puede entreverse que estos objetivos no son ya las finalidades propagadas por las abstracciones modernistas, a saber, poder y dinero, sino que se encuentran en la función social que realizan.
Igualmente, Navarro (1994), López (1995), Fischer (1998), Streeten (1999), González (2000), así como el IESA, BID, y el Banco Mundial, se cuentan entre los autores e instituciones que aportan insumos teóricos al análisis de este emergente tipo de organizaciones.
Fischer, además de demostrar el peso cuantitativo y cualitativo de estos esquemas organizativos en el plano internacional, y de la variedad terminológica, se inclina por la calificación de "sector independiente", y de "Organizaciones no gubernamentales (ONG's) para denominar a las agrupaciones organizadas y al sector que conforman. Probablemente -refiere Pino Hidalgo (2002)- unos de los rasgos más distintivos del siglo XX fue la irrupción de los organismos no gubernamentales como portadores de la nueva sociedad civil. Su influencia y prestigio social ha quedado de manifiesto por el hecho de que a algunas de ellas como Amnistía Internacional se les haya otorgado el Premio Nobel de la Paz.
Para Fischer (1998), el crecimiento de la economía informal y el surgimiento de las ONG son como dos grandes fuentes organizacionales que burbujean desde abajo, ambas basadas en las demandas de autonomía y fortalecimiento de la sociedad civil. La economía informal y lo que llamaremos sector independiente no son idénticos, pero se traslapan, con un potencial conjunto para fortalecer la capacidad de sostenimiento económico institucional.
A decir de Fischer, en 1985 el Club de Roma estimaba que las ONG del sur podrían abarcar hasta 60 millones de personas en Asia, 25 millones en América Latina y 12 millones en África. La referida investigadora afirma que
Las ONG son, en parte, el producto del sistema que ahora desafían. (...) La incapacidad de los gobiernos para empezar a afrontar los retos crecientes del desarrollo sustentable ha ampliado enormemente la brecha que separa a la realidad de lo que el pueblo cree posible. (Fischer 1998:46).
En el criterio de López (1995), el término Organización No Gubernamental proviene de la ONU, que las define como "personas jurídicas de carácter privado, sin ánimo de lucro y con objetivos de beneficio social hacia la comunidad general."1
Navarro (1994) introduce a su vez el concepto de Organizaciones de Participación Comunitaria (OPC's), como un subconjunto de las ONG's entendidas como asociaciones, agrupaciones o formas de vinculación primaria en el plano comunitario, a fin de lograr algún objetivo específico, resolver un problema, administrar un programa social bajo supervisión oficial, ofrecer algún servicio, y que pueden recibir asesoría o establecer una relación de cooperación con una ONG, frecuentemente vinculadas a ONG's internacionales.
Las OPC, según este autor, sería entonces aquellas organizaciones de base, constituidas por miembros de una comunidad, con intereses comunes, para lograr un fin comunitario en un ámbito local-vecinal, que a su vez, pueden conformar redes de apoyo o establecer relaciones con otras OPC o asociaciones para ampliar el campo de acción o servir de prestadores de servicios sociales o ejecutores de programas de asistencia social, alimentaria, cultural, deportiva, cooperativa, financiera o educativa en coordinación con el gobierno.
Rosa Amelia González (2000), agrupa a este conjunto de organizaciones en la categoría de Tercer Sector, o sector de organizaciones sin fines de lucro, en el cual a su juicio, se ubicarían a las llamadas organizaciones de la sociedad civil.
Afirma esta investigadora que "las organizaciones de la sociedad civil pueden colaborar con el Estado, pero no lo pueden sustituir. Hay situaciones o temas en los que la presencia del Estado es irremplazable."
El "Estudio sobre el Sector sin Fines de Lucro en Venezuela" desarrollado por el IESA y la Universidad John Hopkins, coordinado por González, arrojó la existencia en el país de un estimado de 24.628 organizaciones no lucrativas de las cuales 39,31% son de leyes, defensa, promoción y política; 22,33% son de desarrollo y viviendas; 9,9% se dedican al ámbito cultural, 7,8% son empresariales, profesionales y de sindicatos, 6,52% son religiosas; 5.2% se dedican a la cultura y la recreación; 4,6% a servicios sociales; 1,27% son intermediarias filantrópicas; 1,9% se dedican al área de la salud y 0,9% al ambiente.
El citado estudio estableció como criterios para identificar a organizaciones de esta naturaleza el grado de organización, su carácter privado, la autonomía, la no repartición de beneficios y la existencia en sus filas de personal voluntario.2
Hacia esta misma dirección referencial, Paul Streeten (1999) ha hecho alusión a lo que considera es la nueva tendencia a afianzar el papel de las ONG, las organizaciones voluntarias privadas y las cooperativas, y a restar importancia a las grandes burocracias estatales, en la ejecución y diseño de proyectos multilaterales de desarrollo. Según este autor
Durante el período 1973-88, había una participación de las ONG sólo en el 6% de los proyectos financiados por el Banco Mundial; en 1990, en el 22%, y en 1998-99 en el 54%. Se incentivo la participación de las ONG no sólo en la ejecución sino también en el diseño y la planificación de los proyectos. También ha aumentado la participación de las ONG de los países en desarrollo en proyectos del Banco. Mientras que en el período 1973-91, el 40% de las ONG con las que el Banco colaboraba en diferentes proyectos eran internacionales, hacia 1998 las organizaciones comunitarias representaban el 70%, las ONG internacionales sólo el 25%.3
1 José Luis López. "Las Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo y sus desafíos." Taller de Expertos. Ponencia. Caracas, 1995 (mimeograf.)
volver2 "Organizaciones ciudadanas no pueden pretender reemplazar al Estado." Diario El Nacional. 19-06-2000. P. D-2.
volver3 Paul Streeten. Futura estrategia para el desarrollo humano. Revista Finanzas & Desarrollo. Publicación del Fondo Monetario Internacional. Diciembre 1999.
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