Obrero cubano asesinado por militares norteamericanos cuando se desempeñaba como chofer en la Base Naval de Guantánamo. Nace el 11 de junio de 1917 en el poblado de Felton. A los pocos meses de nacido pierde a sus padres, quedando al cuidado de los abuelos José López e Isidra Sabariego, los que lo acogieron como un verdadero hijo, inscribiéndolo con sus apellidos. A temprana edad los abuelos se mudan para la ciudad de Guantánamo, donde cursa sus estudios primarios en el colegio La Salle. A los 17 años comienza a trabajar como carpintero en las construcciones de casas en el propio Guantánamo. En 1939 se inicia su vínculo laboral con la Base Naval de Guantánamo, como obrero contratado por la constructora Frederick Shane. En 1940 se casa con Georgina González, matrimonio del que nacieron 9 hijos: Rafael, Rubén, María, Georgina, Evangelina, María Félix, Gina, Arlet y Dulce María. En 1945 cesa en su condición de trabajador en la instalación militar norteamericana, al terminar el contrato de la empresa Frederick Shane en la misma. Se emplea en el taller de maquinaria de la empresa Machina Shop, como mecánico tornero y posteriormente. en un aserrío en el poblado de Ramón, municipio de Antillas. En 1949 se reincorpora como trabajador de la Base Naval l como chofer de equipos menores y más tarde como chofer de ómnibus y equipos pesados. Durante la lucha armada contra la dictadura batistiana colabora en distintas actividades como: venta de bonos, recolección de teléfonos para los rebeldes y traslado de armas. Al triunfo de la Revolución Cubana mantiene su vínculo laboral. Este figuraba entre los empleados cubanos de la Base Naval que no renunciaban a sus convicciones revolucionarias.. Desde finales de julio de 1961, inusitadamente, esa situación se agudiza al darse a conocer los planes de la CIA de realizar un atentado por contrarrevolucionarios cubanos al Comandante Raúl Castro. Posterior al mismo, estos dispararían con morteros contra la Base, simulando una represalia de las fuerzas cubanas, lo cual serviría de pretexto para la intervención militar norteamericana.. Sin embargo él sabía perfectamente que no era bien visto en la Base. Este se incorpora a las Milicias Nacionales Revolucionarias y solo desistió de usar el uniforme, cuando Fidel explica que los trabajadores cubanos de la Base no debían dar lugar de ningún modo a un pretexto a las autoridades norteamericanas para nuevas provocaciones e incluso una agresión al territorio nacional. El 30 de septiembre de 1961 no había ningún hecho concreto que hiciese temer por su vida. Pasadas las cuatro de la tarde del siguiente día, al advertir Georgina que su esposo se demoraba, comienza a preocuparse. Se entera por los compañeros de trabajo de Rubén que este había sido detenido en la Base por el capitán Johnson. El miércoles 4 esta solicita y obtiene permiso de las autoridades cubanas para traspasar la frontera e ir a la base a averiguar sobre el paradero de su esposo. El oficial norteamericano que la atendió, ante su preocupación le responde con todo cinismo: “¿Su esposo ha desaparecido? ¿Por qué no lo busca junto a la cuneta? Hace unos días yo escuché un tiro. Seguro los comunistas lo mataron como tienen de costumbre”. Esas palabras le hicieron comprender que el asunto era más grave de lo que pensaba. Alguien le recomienda que se dirigiese en la Base al capellán Thomas J. Hallsberthy, quien por su condición de religioso, pensaban que sería más sensibles al dolor de esta madre cubana. Después de indagar por teléfono, el capellán le contestó que había sido informado que allí no se encontraba. El jueves 12, Georgina regresa a ver al capellán insistiendo que Rubén no estaba en territorio cubano. Hallsberthy prometió indagar. Poco después, este le confirma, que efectivamente había sido detenido “por meterse en lugares donde no debía”. Georgina protestó diciendo que los compañeros de Rubén eran testigos de cómo el capitán Johnson lo obligó a ir con él hacia la otra orilla de la Base: zona militar de acceso prohibido a los obreros cubanos. En esa ocasión le retiraron la chapa de identificación. El día 18 se presentó en el domicilio de los López, en Boquerón, el señor Miguel Gruyol, empleado del consulado suizo en Santiago de Cuba, que representaba los intereses de los Estados Unidos después del rompimiento de relaciones. Este le comunicó a Georgina que era portador de la noticia de la muerte de su esposo. El 19 de octubre de 1961, a más de medio mes del arresto del humilde chofer, que laboraba en el enclave yanqui, la agencia noticiosa UPI, dio a conocer el hallazgo del cadáver de un obrero, en una fosa de poca profundidad en el territorio ocupado y lo identificó como del cubano Rubén López Sabariego. Ante la insistencia de la esposa, logra que el 21 de octubre fuera entregado el cadáver por la puerta de la instalación militar, momento en que ella devolvió al capellán de aquel lugar los 50 dólares que le daban como supuesta ayuda o compensación por el daño causado. Los forenses cubanos, al examinar el cuerpo de Rubén, comprobaron huellas de tortura y múltiples fracturas. La muerte, según los médicos cubanos, tuvo lugar entre el 13 y el 14 de octubre. En Guantánamo, una multitud conmovida acompañó el cuerpo desde la Base Naval, en Boquerón, Caimanera, hasta la ciudad capital, donde es tendido en el local de la CTC.
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