Imágenes del mundo flotante es el título de una serie de obras efectuadas esencialmente entre 2007 y 2010, a lo largo de un largo periodo de maceración de ideas que casi llegó al olvido.
En esta época trabajaba en un libro sobre estampa japonesa, en donde rige un género de arte denominado Ukiyo-e, generalmente circunscrito a la pintura y xilografía, que se produjo entre los siglos XVII y XX. La palabra Ukiyo-e se compone por los vocablos–uki- (flotante) -yo- (mundo) y –e- (imágenes), y podría traducirse como imágenes del mundo flotante, o imágenes del mundo que fluye. En un principio se trataba de un concepto budista referido a lo inconsistente, efímero y transitorio de la vida terrenal, a sus penalidades y miserias. Sin embargo, durante el periodo Edo adquirió una connotación irónica, y vino a reflejar una visión hedonista de la existencia y el ansia por vivir el presente.
Es posible que la colección expuesta no guarde una relación directa con algunos de estos conceptos, al menos de manera consciente, pero de cualquier modo me pareció un título adecuado para el carácter surrealista de mis dibujos. En ellos se percibe un vibrante ambiente de misterio. En algunas piezas se puede advertir la temática del “ojo visionario”, una línea creativa que comencé a desarrollar cuando finalizaba la carrera de Bellas Artes, en el año 2003, y que en realidad remite a la idea del hieratismo de la visión monocular, lo que está en nuestra cultura y asumimos como realidades inamovibles, ese ideario único que termina por sustraernos de cualquier intento de comprensión.
Sobre las particularidades de la serie, se trata de obra sobre papel en técnica mixta, combinando acuarela, tinta y plumilla, lápices de colores, pintura acrílica y ocasionalmente nogalinas o café. En algunos dibujos se ha utilizado un fondo previamente impreso, representando frontis adornados de tratados antiguos. El formato de la totalidad de las piezas es vertical, y ronda el tamaño de una cuartilla de 15 x 21 cm. Los dibujos se exhibieron enmarcados en cristal, con una separación de unos 20 cm. produciendo una inquietante impresión una vez dispuestos en la sala.