PREFACIO
México es una nación multicultural debido a los distintos grupos étnicos que lo conforman, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) estima una población de 15.7 millones de indígenas en México. Existen 11.1 millones que viven en un hogar indígena, son ubicables geográficamente y son el entorno poblacional de las políticas públicas en materia indígena. De los 15.7 millones, 6.6 millones son hablantes de lengua indígena y 9.1 millones no hablan lengua indígena y 400 mil de los hablantes no se consideran indígenas.
En México existen 68 Pueblos Originarios que se corresponde con las 68 lenguas que se hablan a lo largo de todo el país, lo cierto es que entre ellos y a su interior se vive una pluralidad lingüística, cultural e incluso religiosa (DOF, 2014).
Como ocurre en numerosos países la mayoría de los asentamientos de la población indígena, sea por razones históricas, económicas, sociales, por persecuciones o bien por los desplazamientos que han padecido y que los han excluido del desarrollo, se caracterizan por su gran dispersión territorial. De las poco más de 192 mil localidades del país, en 34 mil 263, 40% y más de sus habitantes es población indígena y, de ese total, casi 22 mil localidades tienen menos de 100 habitantes.
Desde hace décadas se puede observar que las áreas de mayor concentración de población indígena son las regiones interiores del país, regiones de difícil acceso y en zonas desérticas, montañosas o selva. Se identifican regiones indígenas como La Tarahumara, Huicot o Gran Nayar, la Maya, la Huasteca, La Montaña de Guerrero, la Lacandona, así como la Mixteca y Valles Centrales como las más notorias.
La Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas (CDI) identifica 25 regiones indígenas en 20 estados del País, sin embargo, en todas las entidades federativas se registra presencia indígena. Por otra parte, de los 2 456 municipios con los que cuenta el país, 624 son indígenas y se concentran en los estados de Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Oaxaca, Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí, Veracruz y Yucatán.
En la tabla anterior se encuentra especificado a que regiones indígenas pertenecen las entidades y cuantos de sus municipios se han clasificados como municipios indígenas.
Como se puede observar Oaxaca es la entidad federativa con más riqueza multicultural de la nación, ya que en su territorio se encuentra la mayor variedad de regiones indígenas de la nación, además de que poco más de la mitad de sus municipios se encuentran denominados como pueblos indígenas u originarios. Oaxaca es uno de los estados con más riqueza cultural y étnica, el territorio Oaxaqueño se encuentra dividido por ocho regiones geoeconómicas que por su extensión territorial se ordenan de la siguiente manera: Istmo, Mixteca, Sierra Sur, Costa, Sierra Norte, Valles Centrales, Tuxtepec o Papaloapan y Cañada.
En las regiones geoeconómicas antes mencionadas, conviven 16 grupos etnolingüísticos, a saber: amuzgos, chatino, chinanteco, chocho, chontal, cuicateco, huave, ixcateco, mazateco, mixe, mixteco, náhuatl, triqui, zapoteco, zoque y el popoloca en peligro de extinción (Berumen, s.f), donde del total de la población del estado, que según el INEGI (2010) ascendía a 3 801 962 habitantes, aproximadamente 1 719 464 pertenecen a pueblos originarios.
Las raíces de las culturas de Oaxaca se localizan en la profundidad de la historia de la civilización mesoamericana desde sus orígenes hasta nuestros días. Cada una de las 16 culturas étnicas de Oaxaca, representa un conjunto de valores único e irremplazable, ya que las tradiciones y formas de expresión lingüística de cada pueblo , constituyen su manera más lograda de estar presentes en México y en el mundo(ver cuadro 1).
Según Salomón Nahmad (2011) la historia de los pueblos originarios de Oaxaca se remonta a unos 10,000 años a.e.c., con la llegada de los primeros nómadas a los valles centrales. Con el paso del tiempo al lograr estos pueblos la domesticación del maíz iniciaron una transición definitiva entre la vida nómada y seminómada. Después de esto comienza el proceso de diversificación lingüística, esto al parecer en el año 4000 a.e.c. y que hacia 1,500 a.e.c. se separan nueve familias, cuatro de ellas en Oaxaca: las familias zapotecana, mixtecana, popolocana y chinantecana (Cit. Hopkins en Nahmad, 2011). A partir de este proceso comienzan a crearse nuevas lenguas asociadas a estas familias como la zapotecana (zapoteco y chatino), mixtecana (mixteco, cuicateco, amuzgo y triqui), popolocana (mazateco, popoloca, chocho e ixcateco) y chinantecana. También se supone que sucedió algo similar con el tronco mixe-zoqueano, del que se derivan las familias mixeana y zoqueana, formadoras de las lenguas mixe y zoque. Es así como se empiezan a diversificar más las culturas en Oaxaca.
Otro factor que influyó de manera importante en esta diversificación fue la época colonial, ya que en dicha época se conformaron las estructuras gubernamentales y los patrones culturales que prevalecen en los pueblos y comunidades indígenas, producto de una mezcla entre los de origen prehispánico y los coloniales. Esto debido a que los colonizadores incorporaron en su quehacer cotidiano de nuestros pueblos indígenas nuevas formas de producción agrícola, de consumo, alimentación, vestido, educación y salud, pero manteniendo vigentes aspectos culturales que las hacen diferentes del resto de la sociedad mexicana.
Por su parte la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Oaxaca (Congreso del Estado de Oaxaca, 1990) y la Ley de Derechos de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Oaxaca de 1998 que señala en su Artículo 2° que “el Estado de Oaxaca tiene una composición étnica-plural sustentada en la presencia mayoritaria de sus pueblos y comunidades indígenas, cuyas raíces culturales e históricas se entrelazan con las que constituyen la civilización mesoamericana; hablan una lengua propia; han ocupado sus territorios en forma continua y permanente; en ellos han construido sus culturas específicas, que es lo que los identifica internamente y los diferencia del resto de la población del Estado. Dichos pueblos y comunidades tienen existencia previa a la formación del estado de Oaxaca y fueron la base para la conformación política y territorial del mismo, por lo tanto tienen los derechos sociales que la presente Ley les reconoce. Esta Ley reconoce a los siguientes pueblos indígenas: Amuzgos, Cuicatecos, Chatinos, Chinantecos, Chocholtecos, Chontales, Huaves, Ixcatecos, Mazatecos, Mixes, Mixtecos, Nahuatls, Triquis, Zapotecos y Zoques, así como a las comunidades indígenas que conforman aquellos pueblos y sus reagrupamientos étnicos, lingüísticos y culturales como es el caso de los Tacuates. Las comunidadesafroamericanacy los indígenas pertenecientes a cualquier otro pueblo procedentes de otro estado de la república y que residan temporal o permanentemente dentro del territorio del estado de Oaxaca, podrán acogerse a esta ley” (Congreso del Estado de Oaxaca, 1998).
La Ley Indígena invoca políticas culturales que protejan, estimulen y enriquezcan la identidad y el patrimonio cultural de cada pueblo originario de Oaxaca; ya que algunas culturas están en peligro de extinción como lo son la chocholteca e ixcatesca, al desaparecer alguna de estas la humanidad en su conjunto y el patrimonio cultural de Oaxaca se empobrecería, por ello es de vital importancia el cuidado y la protección hacia estos grupos de población ya que muestran la riqueza cultural de México y en particular de Oaxaca.
Por lo tanto, la importancia de los grupos étnicos en el Estado de Oaxaca, México, es fundamental para la bioculturalidad de este estado y del país. Pero aparte de los problemas que tradicionalmente han afectado a estos grupos, como la pobreza, la marginación, la emigración, etc., en la actualidad también se encuentran afectados por el problema del “cambio climático”.
En algunos casos, ya comienzan a manifestarse permanentemente las evidencias de este problema, como por ejemplo, a través de la destrucción de los cultivos como el café que sustentan la economía de varias regiones indígenas, debido a la aparición de la plaga de la roya, cuya amplia irrupción ha sido atribuida a las ventajas que le proporcionó el cambio climático, y que en diversas localidades del Estado de Oaxaca ha arrasado, en el año 2015, con sus cultivos. El número de eventos ligados a la variación del clima tiende a hacerse cada vez más interminable, y por esta razón se considera de gran interés abordar su problemática en el presente libro, cuyo origen es la Tesis de Maestría titulada “Análisis de los efectos del cambio climático en el desarrollo sustentable de la comunidad de Cuilapam de Guerrero, Oaxaca, periodo 2000-2010”, presentada en Junio de 2015 en el Instituto Tecnológico de Oaxaca.
El deseo de los autores del presente libro es que resulte de interés para abordar la problemática del cambio climático en las regiones, problema que tiende a afectar desfavorablemente la calidad de vida de la población en general, y de los grupos originarios en particular.