Andrés E. Miguel
Julio C. Torres
El concepto “desarrollo” se consolidó como una de las nociones centrales de la política pública en el mundo occidental, pero actualmente también forma parte del imaginario colectivo del mundo moderno para entender la posición de las sociedades ante el conjunto de la historia y de las demás sociedades, y para visualizar las tendencias evolutivas de éstas en términos de su bienestar.
Este último propósito, valido y necesario para asegurar una mejor calidad de vida, es finalmente la carta de presentación que permite la aceptación del “desarrollo” como algo “bueno, necesario, importante y trascendente” para las personas y familias de cualquier población, y que requiere ser estudiado por diversos campos del conocimiento social y humanístico especializados para su mejor comprensión y aplicación.
El hecho de que el resultado práctico del desarrollo sean viviendas con agua potable, drenaje, electricidad, internet; que sea el impulsor de nuevos centros de salud, o nuevos centros comerciales, etc.; y que hoy en día esto esté acompañado de nuevas áreas verdes, plantas de reciclaje de agua, rellenos sanitarios, etc., es algo bienvenido por cualquier comunidad.
Pero algo que no se comunica muy a menudo es que este concepto también está ligado a las nociones de estados-nación cerrados y xenófobos, a la visión antropocéntrica del universo, a la comprensión de la naturaleza y el trabajo humano como mercancía, como materia prima, como objeto de compra venta, a la individualidad, etc. También es un concepto que en muchos territorios de los pueblos originarios ha estado ligado a la actitud impositiva de los valores políticos, en el sentido del poder de un hombre o una sociedad sobre otra sin importar la cosmovisión originaria.
Estos temas difíciles casi siempre se encuentra “vedados” en las discusiones formales del concepto de “desarrollo”, pero que también requieren ser analizados y reflexionados con la intención de conocer los “efectos no deseables”, los “daños colaterales”, o “efectos secundarios” de la puesta en práctica del desarrollo, que en gran medida están ligados a errores, actitudes prepotentes, ambiciones, o técnicamente hablando, a la falta de estudios serios o una planificación de corto o largo plazos por parte de los analistas del desarrollo, y que provocan y dificultan que el desarrollo no genere los efectos deseados.
Se producen así situaciones contradictorias en la sociedad, que culminan en el rechazo a todo lo ligado al desarrollo: a presas que inundan y contaminan zonas naturales; a la creación de centros comerciales que destruyen áreas naturales y flora y fauna endémica; a una agricultura que contamina; a empresas que explotan la mano de obra; a minas a cielo abierto que arrasan con el medio ambiente; a… etc.
El propósito del presente libro es facilitar la reflexión sobre la temática del “Lado oculto del desarrollo”, y que mejor que hacer las “reflexiones desde la región para todos”, dando énfasis a las reflexiones sobre el desarrollo territorial. Los autores deseamos que la lectura resulte no solo de su interés, sino además amena, para todo tipo de lectores.