Maximiliano E. Korstanje
Universidad de Palermo
El presente libro es un intento desesperado por recuperar las raíces epistemológicas del turismo, en aspectos que van desde la comunicación, la educación hasta fallas metodológicas graves que han hecho colapsar los estudios vigentes. Durante mucho tiempo, los turismólogos han creído que la madurez de una disciplina se determina por la cantidad de trabajos, tesis o investigaciones, o lo que es peor aún si existiesen departamentos que ofrezcan estudios doctorales; esta idea los ha encerrado en su propia miopía. Definido el turismo desde una óptica estrictamente comercial, no solo la investigación estuvo influenciada por disciplinas como el marketing o management moderno, sino que se hizo foco en la perspectiva del turista, como unidad de negocio. En la actualidad, los mismos turismólogos reconocen los problemas del turismo para lograr salir de los paradigmas que no permiten un avance sustancial de la disciplina. En lugar de consensuar las bases epistémicas necesarias para crear un objeto unificado de estudio, la turismología ha recurrido a diversos paradigmas externos provenientes de otras disciplinas. Después de tantos años de trabajos ininterrumpidos, no queda claro aún ni que es el turismo, ni que estudia la turismología. El viaje ha sido comprendido como un commodity propio de una estructura de oferta y demanda. Nuestra perspectiva, por el contrario tiene dos objetivos claros. Primero y más importante, cuestionar los marcos conceptuales vigentes en los estudios de turismo, para luego proveer a los lectores bases sólidas para la construcción de una nueva ciencia del turismo. El libro se encuentra estructurado para resultar ameno a la lectura, aún si el lector no tiene conocimientos antropológicos previos. Definido en términos de proceso cíclico producido por una dislocación identitaria, todo viaje no es determinante del turismo. Tampoco el turismo es una construcción moderna. Durante muchos años, diversas civilizaciones extintas han conducido prácticas muy parecidas al turismo moderno. La confusión radica en creer que el turismo actual sólo se define por sus propios términos, ignorando las etnografías llevadas a cabo en tribus no occidentales. En tanto que institución social, el turismo atraviesa gran parte de las culturas de este planeta, y sólo una ciencia podrá ser posible, si como investigadores podemos comparar todas estas formas diferentes de turismo. ¿Porque llamamos turismo cultural a un viaje a una reserva indígena?, o es que acaso, ¿los indígenas no viajan para distraerse o para ver a los familiares de su clan?. Es aquí, donde el estudio de los mitos antiguos nos enseñan que el turismo ha sido practicado desde antaño, seguramente con otro nombre. Pero sin rumbo fijo, sin metodología ni episteme, articular todas estas formas culturales del turismo en forma de una ciencia ordenada, es una tarea fútil. El turismo es producto de la hospitalidad, no entendida ésta como un negocio hotelero, sino como un pacto inter-tribal de reciprocidad entre las tribus y clanes. Sin hospitalidad, no solo el viaje es imposible, sino que el turismo queda vedado. Por ese motivo, no es errado definir al turismo como, la ciencia de la hospitalidad.