Griselda Lemiez
Instituto de Estudios Histórico Sociales "Prof. Juan Carlos Grosso"
El paisaje de Olavarría está enmarcado por distintos establecimientos fabriles, cercanos espacialmente: a partir de la localidad de Loma Negra (Villa Alfredo Fortabat) y hacia el Noreste, comienzan a observarse la fábrica Cementos Avellaneda, luego la Planta de Cementos San Martín y entre ellas numerosas caleras y canteras pequeñas de dolomita, arcilla, piedra caliza y granito. La explotación minera en la región serrana significó un foco de atracción de mano de obra y un consecuente crecimiento de la población. A las pequeñas explotaciones mineras le siguieron, en la década de 1920, las grandes industrias extractivas y productoras de cemento y cal, que crearon en su entorno núcleos habitacionales para sus trabajadores, las llamadas villas obreras. La antigua forma de producción, envasado y comercialización del cemento, requería gran cantidad de mano de obra, que además debía residir cerca de la fábrica debido a las características del ciclo continuo de producción del cemento. Asimismo, las fábricas debían situarse cerca de los yacimientos de mineral y de las canteras, como consecuencia del escaso desarrollo del transporte y la infraestructura de caminos, también se visualizaba en la inestabilidad de la mano de obra. En esos espacios rurales no había un mercado de trabajo constituido ni las poblaciones cercanas ofrecían un número importante de trabajadores, por lo tanto la necesidad de atraer y fijar a éstos en proximidades de las plantas se convirtió en una tarea prioritaria para las empresas.
Las denominadas villas obreras o villas serranas, levantadas casi a la sombra de cada fábrica, fueron producto de la necesidad de contar con un mercado de trabajo estable y en ellas se desarrollarán las políticas patronales destinadas a la fijación y adaptación de la mano de obras, también llamadas obras sociales, en las cuales el otorgamiento de viviendas para las familias obreras tendrá un papel fundamental. El resultado de las mismas no puede evaluarse sin considerar también la actitud de sus destinatarios, los trabajadores y sus familias, quienes tuvieron un papel activo desde su aplicación hasta su consolidación. Es decir que aquí consideraremos a las relaciones sociales paternalistas, en particular a las desarrolladas en los lugares de trabajo y de residencia, como una interacción compleja y dinámica entre trabajo y capital, en la cual están presentes el consentimiento obrero a las directivas patronales así como la negociación y el intento de maximizar los beneficios de esas obras sociales. El estudio de la fábrica de cal y cementos Calera Avellaneda S.A. y su villa obrera, si bien constituye un caso específico, nos permitirá aportar algunos elementos de análisis al conocimiento de la historia de los trabajadores industriales y específicamente del papel de éstos en las relaciones sociales paternalistas, que han abordado otros estudios. En este sentido, seguiremos un enfoque donde el estudio de caso implicará la adopción de una perspectiva microhistórica, entendida como un procedimiento analítico que hace posible, a través de la reducción de escala, la observación de factores no visibles desde perspectivas globales.