Norberto Drada Ocampo
ndrada14@une.net.co
El desarrollo económico de una nación debe traducirse en bienestar para todos. De ese bienestar dependerá la paz del mañana.
En el mundo actual ya no se discute cual es la mejor forma de gobierno, dentro de la ciencia política. Estamos convencidos que la democracia es el mejor sistema de gobierno y es el que conviene a Colombia.
El gran interrogante es: ¿Cómo puede nuestro país lograr su desarrollo económico, social y de todo orden, dentro del sistema democrático y en un ambiente de equidad y de convivencia pacífica?
Creemos firmemente que para lograr lo anterior se requiere cambiar la estructura del Estado de tal manera que una parte, la que representa los intereses políticos partidistas, continúe renovándose constantemente, pero otra parte, la que representa los intereses de toda la Nación, se mantenga intacta recibiendo sólo los ajustes periódicos que sirvan para mejorar su desempeño.
En la estructura actual del Estado existen, como todos sabemos, tres ramas del poder público. Las ramas ejecutiva y legislativa representan cada una tendencias políticas mayoritarias, pero no a la Nación entera. De hecho existen tendencias opositoras minoritarias fuera del gobierno y dentro del Congreso. La rama judicial representa, en cambio, a la Nación entera, porque sería monstruoso que la justicia fuera discriminatoria.
Así como la justicia es un valor que pertenece a todos por igual, existen otros derechos comunes como el desarrollo económico y social del país, del cual se deriva el bienestar de todos sus habitantes. Por este motivo, el desarrollo económico y social del país no debe estar supeditado a la transitoriedad de los partidos políticos en el poder y a sus particulares intereses.
Los cambios que proponemos en la estructura del Estado tienen como finalidad lo siguiente:
La forma como debiera estar organizado el Estado para lograr los objetivos antes mencionados es el tema principal de esta obra.
En la primera parte hacemos una presentación detallada de la propuesta, justificando cada uno de los cambios que se proponen en la organización actual del Estado.
En la segunda parte analizamos la ley orgánica del plan de desarrollo (Ley 152 de 1994), artículo por artículo, comentando la forma como se aplica en la actualidad, las fallas o debilidades de que adolece a nuestro parecer y la forma como serían tratadas dentro de la nueva organización del Estado.
Al final presentamos algunas conclusiones a las que llegamos después de estas reflexiones.
En resumen, la obra pretende mostrar que la democracia puede ser un instrumento verdaderamente eficaz para resolver los problemas de atraso y pobreza de un país, en forma definitiva, si se la fortalece y se la hace inmune a los males que surgen en su interior para destruirla y, si se utiliza el método científico para resolver uno por uno todos sus problemas, con la aplicación de mecanismos que aseguren la más amplia participación de la comunidad para que se sienta, ella misma, la autora de su propio destino.
Esta obra está dirigida a todas aquellas personas que desde su condición de líderes políticos o sociales creen que se puede hacer algo para terminar con los males que agobian a nuestro país, dentro de una verdadera democracia, y de paso para que sirva de ejemplo a otros países del tercer mundo que sufren iguales o mayores calamidades. También para los demás ciudadanos que en su condición de electores, pueden y deben escoger a los gobernantes comprometidos sinceramente con el progreso y bienestar de todos los colombianos.
Agradecemos a quienes, con su crítica constructiva, ayudaron en la redacción de esta obra.