Nicolás Gerardo Contreras Ruiz
Juan Francisco Novoa Acosta
riconsoto@hotmail.com
El tiempo contemporáneo testimonia del desplazamiento de las formas disciplinares de las humanidades y de las ciencias sociales, en una dirección que supone una toma de distancia e incluso una categórica renuncia, respecto de las líneas en que se articula la fundamentación teórica del pensamiento de la modernidad. La lógica y los programas abiertos desde esa tradición, cuya inauguración parece tener sus inicios a partir de la época renacentista, han venido incursionando en un curso descendente de su autoridad, una especie de descrédito, de insolvencia en cuanto a la pertinencia de sus alcances en favor de respuestas viables a los temas y tareas actuales del existir social humano. Un proceso de desgaste favorecido ampliamente por la irrupción de modos de pensar alternos a los juegos de una racionalidad monista, unívoca, a partir de los cuales se han organizado los campos de percepción de lo real y se ha legitimado la posesión exclusiva por Occidente del modelo ejemplar para el trazo de las vías adecuadas al desarrollo de la vida colectiva de lo humano, fijando el sentido a sus prácticas, marcando las pautas, los límites y alcances a su condición. El reclamo de otros modos de mirar, de escuchar y de pronunciar el mundo, desde la resistencia de comunidades y grupos sociales que con su crítica a la audacia de una cultura reclamada titular de los valores sempiternos que deben ser impuestos al resto de los ámbitos sociales conformantes del panorama cultural planetario, ha abierto y profundizado otros cauces para otros modos de asunción de la realidad, de las formas de organización de la vida asociada, las maneras de percibir, de conocer, de valorar, de orientar las acciones, los escenarios y las relaciones actuadas en ellos, los sentidos de comunidad, la posibilidad de nuevos vínculos entre diferentes formas de vida colectiva y de cultura. En ello se asiste a la emergencia de un pensamiento que apuesta por la apertura, por la sustracción a las variantes del paradigma esgrimido como la verdad perfecta y a las ideas de un sentido único, propios de la actitud colonialista cuya dimensión ha alcanzado casi el total de las intersecciones del movimiento del coexistir actual. A partir de las condiciones de vida presentes, problemas como el derecho a las formas propias de existencia y elección de valores de los diversos grupos sociales y colectividades, a sus forma de percepción sobre el 5 DEBATE DEL MULTICULTURALISMO Y FILOSOFÍA mundo y sus cosas, se formulan como cuestiones inaplazables, obligadas de toda reflexión humanista y científico social.