El Post – Frondizismo: Algunas consideraciones
La salida de Arturo Frondizi del poder por motivos políticos no detuvo un proceso de industrialización sustuitiva, pese a ser un periodo de mucha inestabilidad política y económica. Da la impresión al revisar la historia de que el país no estaba preparado para un equilibrio político de tipo conciliador como el de Arturo Frondizi; y las posiciones que le siguieron desde 1963 hasta 1975 fueron de un extremo al otro del ideario político - económico. El único punto en el que podemos encontrar concordancia en este periodo, es la continuidad del proceso de industrialización del país a través de una estrategia de sustitución de importaciones aunque, el cómo hacerlo fue un tema aparte.
Comenzaba ya a haber un importante consenso desde todas las fuerzas políticas del país sobre la participación del capital extranjero para poder seguir llevando adelante el proceso de industrialización. En el año 1961 al referirse a la necesidad de la colaboración del capital extranjero, Roberto T. Alemann ex ministro de economía de Arturo Frondizi bien claro:
"Ni siquiera en Estados Unidos y menos en Gran Bretaña y Europa Continental se considera suficiente el ahorro local para impulsar el desarrollo económico. Este alcanza solamente para asegurar un progresivo deterioro. Si países altamente tecnificados buscan la inversión extranjera, cuánto más la necesita la Argentina, rezagada en muchos aspectos con relación a los centros mundiales de progreso, que marcan el paso del mundo moderno… El problema número uno es el presupuesto nacional, pero para solucionarlo se requiere enfrentar con decisión y persistente paciencia la catastrófica administración de casi todas las empresas del Estado. También deben cobrarse los impuestos y contenerse los gastos, a cuyo efecto es imprescindible estimular la exportación con un cambio apropiado y realizar un ajuste impositivo. Esas y otras medidas deben llevar al equilibrio presupuestario, pivote sobre el que se asentará la estabilidad monetaria sin la cual no habrá crecimiento sostenido de la economía argentina….”
La política económica y la sustitución de importaciones desde 1963 a 1975: Un periodo de disensos
El interregno de José María Guido 1962/63 estuvo anclado en la férrea ortodoxia económica lo que agudizaba más la situación general, siendo además demasiado breve como para producir cambios sustanciales. Sus principales medidas de política económica fueron:
Pero más allá de la férrea ortodoxia propia de la política económica de Guido y sus sucesivos ministros de economía entre 1962/63 la inflación no podía detenerse ya que el origen era la maxidevaluación del peso de 1962 y no en los excesos de la oferta de dinero por lo que con cada medida nueva de ajuste se agudizaba el estado de recesión, por lo tanto agudizaba la presión sobre el sector industrial. En palabras del economista argentino (que fuera profesor de Raúl Prebisch) Alejandro Bunge criticando a los ortodoxos de la década del 30 decía textualmente:
“…la depresión, cuyos síntomas son el descenso de los consumos, de los precios y de las utilidades, se cura con economías; y las economías reducen nuevamente los consumos y originan la desocupación, y así sucesivamente...la víbora se devora así misma por la cola…”
Nótese en el cuadro el cuadro 12. Solo en solo en dos momento de la historia económica del país, las reservas del BCRA estuvieron en una situación tan dramática entre, el primero es la crisis que se desata previo a la llegada de Frondizi al gobierno, y el segundo momento con la desastrosa intentona liberalizadora de Guido
Al asumir la Presidencia de la Nación el Dr. Arturo Illia, la estrategia industrializadora vuelve a alejarse de la corriente liberalizadora para llevar adelante una política económica orientada por principios neo – keynesianos, más cercanos al pensamiento cepalino. Las características de la recesión permitían al gobierno una rápida reactivación de la demanda por medio de políticas económicas expansivas, a saber:
Se desarrollo un plan económico basado en principios de autarquía económica denominado “Plan Nacional de Desarrollo”. Este reivindicaba la planificación estratégica y soberana, favoreciendo el crecimiento armónico de la Nación y una más eficiente asignación de los recursos en el corto, mediano y largo plazo. Este proyecto aspiraba a colocar al país a la par de las naciones más avanzadas del mundo: Los objetivos fundamentales del Plan eran los siguientes:
En mi opinión, no es que el fuerte crecimiento del producto bruto desde 1964 ponga en tela de juicio las políticas económicas de tipo monetarista que intentaban combatir las crisis recurrentes con un estricto ajuste monetario y cambiario, sino que las políticas expansionistas de tipo keynesiano demostraban que la inflación no era el resultado de una política monetaria y de gasto publico explosivos. La economía que recibe Arturo Illia estaba tan deprimida por las medidas contractivas de Guido en 1962 /63 que la expansión no alentó la inflación sino la demanda agregada y crecimiento del PBI.
En el comercio exterior, Illia mantuvo el superávit comercial con un saldo ampliamente positivo consecuencia de un esquema cambiario que evitaba la revaluación del peso en la etapa de expansión de la economía, y por lo tanto las macro devaluaciones en el momento de inflexión en que la balanza de pagos se convertía en deficitaria. Para ello se aplicaban pequeñas correcciones cambiarias que evitaban bruscas transferencias intersectoriales de ingresos y de rentabilidad. Por otro lado el control sobre la balanza comercial era muy estricto para mantener el equilibrio del modelo. Se puede apreciar en el cuadro siguiente como las exportaciones tuvieron una performance positiva con un alza permanente:
No hubo grandes logros de transformación de la estructura productiva durante el periodo de Arturo Illia (como si los hubo durante el periodo de Arturo Frondizi) pero fue un periodo que se caracterizó básicamente por estabilizar la economía demostrando el éxito de la fórmula de keynesianismo, crecimiento, estabilidad, y autonomía en las decisiones. Es importante mencionar que en el área energética no solo el tema petrolero ocupaba la agenda de desarrollo sino que se proyectó el “Plan Nacional de Hidroelectricidad” que comprendía los emprendimientos de las represas hidroeléctricas de:
Aún cuando estas obras se hubiesen terminado décadas después los proyectos de energía hidroeléctrica del país son el legado del Plan Nacional de Hidroelectricidad del gobierno de Illia. Dado que en su concepción, la producción y la industria en desarrollo necesitan una capacidad holgada de energía para evitar depender del petróleo; generando energía más limpia; aprovechando los recursos naturales del país, y diversificando la matriz energética.
Las presiones internacionales sobre el gobierno de Illia
En mi opinión, hubo dos medidas de política económica con implicancias internacionales que fueron detonantes del golpe de Estado de 1966 y del futuro viraje al liberalismo:
“…A mediados de la década de 1960, el FMI presionó al entonces presidente Arturo Illia por el problema de las patentes farmacéuticas. En la reunión final, Illia preguntó a su ministro de Economía: "¿Cuánto les debemos a estos señores? Hágales un cheque y que se vayan…”
La relación que Illia tenía con las empresas petroleras norteamericanas, sumado a la relación distante que busco mantener con el FMI incidió en el apoyo que as FF.AA. obtendrían de parte de los EE.UU. para el derrocamiento del gobierno radical. Cuatro fenómenos de la coyuntura política internacional de la época que hoy son tan visibles para nuestra generación, en mi opinión aparentemente habrían sido subestimados en su incidencia por el presidente Illia,
Por otro lado, los puntos anteriormente mencionados podrían ser temas para futuras investigaciones ya que en nuestro trabajo preferimos enfocarnos en el desarrollo de la política económica y su incidencia en el desarrollo industrial del país, pero no podemos soslayar la influencia de los mismos.
En mi opinión, la historia no ha hecho el mérito que la política económica de Illia merece, ya que cuando analizamos en la primera parte del trabajo las dos corrientes de pensamiento económico del desarrollo y sus principios, no podemos más que afirmar que no ha habido nuevamente en la historia de las políticas económicas argentina ningún gobierno que sin expresarlo abiertamente encuadre por sus programas económicos con la visión “Estructuralista” de tipo latinoamericana como lo fue la gestión de Arturo Illia.
La vuelta a la apertura: Ongania y Krieger Vasena 1966 -1969
Los meses que siguieron al golpe de Estado que derroco a Arturo Illia fueron utilizados para reprimir a las fuerzas políticas en plena ebullición y asegurar la estabilidad necesaria para la implementación del plan económico de la autodenominada “Revolución Argentina”. Si bien el gobierno de Ongania fue muy peculiar por sus ideas sobre la organización sociopolítica del país nos concentraremos en describir la política económica:
En 1967 es nombrado como Ministro de Economía Adalbert Krieger Vasena.
Al analizar la política económica podemos afirmar que, aunque alguno pueda susceptibilizarse (y coincidiendo con la visión del historiador argentino Juan Carlos Romero):
“… la propuesta de Krieger Vasena no era demasiado distinta de la que había lanzado Frondizi en 1958, ó, mutatis mutandis, de la difundida por la CEPAL. Fundamentalmente tratando de utilizar la autoridad del Estado para estimular a quienes podían inyectar dinamismo y eficiencia en la economía, y reducir la tradicional protección a quienes amparaban en él su ineficiencia. Se trataba, a la vez, de restablecer la autoridad patronal en las fábricas y controlar la presión de los sindicatos…”
En suma, un programa de desarrollo claramente liberal - capitalista.
Lineamientos del plan económico: Krieger Vasena tenía como objetivo central redistribuir los ingresos entre las diferentes actividades económicas para lo que tomo las siguientes medidas:
La devaluación en conjunto con la apertura arancelaria favoreció al Estado y a los capitales extranjeros porque aumentaron su poder de compra en divisa extranjera, y dificultaban la financiación local de las empresas, además el plan económico de Ongania, al igual que todos los anteriores intentos de programas liberalizadores necesitaba de un ingreso constante de inversiones externas que mantuviera equilibrada la balanza de pagos, para ello mantuvo elevada la tasa de interés lo que canalizo la inversión hacia el sector financiero de corto plazo con la consecuente inestabilidad que este proceso trae aparejada.
Por otro lado, a diferencia del “Desarrollismo Pragmático” que buscaba atraer inversiones al sector industrial la política económica de Krieger Vasena, no buscaba una transformación estructural de la economía al estilo “Desarrollista” orientando los capitales hacia los sectores industriales sino a todos los sectores de la economía. Aunque, la devaluación beneficiaba a los sectores exportadores de bienes industriales y equilibraba la balanza comercial, el principal mercado para los productos de la industria debía seguir siendo el mercado interno.
Por otro lado es importante tener en cuenta que la estrategia exportadora se orientaba al fomento de la colocación externa de bienes no tradicionales para evitar los estrangulamientos cíclicos de la balanza de pagos pero sin cuestionar el importante rol mercado - internista como eje de la expansión económica. Los programas liberales del futuro, si tendrán en cuenta las exportaciones como base de los nuevos modelos, y la demanda exterior pasará a ser el mercado de mayor importancia:
Los resultados de la política económica de Krieger Vasena:
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