El principal trabajo que se enfoca en este aspecto, es el realizado por Hurtado de Barrera, (1999), cuyo propósito fue describir la formación que posee un grupo de profesores que enseñan Metodología de la Investigación en 28 maestrías ofrecidas en Venezuela. En dicho estudio fueron consideradas las siguientes dimensiones: oportunidades de instrucción, experiencia y conocimientos.
En cuanto a la formación metodológica, los resultados obtenidos indican que el 71,4 % de los docentes encuestados poseen una formación metodológica “media”; el 28,6 % tiene una formación “deficiente”; mientras que ningún sujeto se ubica en la categoría de “formación muy buena”.
Sobre la instrucción relacionada con Metodología, recibida por los docentes, se observa que un (92,9 %) ha cursado materias vinculadas con la Metodología de la Investigación durante sus estudios de pregrado, mientras que un 96,4 % lo ha hecho en postgrado. El 7,1 % ha realizado postgrado en la especialidad de Investigación Educativa o Metodología de la Investigación, cifra que se considera baja.
No obstante, el 75 % afirma haber realizado al menos un curso de Metodología, un 64,3 % dice haber participado en dos cursos y un 46,4 % ha realizado por lo menos tres cursos sobre la materia.
En relación con la experiencia en investigación que poseen los profesores de Metodología los resultados revelan que el 53,6 % posee una baja experiencia en investigación, el 46,4 % se ubica en la categoría de experiencia media y ninguno de los docentes se ubicó en la categoría de alta experiencia.
Por último, se indagó acerca de los conocimientos sobre Metodología de la Investigación que poseen los docentes y los resultados fueron: un 92,8 % posee un nivel medio, mientras un 3,6 % tiene un nivel alto y el mismo porcentaje 3,6 % esta ubicado en un nivel bajo.
Concepto de Perfil Profesional
Se define el perfil profesional como el conjunto de características o competencias indispensables que debe poseer un individuo, como condiciones necesarias para el desempeño eficiente y satisfactorio de su profesión.
Guédez (1980), concibe el perfil profesional como:
El conjunto de características pretendidas por el empleador, las cuales deben reflejar las exigencias del mercado ocupacional, en términos de los requisitos que definan las habilidades, las destrezas, los rasgos de personalidad, la conformación física y el nivel de educación inherentes al desempeño profesional (p.17).
Para Arnaz (1981), el perfil del profesional describe las principales características que debe haber adquirido el egresado para contribuir con la satisfacción de necesidades sociales.
Díaz-Barriga (1999), expresa que “...el perfil profesional lo componen tanto conocimientos y habilidades, como actitudes” (p.87).
Fernández (2004), considera al perfil como “…imagen y modelo de logro en una profesión…” De allí, “…la importancia de la totalidad de conocimientos y habilidades necesarias para un profesional de cualquier carrera de quien se espera maestría en su ejercicio laboral” (p. 121).
Actualmente, se considera que un perfil profesional describe las competencias generales y específicas adquiridas por el egresado como resultado de su formación académica (Hawes y Corvalán, 2004).
En síntesis, el perfil implica un conjunto de competencias: conocimientos, capacidades, habilidades, actitudes y valores que debe reunir un egresado para lograr un óptimo desempeño de su profesión.
En cuanto a la metodología para el diseño o construcción de un perfil profesional, ésta debe vincular las características de la profesión con el ejercicio práctico de la misma, para lo cual deberá tomarse en cuenta:
La comparación entre ambos perfiles permitirá obtener un perfil que integre los conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes que requiere el profesional, tanto para un óptimo desempeño al momento de egresar, como para prácticas alternativas que se le presentarán posteriormente en la realidad del campo de trabajo.
Perfil Ocupacional, Perfil del Cargo y Perfil Profesional
Los términos “perfil ocupacional” y “perfil del cargo”, comúnmente se emplean para hacer referencia a los requisitos, cualidades y experiencias ajustadas a las funciones y tareas específicas de un puesto de trabajo, mientras que la denominación de “perfil del profesional del egresado” se reserva para el conjunto de competencias generales necesarias para ejercer la profesión.
En este sentido, el perfil ocupacional se adquiere, básicamente, mediante el ejercicio laboral, en áreas específicas de trabajo. A diferencia del perfil profesional, el cual es producto de la formación adquirida en la educación superior. En otras palabras, cualquier egresado universitario posee el perfil profesional propio de la carrera cursada.
Sin embargo, esto no garantiza que posea el perfil del cargo solicitado por una determinada empresa. De allí que las instituciones universitarias pongan cada vez más empeño en ajustar sus perfiles a las necesidades institucionales, empresariales y del mercado laboral en general.
Componentes del Perfil Profesional
Arnaz (1981), sugiere los elementos mínimos que deben integrar el perfil profesional del egresado:
En síntesis, un perfil profesional está integrado por las competencias laborales y personales, que requiere el egresado para cumplir con las actividades y tareas, en función de las necesidades detectadas en las organizaciones y de los requerimientos de las poblaciones que se beneficiarán con su labor.
Perfil del Docente Universitario
Como su denominación lo indica, el nivel de educación superior requiere un docente preparado para atender las exigencias y demandas particulares de la institución universitaria. En este sentido, Salcedo (2000), define lo que es un perfil integral de quien enseña en la universidad.
El perfil integral del profesor universitario puede ser definido como el conjunto organizado y coherente de atributos o características altamente deseables en un docente universitario, las cuales se expresarían en los conocimientos, las destrezas, actitudes y los valores que le permitan desempeñarse eficientemente, con un sentido creador y crítico, en las funciones de docencia, investigación, creación, extensión y servicio que corresponden a su condición académica, concebidas éstas como unas funciones inter-dependientes, comprometidas con el logro de la misión de la universidad (p. 9).
Según Álvarez de Hernández (1986), el perfil del docente universitario está integrado por las competencias que lo habilitan para el cumplimiento de todas sus funciones:
A continuación se definen cada uno de los perfiles mencionados:
Perfil científico-técnico: integrado por las competencias científico-metodológicas que habilitan y califican al profesor universitario para desempeñarse en su propia especialidad. Implica el dominio de los conocimientos, métodos y técnicas, así como la experiencia dentro de su campo profesional. Este perfil debe considerar:
Formación académica de grado y postgrado. Comprende los grados, títulos y niveles de rendimiento obtenidos.
Actualización de conocimientos mediante la participación en cursos de capacitación y desarrollo profesional.
Producción científica, determinada por el número y calidad de los trabajos de investigación y publicaciones.
Experiencia profesional en su especialidad, definida por los años de servicio y calificación de su desempeño.
Perfil didáctico-metodológico: referido a la formación pedagógica y didáctica, necesaria para la correcta planificación, programación, ejecución y evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Este perfil se manifiesta a través de las siguientes labores:
1. Trabajo docente-metodológico, que se traduce en la elaboración de planes de curso y de clase, formulación precisa de los objetivos, selección de contenidos y de estrategias de enseñanza y evaluación.
2. Trabajo docente con los estudiantes, que se manifiesta en el desarrollo y conducción del proceso de enseñanza aprendizaje. Tiene relación con el desempeño del profesor en el aula, fácilmente evaluable por las autoridades, colegas y por los propios estudiantes.
3. El trabajo docente organizativo, relacionado con la participación en la planificación y organización del proceso académico, consiste en la elaboración de normas y reglamentos internos, reuniones colegiadas y evaluación institucional.
4. Trabajo docente investigativo, reside en la participación, dirección y ejecución de proyectos de investigación, evaluables en función de la relevancia y posibilidad de aplicar los resultados obtenidos.
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