Alfonso Galindo Lucas
alfonso.galindo@uca.es
Hay trabajos científicos cuyo mérito principal es el de describir situaciones y, todo lo más, contrastar determinadas conjeturas. Suelen ir acompañados de estadística inferencial, pero no por eso dejan de ser meras descripciones; no se formulan teorías nuevas, ni se hacen propuestas realmente interesantes. La mayoría de esos trabajos se caracterizan por asunciones ideológicas no declaradas y no detectables a simple vista. Muchos de ellos, además, se permiten hacer proclamas morales que suenan bien y aparentan ser progresistas. Esta obra es todo lo contrario.
Aunque existe un apartado empírico en el tema sobre educación y se hace referencia a ciertos trabajos, tanto de divulgación, como con gran carga de investigación, esto es un ensayo eminentemente teórico. En él se formulan hipótesis, que no llegan a ser consideradas teorías, se utilizan paradigmas filosóficos ya existentes y se detectan errores graves en obras ajenas, todo con la finalidad de hacer una defensa de la razón, por encima del adoctrinamiento; de la explicación, más allá de la justificación.
Para dicha defensa, se precisa el uso del materialismo histórico y prehistórico, aplicado a la evolución humana y a la evolución de la obra humana. Se usa en un doble sentido; primero, explicar de un modo más razonable aquellos procesos que se han interpretado en clave mística o idealista; segundo, para tratar de encontrar las razones por las que esos procesos se explicaron mal.
El progreso reciente de la paleo-antropología y otras disciplinas, como la genética, el surgimiento de teorías como la del mono acuático, la consolidación de la deriva continental, como parte integrante de la tectónica de placas, el hallazgo de restos culturales, como los de Altamira o biológicos, como los de Atapuerca... todo ello ha supuesto un progreso científico relativamente reciente que, en una época mayormente ajena o contraria a la tesis materialista, puede interpretarse como algo inspirado por motivaciones sublimes o, lo que es más común, simplemente ignorarse y quedar al margen del acervo cultural, la formación y la tradición.