Lic. José Luis Martín Rodríguez
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La educación cubana desde sus inicios ha sido la tarea más noble y humana a la que alguien haya podido dedicar su vida. Sin ella no hay ciencia, ni arte, ni letras, no habría calidad de vida, ni reconocimiento social posible, ni identidad nacional que sustentara nuestra ideología.
Una de las secuelas que laceraba al pueblo cubano antes del triunfo revolucionario era el analfabetismo, ya el Maestro había abordado la necesidad de llevar por todo el país a los “maestros ambulantes” con el objetivo supremo de acabar con ese flagelo humillante para el ser humano; por todo ello, una de las primeras medidas que llevaría a cabo el Gobierno Revolucionario sería precisamente la Campaña de Alfabetización. Se cumplía el ideario pedagógico cubano y además el Programa del Moncada plasmado en el inmortal alegato de Fidel Castro “La Historia me Absolverá”. La instrucción elemental que necesitaba Cuba se ponía en práctica.
La educación cubana inmersa en una extraordinaria Batalla de Ideas, seguidora del más elevado pensamiento progresista y renovador, lleva hacia delante una necesaria Revolución Educacional con nuevas y más elevadas metas y con una enseñanza mucho más avanzada. Nuestro sistema educacional siempre ha aspirado en ir progresando paulatinamente de acuerdo con las exigencias del mundo actual, independientemente de ser nuestro país un Estado Independiente bloqueado y amenazado constantemente por el imperialismo yanqui.