Ing. José Ramón Vega Almaguer
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La sustitución de importaciones no es un tema nuevo en la política económica de Cuba. En 1948 se importaba el 32% del ingreso nacional llegando al 35% diez años después. Las exportaciones representaban el 90% del total de ingresos de divisas del país. A su vez, la repatriación de utilidades declaradas de capital extranjero absorbía el 9% de las entradas de divisas en la balanza comercial.
Debido a la depauperación constante de la relación de intercambio y la salida de utilidades, la economía cubana tuvo un déficit total en su balanza de pago, en los nueve años del período 1950-58, de 600 millones de pesos, lo cual redujo su reserva de divisas disponibles a unos 70 millones. Esta reserva representaba el 10% de las importaciones anuales promedio de los últimos 3 años.
Al triunfar la Revolución en enero de 1959 se encuentra, entre otros, con dos importantes problemas económicos: el desempleo y la escasez de divisas. El primero entrañaba el aspecto político más agudo y el segundo era muy peligroso dada la dependencia de Cuba con respecto al comercio exterior.
Los esfuerzos principales se encaminaron al autoabastecimiento en la mayor parte de los productos alimenticios y materias primas de origen vegetal y pecuario. El desarrollo agropecuario se orientaba a la diversificación.