Reproducidos por gentileza de ILPES-CEPAL
Mauricio.CUERVO@cepal.org
La preocupación por el desarrollo de los distintos territorios, donde se expresan la vida, la ciudadanía y las actividades económicas y toman forma las políticas públicas nacionales, y en la actualidad también las políticas y regulaciones económicas y sociales universales, siempre ha estado en el corazón de la mejor tradición del análisis del desarrollo económico y social de los pueblos y del espíritu de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES) ha sido el encargado de abordar este tema en nuestra organización, realizando valiosos aportes y enriqueciendo las agendas públicas de los países de la región.
En la XIII reunión del Consejo Regional de Planificación, realizada en junio de 2007 en Brasilia, el ILPES presentó ante las autoridades de los países a cargo de las políticas de desarrollo regional el documento “Economía y territorio: desigualdades y políticas” que en esta edición se lanza a conocimiento público.
En las dos últimas décadas, las economías latinoamericanas experimentaron un conjunto de reformas institucionales con efectos diversos y volátiles sobre el desarrollo económico y social. En el presente texto se da cuenta de la evolución de las disparidades y de las situaciones económicas territoriales, así como de sus causas y características, al tiempo que se muestran los cambios y el estado actual de las políticas e instituciones vinculadas al desarrollo económico local.
Con las reformas de los años noventa desapareció la paulatina tendencia a la convergencia entre niveles de desarrollo regional y resultaron ganadores los territorios donde se desarrollaron economías mineras y vinculadas a la explotación de recursos naturales (agrícolas, pecuarios, acuícolas) orientadas a la exportación. Los territorios que en el pasado se desarrollaron sobre la base de la industrialización perdieron capacidad de crecimiento y pocos lograron transformar su estructura productiva con actividades que compensaran las pérdidas. Los grandes centros urbanos mantuvieron la riqueza cuando impulsaron modernos sectores de servicios, aunque algunos no lo pudieron hacer a un ritmo lo suficientemente ágil como para compensar la atracción de nueva población. Las regiones de agricultura tradicional continuaron con un estancamiento secular y prácticamente ningún territorio logra cambiar su nivel relativo de riqueza en el largo plazo.