Alexei Ernesto Guerra Sotillo
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Uno de los efectos más visibles de la Globalización, en el plano económico, administrativo y empresarial, es la emergencia de una nueva arquitectura organizativa que, asumiendo ciertas características de la tradicional noción de “empresa” y desde ámbitos mucho más particulares y populares, participa en la libre oferta y demanda de productos y servicios, en mercados signados cada vez más, sobre todo en Latinoamérica y Venezuela, por la recesión y la contracción económica, junto a los imperativos de la competitividad y la eficiencia gerencial.
El tema del desarrollo, o de la lucha contra la pobreza y la exclusión, han estado incorporados en la agenda del Estado en América Latina, con un impulso e ímpetu creciente, en la medida en que los enfoques teóricos y sus correlatos en políticas públicas, con éxitos esporádicos y cíclicos, no han atenuado lo urgente de su tratamiento estatal. Se establece así una compleja relación entre la informalidad, el Estado y la praxis gerencial, al hacer referencia a los cambios en el sector productivo y en las relaciones de trabajo, a la persistencia estructural de prácticas económicas alejadas en grados variables de la esfera regulatoria, previsional e institucional, y al rol del Estado en tanto articulador de políticas públicas que afronten y resuelvan estas situaciones.