Camilo Herrera Mora
camiloherrera@raddar.net
básicos en el mundo que comenzó en 2.005, bajo la premisa lógica de la ley de demanda, donde a mayor precio menor consumo.
Esto me llevo a reflexionar sobre la libertad efectiva que tiene un agente económico en el mercado, sin importar la civilización o bloque geográfico donde viva. El consumidor o el comprador se ve limitado por un presupuesto finito en un mercado de bienes casi infinito, y en este escenario debe tomar decisiones fundamentadas en su necesidad y no en su libertad.
Mientras recordaba la eterna metáfora sobre el precio de un vaso de agua en el desierto, recordaba también que la tradición de echar una moneda a un pozo para pedir un deseo o buena suerte se fundamenta en la tradición celta de poner tesoros en los nacimientos de agua para agradecer a los dioses la buena suerte de tener agua, y no ante estas enfrentadas relaciones del dinero y el agua, me di cuenta que hoy la vida está más relacionada al dinero de lo que nos hemos dado cuenta.
El bienestar, o mejor la sensación de bienestar de una persona está completamente limitada a su percepción de vida y los deseos o sueños que tenga, por esto estudios como el del termómetro de la felicidad y el estudio mundial de valores se limitan a cuantificar las sensaciones sin definición de los ciudadanos, ya que se les pregunta por su felicidad o satisfacción sin que ellos en alguna instancia las definan.