BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

APUNTES DE TEORÍA Y POLÍTICA MONETARIA

Mario Alberto Gaviria Ríos

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1.2.      La explicación keynesiana.

A diferencia de la posición teórica anterior, Keynes desarrolló todo un cuerpo teórico en donde muestra que las economías generalmente se encuentran produciendo por debajo de su nivel máximo potencial, fundamentalmente en razón de unas condiciones de demanda de bienes y servicios seriamente restringidas.

En el esquema keynesiano, el ahorro es una filtración que puede causar insuficiencias de demanda si no es totalmente utilizado para financiar proyectos de inversión, lo cual resulta probable ante la inexistencia de un mecanismo de mercado que lo garantice[50]. A su vez, la inflexibilidad de precios y salarios a la baja impide que esas insuficiencias se corrijan en los mercados de bienes, servicios y trabajo, mediante un ajuste en dichas variables.

En este sentido, como los mercados no se ajustan en forma automática, las economías pueden enfrentar constantemente situaciones en las que los factores productivos, especialmente el trabajo, están desocupados y el producto es inferior a su máximo potencial. En la perspectiva keynesiana, el impulso de dichas economías hacia su nivel máximo potencial o de pleno empleo exige una constante reactivación de la demanda, en especial a través de la política económica.

Pero a medida que la economía avanza hacia sus niveles máximos de producción y empleo, se generan presiones alcistas sobre la estructura de costos del sector productivo[51]. A su vez, los agentes productores tienden a transferir dichas presiones a los precios de sus productos. Es decir, las expansiones de demanda de bienes y servicios traen consigo incrementos en los precios a medida que impulsan la economía.

Con el crecimiento de la producción y el empleo se presiona sobre los costos porque:

a.   A medida que aumenta el empleo los trabajadores mejoran su poder de negociación y, por consiguiente, tienden a lograr incrementos salariales que superan las variaciones en la productividad del trabajo. Esto es posible aún antes de que se alcance el pleno empleo.

b.   Los recursos productivos no son plenamente homogéneos y, por tanto, se presentan rendimientos decrecientes a medida que aumenta el nivel de empleo y producción (v. gr, ante la necesidad de utilizar insumos de menor calidad).

c.    Los recursos productivos no tienen una sustituibilidad perfecta, por lo que se van presentando cuellos de botella en la oferta de algunos de ellos antes de alcanzar el pleno empleo.  Esto explica el que las remuneraciones a los factores productivos, que entran en el costo marginal,  no cambien en la misma proporción a medida que aumenta el empleo y la producción.

Por lo anterior la curva de oferta agregada keynesiana es creciente en el plano precios – producto hasta el nivel de actividad en que se alcanza el pleno empleo, cuando se hace vertical. Al igual que en el caso clásico, la oferta de la economía (Yo) depende de la disponibilidad de factores productivos capital (K), trabajo (L) y tecnología (A). Pero la diferencia está en que el nivel de producto no está totalmente determinado por esa disponibilidad de factores y depende igualmente de las condiciones de demanda agregada; cuyos componentes son el consumo de las familias (C), la inversión privada (I), el gasto público (G) y las exportaciones netas (XN).

Como se definió para el caso clásico, la oferta agregada es:

 

Con L como único factor variable en el corto plazo,

A su vez, la demanda agregada se define como en la ecuación No 3:

           (3)

Antes del pleno empleo, en forma predominante, la oferta se acomoda a las condiciones de demanda variando los niveles de empleo, y los cambios en los precios ayudan a que la demanda se ajuste en algún grado. Por lo tanto el nivel de producto (Y) está determinado fundamentalmente por las condiciones de demanda (ecuación No 4 y gráfico No 3).

                                 (4)

Una vez se alcanza el pleno empleo, el nivel de producto queda totalmente determinado por las condiciones de oferta y la variación en los precios ajusta la demanda (ecuación No 5).

                                   (5)

Los cambios exógenos en la demanda agregada pueden provenir de variaciones en el gasto público, el cual puede ser financiado con el ahorro que no está siendo utilizado por los inversionistas privados; reducciones en la tasa impositiva, lo cual afecta el consumo de las familias; modificaciones en el comportamiento de los inversionistas[52]; o aumentos en las exportaciones netas; y no sólo debido a expansiones en la oferta monetaria como supone la visión clásica (Froyen, 1997,  215). En ello radica la diferencia frente al planteamiento clásico, porque si bien es cierto las expansiones de demanda presionan por un incremento en los precios, dichas expansiones no se originan en forma necesaria en aumentos en la cantidad de dinero.

Gráfico No 3: Versión keynesiana de la inflación por tirón de demanda.

Entonces en el planteamiento keynesiano la inflación es el costo de la expansión de la actividad productiva y la generación de empleo. Los gobiernos pueden elegir entre estabilidad en los precios con significativos niveles de desempleo o bajo desempleo con inflación. Esta hipótesis tuvo su mayor respaldo en la regularidad estadística observada por A. W. Phillips, quien estudió la relación entre las tasas de desempleo y las de los incrementos en los salarios monetarios, para un período de la economía británica de 1861 a 1957.

En su estudio Phillips encontró un alto grado de correlación inversa no lineal entre estas dos variables. Como explicación se argumentó que en situaciones de alto desempleo los trabajadores están más preocupados por conservar su empleo que por conseguir aumentos salariales y, al contrario, cuando el desempleo es bajo los trabajadores presionan por un mayor salario y los empresarios están dispuestos a aceptarlo para atraer mano de obra. Con los aportes de Samuelson y Solow, cuya hipótesis señala que todo incremento en los salarios monetarios superior al aumento en la productividad del trabajo se traslada a los precios, el planteamiento original se transformó en una curva que relaciona las tasas de inflación y el desempleo, la cual se popularizó como la “Curva de Phillips”. Veamos.

Partiendo del principio neoclásico según el cual la remuneración a los factores debe corresponder a su productividad marginal, el salario nominal (W) se define como:

                                    (6)

Con Yn: productividad marginal del trabajo.

Tomando logaritmos a ambos lados:

Derivando con respecto al tiempo (t):

Es decir,

Tasa de inflación = Tasa de incremento en los salarios monetarios – Tasa de crecimiento de la productividad.

En su trabajo Phillips no presentó una teoría detallada, sino que se limitó a ajustar una curva a unos datos, obteniendo así una relación decreciente entre la tasa de inflación (p) y la tasa de desempleo (m). Relación que tradicionalmente se ha representado a través de una ecuación como la No 7.

        (7)

Con m-1: tasas de desempleo del período anterior,

         b: parámetro mayor que cero.

Según la ecuación anterior, si la tasa de desempleo del período inmediatamente anterior es mayor que el nivel de desempleo del período actual (m-1>m), lo que equivale decir que el desempleo está disminuyendo, la tasa de inflación tiende a aumentar (gráfico No 4).

Gráfico No 4: Curva de Phillips.

Es claro entonces que la curva de Phillips es una regularidad estadística que se complementa con el planteamiento keynesiano, según el cual los precios y los salarios monetarios están relacionados en forma directa con el nivel de empleo. De igual manera, se corresponde con otra formulación keynesiana fundamental: los trabajadores no permiten reducciones en su salario monetario, especialmente en períodos de auge, pero se muestran incapaces de controlar su salario real, el mismo que disminuye con la inflación. Esto último explica por qué es posible que aumenten el empleo y la oferta agregada a medida que aumentan los precios.

Acogiendo la perspectiva neoclásica, el comportamiento racional del empresario lo lleva a contratar trabajo hasta que la productividad marginal de dicho factor sea igual al salario real, garantizando así la maximización de su utilidad. En términos formales se alcanza el nivel óptimo de producción y empleo cuando (ecuación No 6’):

                                 (6’)

Dada la rigidez de los salarios nominales (W) a la baja y el carácter decreciente de la productividad marginal del trabajo (Yn)[53], sólo un aumento en los precios, que reduce el salario real, estimula un mayor nivel de empleo y, de manera consecuente, una mayor producción. A medida que aumenta el empleo también se elevan los salarios nominales, pero tienden a hacerlo en menor proporción dada la existencia de algún grado de Ilusión Monetaria entre los agentes económicos.

A partir de la curva de Phillips se fortalece la idea que, igual que la inflación genera costos para la sociedad, una política orientada a su disminución enfrenta una tasa de sacrificio, en términos de producción y empleo. En el mundo académico el indicador más popular de dicho sacrificio es El Indice de Empobrecimiento de Okun -IEO. En Colombia, Clavijo (2000) ha planteado como una variante interesante de dicho indicador su Indice de Sufrimiento Macroeconómico -ISM. En el cuadro No 1 se presenta una estimación de ambos indicadores para el caso colombiano.

Según las estimaciones contenidas en el cuadro, el comportamiento de la tasa de inflación ha estado acompañado por variaciones en sentido contrario de la tasa de desempleo, lo cual evidencia en el caso colombiano la presencia de alguna tasa de sacrificio de la política anti-inflacionaria. Según el índice de sufrimiento propuesto por Clavijo, ese sacrificio fue especialmente alto en los dos últimos años del siglo pasado, ante la recesión económica que enfrentó la economía.

Cuadro No 1: Colombia: Tasa de sacrificio de la política anti-inflacionaria.

Período

Tasa de crecimiento PIB (%)

(1)

Tasa de inflación

(2)

Tasa de desempleo

(3)

IEO

 

(2)+(3)

ISM

 

(2)+(3)-(1)

1967-74

6.2

13.2

9.9

23.1

16.9

1975-81

4.5

24.5

9.5

34.0

29.5

1982-89

3.5

22.6

11.7

34.3

30.9

1990-97

3.9

23.5

10.1

33.6

29.7

1998-99

-2.3

13.0

17.3

30.3

32.6

2000-05

3.4

6.7

16.1

22.8

19.4

Fuentes: Banco de la República, DNP, DANE. Las tasas de variación son promedios anuales.


[50] El ahorro depende principalmente del nivel de ingreso de las personas y la inversión de la eficiencia marginal del capital y la tasa de interés del mercado.

[51] Tradicionalmente la explicación keynesiana de la inflación ha sido considerada como tirón de demanda (Cuadrado Roura, 2000). Sin embargo, es clara la relación de dicha explicación con la del empujón de costos y, de hecho, los desarrollos poskeynesianos se concentran en esta última.

[52] Producto de una mejora repentina en la eficiencia marginal de capital (léase, tasa interna de retorno) o en las expectativas sobre las condiciones futuras de la economía. Para algunos analistas esto significa que en Keynes la inversión depende del “animals espirits” de los inversionistas. Pero ello es una interpretación equivocada del planteamiento keynesiano, donde el comportamiento de los inversionistas está afectado por factores objetivos como la estabilidad económica, social y política, los cuales afectan la rentabilidad esperada del proyecto.

[53] Se supone que en el corto plazo es improbable un cambio tecnológico que eleve la productividad del trabajo.


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