Capas de racionalidad
Las diversas racionalidades actúan como capas que envuelven a las anteriores, se apoyan en ellas y las limitan o las refuerzan.
La racionalidad instintiva hemos dicho que es la forma mediante la que deciden los animales que almacenan saber en su cerebro. Esa racionalidad realiza una estimación de costes y valores de una decisión a muy corto plazo, ignorando los costes y los valores que pueden ser consecuencia secundaria o aplazada de la decisión.
Las valoraciones proporcionadas por los instintos contradicen frecuentemente las valoraciones que se deducirían de una economía natural. El instinto de agresión, por ejemplo, impulsa al individuo a realizar una actividad arriesgada, cuyos coste y valor en tiempo y energía son inciertos.
Otros ejemplos de decisión instintiva pueden ser arrebatar la comida de otro individuo cuando tenemos hambre, o huir ante la amenaza de otro individuo más fuerte que nosotros.
La racionalidad instintiva es muy inconveniente cuando una decisión produce beneficios a corto plazo y pérdidas a largo plazo. También conduce a decisiones incorrectas cuando se puede tomar una decisión que rinde pérdidas a corto plazo y beneficios a largo.
La racionalidad de la ética y la tradición permitió superar los inconvenientes de la racionalidad instintiva, reprimiendo ciertos instintos y reforzando otros. En cierto momento de la evolución biológica, hace poco más de un millón de años, apareció un animal que fue capaz de:
acumular experiencia de muchas decisiones instintivas
saber que algunas decisiones instintivas pueden ser perjudiciales a largo plazo
saber que la represión de los instintos puede ser beneficioso a largo plazo
transmitir esa información a otros de su especie
recibir esa información de otros de su especie
Ese tipo de información representa por tanto una nueva forma de racionalidad, una nueva forma de adoptar decisiones. Esta es la que hemos llamado racionalidad tradicional, ya que utiliza un sistema de valoración, la ética, aprendido de otros, recibido por tradición, es decir, trasmitido conscientemente por otros miembros de nuestra especie capaces de comunicarse con nosotros. La consecuencia es un comportamiento estratégico en el que las estimaciones sobre el valor aplazado de una decisión son determinantes.
Veamos algún ejemplo. Llamamos compasión o solidaridad a un comportamiento estratégico consistente en hacer bien o no hacer un daño innecesario a alguien con el que convivimos, que es más débil que nosotros, pero que nos puede rendir un beneficio en el futuro. Otro ejemplo es la ética del trabajo: a corto plazo supone un esfuerzo en tiempo pero a largo plazo nos rinde beneficios superiores al coste. El tallado de flechas en piedra nos hace perder tiempo y asumir el riesgo de dañarnos los dedos pero nos rendirá calorías, salud y ahorro de tiempo en el futuro.
La solidaridad y el tallado de piedras son comportamientos estratégicos que se transmiten por tradición: son aprendidas de otros y enseñadas a otros miembros de nuestra especie. Los principios éticos pueden estar en contradicción con los instintos, es decir, pueden estar proporcionando estimaciones de costes y valores diferentes de las que proporcionan los instintos. Es por eso que el ser humano duda muchas veces entre la alternativa que propone su instinto y la alternativa que propone su ética.
Los estímulos de carácter ético son internos. Cuando adoptamos una decisión acorde con nuestros principios éticos percibimos una satisfacción interna inmediata; es la satisfacción ética de la buena obra o el trabajo bien realizado. Cuando adoptamos una decisión instintiva que contradice nuestros principios éticos percibimos una sensación desagradable a la que llamamos remordimiento.
Esta racionalidad fue la máxima a la que tuvieron acceso los hombres paleolíticos desde el homo hábilis hasta el neandertalensis. La satisfacción ética y el remordimiento no es percibida por los animales pero también es también diferente de la racionalidad de los hombres neolíticos, los cro-magnon, entre los que aparece ya el mito, el premio y castigo de un dios, y el ordenamiento jurídico coactivo.
La especie humana actual es el homo sapiens-sapiens. El análisis del ADN de las mitocondrias conduce a una estimación de su origen de hace doscientos mil años en África. Se estima que hace cincuenta mil años, grupos de esta especie cruzaron el istmo de Suez y se expandieron por todo el mundo, incluyendo América y Australia. Sabemos que todos los hombres actuales descendemos de ellos y que los últimos supervivientes de la especie neandertal habían desaparecido hace treinta mil años.
Los descubrimientos de restos de homo sapiens-sapiens están asociados a la cultura cro-magnon. Son estos hombres los primeros que hacen pinturas figurativas y enterramientos rituales. Son, al parecer, los primeros cuyo cerebro permite asociaciones simbólicas y creencias en mitos.
Agentes | Racionalidad |
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