Propuesta: Las informaciones son almacenadas por los seres humanos en tres tipos de soporte: los cerebros, los instrumentos (objetos transformados) y la ordenación espacial y temporal de los instrumentos y personas.
Los hombres, como los animales, recibimos señales informativas de nuestro entorno que nos llegan a través de nuestros órganos sensoriales, vista, oído, olfato, gusto y tacto. Esas señales quedan almacenadas de alguna forma en nuestro cerebro. Los seres humanos podemos utilizar nuestro cerebro para procesar esas informaciones, modificándolas y produciendo otras nuevas. Ignoro en qué grado los animales pueden también procesar información, pero creo que la capacidad de los cerebros humanos para almacenar y procesar información no tiene parangón con el resto de los animales.
Otra exclusiva del ser humano es su capacidad de articular la información de su cerebro y reflejarla en objetos físicos. Cuando talla una piedra para darle forma de punta de flecha está haciendo una representación de una idea previamente existente de alguna forma en su cerebro. Cuando pinta en la pared de su cueva figuras humanas lanzando flechas para cazar animales, está transmitiendo a otros humanos un conjunto de informaciones complejas elaboradas y codificadas en su cerebro. Llamaré instrumentos a los objetos que han sido modificados en cualquier forma y con cualquier finalidad por un ser humano. Todo instrumento es un almacén de información. Lo único que diferencia un instrumento de un objeto natural es que contiene información introducida por un ser humano.
Hay otro tipo de soporte de información que suele pasar desapercibido pero que tiene gran importancia para la planificación de actividades económicas: la ordenación en el espacio y el tiempo de instrumentos y personas. Podemos modificar la información almacenada en una flecha sin modificarla físicamente sino sólo trasladándola en el espacio y poniéndola en otro contexto. Cuando observamos una punta de flecha de sílex, la información que recibimos es diferente si la vemos semienterrada en el campo, o en la vitrina de un museo o en un puesto de mercado callejero. En ocasiones la información introducida en un objeto es exclusivamente la logística; un guijarro sin modificar pero colocado en una honda, por ejemplo, pasa a ser un instrumento portador de información; la carne del venado pasa a ser instrumento por el mero hecho de haber dado muerte al animal, es decir, de haber introducido información logística.
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