Durante la ocupación francesa acepta el puesto de Secretario General de la Prefectura del Guadalquivir en Jerez de la Frontera y subprefecto en Écija, por lo que tras la caída de José Bonaparte se autoexilia en Francia hasta 1816. A su regreso se instala en Tortosa donde en marzo de 1820 es nombrado Promotor Fiscal. Es en Tortosa donde escribe sus trabajos más importantes.
En 1829 es nombrado fiscal del Consejo de Hacienda y posteriormente Ministro del Consejo y Cámara de Castilla, miembro de la Junta de Loterías y de la de Tratados, gran cruz de Carlos III (1830) y de Isabel la Católica (1833) y académico honorario de la Historia.
A la muerte de Fernando VII, en 1833, cesa en sus cargos públicos durante el período de regencia hasta que, tras la mayoría de edad de Isabel II, el gobierno moderado de Narváez lo recupera. En 1845 tomó posesión como consejero real, y luego presidente, de la sección de Fomento del Consejo. Fue vicepresidente de la Junta de Archivos en 1847 y senador desde el 10 de marzo de 1847 hasta su muerte.