Una entrevista a Arnold Harberger
Revista Región: La Reserva Federal está siempre dispuesta a escuchar los consejos de expertos, de toda índole ¿Qué consejo daría usted a los Fed.?
Harberger: Cuando voy a Latinoamérica
o a otros lugares, la gente me pregunta, entre otras cosas, acerca de la
prosperidad de Estados Unidos y de su expansión económica un tanto asombrosa,
junto con períodos de recesión bajísimos que hemos tenido en los últimos años.
Yo digo bien, creo que todo se deba a "Greenspan", aunque sé que se
trata de toda la junta (Board) y no sólo de Greenspan. Pero casi todo el mundo
identifica al Board con el nombre de su jefe.
Creo que Greenspan Board ha forjado una nueva ruta entre Milton Friedman y James
Tobin.
Friedman concebía la demanda de dinero como una función estable y estática,
en la que se podía confiar, al mismo tiempo que consideraba a los burócratas y
funcionarios como un grupo poco confiable. Estos puntos de vista lo llevaron a
defender una norma sencilla en cuanto a la expansión monetaria basada en la
demanda de dinero.
En el otro extremo tenemos a Jim Tobin, quién considera que la demanda de
dinero es tan irregular que llega a ser muy poco confiable.
Personalmente creo que la verdad ha resultado estar entre estos dos extremos. Podemos tratar de adoptar tantas funciones de la demanda de dinero como nos plazca, pero no vamos a encontrar ninguna que haya demostrado tener el grado de estabilidad con el que contaba Friedman.
Pero al mismo tiempo, no creo que la función de la demanda de dinero no sea una relación importante y real.
De manera que tenemos que enfrentamos a una función muy esencial, importantísima para la teoría y la política monetaria, pero con un lamentable rasgo característico; el que cambie con el tiempo. Mi opinión es que incluso si no podemos predecir estos cambios, sí podemos intentar comprenderlos cuando ocurren. Podemos emitir juicios acerca de si un determinado cambio es transitorio o más duradero y luego podemos utilizar estos juicios para orientar una política monetaria.
Cuando la demanda de dinero aumenta, damos al público más dinero para evitar presiones deflacionarias y cuando ésta disminuye, le quitamos dinero al público con el fin de contener la inflación.
Realmente pienso que ésta es una descripción justa de lo que la Fed. trata de hacer. En verdad tuve la oportunidad, hace poco más de un año de participar en un almuerzo con Greenspan y le pregunté qué pensaba de esta interpretación. Me contestó que la consideraba una buena descripción, excepto que él estimaba que la labor de detección era mucho más difícil de lo que yo habría pensado.
Revista Región: Cuando le pregunté a varios economistas de la Reserva Federal de Minneapolis acerca de usted, antes de la entrevista, ellos por lo general decían: "Harberger es conocido en el mundo de la economía principalmente por dos o tres cosas". ¿Qué supondría usted que dijeron?
Harberger: Bien, realmente no tengo idea de lo que podrían decir esos colegas de Minnesotta, pero sé qué les habría gustado decir, así como sé por lo que a mí me gustaría ser recordado.
Hay tres cosas principales:
En primer lugar; he tenido durante mi larga carrera académica muchísimos
estudiantes, de lo que estoy muy orgulloso. Ellos se han destacado tanto en el
mundo académico como político. Un buen número de ellos figuran como
importantes artífices de cambios revolucionarios en la economía de sus
respectivos países, especialmente en América Latina. Algunos, como Gregory
Chow, Zvi Griliches, Bob Sucan, MerIon Miller y Marc Nerlove, también han sido
responsables de adelantos significativos en las ciencias de la economía.
En segundo lugar, me gustaría ser considerado como defensor y misionero de las teorías económicas en el mundo. Creo, más que la mayoría de los economistas, en la gran fortaleza y alcance de las fuerzas económicas, así como en el poder de la economía política para realizar todo tipo de cosas. Nadie puede negar que cuando falla, la economía política puede sin duda arruinar una economía, y si una mala política económica puede arruinar la economía, una buena política sin duda la puede corregir. Por lo tanto creo que tenemos un papel muy importante que desempeñar. El papel de los economistas del mundo, en cierto sentido el deber de la profesión de la economía, es que nosotros representamos el conocimiento económico en los consejos de gobierno y en los debates políticos en todo tipo de foros. Las decisiones políticas acerca de materias económicas deberían basarse en lo que hemos aprendido y nuestra labor consiste en procurar que la voz de una sana economía sea oída por los encargados de tomar decisiones. Por esto he estado luchando durante casi toda mi vida profesional.
Y el tercer punto por el que me gustaría ser recordado es el haber sido un verdadero economista profesional, que practicaba lo que predicaba. He trabajado mucho en numerosos problemas, en muchos lugares, cubriendo un gran número de áreas de la economía. Me gustaría que la gente me considerara como alguien que, contando con un sencillo bagaje de sólidas herramientas basadas en principios fundamentales de la economía, pudo enfrentar diversos problemas en distintos lugares y contar con muy buenas respuestas.
Revista Región: Sus alumnos se han preparado en las Organizaciones Internacionales, Bancos Centrales y Universidades del mundo. ¿Hay alguna manera de comprender quiénes son ellos, dónde están ahora y qué labor desempeñan?
Harberger: He tenido la suerte de tener un gran número de estudiantes provenientes de los países en vías de desarrollo, especialmente de América Latina, en el curso de los años. He impartido mis conocimientos a más de trescientos estudiantes latinoamericanos en universidades norteamericanas, además de muchas otros, en los cursos que he dictado allí. En todo caso, me siento orgulloso de lo que ellos han logrado. Creo que el número de ministros que han sido mis alumnos supera los veinticinco, y sé que el número de presidentes de bancos centrales ya ha superado la docena. Actualmente los presidentes del Banco Central de Chile, Argentina e Israel fueron alumnos míos, y los ex-presidentes del Banco Central de Argentina, Chile y Costa Rica también lo fueron. De manera que eso es un nivel.
En los organismos internacionales también se han destacado. Hubo un momento en que cuatro principales economistas del Banco Mundial habían sido alumnos míos en Chicago.
Uno de ellos, Marcelo Selowsky, llegó a ser el principal economista del recién creado imperio de la ex-Unión Soviética, que constituye el cargo más alto de todo el Banco. Y adivinen que. Fue reemplazado por otro ex-alumno, Sebastián Edwards.
De manera que es muy grato ver a gente que asciende, y me siento orgulloso de haber contribuido a su desarrollo como economistas.
Pero ciertamente no deseo adjudicarme responsabilidad exclusiva en su formación.
Creo que todo el ambiente reinante en Chicago durante un largo período, en la década de 1960 y 1970 en especial, fue la cuna de la formación de personal en economía política, enfatizando siempre los principios básicos y tratando de impartirles un verdadero sentido en cuanto a cómo están unidos al mundo real. Estos aportes lamentablemente brillan por su ausencia, creo, en gran parte de la formación que se imparte en la actualidad. Ahora se dedica excesivo tiempo, en la mayoría de las escuelas, a técnicas demasiado formales que están muy alejadas del mundo real y que contribuyen mucho menos a preparar futuros expertos en economía política, comparadas con esa época en Chicago y en numerosas otras regiones.
Publicado en revista The Region, del Federal Reserve Bank of Minneapolis.