Competencia, est�tica y din�mica y equilibrio

Stigler, G.J.

 

 Al estudiar los fen�menos econ�micos se acostumbre a usar un tipo de an�lisis que, tras una

 

 larga experimentaci�n, se ha uniformado bastante. Del mismo modo, se ha desarrollado una

 

 terminolog�a que, a pesar de contener palabras que no se encuentran en el l�xico del lego, ofrece

 

definiciones precisas (a veces extra�as) apropiadas para facilitar el an�lisis te�rico. El cap�tulo de

 

que nos ocupamos trata de resumir este armaz�n anal�tico y de explicar su terminolog�a. De lo

 

primero nos ocuparemos en las dos primeras secciones sobre competencia y estad�stica y

 

din�mica. trat�ndose, adem�s, un concepto fundamental en la parte que se refiere al equilibrio.

 

 

 

I. La naturaleza de la competencia

 

 

Es necesario, ante todo, definir la competencia y explicar la finalidad de este concepto. La

 

naturaleza de la competencia perfecta se puede resumir explicando las tres condiciones

 

necesarias para su existencia:  

 

 

1. Cada unidad econ�mica (empresa o familia) debe ser tan peque�a, comparada con el

 

mercado, que no ejerza una influencia perceptible sobre los precios de los art�culos que se

 

compran y venden.

 

 

2. Todos los mercados se deben ver libres de interferencias institucionales, o m�s exactamente,

 

no deben existir restricciones sobre los precios y la movilidad.

 

 

3. Todas las unidades econ�micas deben poseer una informaci�n adecuada.

 

Las dos primeras condiciones son obvias, mientras que la tercera es un poco m�s complicada.

 

La competencia no es perfecta si una empresa independiente puede producir una cantidad tal de

 

un art�culo que un aumento de su actividad pueda disminuir, en forma perceptible,[1] el precio. La

 

empresa controla el precio al regular su producci�n, y el control del precio es una de las

 

caracter�sticas de lo que com�nmente recibe el nombre de monopolio. La competencia exige que

 

todas y cada una de las unidades econ�micas[2]  sean lo bastante peque�as para que los precios

 

del mercado se consideren independientes de sus actividades.[3] En segundo lugar, si se aplican

 

restricciones especiales a los precios o a la movilidad de los factores de la producci�n en

 

cualquier terreno, se puede afirmar que se restringe la competencia. Las restricciones pueden ser

 

de tipo legal, tales como el fijar las tarifas de los ferrocarriles, exigir un examen a los futuros

 

m�dicos o prohibir la venta de bebidas alcoh�licas a particulares. Tambi�n un sindicato puede

 

restringir la libertad de trabajo por medio de la imposici�n de cuotas de admisi�n elevadas o de

 

piquetes de huelga. Una asociaci�n de productores puede negarse a aprovisionar a aquellos que

 

traten de bajar los precios. La costumbre puede exigir que el hijo siga la ocupaci�n del padre.

 

Todas estas trabas sobre los precios y sobre el empleo de los factores de la producci�n son

 

incompatibles con la competencia.

 

No obstante, existen ciertas actividades de tipo social (que el Gobierno se encarga de cumplir)

 

incluso en un r�gimen de competencia: los contratos deben hacerse cumplir, la propiedad privada

 

debe ser protegida y el fraude y la violencia evitados o, por lo menos, sancionados. En cualquier

 

discusi�n realista de la competencia se admite que el Gobierno regule los pesos y medidas, que

 

controle el sistema bancario y la acu�aci�n de moneda, que asuma funciones sociales

 

(educaci�n, sanidad) y que use de otras formas de control de la actividad econ�mica. La mayor

 

parte de las funciones que citamos s�lo se le otorgan porque no se cumple la tercera condici�n de

 

la competencia: un conocimiento completo. Por lo que se ha dicho se podr�a interpretar que esta

 

tercera condici�n de la competencia tiene como finalidad reducir las actividades del Gobierno a

 

las de juez y polic�a. Esto no es as�; el requisito de que nos ocupamos se ha a�adido por una

 

raz�n muy diferente. Si los consumidores desconocen los precios del mercado comprar�n a

 

precios elevados, cuando podr�an hacerlo con mayor econom�a, y existir�n varios precios para un

 

mismo art�culo. Si los trabajadores (o los due�os de factores de la producci�n) ignoran el nivel de

 

los salarios no vender�n siempre sus servicios al mejor postor. Si los hombres de empresa

 

desconocen los costes y los precios, aumentar�n su producci�n incrementando las p�rdidas, y

 

otras veces la reducir�n disminuyendo los beneficios. Los miembros de un sistema econ�mico

 

deben conocer su mecanismo para que funcione bien.  

 

 

Si reflexionamos sobre esto, nos daremos cuenta de que un conocimiento completo implica un

 

campo mucho m�s amplio. Si los consumidores conocieran las propiedades f�sicas de un

 

producto no existir�a la propaganda, ya que las bondades de un art�culo ser�an ciertas y p�blicas, y

 

en el caso contrario, los consumidores conocer�an sus defectos. El hombre de empresa prev� con

 

exactitud las mejoras t�cnicas futuras (si es que son posibles, v�ase la secci�n II), lo cual provoca

 

la pregunta, siempre molesta, de por qu� no las adopta inmediatamente. El capitalista concede

 

sus pr�stamos con un conocimiento perfecto de las actividades que desarrollar� el prestatario

 

mientras est� el pr�stamo en vigor. Admitimos la existencia de, por decirlo as�, una rep�blica en

 

que cada individuo es un vigilante.

 

�Por qu� molestarnos adoptando una serie de premisas inexistentes? Este problema ha sido

 

percibido tanto por los estudiantes de econom�a inteligentes como por los que no los son. La

 

respuesta se ha tratado en forma sucinta en el cap�tulo I. Es ahora el momento de desarrollarla:

 

1. El realismo es relativo. La competencia es un supuesto de estudio m�s apropiado que el

 

monopolio, aunque tratemos de conformarnos a la realidad. Todo esto se aclarar� despu�s de

 

haber estudiado la teor�a de la competencia imperfecta (Parte III); pero podemos desde ahora

 

se�alar algunas caracter�sticas que sirvan de explicaci�n provisional. No existen monopolios

 

inmunes a la rivalidad �deben competir con las dem�s industrias para conseguir mano de obra,

 

capital y clientes� Estos elementos de rivalidad son, cuantitativamente, menos importantes que

 

en un r�gimen de competencia, pero son, probablemente, m�s importantes que las caracter�sticas

 

monopol�sticas. Por otra parte, existen tantos tipos de monopolio (de competencia imperfecta),

 

que uno cualquiera, de un tipo dado, es menos importante que el grupo, m�s homog�neo, de

 

industrias que explotan art�culos competitivos.

 

2. Es necesario, desde el punto de vista pedag�gico, comenzar a tratar los problemas, excepto

 

los m�s simples, buscando soluciones fragmentarias. La realidad econ�mica es, en su totalidad,

 

por lo menos tan complicada como la realidad f�sica. Sin embargo, el estudiante de f�sica no pone

 

objeciones a premisas tales como la ausencia de frotamiento, el espacio euclidiano o a la

 

frecuente frase �puede ser demostrado� �Por qu� ocurre lo contrario en econom�a?

 

3. Las soluciones fragmentarias s�lo pueden ser �tiles si se las considera, �nicamente, como

 

tales. La premisa de la ausencia del frotamiento no tendr�a ning�n valor pedag�gico si una vez que

 

se tomara en cuenta su existencia se tuviera que abandonar todas las soluciones estudiadas

 

antes de introducirla. La competencia cumple esta condici�n: es muy valiosa como punto de

 

partida hacia problemas m�s realistas (tambi�n m�s complicados) de an�lisis econ�mico. En

 

realidad, es inconcebible que la teor�a moderna de la competencia imperfecta haya alcanzado el

 

desarrollo que hoy d�a tiene si no hubiera existido una teor�a de la competencia muy elaborada.

 

4. La competencia ha sido y es una pol�tica tanto como un m�todo de an�lisis. Esto no constituye

 

por s� mismo una base de argumentaci�n, ya que entonces se podr�a afirmar, por analog�a, que la

 

qu�mica deber�a seguir considerando como punto de partida el estudio del oro. La competencia

 

seguir� teniendo implicaciones de orden pol�tico, ya que nos da la definici�n de un sistema

 

econ�mico eficiente. La teor�a socialista moderna y la filosof�a liberal del siglo XIX coinciden al

 

admitir que un sistema competitivo tiene por resultado una distribuci�n �ptima de los servicios

 

productivos.

 

Conviene, debido al poco conocimiento del significado que los economistas dan a la

 

competencia, a�adir unas palabras a este respecto. La caracter�stica fundamental de todas las

 

relaciones econ�micas es el ser impersonales. El hombre de empresas individual, por ejemplo,

 

se enfrenta a precios, no a rivales. Puede adquirir toda la mano de obra que desee a un precio

 

dado y vender la cantidad que crea oportuno a un precio determinado. No existe ninguna raz�n

 

que le haga desear la ruina de sus competidores: �Qu� beneficio obtendr�a de ello si siguen

 

existiendo miles, en realidad un n�mero ilimitado, de competidores que podr�an eliminar sus

 

ganancias.

 

En el lenguaje cotidiano, la palabra competencia tiene, por desgracia, un sentido muy personal.

 

Un equipo de balompi� compite con otro, una marca de cigarrillos trata de atraer a los

 

consumidores de otra. La competencia �a muerte� implica una contradicci�n en los t�rminos para

 

el economista. Es posible que la mejor recomendaci�n que se pueda hacer el estudiante,

 

respecto al uso de esta palabra, sea que las relaciones econ�micas no son nunca de

 

competencia pura, si implican relaciones de tipo personal entre unidades econ�micas.

 

 

II. An�lisis estacionario, din�mico e hist�rico

 

 

Aun en aquellos puntos en que se hayan comprendido perfectamente los fen�menos econ�micos

 

no es aconsejable analizarlos en forma global: la explicaci�n de fen�menos complicados es a

 

menudo compleja y existen razones, de orden pedag�gico, para dividirla en partes. Esta es una

 

de las razones que existen para estudiar los aspectos estacionarios, din�micos e hist�ricos del

 

an�lisis econ�mico. Sin embargo, existe otra raz�n m�s importante para aceptar esta

 

clasificaci�n La mayor parte de los fen�menos econ�micos no pueden ser explicados

 

cient�ficamente en su totalidad, es decir, no pueden ser previstos. En este caso el economista

 

puede llevar a cabo un an�lisis fruct�fero suponiendo que los datos fundamentales son

 

estacionarios, aunque no pueda explicar los elementos din�micos e hist�ricos del problema

 

Una teor�a econ�mica estacionaria (o est�tica) es la que explica la posici�n de equilibrio (v�ase la

 

secci�n III) de un problema definido, suponiendo que los datos del problema son inmutables. Un

 

ejemplo sencillo ser�a: si las curvas de demanda y oferta de un art�culo dado no var�an, el punto de

 

intersecci�n determina el precio de equilibrio y la cantidad que absorbe el mercado. Otro ejemplo

 

un poco m�s complicado de an�lisis estad�stico lo constituye el famoso modelo econ�mico de

 

una econom�a estacionaria. Este modelo se utiliza constantemente en el presente volumen y por

 

ello merece una explicaci�n.

 

Se puede definir econom�a est�tica como aquella en que no existen cambios dentro de los tres

 

grupos fundamentales de datos:

 

1. Los gustos. Los gustos y preferencias de los individuos, referentes a bienes y servicios, son

 

fijos. Es necesario interpretar con amplitud esta afirmaci�n; la preferencia de los trabajadores

 

entre obtener mayores ingresos o disfrutar de mayor cantidad de tiempo ocioso es tambi�n fija.

 

Bajo estas condiciones ning�n art�culo puede llegar a caer en desuso.

 

2. Factores de la producci�n. Podemos aceptar, por el momento, la divisi�n cl�sica de los

 

recursos productivos: tierra, trabajo y capital. Con respecto a la tierra se supone que no existe el

 

desgaste, que no se efect�an nuevos descubrimientos de tierras o minas y que las existentes son

 

inagotables. La poblaci�n productiva no ver�a de tama�o, ni cambia su distribuci�n por edades,

 

sexo, preparaci�n t�cnica o educaci�n. El equipo no aumenta ni disminuye.

 

3. La tecnolog�a. No se logran nuevos inventos ni var�a la organizaci�n de la producci�n gracias a

 

nuevos m�todos, tales como la direcci�n cient�fica de la empresa.

 

Vale la pena se�alar que una econom�a estacionaria no tiene que ser competitiva y que la

 

econom�a bajo el r�gimen de competencia nunca ha sido (ni es probable que pueda ser)

 

estacionaria. �Din�mico� es un t�rmino tomado de la mec�nica que los economistas han usado

 

con menos rigor que el de �est�tico�[4] El significado de �din�mico; que se emplea en este libro

 

corresponde al que tiene en f�sica: la econom�a din�mica es el estudio de las variaciones que

 

sufren una serie de magnitudes econ�micas (precios y cantidades) para llegar a un punto de

 

equilibrio, dentro de una estructura est�tica. Suponiendo finas las curvas de demanda y oferta de

 

un art�culo y que la condici�n de equilibrio es que se vendan 10.000 unidades a un precio igual a

 

un d�lar; si el precio inicial por unidad es de dos d�lares, �cu�l es el mecanismo por medio del

 

cual se logra el equilibrio? Estas son las cuestiones fundamentales del an�lisis econ�mico

 

din�mico.

 

Para terminar, hay que tener en cuenta los cambios hist�ricos de los datos, deseos, recursos y

 

tecnolog�a. Una teor�a hist�rica de la econom�a consistir�a en una explicaci�n generalizada del

 

crecimiento de la poblaci�n, del descubrimiento de nuevos recursos, de la aplicaci�n de nuevas

 

t�cnicas y de las variaciones de las necesidades. La teor�a de las fluctuaciones econ�micas

 

explicar�a y prever�a los ciclos econ�micos �para gloria eterna y beneficio temporal de los

 

economistas�. En esta obra no se trata del cambio hist�rico.

 

 

 

III. La naturaleza y condiciones del equilibrio

 

 

 

La teor�a econ�mica moderna recibe a menudo el calificativo de �econom�a del equilibrio�, debido

 

a que el estudio de su naturaleza y de sus condiciones forma el meollo de la teor�a de los precios.

 

En cualquier investigaci�n espec�fica el economista est� interesado por conocer la producci�n de

 

ciertos art�culos y su precios, teniendo en cuenta los datos del problema que se le presenten (las

 

condiciones de la oferta y la demanda). La producci�n y los precios est�n equilibrio siempre que,

 

dados los datos que rigen la oferta y la demanda, no exista ninguna tendencia a fluctuar ni en la

 

producci�n ni en los precios. Las condiciones de equilibrio son las relaciones que deben existir

 

antes de llegar a �l; estas condiciones resumen los determinantes m�s importantes de la

 

actividad econ�mica.

 

Existen diferentes clases de equilibrio:

 

1. Un equilibrio puede ser estable, neutro o inestable. Pigou ha descrito estas formas de equilibrio

 

como sigue:

 

�Un sistema se encuentra en equilibrio estable si, al ocurrir una peque�a alteraci�n, entran en

 

juego ciertas fuerzas que tienden a restablecer la posici�n inicial. El equilibrio es neutro si, al

 

ocurrir dichas variaciones, no entran en juego fuerzas equilibradoras, pero tampoco surgen otras

 

que acent�en la variaci�n; el sistema permanece en la nueva posici�n. El equilibrio es inestable si

 

una peque�a variaci�n pone en acci�n fuerzas que lo alejan de su posici�n inicial. Un barco de

 

quilla muy pesada est� en equilibrio establece; un huevo acostado sobre uno de sus lados, en

 

equilibrio neutro, y un huevo que descansa sobre uno de sus picos, en equilibrio inestable. Es f�cil

 

imaginar situaciones econ�micas artificiales en que impere un equilibrio neutro o inestable; pero

 

la teor�a de los precios est� relacionada con fen�menos reales en que estos casos son muy

 

excepcionales. M�s adelante se tratar�n casos de equilibrio inestable. Por regla general, se dan

 

las condiciones necesarias (llamadas condiciones de estabilidad) para que exista el equilibrio�.[5]

 

2. El equilibrio puede ser simple o m�ltiple. Una posici�n de equilibrio simple es la que se debe a

 

la existencia de una sola serie de precios y cantidades, que llene los requisitos de equilibrio. Se

 

dan posiciones de equilibrio m�ltiple cuando existen varias series de precios y cantidades que

 

llenen, tambi�n, los requisitos de equilibrio. El estudio del equilibrio m�ltiple es esencialmente

 

formal, ya que no se han dado ejemplos de casos emp�ricos para estudiarlos. Posteriormente se

 

tendr� en cuenta una o dos situaciones de equilibrio m�ltiple; pero, por regla general, se

 

considerar� t�pica la posici�n de equilibrio �nico.

 

3. El equilibrio puede ser parcial o general. El equilibrio parcial es aquel que se basa en un grupo

 

limitado de datos; por ejemplo, el precio de un art�culo determinado, al mantenerse constantes,

 

mientras se efect�a el an�lisis, los precios de los dem�s productos. Equilibrio general es el que

 

se basa en todos los datos que se refieran al problema que se estudia: los precios y la producci�n

 

de todas las industrias. El m�todo de equilibrio parcial corresponde a Marshall y a la escuela de

 

Cambridge, y el equilibrio general a Walras y a la escuela de Lausana. El empleo del t�rmino

 

�equilibrio general� es inapropiado; ning�n an�lisis econ�mico es general, en el sentido de

 

abarcar todos los datos relativos a un problema. El sistema de Walras, por ejemplo, hace caso

 

omiso de las fluctuaciones econ�micas, de los impuestos sobre el consumo, del progreso, de la

 

tecnolog�a y de las caracter�sticas y peculiaridades de las industrial concreta. Lo m�s que puede

 

afirmarse es que los estudios de equilibrio general tienen m�s contenido que los de equilibrio

 

parcial; no es posible afirmar que son completos en ning�n caso. Adem�s, cuanto m�s amplio sea

 

el an�lisis, menos concreto ser� su contenido �esto se deduce del hecho de que la mente

 

humana no puede, en un momento dado, dedicarse m�s que al estudio de un n�mero

 

relevantemente peque�o de problemas�. Desde el punto de vista del an�lisis formal, la amplitud

 

del campo y la reducci�n del contenido de los estudios del equilibrio general no pueden suscitar

 

objeci�n alguna. En problemas concretos, tales como el estudio del precio de la leche en una

 

ciudad, el investigador debe concentrar su capacidad anal�tica en el estudio de los datos m�s

 

importantes. No es �til, a pesar de ser exacto, tener en cuenta que el precio de la leche en una

 

ciudad depende, entre otros factores del nivel de precios del pa�s. No obstante, el estudio del

 

equilibrio general adem�s de tener objetivos importantes, da lugar a problemas muy interesantes

 

de an�lisis econ�mico. En primer t�rmino, demuestra que el equilibrio de un sector determinado

 

del sistema econ�mico no es incompatible con la existencia de equilibrio en los dem�s. Esta

 

conclusi�n no es, de ninguna manera, evidente.

 

En segundo lugar, el estudio del equilibrio general nos ofrece un esquema de la estructura y del

 

mecanismo del sistema econ�mico, lo cual tiene gran importancia pedag�gica, como se ver� en

 

el cap�tulo siguiente. Adem�s, ayuda a determinar los datos m�s significativos de un problema

 

concreto y demuestra las limitaciones que supone el considerar una sola industria, por admitir,

 

desde cierto punto de vista, caracter�sticas constantes en las dem�s. En discusiones posteriores

 

se dan numerosos ejemplos de la utilidad del an�lisis general.

 

 

4. El equilibrio puede ser a largo y a corto plazo. Una posici�n de equilibrio puede depender del

 

tiempo, ya que su transcurso puede hacer variar los datos. Esta caracter�stica puede ser

 

considerada como una diferencia m�s entre el equilibrio parcial y general, siempre que

 

consideremos que el an�lisis a corto plazo es parcial y que los estudiosa largo plazo son m�s

 

generales.

 

El ejemplo cl�sico de cambios en los datos de un problema, a trav�s de tiempo, se encuentra en

 

la teor�a de la producci�n de Marshall; la cual supone, por ejemplo, que el productor puede alterar

 

la velocidad de producci�n de una f�brica con m�s rapidez que las caracter�sticas de la f�brica

 

misma. Por ello, el precio que se basa en las variaciones del la velocidad de producci�n se

 

denomina precio normal (de equilibrio) a corto plazo. Si se tienen en consideraci�n tanto los

 

cambios en n�mero como en tama�o, de las f�bricas, se obtiene el precio de equilibrio a largo

 

plazo. Un equilibrio puede depender o ser independiente del mecanismo que lo ha causado. Por

 

regla general, se podr�a suponer que la posici�n final de equilibrio depende del mecanismo que lo

 

ha hecho posible. Supongamos, por ejemplo, que el precio del equilibrio del algod�n, durante un

 

a�o dado, es de 10 centavos de d�lar por libra; si este precio se estableciera autom�ticamente

 

no tendr�a a alterarse. En realidad, el precio empieza sus tanteos por debajo del punto de

 

equilibrio, aumenta a medida que se hace aparente el exceso de la cantidad deseada sobre la

 

ofrecida y puede continuar aumentando, hasta llegar a 12 centavos, s�lo porque, bas�ndose en la

 

experiencia, los vendedores retienen en almac�n una parte de la producci�n, en espera de

 

aumentos subsecuentes del precio. Por otra parte, el precio inicial puede permanecer siempre

 

por debajo del nivel de equilibrio, debido a que los consumidores hayan almacenado ciertas

 

cantidades adquiridas a bajo precio y dediquen parte de sus ingresos a la adquisici�n de otros

 

materiales de confecci�n.

 

No existe una teor�a general de los efectos del mecanismo de los fen�menos econ�micos sobre

 

su posici�n de equilibrio final; estos mecanismos son tan complicados que es posible que no

 

llegue a desarrollarse una teor�a sobre ellos. La importancia del mecanismo que causa la posici�n

 

final de equilibrio no puede ser estimada a priori; su influencia depende de las caracter�sticas de

 

la situaci�n de cada mercado. Es razonable creer que cuanto menores sean las fluctuaciones de

 

los precios y de la producci�n, menor ser� su efecto sobre la posici�n general de equilibrio;

 

siendo esto as�, podr�a considerarse la posici�n final como constante, en muchos casos.

 

Este problema puede ser eliminado su se acepta, como la hacen, por regla general, todos los

 

economistas, que la posici�n de equilibrio se produce inmediatamente. El principio de la

 

contrataci�n de Edgeworth proporciona un m�todo para aislar la influencia del mecanismo. De

 

acuerdo con este principio, los vendedores y compradores acuden al mercado efectuando

 

contratos provisionales sobre precios y cantidades. Los contratos provisionales no sirven de base

 

para el intercambio, ya que cada comprador (o vendedor) est� en libertad de volver a contratar

 

con aquellos compradores o vendedores que le ofrezcan condiciones m�s ventajosas. Cuando se

 

han efectuado varios contratos de este tipo los vendedores y compradores no encuentran a nadie

 

que pueda mejorar los t�rminos de sus negociaciones. Esta es la posici�n desequilibrio en el

 

mercado; una vez lograda, da lugar a la realizaci�n de los intercambios.

 

Las condiciones de equilibrio son las relaciones que deben existir para que el sistema econ�mico

 

pueda llegar a un equilibrio. Dados los datos de un problema, las condiciones de equilibrio

 

representan un resumen completo de todas las fuerzas que ejercen influencia sobre el resultado

 

final del proceso econ�mico. As�, pues, un problema de teor�a econ�mica se puede considerar

 

resuelto una vez que se conozca las condiciones de equilibrio que le son inherentes.

 

La caracter�stica m�s sobresaliente de las condiciones de equilibrio es que son las mismas; en

 

n�mero, que las cantidades y precios que tienen que ser determinados. Las condiciones son,

 

expres�ndonos en t�rminos matem�ticos, las ecuaciones del sistema econ�mico, y los precios y

 

las cantidades, las inc�gnitas. Esta importante caracter�stica puede explicarse por medio de dos

 

ejemplos:

 

1.   En el caso, sencillo, de que la oferta de un art�culo sea fija contamos con dos datos: la

 

cantidad de que se puede disponer y la curva de demanda del art�culo. Adem�s, conocemos una

 

de las condiciones de equilibrio: que la cantidad que se desea, al precio de equilibrio, es igual a

 

la cantidad de que se dispone. Esta relaci�n entre los datos del problema hace posible la

 

determinaci�n del precio.

 

2.   El segundo caso consiste en el equilibrio a la larga de una industria. Los requisitos del

 

equilibrio en este ejemplo (se estudian en el cap�tulo 9) son: a) todas las empresas producen una

 

cantidad tal que hace m�ximas sus ganancias netas; b) el precio iguala la demanda y la oferta, y

 

c) el precio determina que le beneficio de cada empresa no se mayor que el que corresponde a

 

las inversiones dentro de la competencia. Con estas condiciones (y los datos del problema)

 

podemos deducir a) el n�mero de empresas que hay en la industria; b) la producci�n de cada una,

 

y c) el precio del art�culo. Adem�s de estas condiciones necesarias de equilibrio existen otras,

 

llamadas �suficientes� o condiciones de estabilidad, que pueden hace posible un equilibrio

 

estable. Las condiciones de estabilidad pueden ser examinadas estudiando el precio del

 

mercado. En las figuras A y B se han representado las curvas de oferta y demanda de un art�culo

 

dado. En ambos casos las condiciones necesarias (un precio, igualdad entre la cantidad de oferta

 

y demanda) se obtiene al ser la cantidad OA y el precio OB . En la figura 2A la situaci�n es de

 

equilibrio estable, ya que una peque�a variaci�n del precio, por encima de OB , dar� lugar a un

 

exceso de la oferta sobre la demanda y el precio volver� a su posici�n inicial OB; lo mismo ocurre

 

si la variaci�n hace al precio menor que OB . Ahora bien, en la figura 2B no se dan las

 

condiciones de estabilidad, ya
 

que si el precio fuera un poco menor que OB, la cantidad de la oferta ser�a mayor que la de la

 

demanda y el precio descender�a cada vez m�s.

 

Si el precio estuviera por encima de OB la cantidad de la demanda exceder�a a la oferta y el

 

precio aumentar�a acumulativamente.

   

La condici�n de estabilidad en este caso consiste en que la curva de demanda intersecte a la de

 

oferta en un punto inferior.

 

                 A                                        B

 

Bibliograf�a

 

1. Knight, Frank H.: �Risk: Uncertainty and Profit�, London School of Reprints of Scarce Works,

 

n�m. 16 (1933, C. 1, 5, 6

 

2. Robbins, Lionel): �On a Certain Ambiguity in the Conception of Stacionary Equilibrium�,

 

Economic Journal, XL, (1930) , 194- 214.

 

3. Kinght, Frank H.: �Statics and Dinamics�, reproducido en The Ethics of Competition, Harper,

 

Nueva York, 1935.

 

4. Kaldor (N). : �A Clasificatory Note on the Determinateness of Equilibrium� Review of Economic

 

Studies, I (1934), 122-136

 



* La Teor�a de los Precios. Editorial Revista de Derecho Privado. Madrid. 1953. pp. 27-39.

 

[1] En el cap�tulo XII se explica c�mo se hace perceptible la influencia sobre un precio.

 

[2] Hemos dividido las unidades econ�micas en familiares y empresas. Una combinaci�n de

 

empresas (c�rtel) se convierte en una unidad econ�mica si las empresas que la forman llegan a

 

acuerdos sobre la producci�n y la pol�tica de precios. Estas combinaciones afectan los precios y

 

son incompatibles con la competencia.

 

[3] Si tratamos de describir, y no de definir, la competencia, es necesario que estudiemos las

 

condiciones que hacen posible la existencia de unidades econ�micas tan peque�as que llenen

 

este requisito. En el caso de unidades de consumo se puede aceptar nuestro supuesto, guardado

 

todo el respeto que merece el movimiento cooperativista. En el campo de la producci�n hay que

 

tener en cuenta las econom�as de la producci�n en gran escala (si es que no existe control estatal

 

sobre el tama�o de las empresas), que se estudian detalladamente en el cap�tulo XI.

 

[4] En mec�nica, la "est�tica; se refiere al estudio de los cuerpos en equilibrio, es decir, a estudiar

 

los problemas que se plantean cuando las sumas de las fuerzas que act�an sobre ellas es igual a

 

cero. El principio de la palanca es el ejemplo cl�sico. La "din�mica" se ocupa de las leyes del

 

movimiento de los cuerpos, de los fen�menos f�sicos que se rigen por el principio de la

 

aceleraci�n. La trayectoria de los proyectiles es el ejemplo cl�sico en este caso. En la actualidad

 

se acostumbra a estudiar la est�tica como un caso especial de la din�mica. La f�sica moderna

 

usa el t�rmino :estado de reposo o estacionario"(en contraste con "estado m�vil o din�mico")

 

;pero estas palabras tienen un sentido t�cnico muy diferente del que se les dio al usarlas por

 

primera vez en econom�a.

 

[5]A. C. Pigou, Economic's  of Welfare, Macmillan, Londres, 1932, pp. 794-795

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