Stigler, G.J.
Al estudiar los fenómenos económicos se acostumbre a usar un tipo de análisis que, tras una
larga experimentación, se ha uniformado bastante. Del mismo modo, se ha desarrollado una
terminología que, a pesar de contener palabras que no se encuentran en el léxico del lego, ofrece
definiciones precisas (a veces extrañas) apropiadas para facilitar el análisis teórico. El capítulo de
que nos ocupamos trata de resumir este armazón analítico y de explicar su terminología. De lo
primero nos ocuparemos en las dos primeras secciones sobre competencia y estadística y
dinámica. tratándose, además,
un concepto fundamental en la parte que se refiere al equilibrio.
I. La naturaleza de la competencia
Es necesario, ante todo, definir la competencia y explicar la finalidad de este concepto. La
naturaleza de la competencia perfecta se puede resumir explicando las tres condiciones
necesarias para su existencia:
1. Cada unidad económica (empresa o familia) debe ser tan pequeña, comparada con el
mercado, que no ejerza una influencia perceptible sobre los precios de los artículos que se
compran y venden.
2. Todos los mercados se deben ver libres de interferencias institucionales, o más exactamente,
no deben existir restricciones sobre los
precios y la movilidad.
3. Todas las unidades económicas deben poseer una
información adecuada.
Las dos primeras condiciones son obvias, mientras que la tercera es un poco más complicada.
La competencia no es perfecta si una empresa independiente puede producir una cantidad tal de
un artículo que un aumento de su actividad pueda disminuir, en forma perceptible,[1] el precio. La
empresa controla el precio al regular su producción, y el control del precio es una de las
características de lo que comúnmente recibe el nombre de monopolio. La competencia exige que
todas y cada una de las unidades económicas[2] sean lo bastante pequeñas para que los precios
del mercado se consideren independientes de sus actividades.[3] En segundo lugar, si se aplican
restricciones especiales a los precios o a la movilidad de los factores de la producción en
cualquier terreno, se puede afirmar que se restringe la competencia. Las restricciones pueden ser
de tipo legal, tales como el fijar las tarifas de los ferrocarriles, exigir un examen a los futuros
médicos o prohibir la venta de bebidas alcohólicas a particulares. También un sindicato puede
restringir la libertad de trabajo por medio de la imposición de cuotas de admisión elevadas o de
piquetes de huelga. Una asociación de productores puede negarse a aprovisionar a aquellos que
traten de bajar los precios. La costumbre puede exigir que el hijo siga la ocupación del padre.
Todas estas trabas sobre los precios y sobre el empleo de los factores de la producción son
incompatibles con la competencia.
No obstante, existen ciertas actividades de tipo social (que el Gobierno se encarga de cumplir)
incluso en un régimen de competencia: los contratos deben hacerse cumplir, la propiedad privada
debe ser protegida y el fraude y la violencia evitados o, por lo menos, sancionados. En cualquier
discusión realista de la competencia se admite que el Gobierno regule los pesos y medidas, que
controle el sistema bancario y la acuñación de moneda, que asuma funciones sociales
(educación, sanidad) y que use de otras formas de control de la actividad económica. La mayor
parte de las funciones que citamos sólo se le otorgan porque no se cumple la tercera condición de
la competencia: un conocimiento completo. Por lo que se ha dicho se podría interpretar que esta
tercera condición de la competencia tiene como finalidad reducir las actividades del Gobierno a
las de juez y policía. Esto no es así; el requisito de que nos ocupamos se ha añadido por una
razón muy diferente. Si los consumidores desconocen los precios del mercado comprarán a
precios elevados, cuando podrían hacerlo con mayor economía, y existirán varios precios para un
mismo artículo. Si los trabajadores (o los dueños de factores de la producción) ignoran el nivel de
los salarios no venderán siempre sus servicios al mejor postor. Si los hombres de empresa
desconocen los costes y los precios, aumentarán su producción incrementando las pérdidas, y
otras veces la reducirán disminuyendo los beneficios. Los miembros de un sistema económico
deben conocer su mecanismo
para que funcione bien.
Si reflexionamos sobre esto, nos daremos cuenta de que un conocimiento completo implica un
campo mucho más amplio. Si los consumidores conocieran las propiedades físicas de un
producto no existiría la propaganda, ya que las bondades de un artículo serían ciertas y públicas, y
en el caso contrario, los consumidores conocerían sus defectos. El hombre de empresa prevé con
exactitud las mejoras técnicas futuras (si es que son posibles, véase la sección II), lo cual provoca
la pregunta, siempre molesta, de por qué no las adopta inmediatamente. El capitalista concede
sus préstamos con un conocimiento perfecto de las actividades que desarrollará el prestatario
mientras esté el préstamo en vigor. Admitimos la existencia de, por decirlo así, una república en
que cada individuo es un vigilante.
¿Por qué molestarnos adoptando una serie de premisas inexistentes? Este problema ha sido
percibido tanto por los estudiantes de economía inteligentes como por los que no los son. La
respuesta se ha tratado
en forma sucinta en el capítulo I. Es ahora el momento de desarrollarla:
1. El realismo es relativo. La competencia es un supuesto de estudio más apropiado que el
monopolio, aunque tratemos de conformarnos a la realidad. Todo esto se aclarará después de
haber estudiado la teoría de la competencia imperfecta (Parte III); pero podemos desde ahora
señalar algunas características que sirvan de explicación provisional. No existen monopolios
inmunes a la rivalidad —deben competir con las demás industrias para conseguir mano de obra,
capital y clientes— Estos elementos de rivalidad son, cuantitativamente, menos importantes que
en un régimen de competencia, pero son, probablemente, más importantes que las características
monopolísticas. Por otra parte, existen tantos tipos de monopolio (de competencia imperfecta),
que uno cualquiera, de un tipo dado, es menos importante que el grupo, más homogéneo, de
industrias que explotan artículos competitivos.
2. Es necesario, desde el punto de vista pedagógico, comenzar a tratar los problemas, excepto
los más simples, buscando soluciones fragmentarias. La realidad económica es, en su totalidad,
por lo menos tan complicada como la realidad física. Sin embargo, el estudiante de física no pone
objeciones a premisas tales como la ausencia de frotamiento, el espacio euclidiano o a la
frecuente frase “puede ser demostrado” ¿Por qué ocurre
lo contrario en economía?
3. Las soluciones fragmentarias sólo pueden ser útiles si se las considera, únicamente, como
tales. La premisa de la ausencia del frotamiento no tendría ningún valor pedagógico si una vez que
se tomara en cuenta su existencia se tuviera que abandonar todas las soluciones estudiadas
antes de introducirla. La competencia cumple esta condición: es muy valiosa como punto de
partida hacia problemas más realistas (también más complicados) de análisis económico. En
realidad, es inconcebible que la teoría moderna de la competencia imperfecta haya alcanzado el
desarrollo que hoy día tiene si no
hubiera existido una teoría de la competencia muy elaborada.
4. La competencia ha sido y es una política tanto como un método de análisis. Esto no constituye
por sí mismo una base de argumentación, ya que entonces se podría afirmar, por analogía, que la
química debería seguir considerando como punto de partida el estudio del oro. La competencia
seguirá teniendo implicaciones de orden político, ya que nos da la definición de un sistema
económico eficiente. La teoría socialista moderna y la filosofía liberal del siglo XIX coinciden al
admitir que un sistema competitivo tiene por resultado una distribución óptima de los servicios
productivos.
Conviene, debido al poco conocimiento del significado que los economistas dan a la
competencia, añadir unas palabras a este respecto. La característica fundamental de todas las
relaciones económicas es el ser impersonales. El hombre de empresas individual, por ejemplo,
se enfrenta a precios, no a rivales. Puede adquirir toda la mano de obra que desee a un precio
dado y vender la cantidad que crea oportuno a un precio determinado. No existe ninguna razón
que le haga desear la ruina de sus competidores: ¿Qué beneficio obtendría de ello si siguen
existiendo miles, en realidad un número ilimitado, de competidores que podrían eliminar sus
ganancias.
En el lenguaje cotidiano, la palabra competencia tiene, por desgracia, un sentido muy personal.
Un equipo de balompié compite con otro, una marca de cigarrillos trata de atraer a los
consumidores de otra. La competencia “a muerte” implica una contradicción en los términos para
el economista. Es posible que la mejor recomendación que se pueda hacer el estudiante,
respecto al uso de esta palabra, sea que las relaciones económicas no son nunca de
competencia pura, si implican relaciones de tipo personal entre unidades
económicas.
II.
Análisis estacionario, dinámico e histórico
Aun en aquellos puntos en que se hayan comprendido perfectamente los fenómenos económicos
no es aconsejable analizarlos en forma global: la explicación de fenómenos complicados es a
menudo compleja y existen razones, de orden pedagógico, para dividirla en partes. Esta es una
de las razones que existen para estudiar los aspectos estacionarios, dinámicos e históricos del
análisis económico. Sin embargo, existe otra razón más importante para aceptar esta
clasificación La mayor parte de los fenómenos económicos no pueden ser explicados
científicamente en su totalidad, es decir, no pueden ser previstos. En este caso el economista
puede llevar a cabo un análisis fructífero suponiendo que los datos fundamentales son
estacionarios, aunque no pueda
explicar los elementos dinámicos e históricos del problema
Una teoría económica estacionaria (o estática) es la que explica la posición de equilibrio (véase la
sección III) de un problema definido, suponiendo que los datos del problema son inmutables. Un
ejemplo sencillo sería: si las curvas de demanda y oferta de un artículo dado no varían, el punto de
intersección determina el precio de equilibrio y la cantidad que absorbe el mercado. Otro ejemplo
un poco más complicado de análisis estadístico lo constituye el famoso modelo económico de
una economía estacionaria. Este modelo se utiliza constantemente en el presente volumen y por
ello merece una
explicación.
Se puede definir economía estática como aquella en que no existen cambios dentro de los tres
grupos fundamentales de datos:
1. Los gustos. Los gustos y preferencias de los individuos, referentes a bienes y servicios, son
fijos. Es necesario interpretar con amplitud esta afirmación; la preferencia de los trabajadores
entre obtener mayores ingresos o disfrutar de mayor cantidad de tiempo ocioso es también fija.
Bajo estas condiciones ningún
artículo puede llegar a caer en desuso.
2. Factores de la producción. Podemos aceptar, por el momento, la división clásica de los
recursos productivos: tierra, trabajo y capital. Con respecto a la tierra se supone que no existe el
desgaste, que no se efectúan nuevos descubrimientos de tierras o minas y que las existentes son
inagotables. La población productiva no vería de tamaño, ni cambia su distribución por edades,
sexo,
preparación técnica o educación. El equipo no aumenta ni disminuye.
3. La tecnología. No se logran nuevos inventos ni varía la organización de la producción gracias a
nuevos métodos, tales como la dirección científica de la empresa.
Vale la pena señalar que una economía estacionaria no tiene que ser competitiva y que la
economía bajo el régimen de competencia nunca ha sido (ni es probable que pueda ser)
estacionaria. “Dinámico” es un término tomado de la mecánica que los economistas han usado
con menos rigor que el de “estático”[4] El significado de “dinámico; que se emplea en este libro
corresponde al que tiene en física: la economía dinámica es el estudio de las variaciones que
sufren una serie de magnitudes económicas (precios y cantidades) para llegar a un punto de
equilibrio, dentro de una estructura estática. Suponiendo finas las curvas de demanda y oferta de
un artículo y que la condición de equilibrio es que se vendan 10.000 unidades a un precio igual a
un dólar; si el precio inicial por unidad es de dos dólares, ¿cuál es el mecanismo por medio del
cual se logra el equilibrio? Estas son las cuestiones fundamentales del análisis económico
dinámico.
Para terminar, hay que tener en cuenta los cambios históricos de los datos, deseos, recursos y
tecnología. Una teoría histórica de la economía consistiría en una explicación generalizada del
crecimiento de la población, del descubrimiento de nuevos recursos, de la aplicación de nuevas
técnicas y de las variaciones de las necesidades. La teoría de las fluctuaciones económicas
explicaría y prevería los ciclos económicos —para gloria eterna y beneficio temporal de los
economistas—. En esta obra no se
trata del cambio histórico.
III.
La naturaleza y condiciones del equilibrio
La teoría económica moderna recibe a menudo el calificativo de “economía del equilibrio”, debido
a que el estudio de su naturaleza y de sus condiciones forma el meollo de la teoría de los precios.
En cualquier investigación específica el economista está interesado por conocer la producción de
ciertos artículos y su precios, teniendo en cuenta los datos del problema que se le presenten (las
condiciones de la oferta y la demanda). La producción y los precios están equilibrio siempre que,
dados los datos que rigen la oferta y la demanda, no exista ninguna tendencia a fluctuar ni en la
producción ni en los precios. Las condiciones de equilibrio son las relaciones que deben existir
antes de llegar a él; estas condiciones resumen los determinantes más importantes de la
actividad económica.
Existen diferentes clases de equilibrio:
1. Un equilibrio puede ser estable, neutro o inestable. Pigou ha descrito estas formas de equilibrio
como sigue:
“Un sistema se encuentra en equilibrio estable si, al ocurrir una pequeña alteración, entran en
juego ciertas fuerzas que tienden a restablecer la posición inicial. El equilibrio es neutro si, al
ocurrir dichas variaciones, no entran en juego fuerzas equilibradoras, pero tampoco surgen otras
que acentúen la variación; el sistema permanece en la nueva posición. El equilibrio es inestable si
una pequeña variación pone en acción fuerzas que lo alejan de su posición inicial. Un barco de
quilla muy pesada está en equilibrio establece; un huevo acostado sobre uno de sus lados, en
equilibrio neutro, y un huevo que descansa sobre uno de sus picos, en equilibrio inestable. Es fácil
imaginar situaciones económicas artificiales en que impere un equilibrio neutro o inestable; pero
la teoría de los precios está relacionada con fenómenos reales en que estos casos son muy
excepcionales. Más adelante se tratarán casos de equilibrio inestable. Por regla general, se dan
las condiciones necesarias (llamadas condiciones de estabilidad) para que
exista el equilibrio”.[5]
2. El equilibrio puede ser simple o múltiple. Una posición de equilibrio simple es la que se debe a
la existencia de una sola serie de precios y cantidades, que llene los requisitos de equilibrio. Se
dan posiciones de equilibrio múltiple cuando existen varias series de precios y cantidades que
llenen, también, los requisitos de equilibrio. El estudio del equilibrio múltiple es esencialmente
formal, ya que no se han dado ejemplos de casos empíricos para estudiarlos. Posteriormente se
tendrá en cuenta una o dos situaciones de equilibrio múltiple; pero, por regla general, se
considerará típica la
posición de equilibrio único.
3. El equilibrio puede ser parcial o general. El equilibrio parcial es aquel que se basa en un grupo
limitado de datos; por ejemplo, el precio de un artículo determinado, al mantenerse constantes,
mientras se efectúa el análisis, los precios de los demás productos. Equilibrio general es el que
se basa en todos los datos que se refieran al problema que se estudia: los precios y la producción
de todas las industrias. El método de equilibrio parcial corresponde a Marshall y a la escuela de
Cambridge, y el equilibrio general a Walras y a la escuela de Lausana. El empleo del término
“equilibrio general” es inapropiado; ningún análisis económico es general, en el sentido de
abarcar todos los datos relativos a un problema. El sistema de Walras, por ejemplo, hace caso
omiso de las fluctuaciones económicas, de los impuestos sobre el consumo, del progreso, de la
tecnología y de las características y peculiaridades de las industrial concreta. Lo más que puede
afirmarse es que los estudios de equilibrio general tienen más contenido que los de equilibrio
parcial; no es posible afirmar que son completos en ningún caso. Además, cuanto más amplio sea
el análisis, menos concreto será su contenido —esto se deduce del hecho de que la mente
humana no puede, en un momento dado, dedicarse más que al estudio de un número
relevantemente pequeño de problemas—. Desde el punto de vista del análisis formal, la amplitud
del campo y la reducción del contenido de los estudios del equilibrio general no pueden suscitar
objeción alguna. En problemas concretos, tales como el estudio del precio de la leche en una
ciudad, el investigador debe concentrar su capacidad analítica en el estudio de los datos más
importantes. No es útil, a pesar de ser exacto, tener en cuenta que el precio de la leche en una
ciudad depende, entre otros factores del nivel de precios del país. No obstante, el estudio del
equilibrio general además de tener objetivos importantes, da lugar a problemas muy interesantes
de análisis económico. En primer término, demuestra que el equilibrio de un sector determinado
del sistema económico no es incompatible con la existencia de equilibrio en los demás. Esta
conclusión
no es, de ninguna manera, evidente.
En segundo lugar, el estudio del equilibrio general nos ofrece un esquema de la estructura y del
mecanismo del sistema económico, lo cual tiene gran importancia pedagógica, como se verá en
el capítulo siguiente. Además, ayuda a determinar los datos más significativos de un problema
concreto y demuestra las limitaciones que supone el considerar una sola industria, por admitir,
desde cierto punto de vista, características constantes en las demás. En discusiones posteriores
se dan numerosos ejemplos
de la utilidad del análisis general.
4. El
equilibrio puede ser a largo y a corto plazo. Una posición de equilibrio puede
depender del
tiempo, ya que su transcurso puede hacer variar los datos. Esta
característica puede ser
considerada como una diferencia más entre el
equilibrio parcial y general, siempre que
consideremos que el análisis a corto
plazo es parcial y que los estudiosa largo plazo son más
generales.
El ejemplo clásico de cambios en los datos de un problema, a través de tiempo, se encuentra en
la teoría de la producción de Marshall; la cual supone, por ejemplo, que el productor puede alterar
la velocidad de producción de una fábrica con más rapidez que las características de la fábrica
misma. Por ello, el precio que se basa en las variaciones del la velocidad de producción se
denomina precio normal (de equilibrio) a corto plazo. Si se tienen en consideración tanto los
cambios en número como en tamaño, de las fábricas, se obtiene el precio de equilibrio a largo
plazo. Un equilibrio puede depender o ser independiente del mecanismo que lo ha causado. Por
regla general, se podría suponer que la posición final de equilibrio depende del mecanismo que lo
ha hecho posible. Supongamos, por ejemplo, que el precio del equilibrio del algodón, durante un
año dado, es de 10 centavos de dólar por libra; si este precio se estableciera automáticamente
no tendría a alterarse. En realidad, el precio empieza sus tanteos por debajo del punto de
equilibrio, aumenta a medida que se hace aparente el exceso de la cantidad deseada sobre la
ofrecida y puede continuar aumentando, hasta llegar a 12 centavos, sólo porque, basándose en la
experiencia, los vendedores retienen en almacén una parte de la producción, en espera de
aumentos subsecuentes del precio. Por otra parte, el precio inicial puede permanecer siempre
por debajo del nivel de equilibrio, debido a que los consumidores hayan almacenado ciertas
cantidades adquiridas a bajo precio y dediquen parte de sus ingresos a la adquisición de otros
materiales de confección.
No existe una teoría general de los efectos del mecanismo de los fenómenos económicos sobre
su posición de equilibrio final; estos mecanismos son tan complicados que es posible que no
llegue a desarrollarse una teoría sobre ellos. La importancia del mecanismo que causa la posición
final de equilibrio no puede ser estimada a priori; su influencia depende de las características de
la situación de cada mercado. Es razonable creer que cuanto menores sean las fluctuaciones de
los precios y de la producción, menor será su efecto sobre la posición general de equilibrio;
siendo esto así, podría considerarse la posición final
como constante, en muchos casos.
Este problema puede ser eliminado su se acepta, como la hacen, por regla general, todos los
economistas, que la posición de equilibrio se produce inmediatamente. El principio de la
contratación de Edgeworth proporciona un método para aislar la influencia del mecanismo. De
acuerdo con este principio, los vendedores y compradores acuden al mercado efectuando
contratos provisionales sobre precios y cantidades. Los contratos provisionales no sirven de base
para el intercambio, ya que cada comprador (o vendedor) está en libertad de volver a contratar
con aquellos compradores o vendedores que le ofrezcan condiciones más ventajosas. Cuando se
han efectuado varios contratos de este tipo los vendedores y compradores no encuentran a nadie
que pueda mejorar los términos de sus negociaciones. Esta es la posición desequilibrio en el
mercado; una vez lograda, da lugar a la realización de
los intercambios.
Las condiciones de equilibrio son las relaciones que deben existir para que el sistema económico
pueda llegar a un equilibrio. Dados los datos de un problema, las condiciones de equilibrio
representan un resumen completo de todas las fuerzas que ejercen influencia sobre el resultado
final del proceso económico. Así, pues, un problema de teoría económica se puede considerar
resuelto una vez que se conozca las condiciones de equilibrio que le
son inherentes.
La característica más sobresaliente de las condiciones de equilibrio es que son las mismas; en
número, que las cantidades y precios que tienen que ser determinados. Las condiciones son,
expresándonos en términos matemáticos, las ecuaciones del sistema económico, y los precios y
las cantidades, las incógnitas. Esta importante característica puede explicarse por medio de dos
ejemplos:
1. En el caso, sencillo, de que la oferta de un artículo sea fija contamos con dos datos: la
cantidad de que se puede disponer y la curva de demanda del artículo. Además, conocemos una
de las condiciones de equilibrio: que la cantidad que se desea, al precio de equilibrio, es igual a
la cantidad de que se dispone. Esta relación entre los datos del problema hace posible la
determinación del precio.
2. El segundo caso consiste en el equilibrio a la larga de una industria. Los requisitos del
equilibrio en este ejemplo (se estudian en el capítulo 9) son: a) todas las empresas producen una
cantidad tal que hace máximas sus ganancias netas; b) el precio iguala la demanda y la oferta, y
c) el precio determina que le beneficio de cada empresa no se mayor que el que corresponde a
las inversiones dentro de la competencia. Con estas condiciones (y los datos del problema)
podemos deducir a) el número de empresas que hay en la industria; b) la producción de cada una,
y c) el precio del artículo. Además de estas condiciones necesarias de equilibrio existen otras,
llamadas “suficientes” o condiciones de estabilidad, que pueden hace posible un equilibrio
estable. Las condiciones de estabilidad pueden ser examinadas estudiando el precio del
mercado. En las figuras A y B se han representado las curvas de oferta y demanda de un artículo
dado. En ambos casos las condiciones necesarias (un precio, igualdad entre la cantidad de oferta
y demanda) se obtiene al ser la cantidad OA y el precio OB . En la figura 2A la situación es de
equilibrio estable, ya que una pequeña variación del precio, por encima de OB , dará lugar a un
exceso de la oferta sobre la demanda y el precio volverá a su posición inicial OB; lo mismo ocurre
si la variación hace al precio menor que OB . Ahora bien, en la figura 2B no se dan las
condiciones de estabilidad, ya
que si el precio fuera un poco menor que OB, la cantidad de la oferta sería mayor que la de la
demanda y el precio
descendería cada vez más.
Si el precio estuviera por encima de OB la cantidad de la demanda excedería a la oferta y el
precio aumentaría
acumulativamente.
La condición de estabilidad en este caso consiste en que la curva de demanda intersecte a la de
oferta en un punto inferior.
A
B
Bibliografía
1. Knight, Frank H.: “Risk: Uncertainty and Profit”, London School of Reprints of Scarce Works,
núm. 16 (1933, C. 1, 5, 6
2. Robbins, Lionel): “On a Certain Ambiguity in the Conception of Stacionary Equilibrium”,
Economic
Journal, XL, (1930) , 194- 214.
3. Kinght, Frank H.: “Statics and Dinamics”, reproducido en The Ethics of Competition, Harper,
Nueva York, 1935.
4. Kaldor (N). : “A Clasificatory Note on the Determinateness of Equilibrium” Review of Economic
Studies,
I (1934), 122-136
* La Teoría de los Precios. Editorial Revista de Derecho Privado. Madrid. 1953. pp. 27-39.
[1] En el capítulo XII se explica cómo se hace perceptible la influencia sobre un precio.
[2] Hemos dividido las unidades económicas en familiares y empresas. Una combinación de
empresas (cártel) se convierte en una unidad económica si las empresas que la forman llegan a
acuerdos sobre la producción y la política de precios. Estas combinaciones afectan los precios y
son incompatibles con la competencia.
[3] Si tratamos de describir, y no de definir, la competencia, es necesario que estudiemos las
condiciones que hacen posible la existencia de unidades económicas tan pequeñas que llenen
este requisito. En el caso de unidades de consumo se puede aceptar nuestro supuesto, guardado
todo el respeto que merece el movimiento cooperativista. En el campo de la producción hay que
tener en cuenta las economías de la producción en gran escala (si es que no existe control estatal
sobre el tamaño de las empresas), que se estudian detalladamente en el capítulo XI.
[4] En mecánica, la "estática; se refiere al estudio de los cuerpos en equilibrio, es decir, a estudiar
los problemas que se plantean cuando las sumas de las fuerzas que actúan sobre ellas es igual a
cero. El principio de la palanca es el ejemplo clásico. La "dinámica" se ocupa de las leyes del
movimiento de los cuerpos, de los fenómenos físicos que se rigen por el principio de la
aceleración. La trayectoria de los proyectiles es el ejemplo clásico en este caso. En la actualidad
se acostumbra a estudiar la estática como un caso especial de la dinámica. La física moderna
usa el término :estado de reposo o estacionario"(en contraste con "estado móvil o dinámico")
;pero estas palabras tienen un sentido técnico muy diferente del que se les dio al usarlas por
primera vez en economía.
[5]A. C. Pigou, Economic's of Welfare,
Macmillan, Londres, 1932, pp. 794-795