La cuesti�n de las ondas largas

Dr. Theotonio Dos Santos

Ponencia presentada al Seminario Internacional
"La econom�a mundial contempor�nea. Balance y perspectivas"

Traducci�n: Carlos S�nchez Moreno

La existencia de largos periodos de crecimiento econ�mico sucedidos por largos periodos de recesi�n depresi�n o bajo crecimiento son parte de la literatura de los pueblos y de la percepci�n que toda sociedad tiene de su experiencia hist�rica. Por ello la sistematizaci�n emp�rica sobre la existencia de los Ciclos Largos fue producto de un trabajo de investigaci�n bastante dif�cil que s�lo pudo ser realizado con mayor claridad all� por la d�cada de los a�os veinte de este siglo a trav�s de la obra del economista ruso Nikolai Dimitrievicth Kondr�tiev, quien public� en 1926 su ensayo "Las ondas largas en la vida econ�mica". En este ensayo �l distingui� varios ciclos u ondas largas (el t�rmino onda pretende ser menos determin�stico y menos mec�nico que el concepto de ciclo que supone por necesidad periodos m�s o menos iguales de ascenso y declinaci�n). Kondr�tiev distingui� en la historia econ�mica europea un periodo que va de 1780-1790 a 1810-1817, en la que se registrar�a un ascenso en los datos sobre los precios de algunos productos agr�colas, escogidos por la importancia y por la facilidad para establecer con ellos una serie continua. En seguida, distingui� un periodo que va de 1810-17 a 1844-51, caracterizado por la declinaci�n de la econom�a europea, luego, en seguida determin� la existencia de otro periodo que va de 1844-51 a 1870-75, que ser�a de ascenso econ�mico, a �ste le sigui� un periodo que va de 1870-75 a 1890-96, nuevamente encontr� una fase de crecimiento sustentado entre el final del siglo XIX y principios del XX, que puede ser encuadrado en los a�os de 1890-96 a 1914-20. A pesar de realizar sus estudios en la d�cada de los 20, antes del gran crack de 1929, �l contaba que para entonces se iniciaba una fase de declinaci�n que se iniciar�a hacia 1914-20.

Si completamos los datos de Kondr�tiev, vamos a encontrar que ese periodo de declinaci�n va a prolongarse hasta 1940-45, cuando la econom�a norteamericana comienza a recuperarse durante la guerra. En seguida tendr�amos un periodo que se extiende de 1940-45, hasta 1966-73 que se caracteriza por un largo ascenso econ�mico. Desde 1966-73 hasta nuestros d�as, en 1993, se registra un periodo de declinaci�n que deber�a extenderse si se mantienen las mismas tendencias de las ondas largas anteriores, hasta 1994-97, o tal vez hasta 1998 para dar entonces inicio a un nuevo periodo de ascenso.

Los datos de Kondr�tiev son hasta hoy en d�a objeto de amplias discusiones, ya porque hay diferentes propuestas acerca de los datos que deben utilizarse para establecer los l�mites de un ciclo, ya porque hay discusiones metodol�gicas sobre el concepto mismo de las ondas largas.

Los datos parecen confirmar la existencia de estos periodos de ascenso y descenso con duraci�n de cerca de 25 a�os cada uno, sobre todo si se utiliza una metodolog�a adecuada, abarcando varios sectores de la econom�a y no solamente los utilizados por Kondr�tiev en sus estudios originales. Hay evidencia suficiente para comprobar no solamente la existencia de los ciclos largos detectados por �l, sino para confirmarlos en �pocas posteriores a sus estudios.

Dentro de la l�nea de aceptaci�n de los datos como punto de partida para la reflexi�n, fueron varios los autores que confirmaron las constataciones de Kondr�tiev, entre ellos destaca Joseph Schumpeter, en su libro Bussiness Cycles, en dos vol�menes, editado por la Mc Graw Hill en Nueva York en 1939, quien producir� la reflexi�n m�s sistem�tica sobre las ondas largas de Kondr�tiev . �l incluso va a demostrar la existencia de una combinaci�n de los ciclos largos de 40 a 50 a�os con otros dos ciclos menores: el ciclo de las inversiones, que se suceden de cuatro en cuatro a�os determinados por los stocks, que ya Kitchin hab�a detectado en 1900, y los ciclos de 9-11 a�os, estudiados por Clement Juglar, en el siglo pasado hacia 1860.

El economista holand�s Van Dujn (1983) busc� confirmar y desarrollar esta l�nea de an�lisis iniciada por Schumpeter, incorpor�ndole otro ciclo, que es el Ciclo de Kuznetz que identific� ciclos de 15 a 25 a�os, ligados a las inversiones en el transporte y la construcci�n de casas ocurrido principalmente en los Estados Unidos. Siguiendo a Van Dujn, este ciclo se combinar�a con los ciclos anteriormente se�alados, no en todas las ocasiones ni en todos los pa�ses (pues hay alteraciones de los mismos, que fueron detectadas principalmente en Estados Unidos, cuando operan en sentido inverso en otros pa�ses), pues ellos est�n muy ligados a la construcci�n de casas y de instalaci�n de transportes, debidos a la inmigraci�n en los periodos de descenso econ�mico, por lo tanto presentan un comportamiento un tanto at�pico.

El enfoque de Schumpeter, reafirmado por varios economistas actuales, permiti� retomar la idea del fen�meno econ�mico como un proceso de cambios y transformaciones. Schumpeter inicia su an�lisis definiendo una situaci�n de equilibrio, para despu�s introducir los cambios de car�cter c�clico, los cuales estar�an influenciados por elementos externos al universo estrictamente econ�mico, �l buscar� una explicaci�n para los movimientos c�clicos largos u ondas largas, en la existencia de una clase empresarial generadora de innovaciones significativas. As� para cada nuevo ciclo de 40 a 60 a�os, debemos suponer que existe una generaci�n de empresarios innovadores, cuya acci�n decisiva y creativa ser� la base para la generaci�n de un nuevo ciclo de innovaciones significativas.

En la d�cada de los 70, la tem�tica de los ciclos largos fue retomada despu�s de un largo abandono, debido al crecimiento sustentado que se present� durante la postguerra, que parec�a haber eliminado los ciclos econ�micos. Este largo periodo de crecimiento dio origen incluso a interpretaciones en el sentido de que las econom�as nacionales ya hab�an llegado a una etapa post-c�clica, despu�s de la segunda guerra mundial, as� que el pensamiento econ�mico s�lo vino a redescubrir a Kondr�tiev y a los ciclos largos cuando la crisis de 1966-67 comenz� a generar grandes cuestionamientos al sistema capitaliza que se expresaron fundamentalmente en los grandes movimientos de masas de 1968, que ocurrieron en el mundo entero. Luego, en 1973, vino la ofensiva de la OPEP para reajustar dr�sticamente los precios del petr�leo, la cual no solamente confirm� la tendencia a la declinaci�n de las tasas de crecimiento ya verificadas desde 1967, sino que se present� como una grave depresi�n que se extendi� entre 1973-75. El aumento del precio del petr�leo puso en shock a todo un modelo econ�mico basado en una fuente energ�tica barata a pesar de ser no renovable. Todo indicaba que no ser�a posible mantener m�s esta situaci�n que implicaba la subyugaci�n de los pueblos coloniales y al mismo tiempo se presentaban fen�menos pol�ticos y militares que parec�an confirmar la tendencia del tercer mundo a sacudirse esa tutela de manera definitiva, como la derrota de los Estados Unidos en Vietnam y la ca�da del fascismo en Portugal, sucedida tras las revoluciones en todo su imperio.

Es f�cil entender por tanto que fue en la d�cada de los 70 que el modelo de las ondas largas de Kondr�tiev volvi� a ser estudiado. Yo destacar�a en primer lugar mi trabajo en el libro de 1970 sobre La crisis norteamericana y Am�rica Latina y en art�culos publicados tras su presentaci�n en la conferencia de Tiburg, Holanda en 1970, bajo el t�tulo El capitalismo en la d�cada de los 70, as� como el texto que present� en el Congreso Internacional de Sociolog�a de Vara en 1969 y que fue publicado en franc�s y en espa�ol en el libro de Anouar Abdel Malek sobre la sociolog�a del imperialismo.

En 1972 Ernest Mandel public� su excelente libro sobre El capitalismo tard�o en el cual retoma la tem�tica de los ciclos largos, luego fue seguido por Andr� Gunder Frank en sus estudios sobre las ondas largas, la acumulaci�n y la crisis, en los cuales intent� prolongar el fen�meno de los ciclos largos hasta el periodo que va de la conquista de Am�rica hasta la Revoluci�n Francesa, en un an�lisis de la acumulaci�n a largo plazo. �l aplic� tambi�n el concepto a los estudios de la crisis capitalista de los a�os 70. Como ya lo se�al�, fue en esta misma �poca que Immanuel Wallerstein inici� su estudio de la formaci�n del sistema-mundo integrado por el capitalismo contempor�neo utilizando el concepto de las ondas largas de Kondr�tiev.

Fernand Braudel recupera con gran estilo la idea de las ondas largas proponiendo su extensi�n no solamente a periodos anteriores, sino encontrando ondas m�s largas, de 200 a�os. W.W. Rostow va a reencontrarse con Kondr�tiev en su libro La econom�a mundial: historia y prospectiva. Editado por la Universidad de Texas en 1978.

De ah� en adelante, fueron millares los art�culos en la prensa especializada del mundo que hicieron llegar las ideas de Kondr�tiev hasta el gran p�blico, como algo esot�rico.

Braudel, como ya lo se�alamos, va a detectar ondas similares en Italia, en el periodo que va de 1460 a 1621-1650. El va a detectar de 1460-1483 un periodo de ascenso en Italia; entre 1483 y 1509 un periodo de descenso; entre 1509-29 otro ascenso; entre 1529-39 otro descenso; entre 1539-59 un ascenso; entre 1559-75 un nuevo descenso; entre 1575 y 95 otro ascenso; entre 1595 y 1621, descenso; 1621 a 1650, nuevo ascenso. Este estudio publicado en el libro de Romano e Vivanti (1974). Historia de Italia, volumen 2, procura desarrollar una tem�tica que ser� retomada por otros autores que pretenden detectar la existencia de tendencias seculares y "log�sticas" que pueden ser semejantes a ondas largas m�s amplias de aquellas que detectara Kondr�tiev o el propio Braudel.

Estos autores pretenden detectar la presencia de una tendencia secular que se prolonga del siglo IX y X, hasta mediados del siglo XV, cuyo auge se encontrar�a en el siglo XII. En seguida se presentar�a una nueva onda c�clica cuyo auge se deber� localizar al final del siglo XIX e inicios del XX, por fin, a mitad del siglo XX se habr�a iniciado una nueva tendencia secular y "log�stica" que deber� prolongarse posiblemente hasta mediados del siglo XXII en el caso de que persistieran estos patrones c�clicos.

Tendr�amos as� ciclos compuestos de dos siglos y medio marcados por el ascenso en dos siglos y medio en los que predominara el descenso. En su estudio sobre el periodo de 1500 a 1789, Andr� Gunder Frank, dedica varias p�ginas a la discusi�n sobre el periodo de descenso y hasta de la misma depresi�n, que habr�a ocurrido en Europa en el siglo XVII y que fue objeto de amplias discusiones en aquella �poca. De ser correctos estos an�lisis, se puede aceptar la existencia de ciclos interconectados entre s� de 3-4 a�os, 9-11 a�os, de 17-18 a�os, de 15-25 a�os, los de 40 a 60 a�os y posiblemente los ciclos de dos siglos a dos siglos y medio que llegar�an a conformar ciclos de hasta 500 a�os. En el interior de cada uno de dichos ciclos habr�a periodos de crecimiento y descenso que ser�an marcados por crecimientos mayores y descensos menores en los periodos llamados al descenso y por crecimientos menores y descenso mayores en los periodos llamados de descenso. En consecuencia no se mide los ciclos a trav�s de datos absolutos de crecimiento o declinaci�n del producto, sino a trav�s de tasas de crecimiento, procurando detectar las oscilaciones que se dar�an en torno a una tasa media, o que permitir�an configurar un ciclo de ascenso o descenso, a�n y cuando en su conjunto, la econom�a presente un movimiento general ascendente.

Hasta el siglo XX nos podemos encontrar con largos periodos de ca�da en la producci�n, periodos en que la depresi�n era un hecho y no pod�amos pensar en una situaci�n de crecimiento permanente. La tendencia al crecimiento permanente en tasas crecientes s�lo va a poder ocurrir despu�s del siglo XIX con la revoluci�n industrial. A partir de la Revoluci�n Industrial, vamos a encontrar una situaci�n en la que el crecimiento tiende a ser la norma y los periodos de descenso en la producci�n son periodos localizados en el tiempo y en algunos pa�ses raramente se presentan lo que revela que las fuerzas productivas est�n dominadas por la humanidad.

Muchos historiadores y particularmente los economistas se rehusan a aceptar la existencia de los fen�menos c�clicos descritos en nombre de la libertad de los agentes sociales, particularmente la econom�a rehusa este enfoque porque tiene pretensiones de intervenci�n en la direcci�n de la econom�a como ciencia, sobre las variables macro y microecon�micas, pretensiones que tienen muy poco que ver con la pr�ctica de las pol�ticas econ�micas, marcadas por crasos errores y fracasos permanentes. Sin faltar las dificultades para integrar dichos fen�menos al lenguaje matem�tico dominante en los modelos econ�micos. Varios autores se han ocupado del fen�meno de los ciclos con gran rigor y precisi�n matem�tica, se trata m�s de una especie de fen�meno religioso: quien cree y quien no cree en los datos.

A partir del periodo de la informaci�n de la econom�a europea y hasta nuestros d�as podemos identificar cada onda larga con:

a) El predominio de un determinado r�gimen de producci�n (libre cambio, oligopolio, monopolio, globalizante).

b) La prevalencia de determinadas relaciones sociales de producci�n y formas de organizaci�n social (manufactura, gran industria, fordismo, y el llamado toyotismo en el periodo actual.)

c) La hegemon�a de ciertos centros econ�micos (Espa�a, Portugal, Holanda, Inglaterra, Estados Unidos) que dominan las zonas perif�ricas y semiperif�ricas.

A partir de la revoluci�n industrial se va a establecer la hegemon�a del sistema-mundo, que integra varias econom�as mundo, en un �nico sistema de car�cter planetario. El capitalismo industrial fue el primer sistema econ�mico capaz de implantar un sistema mundial, m�s ello supone hasta el presente, que hay un centro aglutinador del conjunto de este sistema. Este no podr�a ser m�s de Ciudades-Estado, que ejercieron el papel centralizador hasta el renacimiento. Se hac�a necesaria una base nacional, un verdadero Estado-Naci�n como lo fue Inglaterra para cumplir esta nueva misi�n hist�rica. Esta visi�n nos lleva a distinguir cuidadosamente al centro, la semiperiferia, y la periferia, para que el an�lisis de las ondas largas alcance una mayor dimensi�n.

En mis estudios de la d�cada de los 70 sustent� la tesis de que el ciclo econ�mico adopta diferentes formas en el centro y en la periferia y present� algunos elementos claves para el an�lisis de esas diferencias, entre ellas se debe destacar el papel de las econom�as de subsistencia como amortiguador de los efectos m�s dram�ticos de las depresiones econ�micas, la importancia de la ca�da de las importaciones para la realizaci�n del mecanismo de sustituci�n de importaciones durante los periodos de crisis del comercio internacional, y al mismo tiempo procure distinguir las tipolog�as dentro de la periferia, separando a aquellos pa�ses que hab�an alcanzado un desarrollo industrial a partir de una nueva divisa internacional del trabajo y cuyos elementos centrales se esbozaron en la crisis de 67-68. A partir de este momento fue necesario distinguir los pa�ses dependientes que se articulaban con la econom�a mundial como exportadores industriales, en una posici�n subordinada respecto de las empresas multinacionales, de los pa�ses de la semiperiferia propiamente dicha del sistema-mundo. A pesar de la aparente similitud de las situaciones econ�micas que presentaban y que a�n presentan en parte. En la semiperiferia se deben incluir aquellos pa�ses desarrollados que declinaron y/o perdieron su posici�n relativa en el sistema capitalista mundial, como es el caso de las econom�as del sur de Europa.

El tema de la semiperiferia, fue estudiado por Giovanni Arrighi (1990) del Instituto Fernand Braudel, en un libro extremadamente interesante. La combinaci�n de las luchas democr�ticas del sur de Europa, con las luchas democr�ticas latinoamericanas y de varios pa�ses en v�as de desarrollo, los llamados pa�ses de industrializaci�n (NIC's por sus siglas en ingl�s) en la d�cada de los 70 mostr� que hab�a realmente un conjunto de elementos comunes entre estos pa�ses. En los an�lisis que hice de este periodo, llamaba la atenci�n sobre ellos y sobre los m�s d�biles del sistema econ�mico mundial, utilizando la imagen de Lenin en su Imperialismo: fase superior del capitalismo.

Estos puntos d�biles se situar�an en los pa�ses en decadencia, entre los pa�ses desarrollados, y por otro lado en los pa�ses con mayor crecimiento, entre los pa�ses subdesarrollados y dependientes. Dentro de esta franja se situaban pa�ses claves como Inglaterra y el sur de Europa al lado de pa�ses como Brasil, la India, China, Ir�n e Irak y del otro lado estar�n, vamos a decirlo as�, la franja de la crisis institucional, la falla cr�tica del sistema capitalista mundial donde la crisis general del sistema en la fase "B" del ciclo de Kondr�tiev tendr�a sus efectos m�s devastadores en t�rminos de la transformaci�n social, econ�mica y pol�tica. Ellos se har�an necesarios para la reintegraci�n de esos pa�ses a la econom�a mundial.

Preve�amos tambi�n grandes transformaciones en los pa�ses socialistas en vista de la necesidad de que se integraran a la econom�a mundial, pues su aislamiento hab�a sido un resultado de la guerra fr�a y de una pol�tica artificial de cerco a los pa�ses que estaban bajo la influencia de la Uni�n Sovi�tica. Siempre cre� que durante el actual ciclo de Kondratiev esta intolerable situaci�n encontrar�a un camino de salida, como de hecho ha venido ocurriendo a pesar de los obst�culos derivados de las cuestiones ideol�gicas que deber�n ser corregidos en los pr�ximos a�os, cuando pase de manera definitiva este contexto neoliberal en el que se inscribieron dichos procesos de liberalizaci�n pol�tica en su lucha por alcanzar una especie de ciudadan�a en una econom�a internacional que les negaba cualquier papel en el sistema mundo.

Aceptar la comprobaci�n de la existencia de los ciclos largos a trav�s de varios estudios emp�ricos, resulta una cuesti�n bastante compleja de la explicaci�n y de su existencia. Los ciclos cortos y los medios como ya hemos visto se hayan vinculados a fen�menos bastante concretos como la existencia de stocks que se concentran mas o menos en periodos de 3 a 4 a�os; a la existencia de ciclos de inversi�n ligados a la incorporaci�n de nuevas maquinarias en su periodo de maduraci�n de 7 a 11 a�os; o los ciclos debidos a las inversiones de la construcci�n con una duraci�n de entre 15 y 25 a�os; mas los ciclos de Kondr�tiev son mas dif�ciles de explicar, porque no parecen apoyarse en ning�n fen�meno c�clico muy evidente.

Kondr�tiev ya apuntaba a una explicaci�n de los ciclos largos vinculada a la introducci�n de innovaciones tecnol�gicas, a la expansi�n del mercado mundial y a los aumentos en la oferta de dinero, elementos que explicaban seg�n el la existencia de los ciclos largos. La base para estos ciclos seria exactamente los cambios en el stock social de capital social o del capital social disponible y este aumentar�a o disminuir�a debido a la acci�n de los tres elementos ya mencionados que analizaremos a continuaci�n.

Las fases de ascenso mas o menos cont�nuas son movimientos de arranque que requieren grandes sumas de capital l�quido para pr�stamos y que necesitan, por lo tanto de la generaci�n de tasas de inter�s atractivas o bajas, condiciones que se presentan cuando se alcanza el punto mas bajo de las crisis econ�micas.

En el punto bajo del ciclo, los precios agr�colas son relativamente insensibles a la ca�da generalizada de la demanda que sucede durante las depresiones, por el contrario, los precios industriales son mas sensibles a esta situaci�n y se puede constatar una fuerte baja de estos precios. Esta ca�da se hace mas probable debido a la tendencia a la incorporaci�n de nuevas tecnolog�as en los puntos mas bajos de la crisis estructural. Lo anterior genera en consecuencia t�rminos de intercambio favorables a las mercader�as de tipo comercial y esto conduce a una recuperaci�n mas acelerada del ahorro en el sector urbano.

Debido a la reducci�n generalizada de los precios o deflaci�n, se produce una tendencia al atesoramiento. Si se toma en cuenta la tendencia a la ca�da de la tasa de inter�s, los ahorradores tienden a defenderse a trav�s de las compras de oro lo cual conducir� al aumento de su precio y mejorar� a la par de otros activos de refugio como los activos en moneda, ( reforzados por la tendencia a la deflaci�n a pesar de la ca�da en la tasa de inter�s ), los activos inmobiliarios y otros activos fijos. Esta tendencia al atesoramiento es uno de los elementos mas importantes para producir el �mpetu favorable al crecimiento de largo plazo cuando se presentan las tendencias ascendentes del ciclo. Kondr�tiev intent� no solamente explicar las ondas largas a trav�s de estas variables, sino que procur� inclusive detectar su presencia a trav�s de sus estudios emp�ricos.

La publicaci�n del art�culo de Kondr�tiev produjo reacciones generalmente desfavorables, generalmente de parte de la direcci�n pol�tica de la Uni�n Sovi�tica. Quien mas se destacar�a en la confrontaci�n con Kondr�tiev fue Le�n Trotsky. En su art�culo sobre la curva de desarrollo capitalista republicado en la revista cr�ticas de econom�a pol�tica , Trotsky que en aquel momento ocupaba el puesto de comandante en jefe del ej�rcito rojo atacar� severamente el art�culo de Kondr�tiev. As�, asistimos a un curioso debate entre un dirigente revolucionario, ministro de la guerra y un acad�mico, economista investigador dedicado a cuestiones bastante te�ricas como la teor�a del ciclo econ�mico. Lo cual en realidad no es extraordinario en la vida intelectual de la Uni�n Sovi�tica en el periodo revolucionario en la d�cada de los a�os veinte con la consolidaci�n de Stalin. En dicho periodo el debate de las ideas fue sustituido por la intervenci�n de bur�cratas en la vida intelectual del pa�s para imponer sus puntos de vista.

Richard Daves hace un estudio comparativo sobre las teor�as del ciclo largo de Kondr�tiev, Trotsky y Mandel, en el siguiente n�mero de esta revista, llamando la atenci�n sobre el hecho de que ser�a Mandel, un dirigente trotskista quien recuperara la idea de Kondr�tiev, en la d�cada de los 70, revelando una independencia intelectual frente a su jefe pol�tico realmente excepcional. Dejando de lado estas iron�as de la historia, � cu�l era la esencia de la de la argumentaci�n de Trotsky en contra de Kondr�tiev ?

En primer lugar, Trotsky diferencia ciclos econ�micos de �pocas, en el sentido de que los ciclos se repiten necesariamente, mientras que las �pocas se suceden en lugar de repetirse. Por otra lado, Trotsky va a afirmar que la relaci�n entre crecimiento bajo, declinaci�n, crecimiento por sobre la media (ascenso) y estancamiento, se miden en relaci�n a un crecimiento medio por lo que Trotsky dice: 

" La principal diferencia entre ellas est� determinada por las relaciones cualitativas entre las crisis y los periodos de auge de cada ciclo dado si el auge se restaura con el excedente destruido o construido durante la crisis precedente, entonces el desarrollo capitalista tendr� una tendencia ascendente. Si la crisis significa la destrucci�n o cuando menos la constricci�n o restricci�n de las fuerzas productivas, sobrepasa en intensidad al auge que le precede, entonces tendremos como resultado una tendencia decreciente de la econom�a. Por �ltimo, si la crisis o el auge son equivalentes en intensidad, estaremos frente a una econom�a estancada."

El concepto de auge, ascenso y descenso de Trotsky tiene un car�cter absoluto, contrariando una visi�n mas relativa del ciclo que tanto Kondr�tiev como sus seguidores presentaran. Como vimos se puede constatar un periodo de descenso sin que haya por ejemplo, una crecimiento negativo o de decaimiento del producto. Claro que esta visi�n de Trotsky restringe mucho la posibilidad de utilizar sus conceptos de ascenso y descenso e identificarlos con progreso y decadencia hist�ricos, y el estancamiento con una cierta estabilidad. De ah� que el va a llegar a la conclusi�n bastante radical de que el car�cter y duraci�n de las crisis o de los auges est�n determinados por factores externos y no por la interrelaci�n interna de las fuerzas que componen la din�mica capitalista. El llegaba as� a una conclusi�n muy distante de la de Marx que se hab�a esforzado por comprender los ciclos econ�micos como parte de las leyes del funcionamiento del modo de producci�n capitalista. En la b�squeda de estos elementos externos Trotsky resaltar� en primer t�rmino la adquisici�n de nuevos pa�ses o continentes, y en segundo lugar el descubrimiento de nuevos recursos naturales o como consecuencia de ambos, mas sus independencias, guerras y revoluciones.

Siguiendo a Trotsky no existe un ritmo o ley r�gida ligando a las �pocas entre si. Adem�s el llama mucho la atenci�n sobre el impacto de los cambios desde el punto de vista ideol�gico o superestructural, reconociendo que esos movimientos econ�micos desencadenan cambios en la superestructura. Esta identificaci�n de las fases del ciclo con �pocas hist�ricas sucesivas, nos conduce a la idea de la transformaci�n hist�rica global, a la idea de un proceso evolutivo en contraposici�n a un enfoque de tipo c�clico. No debemos despreciar estas cr�ticas de Trotsky , porque realmente el enfoque de los ciclos largos, de las ondas largas no debe ignorar que sus movimientos est�n asociados a estructuras econ�mico sociales que atraviesan cambios exactamente en varios momentos de los ciclos que est�n asociados a guerras, revoluciones y a profundos cambios institucionales que ocurren por lo general en las fases depresivas o en el auge de los ciclos. Trotsky propondr� un cuadro donde se sintetiza a esos elementos estructurales y superestructurales que, como el mismo reconoce, es bastante informal y que necesitar�a de muchas investigaciones emp�ricas e hist�ricas para ganar foro como una hip�tesis cient�fica.

Como ya se mencion� con anterioridad ser� con Schumpeter que las propuestas te�ricas de Kondr�tiev alcanzar�n un desarrollo bastante sofisticado. Schumpeter, coherente con su visi�n de que " el factor principal de las historia econ�mica de la sociedad capitalista es la innovaci�n" , va a procurar explicar a las ondas largas a trav�s de su teor�a de la innovaci�n. La posibilidad de la existencia de nuevas inversiones estar� vinculada a la existencia del empresario innovador. Un segundo elemento ser� la existencia de un stock de tecnolog�as nuevas a ser incorporadas. En tercer lugar, la existencia de mercados para que el producto de la incorporaci�n de las nuevas tecnolog�as tenga hacia donde fluir. En cuarto lugar debe haber empresas en sectores particulares que busquen aplicar esas innovaciones y difundirlas por la econom�a. A mayor n�mero de empresas en estos sectores, habr� una mayor tendencia a la competencia y por lo tanto a la reducci�n de precios. El precio de venta tender� entonces a igualar al costo con lo que resultar� una tendencia a eliminar el lucro.

De cualquier manera, la posibilidad de vender a un menor precio, de competir, en un primer momento ser� un impulso a la innovaci�n que har� una presi�n sobre los cr�ditos, lo que exige por lo tanto, una previa declinaci�n de las tasas de inter�s en las etapas de deflaci�n y atesoramiento. Estas fases son acompa�adas por una ca�da en la demanda de nuevas inversiones y por lo tanto, de nuevos cr�ditos, generando as� un cierto excedente financiero que va a llevar por s� mismo a una ca�da de los tasas inter�s. Schumpeter ten�a una visi�n clara de esa relaci�n entre la ca�da de la inversi�n productiva, baja en la tasa de ganancia y surgimiento del excedente financiero, que a trav�s de la especulaci�n tiende incluso a captar recursos de las actividades productivas, generando as� grandes excedentes sin colocaci�n, lo que produce grandes crisis financieras t�picas de los periodos finales de los ciclos largos, que conducen a depresiones colosales como la de 1929, cuya tarea fue desvalorizar los activos existentes y presionar para la declinaci�n de la tasa de inter�s.

En los periodos de crecimientos, siguiendo al propio Schumpeter, se presenta una situaci�n en que la renta total es superior al producto total y por tanto, los sueldos y salarios son tambi�n inferiores a la renta global, los gastos en bienes y salarios tambi�n son inferiores al total de salarios y sueldos, y el resultado de todo esto ser� que la demanda potencial para la producci�n es creciente y consecuentemente, las ganancias estar�n en ascenso generando las condiciones para reiniciar el ciclo de innovaciones.

Como vimos, Schumpeter integr� los tres tipos de ciclo. Dudjin ( 1983 ) integrar� un modelo mas complejo de cuatro tipos de ciclo; mas que Schumpeter, Dudjin insisti� mucho sobre unos ciclos sobre la base de movimientos de Stocks, de reposici�n de maquinarias, de inversiones en la construcci�n y en innovaciones significativas. Como varios economistas y estudiosos de los cambios tecnol�gicos contempor�neos, el sigue la l�nea de Schumpeter, seg�n la cual, la innovaci�n se presenta con un elemento clave para los ciclos largos. La literatura sobre el tema insiste cada vez mas en el concepto de cadenas de innovaciones seg�n el cual, las innovaciones mas importantes arrastran consigo a la introducci�n de nuevos productos, de nuevos procesos en su propio sector, adem�s, provocan tambi�n otras innovaciones en otros sectores con los cuales tienen relaciones complementarias.

Podemos distinguir pues como lo hacen Sweezy y Bar�n a las innovaciones que "marcan a una �poca" y que producen efectos secundarios en todo el sistema productivo, en los servicios, en la superestructura ideol�gica y cultural. Otros investigadores distinguen las innovaciones b�sicas de las secundarias, distinguiendo a las b�sicas como aquellas que abren camino para las innovaciones complementarias o secundarias que se sustentan en los conocimientos generados por las primeras. Puede constatarse inclusive una onda de innovaciones terciarias que estar�a aplicando los conocimientos desarrollados por las anteriores. Ser�a una sucesi�n de ondas de innovaciones que formar�an un ciclo de entre 20 y 25 a�os ( 30 a�os a lo sumo ), que explicar�an las largas fases de ascenso en las fases de los ciclos largos.

Ser�a esta sucesi�n de ondas de innovaci�n las que formar�an ciclos de entre 20-25 a�os (m�ximo 30 a�os), que explicar�an las largas fases de ascenso en los ciclos largos.

Por otro lado, las fases de decadencia, la fase "B", se deben explicar por las dificultades para incorporar innovaciones cuando el ciclo largo empieza a perder su fuerza innovadora y alcanza la madurez. En este momento las inversiones necesarias para incorporar las nuevas tecnolog�as suponen por un lado, grandes inversiones para la incorporaci�n de la nueva maquinaria y las nuevas instalaciones que suponen esta nueva cosecha de innovaci�n. Estas nuevas instalaciones suponen tambi�n la obsolescencia de la capacidad instalada. Por lo tanto, los periodos de descenso se explican no s�lo por el gran volumen de inversi�n que implica la incorporaci�n de innovaciones realmente 'revolucionarias' y que marcan una �poca, sino tal vez por el largo periodo de destrucci�n del capital instalado, de desvalorizaci�n de enormes vol�menes de inversi�n, del derrumbe de la resistencia a las nuevas tecnolog�as, que depende sobre todo de la capacidad de negociaci�n, de la fuerza de trabajo, que tiende a aumentar durante la fase "A" del ciclo, cuando ocurre un gran crecimiento del producto basado en un mismo esquema tecnol�gico y por lo tanto acompa�ado de un crecimiento del empleo, generando una situaci�n de pleno empleo , que favorece a la organizaci�n sindical, favorece la capacidad de presi�n del movimiento obrero y la obtenci�n de salarios m�s elevados, lo que pesar� de alguna manera sobre la tasa media de ganancia.

Vemos as� que es posible explicar el movimiento ascendente del ciclo largo por un conjunto de cadenas de innovaciones que se van sucediendo, dentro de una visi�n del proceso de acumulaci�n capitalista que nos permite asociar estas cadenas de innovaci�n con la tasa media de ganancia dentro del sistema, considerando incluso con mucha certeza la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. En la medida que dichas innovaciones se van instalando, y sobre todo en la medida en que se van difundiendo, y a�n el concepto difusi�n resulta clave, porque es exactamente la difusi�n la que va a permitir generar una situaci�n en la que el monopolio tecnol�gico va a desaparecer. La �nica forma de evitar eso ser�a entonces una situaci�n monop�lica que prolongase el ciclo del producto al interior del capital de la propia empresa innovadora, que garantizar�a as� un monopolio tecnol�gico y de la renta derivada del mismo en el proceso de difusi�n del producto en su regi�n de origen sobre el resto del pa�s y del mundo. Esta situaci�n no siempre es posible ya que cuando un producto est� alcanzando una cierta madurez, con grandes inversiones llevadas a cabo, el ingreso de nuevas empresas comienza a ser m�s f�cil porque las barreras a la entrada comienzan a caer en la medida en que las tecnolog�as necesarias para el establecimiento de una nueva empresa, tender�n a ser m�s accesibles y m�s baratas. Adem�s como los costos de innovaci�n ya fueron casi cubiertos por la empresa l�der, aumentan las posibilidades de ingreso de empresas rivales incorporando nuevas tecnolog�as y rompiendo con el monopolio de la empresa innovadora.

Es l�gico esperar que en el punto m�s bajo de la onda haya una tendencia del sistema capitalista a vivir un fuerte aumento de la competitividad. Y no es dif�cil explicar porqu� en esos momentos se presenta una tendencia al liberalismo econ�mico como forma de reconocimiento de esa forma de competitividad aguda, donde las formas tradicionales del proteccionismo del Estado, los subsidios estatales, etc., se tornan obsoletas y se tornan d�biles ante las grandes fuerzas de la competitividad que se est�n confrontando a nivel tecnol�gico. Despu�s de un periodo de estancamiento existe un stock de nuevas tecnolog�as muy significativo que se incorpora a la econom�a. Dicha incorporaci�n depende en primer lugar de la desvalorizaci�n de la capacidad instalada a trav�s de la deflaci�n y de los mecanismos ya se�alados, en segundo lugar depende de la existencia de excedentes de capital que se interesen en utilizar una nueva ventaja. En tercer lugar se hace necesaria la existencia del agente de este proceso: una nueva generaci�n con voluntad de innovar y conocedora de las nuevas tecnolog�as, estos pueden ser un grupo de empresarios innovadores, o de tecn�cratas audaces o de l�deres revolucionarios.

Estas innovaciones implican que el Estado intervendr� para favorecer el avance tecnol�gico de las firmas, supone adem�s que est� aumentando el poder de competitividad y que se est�n derrumbando las barreras a la entrada. En los pa�ses donde predominan las firmas apoyadas en antiguas tecnolog�as, el Estado tiende a intervenir para subsidiarlas permitiendo que mantengan el control de sus mercados sin desarrollo tecnol�gico. Este tipo de intervenci�n estatal adquiere por lo tanto, su contenido muy reaccionario, a diferencia de la otra intervenci�n, en la que el Estado act�a para fortalecer la capacidad innovadora de las empresas que est�n introduciendo innovaciones. Debe distinguirse adem�s que existe una franja intermedia entre las tecnolog�as de punta y las obsoletas, que son las empresas que est�n difundiendo las innovaciones tecnol�gicas anteriores y que necesitan en consecuencia de una cierta protecci�n estatal, sobre todo ante un mercado externo que se vuelve cada vez m�s competitivo por las mismas razones defensivas. El Estado nacional puede ayudarlas a realizar esta difusi�n d�ndoles cobertura legal para que puedan copiar los productos y las innovaciones producidas en otros pa�ses y en otras situaciones econ�micas.

Como podemos observar la perspectiva de Kondr�tiev nos conduce por una amplia visi�n del an�lisis de los ciclos econ�micos. Los ciclos largos son por tanto una posibilidad de enfocar la visi�n de la din�mica econ�mica desde un punto de vista muy amplio. Eso es lo que vemos en gran parte de la obra de Ernest Mandel (1972) en su estudio sobre el capitalismo tard�o, donde �l retomar� el concepto de las ondas largas y va a fundamentar su movimiento apelando al concepto de las revoluciones tecnol�gicas. Hay, evidentemente, un defecto en su enfoque, por no comprender que en los �ltimos a�os, la cuesti�n cient�fica va a entrar tambi�n en el campo de las revoluciones tecnol�gicas para hacer una revoluci�n propia, la revoluci�n cient�fico-tecnol�gica.

Asumiendo un concepto clave de la perspectiva marxista, Mandel afirma que las fluctuaciones de la tasa de ganancia son exactamente los fen�menos reguladores de los procesos de acumulaci�n a corto y largo plazo. En consecuencia el vincula las ondas sucesivas de expansi�n y contracci�n, descubiertas por Kondr�tiev a los siguientes elementos: primero, los cambios en la composici�n org�nica del capital, aspecto que ya se�alamos con anterioridad; segundo a la tasa de explotaci�n de la fuerza de trabajo, que tambi�n ya estudiamos; tercero, los costos de las materias primas que entran en la composici�n del costo industrial y en la formaci�n de la tasa de ganancia; cuarto; por la disponibilidad del capital, o sea, por la existencia del capital financiero.

De esta forma, Mandel distingue en la fase "A" ascendente la acci�n de los siguientes elementos: el aumento de la tasa de ganancia lleva a una mayor acumulaci�n de capital que lleva a un mayor crecimiento global y a una valorizaci�n continua del capital, que a su vez conduce a nuevas inversiones y a un auge econ�mico. La fase "B", descendente, ser� el resultado de una ca�da de la tasa de ganancia que puede ser una consecuencia del propio auge econ�mico. Como ya lo se�alamos anteriormente, el aumento de la composici�n org�nica del capital, hace caer la tasa media de ganancia en la medida en que, como ya se discuti�, se generalizan las innovaciones a trav�s de su difusi�n en el conjunto de las empresas, lo cual hace que las empresas que iniciaron esta innovaci�n pierdan sus ventajas iniciales obtenidas de la Renta Tecnol�gica, asegurada por el monopolio de un proceso a o de un producto.

Esto hace que caigan los precios en general, permitiendo la entrada al mercado de empresas de fuera del monopolio, o por lo menos la amenaza de su ingreso hacer caer los precios y conduce a que la composici�n org�nica del capital se oriente en el sentido de una ca�da de la tasa media de plusval�a, tambi�n los costos de las materias primas tender�n a elevarse en consecuencia del incremento de su demanda durante el auge; la disponibilidad del capital invertida tambi�n fija, hace que se genere una escasez de capital. Es importante destacar que Mandel llama la atenci�n muy en particular sobre el aspecto pol�tico institucional y el aspecto de la lucha de clases, como factores determinantes en el comportamiento de la tasa media de plusval�a. En los periodos de auge se traba una lucha muy fuerte entre las clases por la hegemon�a del sistema pol�tico y por el dominio de la distribuci�n del ingreso y del proceso de acumulaci�n en su conjunto, la posici�n de fuerza de los trabajadores permite que ellos obtengan importantes conquistas salariales, en las condiciones de trabajo y en otros aspectos, los cuales llevan a una disminuci�n de la tasa de ganancia. La ca�da de la tasa de ganancia lleva a una ca�da de los niveles de acumulaci�n y de las tasas de crecimiento, lo que a su vez lleva a una desvalorizaci�n del capital y por lo tanto a una situaci�n depresiva.

Esta situaci�n depresiva generar� las condiciones favorables a la recuperaci�n de la econom�a a trav�s de un aumento de la tasa de ganancia en algunos sectores y despu�s, de manera sucesiva, al resto de la econom�a, en dicho momento hay una tendencia a racionalizar las inversiones y por lo tanto a buscar sustituciones tecnol�gicas, con la consecuente desvalorizaci�n del capital instalado, lo cual hace m�s favorable en algunos sectores llevar a cabo inversiones nuevas, con nuevas tecnolog�as lo que redunda en costos m�s bajos. La implantaci�n de la nueva tecnolog�a puede significar el surtimiento de un nuevo monopolio o una situaci�n de monopolio tecnol�gico para un cierto periodo. Los costos de las materias primas, con la ca�da de la demanda, tienden a caer y esto estimula nuevos cambios tecnol�gicos para poder sustentar estos precios m�s bajos. La disponibilidad del capital sufre en este momento, las consecuencias de la baja de las inversiones. Desde el punto de vista de la lucha de clases el desempleo aumenta de manera significativa lo que provoca una p�rdida de la capacidad de negociaci�n de los trabajadores y como resultado de ello se tiene una tendencia a la ca�da de los salarios, lo que tambi�n favorece a la recuperaci�n de la tasa de ganancia, estas situaciones que socialmente son extremadamente duras, generan las condiciones para que el capitalismo vuelva a florecer y se inicie una nueva fase de crecimiento.

W.W. Rostow (1978) intervino tambi�n en esta discusi�n, aceptando la tesis de las ondas largas como una desviaci�n del equilibrio din�mico del crecimiento. Este equilibrio nivelar�a las inversiones apropiadas para un determinado requerimiento de producto por sector con un determinado nivel de ingreso y de pleno empleo. Como vemos, dentro de esa visi�n neocl�sica, se vuelve muy dif�cil incluir la din�mica del campo tecnol�gico en estos modelos de funcionamiento de la econom�a. En la visi�n marxista, al contrario, es el propio crecimiento el que genera el descenso y �ste a su vez genera el crecimiento.

Por lo tanto, no hay ninguna cuesti�n metodol�gica por resolver, siendo el an�lisis del propio funcionamiento de la econom�a. En una visi�n neocl�sica como la de Rostow, se parte de una noci�n de equilibrio y por lo tanto el desequilibrio, esto es el ciclo, tiende a ser explicado por alg�n factor externo, de ah� entonces que la conducta del inversionista aparece como un elemento muy importante donde los indicadores de ganancia esperada generan un flujo potencial de inversi�n y por lo tanto tendr�amos una situaci�n de desequilibrio cada vez que se produce una brecha entre las decisiones de invertir y la realizaci�n de las mismas. Entonces se forman m�s sotcks de capital, lo que es igual a una mayor inversi�n, lo que se iguala a sobreproducci�n del sector, ello lleva a costos m�s elevados y todo ello conduce por tanto a una situaci�n de recesi�n. El nuevo boom ser�a entonces una continuaci�n del flujo de oportunidades de innovaci�n, a trav�s tambi�n del resultado de las inversiones en el inicio del boom. El flujo de oportunidades de innovaci�n elevar�a la renta real y as� se alcanzar�a una lucratividad mayor y se tendr�a una lucratividad esperada mayor por sector que se ve reforzada por costos m�s bajos tra�dos como resultado de las innovaciones.

Se produce en consecuencia una tasa de estabilidad, una tendencia a la estabilidad en el nivel de consumo y hasta un aumento en el nivel del mismo, hay un crecimiento de la fuerza de trabajo por los factores no afectados por la depresi�n y ese crecimiento de la fuerza de trabajo puede permitir un crecimiento de la demanda y del nivel de consumo manteniendo as� las condiciones para un nuevo boom econ�mico. Rostow tiene un papel importante en la discusi�n de la teor�a del desarrollo exactamente por establecer una noci�n de desarrollo como una sucesi�n de etapas. �l establece cinco etapas sucesivas que todo pa�s debe seguir para alcanzar el desarrollo, a las cuales agrega posteriormente una sexta. Se trata de una mezcla de una visi�n evolucionista en que se presenta la evoluci�n de la sociedad capitalista moderna como un modelo ideal y al mismo tiempo hist�rico. Este dudoso modelo de evoluci�n debe servir como modelo para los otros pa�ses. Desarrollarse ser�a repetir con �xito la experiencia de las econom�as capitalistas (claro que estas experiencias fueron depuradas para excluir de ellas a los Cromwell, a la revoluci�n francesa, a las guerras, a las revoluciones anticoloniales, al fascismo y al nazismo).

Ni Rostow, ni ning�n economista que parta de las premisas neocl�sicas podr� jam�s producir un concepto leg�timo de un sistema econ�mico mundial, un sistema que se hace y se organiza a nivel mundial. Tambi�n les es imposible producir una historia econ�mica de los ciclos largos que encuentre una explicaci�n cient�fica adecuada.

Otros autores trabajar�n sobre la tem�tica de los cambios a largo plazo identificando inclusive una sucesi�n de ondas de ascenso y descenso en la econom�a mundial, mas no necesariamente aceptar�n el concepto de ondas largas de Kondr�tiev, un caso extremadamente interesante es el de los autores franceses de la teor�a de la regulaci�n, entre los cuales destaca Gerard Destanne de Bernis (1987), que fue un gran inspirador de la escuela de la regulaci�n y ser� tambi�n uno de los que intentar�n un enfoque de la econom�a internacional desde el punto de vista de la teor�a de la regulaci�n. �l se�alar� las variables de acumulaci�n, las de concentraci�n y las de competencia, en el conjunto de la evoluci�n capitalista contempor�nea, mostrando que los procesos de regulaci�n ocurren en la b�squeda de cierto equilibrio entre esas variables, toda vez que el proceso de producci�n capitalista est� permanentemente corroyendo las posibilidades del equilibrio en el proceso de acumulaci�n, de concentraci�n y competencia.

A pesar de sus contribuciones muy interesantes para el an�lisis de la historia reciente del capitalismo mundial, este tipo de enfoque no acepta la idea de que haya un movimiento regulado de ascenso y descenso dentro de la econom�a mundial. �l tampoco acepta la tesis de que en ese movimiento haya un cierto ritmo, un ritmo que ser�a explicado exactamente por elementos de la propia acumulaci�n de capital, identificables a trav�s de un an�lisis del proceso de innovaci�n. Ni incorpora el papel de este proceso dentro de la competencia capitalista como desestabilizador permanente de los equilibrios parciales alcanzados en cada uno de esos momentos hist�ricos del proceso de acumulaci�n.

La obra de De Bernis es muy importante no solamente por su ambicioso an�lisis global de las teor�as y procesos de la econom�a mundial en la edici�n de 1987 de su tratado de las Relaciones econ�micas internacionales, donde procura analizar la estructuraci�n de los sistemas de producci�n a nivel mundial, sistemas productivos estructurados en torno a una industrializaci�n enfocada al comercio internacional, a la exportaci�n de capitales, a la especulaci�n financiera, a la existencia de una moneda dominante y donde pueden verse las contradicciones del proceso de acumulaci�n que lleva a una crisis de los modos de regulaci�n. El parte del siglo XIX, mostrando una tendencia a una larga baja de los precios en el �ltimo cuarto de siglo, y la existencia de una nueva forma de concurrencia, una transformaci�n de las estructuras productivas en direcci�n de una econom�a monop�lica, y a la destrucci�n consecuente de los espacios de los sistemas productivos, el arribo de la inversi�n directa en el exterior, el conjunto de transformaciones que va a modificar el proceso de regulaci�n afectando al comercio, a la relaci�n metr�poli-colonia y a la estabilidad estructural del proceso de acumulaci�n y del sistema monetario internacional, que llevan entonces a una nueva crisis del proceso de regulaci�n entre las dos guerras mundiales.

A partir de la segunda guerra se establece una nueva estabilidad del proceso de acumulaci�n en el marco de las relaciones econ�micas internacionales en que las nuevas reglas del juego son impuestas por la premisa de una Europa europea y se generan las relaciones internas de cada uno de los sistemas productivos. A la par se generan fuerzas de transformaci�n muy importantes como la descolonizaci�n, y la internacionalizaci�n del intercambio como consecuencia de la unidad del tercer mundo, el fen�meno de la regionalizaci�n y la transnacionalizaci�n de la producci�n y al mismo tiempo se desenvuelven tambi�n las relaciones entre los sistemas productivos, entre los cuales la cuesti�n de la convertibilidad externa de las monedas europeas es uno de los puntos importantes; la crisis del d�lar refleja las consecuencias de las dificultades de la balanza de pagos de los Estados Unidos, que acarrea el nacimiento de un importante mercado del oro y las divisas; la extensi�n de las firmas internacionales, el abandono de la convertibilidad del d�lar, todo ello conduce a una transformaci�n y desarrollo del comercio internacional con el aumento de su volumen y el cambio de sus caracter�sticas generales con el nacimiento de la comunidad Europea y el explosivo desarrollo del Jap�n, que lleva al aumento del comercio entre los pa�ses industrializados.

Todo esto nos lleva a la idea de una econom�a mundial, que se aproxima al concepto del sistema-mundo, y a la tentativa de analizar la crisis de la econom�a mundial dentro de la teor�a de la regulaci�n, como la transici�n de un equilibrio internacional a otro. De esta manera la crisis se inscribe en un movimiento general del capital, en el cual las empresas multinacionales ocupan un papel fundamental. De Bernis ser� contundente al afirmar que la crisis mundial est� apoyada en elementos nacionales. Para �l las contradicciones de la tecnolog�a transnacionalizada muestran los l�mites de ese proceso de transnacionalizaci�n. La multinacionalizaci�n y la transnacionalizaci�n bancaria por otro lado, procuran impulsar m�s all� ese proceso, mas la integraci�n de las econom�as nacionales en la econom�a internacional continuar� siendo un proceso complejo y contradictorio. La internacionalizaci�n del capital es el instrumento m�s importante de esa econom�a mundial, mas es tambi�n una de las razones fundamentales de su crisis que se percibe como la transici�n de un modo de extracci�n de plusval�a a otro.

Mi posici�n sobre esas cuestiones debe quedar bastante clara al finalizar este balance te�rico. Parto de una constataci�n emp�rica de las ondas largas y propongo como explicaci�n de esas Ondas Largas el mecanismo de las innovaciones, distinguiendo entre ellas las primarias, las secundarias y las terciarias y coloco al proceso de difusi�n al lado del proceso de innovaci�n para explicar el mecanismo de las Ondas Largas y sus v�nculos con los factores microecon�micos. A esta altura debo llamar la atenci�n para un excelente texto de Nathan Rosenberg en el que critica a Schumpeter por no considerar el proceso de difusi�n como parte de la formaci�n del ciclo de expansi�n capitalista de largo plazo.

Al analizar el proceso de innovaci�n propongo una distinci�n bastante clara del papel de los instrumentos de producci�n como el elemento m�s din�mico del cambio tecnol�gico, sus avances afectan al conjunto de los procesos de trabajo actuando sobre la oferta de energ�a, los transportes y otros aspectos de la producci�n y del consumo y sobre los servicios en general, los cuales representan cada vez un papel m�s crucial en el conjunto de la revoluci�n cient�fico-tecnol�gica.

Por esto dediqu� en otros trabajos un buen conjunto de estudios a la automatizaci�n y su papel en la din�mica econ�mica contempor�nea, ella tiene un papel fundamental en la conformaci�n de los procesos de producci�n actuales y su impacto es fundamental en el conjunto de los sistemas productivos, en la circulaci�n de mercanc�as, en los cambios institucionales y en los cambios en las relaciones de clase. De ah� resultan muy interesantes los estudios de los regulacionistas sobre los cambios en el r�gimen de producci�n fordista para los que ellos llaman toyotismo. Estos elementos fueron muy bien articulados con otros conceptos innovadores en estudios menos ortodoxamente regulacionistas, como en el informe sobre la tecnolog�a de OCDE al cual hicimos referencias anteriormente.

Todo esto nos conduce a la necesidad de integrar esas variables econ�micas b�sicas del proceso de acumulaci�n, como el papel de la ciencia y la tecnolog�a y de las estructuras cient�fico-tecnol�gicas que originan una nueva fase del proceso de producci�n en su conjunto, y sus implicaciones sobre las relaciones del trabajo, sobre la lucha de clases, sobre la organizaci�n de la clase empresarial, sobre la organizaci�n del movimiento obrero, que deber�n representar un papel muy importante en la reestructuraci�n institucional del mundo contempor�neo, sobre las unidades nacionales y las fuerzas geopol�ticas que tambi�n est�n en acci�n.

De esta forma, la constituci�n de un modelo explicativo de funcionamiento de la econom�a mundial pasa necesariamente por esa conminaci�n entre las Ondas Largas en sus fases A o B y los ciclos m�s cortos cuya evidencia es indiscutible por su presencia en las estructuras cient�fico-tecnol�gicas, los paradigmas tecnol�gicos, que es un concepto introducido en la d�cada 70-80 con un valor heur�stico muy fuerte y las transformaciones en el proceso de producci�n, con sus impactos institucionales, sobre la lucha de clases y sobre las estructuras de poder nacionales y mundiales y su impacto en la geopol�tica mundial.

BIBLIOGRAF�A

Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Economistas Diccionarios Presentaciones multimedia y vídeos Manual Economía
Biblioteca Virtual
Libros Gratis Tesis Doctorales Textos de autores clásicos y grandes economistas
Revistas
Contribuciones a la Economía, Revista Académica Virtual
Contribuciones a las Ciencias Sociales
Observatorio de la Economía Latinoamericana
Revista Caribeña de las Ciencias Sociales
Revista Atlante. Cuadernos de Educación
Otras revistas

Servicios
Publicar sus textos Tienda virtual del grupo Eumednet Congresos Académicos - Inscripción - Solicitar Actas - Organizar un Simposio Crear una revista Novedades - Suscribirse al Boletín de Novedades