Elinor Ostrom
Ya que muchos procesos biológicos ocurren a distintas escalas
(pequeña, mediana y grande), los arreglos de gobierno (manejo) que puedan lidiar
con este nivel de complejidad necesitan estar organizados a múltiples escalas y
estar adecuadamente relacionados. La importancia de los arreglos institucionales
encadenados con unidades casi autónomas operando desde las escalas más pequeñas
hasta las más grande se demuestra en este artículo. También se presentan algunos
estudios detallados sobre las instituciones de autogobierno que han permanecido
durante lago tiempo, al igual que las lecciones que se desprenden de ellos.
*Tomado de Susan Hanna y Mohan Munasinghe (eds.),
1995.
Property Rights and the Environment. Social and Ecological Issues.
The Beijer Internation Institute y The World Bank. Washington, EUA.
Traducción de Horacio Bonfil Sánchez publicada en
Gaceta Ecológica 54, (2000) por
http://www.ine.gob.mx.
La preocupación por la biodiversidad es la preocupación por la
sustentabilidad de sistemas complejos en múltiples escalas de espacio y de
tiempo. Buena parte de la literatura sobre biodiversidad reconoce la naturaleza
global del acervo genético, y la consecuente necesidad de acuerdos
institucionales internacionales para articular las preocupaciones que existen en
todo el mundo sobre la preservación de la biodiversidad para las generaciones
futuras. Sin embargo, y ya que muchos procesos biológicos se desarrollan a
escalas muy pequeñas y resultan muy sensibles a los cambios de clima, de
elevación, y en estructura e importancia de un nicho a otro, un excesivo énfasis
sobre la necesidad de arreglos institucionales de gran escala puede conducir a
la destrucción o al desaliento de arreglos institucionales en escalas medianas o
pequeñas. Es a este nivel, al nivel de las escalas pequeñas donde el
conocimiento local sobre las complejas y muy específicas interacciones naturales
y la preocupación sobre el capital natural, pueden aplicarse a la vida diaria (Jansson
et al. 1994)
El propósito principal de este capitulo es demostrar que si la característica
distintiva de los sistemas naturales que se busca manejar es la complejidad,
entonces resulta esencial diseñar y proponer mecanismos de regulación y de
gobierno igualmente complejos para esos sistemas,. Sin un profundo interés en la
creación de sistemas de gobierno complejos y anillados, el proceso mismo de
intentar regular el comportamiento o el preservar la biodiversidad producirá la
consecuencia trágica y no deseada de la destrucción de la complejidad que se ha
intentado proteger (V. Ostrom 1991 ; V. Ostrom, Feeney y Picht 1993).
W. Ross Ashby, un eminente biólogo de antaño escribió un libro llamado Desing
for a Brain : The Origin of Adaptative Behaviour (1960), en el que postulaba la
"ley de la variedad requerida". Básicamente, esta ley puede expresarse de la
siguiente manera: Cualquier sistema regulatorio requiere una variedad de
acciones a realizar tan grande, como variedad de acciones exista en el sistema a
regular. Traducido esto al discurso sobre el mantenimiento de la biodiversidad,
esta misma ley puede expresarse como sigue :
Cualquier sistema de manejo que se diseñe para regular sistemas biológicos
complejos debe tener tanta variedad de acciones a realizar como las que existen
en los sistemas a regular.
Esta orden puede sonar exagerada. Sin embargo, es importante tomarla realmente
en serio. De otra manera, si continuamos dándole demasiada importancia a las
unidades de manejo simples, de gran escala y centralizadas, que no tienen, y no
pueden tener la capacidad de una variedad de respuestas (o la iniciativa para
usar estas capacidades) que los sistemas de manejo complejos, policéntricos y
estratificados pueden tener, la meta del mantenimiento de los procesos
biológicos complejos y a varias escalas es inalcanzable (Gadgil y Rao 1994).
Entre las instituciones que los humanos utilizan para producir bienes a futuro
altamente codiciados se encuentran los mercados abiertos y competitivos. Los
acuerdos de este tipo de mercados para producir bienes privados - aquellos que
fácilmente excluyen a los que no participan, y cuyo consumo es sustractivo o
competidor- tienen varias ventajas. Una de ellas es que crean incentivos para la
innovación y para la creación de nuevas empresas. Aquellos que están atentos a
las oportunidades que se presentan a muy diferentes escalas pueden ocupar nichos
muy pequeños creando beneficios a terceros, y por tanto, a sí mismos. Bajo
condiciones adecuadas, los mercados sanos se presentan como sistemas complejos,
policéntricos y con una gran interacción entre individuos, de manera que se
aumentan notablemente los niveles de productividad. Los esfuerzos por alcanzar
los mismos niveles de productividad en sistemas de dirección centralizada han
fallado repetidamente, y de manera dramática.
Sin embargo, se sabe bien que los mercados no tienen un buen desempeño en
relación a los bienes públicos donde la exclusión es difícil, y por tanto muy
costosa (Ciriacy-Wandrop y Bishop 1975 ; Heal 1994 ; E. Ostrom, Gardner y Walker
1994). Si uno confiara exclusivamente en los mercados para el intercambio de
bienes derivados seres vivos, quedaría muy lejos de alcanzar la necesaria
preservación de la diversidad genética (Perrings, Folke y Mäler 1992). Es más,
resulta realmente difícil desarrollar derechos de propiedad para muchos de los
aspectos que reviste la biodiversidad (McNeely 1988). En determinadas
circunstancias, podríamos necesitar impedir que cualquier persona o entidad
tuviera la posesión de elementos clave de los sistemas biológicos complejos. La
propiedad total implica el control absoluto sobre el acceso y el uso de cierto
recurso, y otorga la capacidad de preservar el recurso para un uso privado, para
su venta e incluso para su destrucción (Schlanger y Ostrom 1993) . La posesión
total de un recurso por alguna entidad, implica pues, tanto el derecho a
destruir la diversidad biológica, como la capacidad de protegerla.
Laura Jackson (1994), en un artículo muy importante, nos ofrece una visión
profunda de lo que puede suceder cuando una gran corporación se vuelve la dueña
única y absoluta de grandes extensiones de tierra. El desarrollo inicial de las
actividades agropecuarias con fines comerciales puede continuar o puede ser
abandonado, dependiendo de las oportunidades para maximizar ganancias
transfiriendo las operaciones a otras regiones donde los costos de producción
sean menrores. Las grandes empresas agrícolas de capital privado, propiedad de
accionistas a grandes distancias y manejadas desde las oficinas centrales,
difícilmente serán capaces de proteger la biodiversidad existente en un entorno
ecológico particular. Por el contrario, los incentivos tienden a apoyar el
monocultivo y el uso de insumos comerciales fácilmente disponibles, en lugar de
mezclas de varios productos agrícolas que dependen de técnicas agrícolas
intensivas. Un análisis similar fue realizado por McNeely (1988).
En su trabajo, Jackson compara el nivel de biodiversidad que existe actualmente
en Iowa bajo un sistema agrícola donde predominan las grandes granjas
comerciales, con el nivel de biodiversidad existente en 1910, cuando el
predominio era de las granjas familiares de menor tamaño. La superficie dedicada
a la agricultura es prácticamente la misma en ambos períodos. La diferencia
principal se encuentra en la complejidad del sistema socioeconómico. La
diversidad biológica era mayor en una época donde un gran número de agricultores
tenían intereses de largo plazo en las tierras que cultivaban. Jackson trabaja
actualmente en la restauración de sistemas ecológicos complejos. Para ella,
restauración no es una búsqueda del pasado, sino la búsqueda de un mejor futuro.
En este capítulo, señalaré la importancia de la restauración o de la creación de
sistemas complejos e interrelacionados. Esto, en definitiva, no es volver al
pasado sino, más bien, es un paso esencial para la creación de un futuro mejor.
Mirando al pasado como base para mirar al futuro
Para avanzar a un futuro donde se preserven altos niveles de biodiversidad puede
requerirse de una gran atención a los arreglos institucionales, donde aquellos
directamente involucrados hayan manejado de manera exitosa sistemas complejos
por largos periodos de tiempo (McKean 1992). Muchos sistemas autogobernados y
sustentables a lo largo del tiempo han sido estudiados a detalle por
investigadores como Robert Netting, Thráinn Eggertsson, Daniel Bromley, Margaret
McKean, Fikret Berkes, David Feeney y algunos otros. Los recursos manejados por
los sistemas bajo estudio son muy diversos, pues van desde sistemas de
irrigación hasta pesquerías de aguas interiores, o hasta tierras de pastoreo en
montañas y bosques. La similitud más notable entre estos sistemas es la
perseverancia total de estos sistemas de recursos e instituciones. Las
instituciones podrán considerarse robustas y sustentables en tanto sus reglas
hayan sido diseñadas y modificadas a lo largo del tiempo, de acuerdo con una
serie de decisiones colectivas dentro de los lineamientos institucionales
elegidos (Shepsle 1989). La mayoría de los ambientes estudiados son complejos,
interdependientes y con una gran carga de incertidumbre, donde los individuos
encaran continuamente serios incentivos para actuar de una forma oportunista. En
el libro Governing the Commons (E. Ostrom), resalté el rompecabezas de cómo
algunos individuos que utilizan estos sistemas logran mantenerlos por largos
períodos de tiempo.
Las reglas de uso específicas varían notablemente de caso a caso. Dada esta gran
variación en este tipo de reglas, la sustentabilidad de estos recursos y de las
instituciones que los regulan no puede ser explicada por la presencia y ausencia
de ciertas reglas particulares. Parte de la explicación que puede ofrecerse para
entender la permanencia en el tiempo de estos sistemas, es el hecho de que las
reglas particulares difieren de caso en caso. Al ser distintas, las reglas
particulares toman en cuenta los atributos específicos de los sistemas físicos
circundantes, las distintas visiones culturales del mundo, y las relaciones
económicas y políticas que existen en cada región. Sin reglas diferentes, los
propietarios no podrían hacer uso de las ventajas que les otorgan las
características positivas de un recurso, ni serían capaces de evitar los errores
potenciales que podrían ocurrir en un lugar pero no en otros.
Un conjunto de siete principios de diseño parece caracterizar a las
instituciones más robustas. Un octavo principio caracteriza a los casos mayores
y más complejos. Como "principio de diseño" se entiende a un concepto utilizado
de manera consciente o inconsciente por aquellos que constituyen o reconstituyen
una asociación continua de individuos alrededor de un principio general de
organización. Discutamos ahora cada uno de estos principios.1
Los límites claramente definidos
Los individuos o grupos familiares con derecho a retirar cierta porción del
acervo común del y los límites del propio recurso están claramente definidos.
El definir los límites del recurso y a aquellos autorizados a utilizarlo puede
verse como el "primer paso" de la organización colectiva. En tanto estos límites
del recurso y/o aquellos con derecho de apropiación del mismo permanezca sin
definición, nadie sabe qué se esta manejando, o quiénes están manejando el
recurso. Si no se definen los límites del recurso y no se impide el acceso de
"extraños", los usufructuarios locales enfrentan el riesgo de que cualquier
beneficio que produzcan por medio de trabajo y esfuerzo sea escamoteado por
otros que no han contribuido a esos esfuerzos. En el mejor de los casos,
aquellos que inviertan en el recurso no tendrán un beneficio tan alto como
pensaron. En el peor de los escenarios, las acciones de los otros pueden llegar
a destruir el recurso. Por tanto, para que cualquier propietario tenga el más
mínimo interés en coordinador los patrones de apropiación y de abastecimiento,
el grupo de usufructuarios deberá ser capaz de excluir a los demás de los
derechos de acceso y de apropiación. Si existe un numero importante de
usufructuarios potenciales, y si la demanda de unidades del recurso es alta, el
potencial destructivo de todos los usuarios retirando libremente porciones del
recuso podría elevar la tasa de descuento hasta un 100 por ciento. Mientras
mayor sea la tasa de descuento, más cercano estará el dilema donde la estrategia
dominante sea que todos los participantes sobreexploten el recurso.
Congruencia entre las reglas de apropiación y de abastecimiento y las
condiciones locales
Las reglas de apropiación que restringen el tiempo, el lugar, la tecnología, y
/o las cantidades del recurso que se pueden utilizar están relacionadas a las
condiciones locales y a las reglas de abastecimiento que demandan trabajo,
materiales y/o dinero.
A menos de que el numero de individuos con autorización para hacer uso del
recurso sea tan pequeño para que sus patrones de cosecha no afecte de manera
negativa las actividades de los otros, al menos algunas de las reglas diseñadas
por la comunidad tendrán que ver con cuánto, cuando y cómo diferentes productos
han de ser cosechados. Unas reglas de apropiación y de abastecimiento bien
elaboradas ayudarán a la conservación de los recursos. Por otra parte, reglas
uniformes establecidas para toda una nación, o para una región de grandes
proporciones, difícilmente tomarán en cuenta los atributos específicos de un
recurso que se usan en el diseño de las reglas de uso en una región determinada.
En los sistemas de irrigación que han persistido a lo largo de grandes periodos
de tiempo, por ejemplo, se usan reglas sutilmente diferentes en cada caso para
determinar las cuotas de agua que permitan tanto la conservación del recurso
como el mantenimiento de las actividades, pero en todos los casos, aquellos que
reciben las más altas porciones de agua pagan también las tarifas más altas.
Ningún grupo de reglas establecido para todos los sistemas de riego de una
región podría satisfacer las necesidades de manejos de sistemas parecidos en lo
general, pero claramente diferentes en los detalles más finos.
Acuerdos de elección colectiva
La mayoría de los individuos que se ven afectados por las reglas de operación
pueden participar en la modificación de las mismas.
La instituciones para un manejo de recursos que usan este principio son más
capaces de elaborar reglas acordes con las circunstancias locales, ya que los
individuos que interactúan directamente entre sí y con el medio, pueden
modificar los lineamientos a lo largo del tiempo de manera que se adecuen a las
características del lugar. Los propietarios que diseñen instituciones que se
caractericen por los primeros tres principios ya mencionados (límites bien
definidos, reglas adecuadas, y participación de todos los involucrados en las
decisiones colectivas), serán capaces de presentar un conjunto de buenas reglas
y lineamientos en la medida que los costos asociados a cambios en los mismos
permanezcan relativamente bajos.
Sin embargo, la existencia de buenos reglamentos no asegura que los propietarios
las respeten. Tampoco el hecho de que los propios dueños hayan sido los que
diseñaron y acordaron inicialmente el seguimiento de las reglas explica de
manera adecuada siglos de seguimiento de las mismas por parte de individuos que
no estuvieron en el acuerdo original. Es fácil comprometerse a seguir una serie
de reglas ex ante, pero respetarla ex post es un logro notable, especialmente si
tomamos en cuenta las enormes tentaciones que existen actualmente para
romperlas.
El problema de lograr un cumplimiento de las reglas, sin importar su origen, es
frecuentemente desechado por algunos analistas que depositan e autoridades
externas todo el conocimiento y todo el poder para lograr dicho cumplimiento. En
muchos caso de manejo de recursos a largo plazo no existe autoridad externa con
una suficiente presencia para jugar papel alguno en el cumplimiento cotidiano de
las reglas. Por tanto, la coacción externa no sirve como explicación de los
altos niveles de cumplimiento de los reglamentos que se observan. En todos los
casos de larga duración, la inversión activa en el monitoreo y en la sanción de
las actividades es muy evidente. Esto nos lleva a considerar el cuarto y quinto
principios de diseño:
Supervisión
Los supervisores, quienes revisan las condiciones del recurso y el
comportamiento de los dueños, pueden ser o no, los propios dueños. En caso de no
serlo, el costo por sus servicios será pagado por los dueños del recurso.
Sanciones graduales
Los propietarios que violen las reglas operativas recibirán sanciones graduales,
dependiendo de la seriedad y el contexto de la falta, por parte de los demás
propietarios, de los oficiales designados por los propietarios o por ambos
grupos.
En las instituciones de larga duración, el monitoreo y el castigo los realizan
los propios participantes. Las primeras sanciones que se aplican en estos
sistemas son sorprendentemente bajas. Incluso, a pesar de que frecuentemente se
piensa que los participantes no dedican tiempo y esfuerzo a las tareas de
supervisión y castigo al desempeño de los demás, existe suficiente evidencia que
apunta a que sí los dedican.
Para explicar la inversión en las actividades de supervisión y castigo que
forman parte de estas instituciones de manejo de recursos, y que son en buena
medida responsables de su fortaleza y de su capacidad de autogestión, Margaret
Levi (1988, cap. 3) utilizó el término "cumplimiento casi voluntario" por
primera vez, término que ha resultado de lo más útil. La autora utiliza este
término para describir el comportamiento del contribuyente fiscal en un régimen
donde casi todo el mundo paga sus impuestos. El pago de las obligaciones
fiscales es voluntario en la medida que los individuos eligen hacerlo en muchas
ocasiones donde no sufren de ninguna presión coercitiva directa para cumplir con
sus obligaciones. Por otro lado, el pago es "casi voluntario" en la medida en
que los contribuyentes incumplidos son sujetos a coerción, si son identificados
(Levi 1988, p. 52). La autora resalta la naturaleza contingente del compromiso s
que es posible en un escenario que se repite. Los principales actores están
dispuestos a cumplir con un conjunto de reglas, señala Levi, cuando a) se
percibe que se logra el objetivo colectivo y b) cuando perciben que los demás
también cumplen con sus compromisos. En la teoría de Levi, el cumplimiento de
las reglas se logra usualmente a través de las acciones de un juez externo, aún
cuando su teoría no excluye a otras formas de hacer cumplir los acuerdos.
La presión externa suele ser poco importante para explicar el cumplimiento en la
mayor parte de los casos donde se presenta un manejo comunitario y sostenible de
los recursos naturales.
Aquellos personajes externos a la comunidad que se encargan de vigilar el
cumplimiento de la normatividad existente, difícilmente viajarán a las aldeas o
poblados más remotos, a menos de que se trate de casos y circunstancias
excepcionales. Por otro lado, los dueños de los recursos crearán sus propios
sistemas para asegurar el cumplimiento de las reglas para a) desalentar a
aquellos con intenciones de violar las reglas y, por tanto, b) asegurar a
aquellos que ha cumplido de manera casi voluntaria, que los demás también lo
harán. Los Chisasibi Cree, por ejemplo, han inventado una serie muy compleja de
reglas de ingreso y de autoridad relacionadas a los bancos de peces tanto
estuarinos como costeros de la Bahía de James, así como para el grupo de
castores localizado en el interior de los límites de si territorio de caza.
Fikret Berkes (1987) explica porqué se han mantenido por tan largo tiempo estos
recursos y las reglas utilizadas para su manejo :
Los mecanismos sociales efectivos aseguran un respeto a las reglas que existen
en virtud de un consenso al interior de la comunidad. Las personas que rompen
esas reglas sufren no sólo la pérdida de los favores de los animales (asunto
éste, de la mayor importancia dentro de la ideología cazadora de los Cree), sino
de también de un descrédito social (Berkles 1987, p. 87).
Los costos de la vigilancia y el seguimiento del acatamiento de los compromisos
adquiridos se mantienen relativamente bajos en muchos de los sistemas que
manejan sistemas larga duración como resultado de las reglas en vigencia. Las
reglas de rotación que se utilizan en sistemas de irrigación y en ciertas
pesquerías de aguas interiores colocan a los dos actores con mayores
preocupaciones por ser engañados en contacto directo de uno con el otro. De esta
manera, el próximo usuario de un sistema de irrigación, por ejemplo, espera al
lado de que lo precede en el uso de las instalaciones o equipos hasta que
termina, de manera que no pierde nada de su tiempo. La presencia del primer
personaje impide al segundo de un comienzo más temprano en el riego, de la misma
manera en que su propia presencia impide al primero terminar más tarde. La
vigilancia es entonces, un producto secundario de las propias, y muy fuertes,
motivaciones de los personajes para hacer el máximo uso de su turno en los
sistemas de riego rotativo. El sistema de rotación en los sitios de pesca que se
usa en Alanya (Berkes 1992), presenta las mismas características que permiten la
vigilancia de los tramposos a un bajo costo, gracias al interés de cada uno de
los participantes para evitar ser engañados en un momento y en un lugar
precisos. Muchas de las formas en que se organizan los equipos de trabajo en los
commons de las montañas de Japón y de Suiza, también tienen el resultado de que
la vigilancia se logra como un producto secundario lógico del propio uso de los
recursos.
Los costos y beneficios de dicha vigilancia de una serie de reglas no son
independientes del sistema de reglas elegido. Tampoco son iguales en los
distintos escenarios o sistemas naturales. Cuando los usufructuarios de un
recurso diseñan al menos una parte de las reglas que han de regular su
comportamiento, pueden aprender de la experiencia las mejores formas para crear
reglas que tengan mayores posibilidades de ser atendidas. Esto significa prestar
atención a los costos de vigilancia y cumplimiento, y al mismo tiempo, prestar
atención a los beneficios que obtienen aquellos que vigilan y cumplen con las
reglas establecidas. Un beneficio "privado" que no suele ser tomado en cuenta, y
que se obtiene por la vigilancia en el cumplimiento de las regulaciones, es la
información que se logra y que puede ser de máxima utilidad si se requiere
adoptar una estrategia de manera urgente. Si uno de los interesados que vigila
el cumplimiento de los convenios entre todos los miembros de la comunidad
detecta que uno de ellos ha roto las reglas, los beneficios derivados de este
descubrimiento se comparte entre todos los que usan el recurso, al tiempo que le
da una buena idea al "descubridor" de qué tanto cumplen con los convenios los
demás miembros de la comunidad. Si el vigía no encuentra a nadie que infrinja
las reglas, se había asumido de antemano que los costos privados existen sin
beneficio alguno para el individuo o el grupo. Si la información sobre el grado
de cumplimiento de las reglas no está disponible, entonces la persona que se
dedique a verificar el cumplimiento obtiene un información muy valiosa.
Al supervisar el comportamiento de los demás, el propietario —vigilante confirma
que nadie rompe las reglas, asume que nadie está siendo engañado. Por tanto, a
esta persona le conviene seguir con su propio cumplimiento semivoluntario de las
reglas. Por otro lado, si descubre a un infractor, podrá observar las
circunstancias en las que sucede la infracción, y podrá participar en la
decisión sobre el castigo apropiado y decidir sobre la conveniencia del propio
cumplimiento. Si esta persona se encuentra a un infractor que usualmente cumple
con las reglas, y que como consecuencia de la falta enfrenta castigos severos,
se confirma lo sabido : que siempre habrá momentos y lugares donde aquellos que
cumplen usualmente las reglas, sucumben a la tentación de romperlas.
Una verdadera amenaza para el cumplimiento casi voluntario aparece, sin embargo,
si un propietario-vigilante descubre a una serie de individuos que rompen las
reglas de manera constante. Si esto sucede, uno esperaría un aumento en las
sanciones a los infractores en un esfuerzo para evitar infracciones futuras
tanto de por parte de los castigados, como de cualquier otro que pudiera
sentirse tentado. En cualquier caso, el vigilante tiene la información al día en
cuanto al cumplimiento y los castigos para basar sus decisiones sobre el
cumplimiento personal.
Examinemos ahora la situación desde la perspectiva de alguien que rompe las
reglas y es descubierto por un guardia local (que tarde o temprano lo acusará
ante los otros) o por otro propietario (que seguramente también lo acusará). El
ser aprehendido por un supervisor local cuando la tentación se ha vuelto
demasiada tiene tres resultados : a) se impide que la infracción se vuelva
continua y se genere un contrabando ; b) indica a los infractores que pueden ser
atrapados, aumentando de esa forma los niveles de cumplimiento casi voluntario;
y c) un castigo como una forma de valor añadido en forma de una sutil pérdida de
reputación.
El cuarto y quinto principios de diseño, el seguimiento y las sanciones
graduales, tienen entonces sus lugares como parte de la configuración de los
principios que trabajan conjuntamente para permitir a los usufructuarios para
hacer y rehacer instituciones robustas de manejo de recursos. Permítame resumir
mis argumentos como sigue :
Cuando los usuarios-dueños de un recurso diseñan sus propias reglas de manejo
(tercer principio de diseño) para ser implementadas por usuarios locales o que
trabajan para ellos (cuarto principio de diseño), utilizando una serie de
sanciones graduadas, dependiendo de la gravedad de la falta cometida (5to
principio de diseño), y que definan quién o quiénes tiene derecho para retirar
parte del recurso (primer principio de diseño) y que funcionen de manera
efectiva en el uso estricto de los recursos, tanto en tiempos como en montos,
dadas las condiciones locales (segundo principio), los problemas de compromiso y
seguimiento se resuelven de una manera interrelacionada. Los individuos que
crean que un sistema de reglas resultará eficiente para producir los mayores
beneficios, y que el cumplimiento y seguimiento generales, incluidos los
propios, lo protegerán de ser engañados, estarán más dispuestos a aceptar un
compromiso donde se comprometan a seguir los lineamientos establecidos en todo
momento, a excepción quizás, de las emergencias más apremiantes. Esto siempre y
cuando los demás actúen de manera similar. Una vez que los usuarios del recurso
hayan hecho ese compromiso, tendrán razones para vigilar el comportamiento de
los demás, al menos de vez en cuando, para tener la certeza del cumplimiento.
Estos compromisos y la mutua vigilancia entre los usuarios refuerza la
aplicación de las reglas, especialmente en los casos donde la reglas logran,
además, reducir los costos del propio seguimiento.
Los mecanismos para la resolución de conflictos
Los propietarios y sus autoridades tienen un acceso rápido a una serie de
instancias locales, que a bajo costo, les permite resolver los conflictos
generados entre los dueños, o entre los dueños y las autoridades.
En el campo, la aplicación de la layes implica necesariamente, cierto grado de
discrecionalidad que puede traducirse en conflictos. Incluso reglas tan
sencillas como "cada usuario de los sistemas de riego deberán dedicar el trabajo
de un día de suyo o de algún trabajador, para ayudar en la limpieza de los
canales antes de que inicie la temporada de riego" puede ser interpretada de
maneras distintas. ¿Qué tipo de hombre hace el trabajo promedio en un día de
labores ? ¿Se cumple con esta regla al enviar a un niño de menos de 10 años, o
aun anciano de más de 70 para realizar un trabajo físico muy pesado? ¿El limpiar
la parte del canal inmediatamente adyacente al terreno propio puede considerarse
como parte de un trabajo comunal ? Para las personas que estén buscando la forma
de evadir las reglas colectivas siempre habrá formas de "interpretarlas " de
manera que se cumpla con ellas realizando el menor esfuerzo. Incluso aquellos
bien dispuestos a cumplir con los lineamientos pueden cometer errores. ¿Qué pasa
si alguien olvida el día que debe dedicar a estas labores y no se aparece ? ¿O
qué pasa si el único trabajador adecuado para la faena se encuentra enfermo ese
preciso día o no se le puede localizar ?
Si las personas han de seguir ciertas reglas por largos períodos de tiempo,
deben de existir ciertos mecanismos para la discusión y la resolución sobre lo
que se considera una falta y lo que no, para lograr un permanencia de todo el
sistema. Si se permite que ciertos individuos se aprovechen de los demás con el
envío de trabajadores menos aptos para la realización de las labores en común,
los otros se sentirán unos tontos si manda a los trabajadores más fuertes, cuyo
trabajo podría dedicarse a labores más redituables en términos personales. Con
el tiempo, sólo los niños y los ancianos serán enviados a estos trabajos
comunales que requieren hombres fuertes, y el sistema se colapsará. Por otro
lado, si las personas honestas que cometen un error no encuentran las formas
para enmendarlos, las reglas parecerán injustas y el grado de aceptación de las
mismas se verá mermado.
A pesar de que la existencia de los mecanismos para la resolución de las
controversias no asegura la capacidad de los usuarios para mantener el sistema a
lo largo del tiempo, resulta difícil imaginar cómo un sistema complejo de reglas
se pueda mantener sin este tipo de mecanismos. En los casos descritos
anteriormente, estos mecanismos suelen ser informales y son los líderes quienes
funcionan como los encargados principales de las resoluciones.
Un mínimo reconocimiento al derecho a organizarse
El derecho de los usuarios para diseñar sus propias instituciones no debe verse
amenazado por las autoridades gubernamentales externas. Los usuarios
frecuentemente diseñan sus propias reglas sin haber creado jurisdicciones
gubernamentales formales para este propósito. En muchas pesquerías de aguas
interiores, los pescadores crean una serie de reglas extensivas sobre qué tipo
de equipo de pesca puede ser usado, dónde y por quién. Mientras las autoridades
externas otorguen un mínimo reconocimiento a estas formas de organización y les
den legitimidad, los propios pescadores serán capaces de hacer cumplir las
reglas. Por el contrario, si los oficiales gubernamentales asumen que sólo ellos
puede hacer este tipo de reglas, se vuelve muy complicado para los dueños del
recurso mantener las instituciones de autogobierno largo plazo. En el momento
que se quiera romper con las reglas internas, el interesado puede acudir a las
autoridades gubernamentales y socavar las reglas locales.
Audum -Sandberg (1993a, 1993b) hace un análisis muy claro de lo que sucede
cuando los individuos de comunidades que han utilizado un mismo acervo de
recursos comunes por siglos no tienen una autoridad reconocida para la creación
de sus propias reglas. Las reglas formales para el manejos de los bienes comunes
del norte noruego fueron establecidas en el siglo once, y permanecieron sin
cambios hasta 1993. Representan "más de 1000 años de una tradición oral y de una
Ley Común establecida" (Sandberg 1993b, p. 14). Estas reglas, sin embargo, sólo
señalaban derechos generales y no reconocían ninguna responsabilidad para la
autoridad local. Ya que la mayoría de los bienes comunes, y en especial aquellos
del norte del país se veían como los "bienes comunales del Rey", era claro que
sólo el Rey tenía la capacidad de crear ó cambiar las leyes.
A través de un largo proceso, iniciado con la Reforma Protestante y acelerada
alrededor de 1750, se llegó a la concepción dentro del gobierno de que todas las
tierras y montañas en el norte del país que no eran de propiedad privada eran de
propiedad estatal (Sandberg 1993b, p. 19). Los esfuerzos gubernamentales para
racionalizar el acceso a los bosques, zonas de pastoreo, pesquerías y otros
recursos comunes a aquellos dedicados de tiempo completo a su explotación ha
tenido el doble, y no deseado, efecto disruptivo dentro de la forma de vida en
el norte de Noruega, donde la mayor parte de las personas se dedican o dedicaban
a más de una actividad económica, trabajando parcialmente como granjeros,
pescadores, leñadores y/o ganaderos. El cambio de ese modo sostenible de vida a
un sistema moderno que incluía una fuerte dependencia de los pagos para lograr
la especialización en la agricultura, la pesca o la cría de renos, posiblemente
no fue prevista por nadie. Sin embargo, ahora las base social y económica se ha
debilitado lo suficiente para lograr que la asignación de una autoridad local
para la creación de reglas no funcione para la resolución de los conflictos
mayores.2
Empresas anilladas
La apropiación, el aprovisionamiento, el seguimiento, el cumplimiento, las
resolución de controversias y las actividades de gobierno se organizan en varios
niveles de empresas anilladas.
En los sistemas más grandes resulta muy complicado diseñas reglas para todos los
aspectos de la provisión y la apropiación en un solo nivel de organización. Las
reglas adecuadas para la asignación del agua entre las tres ramas principales de
un sistemas de irrigación, por ejemplo, pueden no ser las adecuadas para la
asignación del líquido a lo largo de un mismo canal de distribución.
Consecuentemente, en aquellos sistemas de autogobierno para un bien común y que
duran largos períodos de tiempo, las organizaciones más pequeñas tienden a ser
incluidas ó anilladas en organizaciones mayores. No es inusual encontrar, por
ejemplo, un gran sistema de irrigación controlado por los granjeros con cinco
niveles de organización, cada uno con su conjunto particular de reglas (Yoder
1994). En los Alpes suizos, por ejemplo, las decisiones operativas cotidianas
han sido tomadas por las comunidades, mientras que las unidades de gobierno de
un tamaño mayor tienen la responsabilidad de vigilar el desempeño local a través
de un cuidadosas visitas periódicas (Glaser 1987). En los Alpes italianos, las
unidades más pequeñas durante las Edad Media fueron las comunidades familiares,
que eran un grupo de familias que de manera colectiva poseían y cuidaban sus
tierras que bastaban para cubrir sus necesidades. "Después, estas comunidades
familiares se agrupaban en unidades mayores, que a su vez se agrupaban en
Federaciones, que podían ser de primer grado (generalmente, las Federaciones de
primer grado comprendía un valle) o de segundo grado (con un conjunto de
valles)" (Merlo 1989, p. 8).
Merlo (1989) nos narra con detalle y tristeza un esfuerzo similar en Italia para
destruir las instituciones locales comunales, sólo para encontrar que las
consecuencias no previstas de ese esfuerzo llevaron a un intento por restablecer
las capacidades comunales de toma de decisiones.
Buscando un futuro con niveles sostenibles de biodiversidad: algunas
conclusiones e implicaciones políticas
¿De qué manera son importantes estos principios de diseño para las decisiones
políticas que se habrán de tomar para fomentar la sostenibilidad de los recursos
naturales ? Lo que uno aprende de un análisis serio de las experiencias es que
los usuarios locales son buenos administradores de sistemas en pequeña escala
para el manejo de los recursos por varias razones. Por tanto, los usuarios
locales han de ser incluidos desde el inicio del diseño de las futuras políticas
relativas a la biodiversidad. Una razón importante para ello es la inmensa
variedad de condiciones ambientales (la lluvia, el tipo de suelos, la
hidrología, la temperatura, altitud, y las escalas ecológicas tanto animales
como vegetales, por ejemplo) que existe dentro de la mayoría de las comunidades.
Algunos recursos se encuentran cerca de poblaciones urbanas, o cerca de alguna
carretera importante, mientras que otras se encuentran en zonas inaccesibles.
Los usuarios que manejas sus propios recursos conocen bien los aspectos
específicos de la ecología local y pueden idear las reglas para esas
circunstancias particulares. Dada cierta variabilidad ambiental, los sistemas
que regulan el acceso a los recursos, su uso, la distribución de los beneficios
y la relación costo-beneficio en esas condiciones, pueden no funcionar tan bien
si el ambiente cambia. Si muchas unidades semiautónomas locales se incluyen en
un esfuerzo regulatorio, la mayor parte de las reglas de acceso y cosecha podrán
encajar bien con las condiciones ambientales locales. Los esfuerzos para
instauración de una legislación nacional que establezca una serie de reglamentos
uniformes y detallados para todo un país tienen muchas probabilidades de dejar
fuera muchos de los nichos ecológicos en mayor riesgo.
Una segunda razón para el posible fortalecimiento de las organizaciones locales
que enfrentan problemas de pérdida de biodiversidad, es el beneficio que los
usuarios locales pueden obtener de un cuidado cercanos de sus recursos es
potencialmente mayor cuando los flujos de beneficios futuros se toman en cuenta
de manera adecuada. Sólo cuando los usuarios tienen una tenencia relativamente
segura de la mayor parte de los recursos que los rodean, adoptarán una tasa de
descuento lo suficientemente baja para que los beneficios futuros adquieran un
peso considerable. Al mismo tiempo, los costos de la vigilancia y del castigo a
los que violen los acuerdos son más bajos a nivel local que si se hacen a nivel
nacional. Estas ventajas aparecen, sin embargo, sólo cuando los usuarios locales
tienen las suficiente certeza de que serán ellos quienes reciban los beneficios
al largo plazo de sus propias inversiones cuando los costos y los beneficios
sean internalizados.3
A pesar del acuerdo internacional sobre el potencial de la buena organización
local para manejar los recursos bióticos en escalas pequeñas y medianas, es un
hecho los participantes locales no se involucran de manera homogénea en los
procesos de organización y manejo de recursos, incluso si tiene una autoridad
formal. Algunas organizaciones potencial jamás llegan a formarse. Otras sólo
logran sobrevivir períodos cortos de tiempo. En un mundo altamente volátil,
algunos se organizan de mejor manera y toman mejores decisiones que otros. Otras
organizaciones son dominadas por la élite local que desvía los recursos de la
comunidad para lograr sus propios objetivos a expensas de los demás (Arora
1994). En algunos casos, los recursos local pueden ser completamente destruidos
antes de que se tomen acciones a ese mismo nivel para evitarlo. Estas acciones
pueden llegar muy tarde.
Otras organizaciones poseen un conocimiento científico inadecuado que
complemente su conocimiento tradicional. El tomar decisiones de inversiones
sobre ciertos recursos que requieren largos períodos de tiempo para madurar (2 a
75 años para muchas especies de árboles), se vuelve una tarea altamente
sofisticada sin importar si se realiza por parte de campesinos apenas letrados o
por corredores de bolsa de Wall Street. La obtención de un conocimiento y una
información científicos suficiente para entender la compleja retroalimentación
de los mecanismos que operan en ecosistemas complejos resulta muy difícil, aún
si los recursos no son extremadamente escasos. Las organizaciones locales que
operan solas usualmente no obtienen acceso al tipo de información necesaria para
un manejo sostenible.
Por tanto, la visión romántica de que cualquier cosa a nivel local se hace mejor
que al nivel nacional o incluso global, no resulta útil como base para un
esfuerzo al largo plazo para mantener la biodiversidad. Cualquier grupo u
organización se enfrenta con una serie de problemas si intenta manejar o
administrar sistemas complejos de recursos donde se incluyan muchas especies y/o
productos, cuyos tiempos de maduración, y por tanto de generación de beneficios,
sean variables. La dependencia exclusiva en organizaciones pequeñas para el
manejo de los recursos naturales no resulta una forma eficiente de regulación
cuando de los recursos tienen ciclos de muy distinta duración. Más aún, sin
cierta redundancia en las capacidades reguladoras, no se hace un seguimiento del
éxito o las fallas al nivel local, como tampoco se toman las acciones necesarias
para cubrir las fallas en ese mismos nivel. Las instituciones anilladas podrían
ayudar al otorgar la redundancia requerida
Una visión igualmente románticas es la de que "siendo el problema global, la
solución es internacional" (Task Force on Global Biodiversity 1989, p.4).
Mientras que los románticos locales suponen que los pueblos indígenas son
conservacionistas por naturaleza, los idealistas internacionales asumen que los
acuerdos internacionales se aplican de manera casi automática y tienden a
funcionar bien. Poner toda la fe en las organizaciones de mayor tamaño no
proteje a las generaciones futuras de los errores de las mismas en la búsqueda
de patrones de uso sostenible. Y, si las unidades de gran escala destruyen la
viabilidad de las de menor escala, entonces las fallas de las organizaciones
internacionales tendrán consecuencias mucho mayores que las fallas de las
organizaciones locales.
No se trata de culparse unos a otros niveles de organización como forma para la
toma de decisiones. Por el contrario, el problema es el desarrollo de arreglos
institucionales a varios niveles que mejoren las posibilidades de que los
incentivos individuales lleven a los participantes hacia usos sustentables de la
biodiversidad, en vez de usos imprudentes. Dada la diversidad de escalas
biológicas involucradas, la ley de Ashby referente a los requisitos de variedad,
recomienda unas serie de arreglos institucionales en diversas escalas. Una clave
para entender cómo elaborar arreglos institucionales anidados en varios niveles
es el análisis de la forma en que las acciones tomadas a un nivel cambio los
incentivos de los actores en otro.
Una amenaza para la sostenibilidad al largo plazo de las instituciones locales,
por ejemplo, es la disponibilidad de gran cantidad de fondos otorgados por
autoridades externas que aparecen como "dinero fácil". Estos fondos pueden
socavar la capacidad de las instituciones locales para mantenerse al largo
plazo. El problema de volver a las instituciones locales dependientes de
financiamiento externo no se limita al financiamiento de las agencias de ayuda
internacional Sibers (1981) revisa algunos de los efectos negativos creados por
la política interna de los Estados Unidos. El supuesto "nuevo federalismo" de
las reformas de Nixon buscaba un aumentos de la autonomía de lass unidades
locales y el fortalecimiento general del sistema federal. Un estudio de Hudson
(1980) revela que esta política tuvo el efecto contrario en algunas ciudades
como El Paso, Texas. "El Paso es ahora más dependiente en términos políticos y
económicos de los fondos federales de lo que era antes del Nuevo Federalismo, y
la autonomía local se ha reducido de manera considerable" (p.900).
Cuando grandes cantidades de recursos externos reemplazan los recursos generados
localmente, la conexión financiera entre provisión y uso se pierde. Las personas
que "usan el dinero de otros" son pocas veces tan prudentes como lo son cuando
gastan los recursos propios y de sus vecinos. Se pueden diseñar instituciones
para lidiar con las tentaciones para ser menos cuidadosos con los dineros
externos, pero requieren de grandes y complicados esfuerzos que raramente son
utilizados por los donadores o por los gobiernos nacionales. Que esos fondos
sean invertidos directamente en el esfuerzo para el que fueron destinados, o que
sean desviados para el uso personal de los políticos o contratistas dependerá
del profesionalismo de los involucrados así como de los mecanismos de
seguimiento y evaluación de los programas financiados. Cuando los propios
usuarios se involucran en la administración de ciertas actividades cuyos fondos
han sido generados en su mayoría de manera local, se logra un funcionamiento muy
eficiente que reduce los costos del seguimiento y de la asignación de los
recursos. Cuando se opta por contratistas o figuras financieras ajenas, se
requiere de auditorías muy costosas, muy difíciles de lograr. Consecuentemente,
un monto considerable de los recursos se desvía para propósitos muy distintos a
los iniciales.
Más aún, el diseño de los proyecto se orienta más a la búsqueda de la aprobación
de las entidades que habrán de financiar las nuevas propuestas que a la búsqueda
de sistemas que resuelvan los problemas de los usuarios presentes y futuros.
Para convencer a los políticos que un buen pedazo del presupuesto nacional se
debe dedicar a apoyo de un nuevo proyecto, los promotores buscan diseñar
proyectos que resulten "políticamente atractivos." Si lo que se busca es lograr
la aprobación de agencias internacionales para el financiamiento de grandes
proyectos ambientales a través de préstamos o de donaciones, los criterios de
evaluación que usen esas agencias se vuelve un factor de la mayor importancia en
el diseño de las iniciativas. Los proyectos propuestos por ingenieros, que
carecen de experiencia como granjeros o como analistas institucionales, se
orientan usualmente a la búsqueda del apoyo político o del financiamiento
internacional. Esta orientación no lleva al desarrollo de proyectos que den
servicio a un mayor número de usuarios de una mayor manera, o que promuevan las
inversiones de los usuarios al largo plazo. Se pueden encontrar ineficiencias
casi en cada fase de estos proyectos. Al mismo tiempo, estos procesos
ineficientes generan grandes ganancias a aquellos que tienen buenas relaciones
políticas y un fuerte apoyo de parte del gobierno.
Los procesos que fomentan la búsqueda de fuentes externas de financiamiento
dificulta la creación en base a las instituciones y al conocimiento indígenas
y/o locales (Gadgil, Berkes y Folke 1993). Una parte central del mensaje en la
petición de recursos es que han fallado los intentos locales. Enormes cantidades
de recursos financieros y de conocimientos externos se requieren para lograr el
"desarrollo" o para "salvar la biodiversidad." Esto puede crear un círculo
vicioso. Si aquellos que trabajan al nivel local piden continuamente fondos, los
que trabajan a un nivel nacional sienten la necesidad (o tienen la excusa) de
ejercer una mayor influencia sobre los procesos locales. En cuanto los
funcionarios del centro comienzan a financiar y a tomar un papel más activo, los
que se mueven a nivel local pueden ser desplazados, acelerando así los procesos
de centralismo.
Todos los tipos de comportamiento oportunista se refuerzan en vez de ser
desmotivados, con la disponibilidad de grandes fondos para subsidiar la puesta
en operación de proyectos a gran escala. Los arreglos corruptos entre los
funcionarios y los contratistas privados son una forma notable y ampliamente
conocida de corrupción. La búsqueda de beneficios no merecidos, así como la
falta de confianza entre los ciudadanos, son también males endémicos. Es más,
las ganancias potenciales que pueden lograrse en los sitios de caza subsidiados
o en las reservas, estimulan los esfuerzos para influenciar a los tomadores de
decisiones sobre cómo y en dónde debe localizarse los proyectos. Los políticos,
por su parte, ganan apoyo con ciertas decisiones estratégicas relativas a quién
deben de recibir las ganancias económicas creadas de manera artificial.
Por lo tanto, y aceptando que las unidades de Gobierno a gran escala son parte
importante de una mezcla compleja de unidades de manejo, si estas unidades
llegan a dominar en la toma de decisiones a través de grandes financiamientos
para actividades, o para la imposición de ciertas formas u estrategias, la
efectividad de las organizaciones locales disminuye dramáticamente. Por otro
lado, la ausencia de arreglos institucionales a gran escala puede convertirse en
una amenaza para la supervivencia de la biodiversidad como la presencia de
preeminentes instancias gubernamentales de gran escala. Conseguir información
confiable sobre los efectos de uso de cada uno de los sistemas y de las
condiciones de los recursos es una actividad esencial para la sostenibilidad al
largo plazo. Si todas las comunidades locales tuvieran que desarrollar su propio
conocimiento científico acerca de su entorno, muy pocas tendrían los recursos
para lograrlo.
Permítanme utilizar como ejemplo del papel central de lar unidades mayores al
papel que el Servicio Geológico de los Estados Unidos ha desempeñado en el
desarrollo de instituciones locales más eficientes para el manejo del agua
subterranea en ese país. Lo que es importante señalar es que el Servicio
Geológico no construye obras de ingeniería, ni hace otra labor que el obtener y
poner a la disposición del público en general, información relativa a las
estructuras geológicas e hidrológicas dentro de los Estados Unidos. Cuando un
grupo de usuarios quiere conocer mejor las condiciones de su cuenca, pueden
pedirle al Servicio Geológico que realice un estudio en el área, que será
parcialmente pagado por los productores de agua. El resto del costo del estudio
es absorbido por el propio Servicio. La información obtenida en el estudio
estará por tanto, disponible para todas las partes interesadas (ver en Blomquist
1992).
El Servicio Geológico emplea a un cuerpo de profesionales del más alto nivel que
utilizan las técnicas más modernas para determinar las estructura y las
condiciones de las cuencas subterráneas. Así, los usuarios obtienen la mejor
información disponible de una agencia que no busca apoyar ningún proyecto futuro
en particular. Muchos países, entre ellos la India, que tienen grandes y a veces
dominantes, agencias estatales, no tienen agencias para ofrecer una información
de alta calidad para el público en general, sobre el estado de los recursos y de
las consecuencias de us posibles usos. Los recientes esfuerzos para abrir la
exploración de las corrientes de agua subterránea en la India podrían llevar a
la destrucción masiva de las cuencas subterráneas en vez de crear una base firme
para un crecimiento sostenido al largo plazo.
La ausencia de instancias de gran alcance, justas y baratas para resolver los
conflictos que sobrepasen los límites de una comunidad, es otra amenaza para la
creación de un sistema de gobierno viable y estratificado. Todos los grupos
enfrentan conflictos internos o con otros grupos, lo que puede destruir la
confianza fundamental y la reciprocidad sobre la cual se basa, en buena medida,
una gobernabilidad efectiva. Si los mecanismos de resolución de conflictos son o
muy caros o son tan parciales que la mayor parte de las comunidades no los usan,
los conflictos pueden creces y destruir incluso a las instituciones locales más
fuertes.
Una lección importante para el futuro que se obtiene del estudio del pasado, es
la importancia de las instituciones locales en la mezcla de instituciones
responsables de la conservación de la diversidad biológica al largo plazo. Es la
diversidad institucional la que ha ayudado, en muchos casos, a la protección de
la diversidad biológica en el pasado. Esta diversidad genera una gama de
respuestas políticas que pueden comenzar a lidiar con la enorme cantidad de
acciones necesarias para manejar de manera eficiente los sistemas biológicos
complejos. Sin dicha diversidad, es casi imposible imaginar un sólo arreglo
institucional lo suficientemente complejo para obtener el conocimiento
científico y la información local necesarios para responder de manera adecuada a
los sistemas ecológicos cambiantes a lo largo de grandes periodos de tiempo.
Mientras que las instituciones de pequeña escala no representan una solución
total, son parte necesaria de los sistemas anillados de gobierno requeridos para
el futuro. Y mientras no exista una receta para crear instituciones locales
eficientes, los principios de diseño tendrán que obtenerse del estudio de
aquellas con una historia larga y exitosa en el mantenimiento de sistemas
complejos de recursos en periodos largos de tiempo. Estos principios podrían
formar parte de las enseñanzas de los programas extensionistas. Las asociaciones
de unidades locales pueden crearse para aprender unas acerca de otras, y sobre
los éxitos y errores de cada una. Las instituciones de gran escala sin también
necesarias como parte de un sistema efectivo de gobierno, pero tampoco son una
solución, tomadas de manera única. Y si estas instituciones generan incentivos
para la destrucción de las unidades inferiores de manejo, sus actividades
podrían llegar a minar la viabilidad de los sistemas de manejo futuros.
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